Depredadores y sicarios del aire

Las gaviotas son aves de litoral. Sin embargo, en los últimos años un gran número de gaviotas han abandonado las zonas costeras para adentrarse en zonas del interior de la península.
Las altas concentraciones de gaviotas en zonas de interior ocasionan muchas molestias a los habitantes de núcleos urbanos cercanos. Se han dado casos de gaviotas con comportamiento agresivo, que han llegado a atacar a niños y turistas.
Las gaviotas utilizan los vertederos y los centros de tratamiento de residuos, para alimentarse de basura y residuos urbanos. Y buscan los pantanos, presas de agua, embalses o grandes suministros de agua para descansar y pasar la noche. Las heces de grandes concentraciones de gaviotas en embalses y suministros públicos pueden contaminar el agua y transmitir enfermedades como la salmonela.
Para cazar las gaviotas, se utilizan aves de cetrería (depredadores como los halcones o busardos), que también sirven para disuadir a las gaviotas de acercarse al basurero.
Las presas favoritas de las rapaces son las gaviotas jóvenes, menos capacitadas para volar y más débiles. También cazaban animales con deformaciones corporales y con patologías internas, inapreciables para el hombre pero que los depredadores sí son capaces de detectar.
Asimismo, los halcones y los busardos se decantan tanto por los ejemplares más flacos como por los más obesos.
Al cotejar los datos sobre la situación física de las gaviotas fallecidas con las de aquellas que logran sobrevivir para comprobar si éstas realmente están más sanas que las víctimas, se puede corroborar cómo funciona la selección natural en animales salvajes, ya que los depredadores no eligen sus presas al azar. Seleccionan a sus víctimas y cazan principalmente a individuos débiles o con alguna patología.