Pan, circo, opio y estados límites de personalidad

El fútbol es una máquina de generar sentimientos y emociones encontradas como la euforia o la desesperación, la alegría o la tristeza. El fútbol puede enganchar psicológicamente a las personas. Se trata de un tema popular que puede ser compartido con casi cualquier individuo y lugar del mundo; es capaz de unir, con sus colores, y formar parte de un colectivo donde los objetivos e ideales son compartidos.
No da soluciones a los problemas diarios de la gente, pero sí alegrías por las victorias o los títulos; actúa como válvula de escape, como vía para descargar tensiones.
Es una máquina de generar sentimientos, como euforia, alegría, tristeza, rabia, desesperación, nerviosismo… Ayuda a desconectar, evadiéndonos de la realidad, invita a las personas a soñar con algo y que eso les ayude a escapar un poco y les genera nuevas ilusiones; entre otras cuestiones.
Pero una identificación excesiva con un equipo de fútbol repercute en la salud física y mental de los aficionados y puede causar ataques al corazón, violencia verbal, agresiones, disturbios a la salida, enfados familiares, no poder conciliar el sueño, ansiedad, peor rendimiento en el trabajo y reacciones emocionales desproporcionadas.
De todos los seguidores de este deporte, los entusiastas o forofos son el único grupo que se caracteriza por valorar el ganar por encima de cualquier otro aspecto.
Y en ocasiones, en determinadas personas, como por ejemplo en los entusiastas o forofos, estas cuestiones se ven remarcadas en épocas de crisis políticas, económicas y sociales, ya que existe un mayor inconformismo e insatisfacción en general.
En estos casos, el seguidor se implica más emocionalmente debido a las frustraciones externas (como refugio, evitación o válvula de escape), en el que ante una derrota su respuesta suele ser aún más desproporcionada.
Cómo afectan las derrotas
Los seguidores en general, puede que inicialmente sientan alguna emoción negativa, frustración o desilusión, pero al poco tiempo aceptarán el resultado y continuarán con su vida con normalidad. En el caso de los entusiastas o forofos, sobre todo cuando hay un partido importante, la respuesta puede cambiar y requiere superar un proceso de duelo.
Así, se podrían establecer una serie de fases o estados por el que pasaría el aficionado:
Inicialmente puede estar impactado o entrar en una fase de negación de la derrota; después llegaría la fase de enfado, indiferencia o ira, un estado de descontento por no poder evitar la derrota, se buscan razones causales y culpabilidad; en tercer lugar, la fase de negociación consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la derrota.
Después le seguirá una fase de dolor emocional, se experimenta tristeza por la derrota, pueden llegar a tener estados de ánimo bajos que deberían ceder con el tiempo; y finalmente llegará la fase de aceptación de la pérdida del partido, vuelta a la normalidad del día a día, con el deseo o expectativa de que su equipo juegue el próximo partido.
El problema viene cuando un seguidor no elabora psicológicamente de forma correcta la derrota y no supera alguna de estas fases. En estos casos se puede llegar a requerir la intervención de un psicólogo del deporte para que facilite la recuperación.
Se recomienda que las personas se impliquen emocionalmente en su justa medida, se vivencien con moderación los partidos y en compañía de otras personas que compartan esta idea. Se puede disfrutar del espectáculo sin excederse. No deja de ser un juego. Después del partido, la vida continuará para todos y habrá más partidos y campeonatos.
Finalmente considera que una emoción puede tardar tiempo en integrarse dentro de una sociedad, aunque cuando se instala suele ser duradera.
Por ello, es importante el papel de efecto protector que los medios de comunicación pueden desempeñar sobre las personas y la sociedad, analizando las situaciones con hechos y desde un punto de vista más objetivo que subjetivo, relativizando las victorias y las derrotas, o apoyando ante los malos momentos. No es aconsejable desde un punto de vista de la salud vivir en una montaña rusa emocional, pasando del cielo al infierno en cuestión de días.
Además, es vital que equipos de fútbol cuenten con un psicólogo del deporte entre los integrantes del cuerpo técnico. Esta figura contribuye a la mejora del rendimiento y el logro de resultados a través del entrenamiento psicológico, así como el cuidado y prevención de la salud, entre otras cuestiones que se requieren en el alto rendimiento deportivo.