Perros, entrañables seres emocionales

Los perros miran primero el lado derecho del rostro de una persona y lo analizan más que el izquierdo, igual que hacen los seres humanos.
Los humanos tienden a mirar primero la mitad derecha del rostro de una persona que ven por primera vez y le dedican más tiempo a esa parte facial.
Este fenómeno sólo se da cuando se observan caras humanas, no ocurre al mirar otros objetos.
Una hipótesis sostiene que el lado derecho de la cara expresa mejor el estado emocional de la persona, por eso se mira en primer lugar.
Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Lincoln (Inglaterra) ha descubierto que los perros domesticados también han desarrollado este comportamiento, posiblemente para captar la emoción de las caras humanas.
Los investigadores, liderados por Kun Guo, estudiaron los movimientos de ojos y cabeza de 17 canes a los que mostraron imágenes de rostros de personas, monos, perros y objetos inanimados.
Los animales miraron hacia la izquierda, es decir, a la mitad derecha del rostro, tan sólo cuando se les enseñó caras humanas (esta tendencia se acentuó aún más cuando la expresión del rostro era de enfado).
Según los científicos, los perros podrían haber aprendido este comportamiento para interpretar las emociones del rostro tras miles de años de interacción con los seres humanos.
Sin embargo, cuando a los perros se les mostró una imagen invertida, siguieron mirando a su izquierda, algo que los humanos no hacen.
El equipo investigador explica que el hemisferio derecho del cerebro canino, que procesa la información del campo visual izquierdo, se adapta mejor a la interpretación de las emociones humanas que el hemisferio derecho.
Según el experto canino de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (Hungría) Adam Miklosi, aunque el descubrimiento es interesante, aún es un misterio cómo los perros perciben las caras de las personas y no hay evidencias de que sean capaces de reconocer las emociones.
Celos
El perro es para muchos el mejor amigo del hombre y también puede llegar a sentir celos como éste, lo que parece demostrar que este sentimiento está vinculado con el instinto de supervivencia.
La investigación, realizada con una muestra de 36 perros de razas muy distintas, consistió en hacer jugar a un dueño con tres objetos diferentes y a medir las reacciones del animal.
Cuando el dueño simulaba jugar con un objeto con forma de perro capaz de ladrar y mover la cola, suscitó muchas más reacciones que cuando el experimento se hacía con uno de los otros dos objetos. Se observó que los perros solicitaban dos veces más a sus dueños cuando éstos simulaban jugar con un perro de mentira (78%) que cuando la persona jugaba con una linterna con forma de calabaza (42%) o leía en voz alta un libro musical (22%).
Un 30% de los animales también intentó interponerse entre el perro de peluche y su dueño y una cuarta parte tuvo gestos agresivos hacia el juguete.
«Nuestro estudio parece mostrar no sólo que los perros tienen un comportamiento que podría hacer pensar en celos, sino también que intentaron quebrar la relación entre el dueño y el (falso) animal rival». Parece que éstos (los perros) fueron motivados por la voluntad de proteger un vínculo social importante para ellos», añadió.