Gafas de cine

Las gafas de sol permiten disimular rubores o incluso arrugas -véase el caso de Karl Lagerfeld-, y en algunas películas han sido más que un simple complemento. ¿Quién no recuerda a Audrey Hepburn mirando con deseo el escaparate de Tiffany’s a través de sus gafas de sol en “Desayuno con diamantes”?
Las monturas “cat eyes” que lució la protagonista del “film” de Blake Edwards, unas Oliver Goldsmith, sedujeron a divas de Hollywood como Ava Gardner, Rita Hayworth, Liz Taylor, Sofía Loren o Grace Kelly (sus gafas las diseñaba François Pinton).
“Estas gafas evocaban sensualidad y realzaban la mirada de las artistas” explica Raquel Ferri, directora de estilo de Visionlab.
Después de ellas, Michelle Pfeiffer en “Scarface” (1983), donde destacó por sus gafas “cat eyes” en un marrón degradado, o Madonna en “Buscando a Sara desesperadamente” (1985) dieron un aire nuevo a este estilo de gafas que ha vuelto como tendencia esta temporada.
Más que un accesorio

Sin gafas de sol, el guapo de la película es menos atractivo, el villano resulta menos inquietante y la mujer de corazón insondable más accesible; probablemente, estos cinematográficos estereotipos no se hubieran definido con la misma exactitud sin esos complementos que envilecen la cara del más inocente o acentúan la inocencia nada inocente de personajes como la “Lolita” de Stanley Kubrick.
“Las gafas son un elemento fundamental para comprender muchas películas y a muchos artistas”, un complemento que forma parte de la evolución de los personajes, explica uno de los fundadores de GafaVintage, Jorge Portela.
Cindy Crawford y sus Thierry Mugler, Madonna y sus Ray-Ban o las legendarias Styl Rite de Woody Allen son solo algunos ejemplos de tándems geniales entre persona y personaje a través de las gafas de sol.
Porque las gafas pueden parecer un simple accesorio, pero también funcionar como una parte más de la trama, como en el caso de las famosas gafas negras de “Matrix” (1999).
En los años 90, la monja más famosa del cine, Woopi Goldberg, complementó su vestimenta con las clásicas lentes ligeras redondeadas en “Sister Act” (1992), “aunque ya las vimos antes de la mano de Diane Keaton en ‘Annie Hall’ (1977)”, afirma Raquel Ferri.
Tendencia dentro y fuera de la pantalla

Inolvidables son también las gafas ahumadas, tendencia de la época, que acompañaban a Sandra Bullock y Nicole Kidman en sus fechorías en “Prácticamente magia” (1998). Mucho tiempo después, Sarah Jessica Parker rescataría este modelo y alguno más en “Sexo en Nueva York”, donde llevó monturas XXL o gafas estilo aviador.
Las gafas de sol se comportaron casi como un objeto fetiche en cintas como “El diablo se viste de Prada” (2006), “Men in black” (1997), “Miedo y asco en las Vegas” (1998), “Reservoir dogs” (1992), “Terminator” (1984) o la española “Torrente” (1998).
Misterio, moda, seducción o indiferencia, este complemento, nuestros segundos ojos, dice mucho de lo que somos (o de lo que escondemos). Si diseñadores, actores y cantantes (¿es posible imaginarse a John Lennon sin sus gafas de sol circulares?) las han elevado al séptimo cielo de los complementos es por algún motivo.