Brian Jones, del cielo a la tierra y viceversa

La muerte de Brian Jones, el que fue fundador y guitarrista de los Rolling Stones, ahogado en una piscina en julio de 1969 a la edad de 27 años, pudo no ser fruto de un hecho accidental. Según el informe oficial, la causa de la defunción fue un accidente provocado por su ingestión de alcohol y drogas, pero algunos, entre ellos, una mujer que fue su amante y madre de uno de sus hijos, no han aceptado nunca esa versión.
La película ‘Stoned’ sostiene que Jones fue asesinado en realidad por un constructor llamado Frank Thorogood, a quien los Rolling Stones habían encargado la renovación del despacho que ocupaban por aquel entonces y que falleció en 1993.
Según el film, el músico debía a Thorogood ocho mil libras por unos trabajos y trató de darle un susto para que le pagara, metiéndole la cabeza bajo el agua en la piscina de su residencia de Cotchford Farm, en Sussex, pero le retuvo allí demasiado tiempo y Jones se ahogó.
Un detective privado descubrió que Brian Jones había decidido poco antes prescindir de los servicios de Thorogood, lo que enfureció a éste y puede explicar en parte lo ocurrido, sostiene la cinta.
Según algunos, el propio Thorogood admitió haber dado muerte al músico cuando se encontraba ya en su lecho de muerte.
Pero no es ésa la única teoría sobre la muerte de Jones: una mujer llamada Pat Andrews, que tenía quince años cuando conoció al músico en la pequeña localidad de Cheltenham y ha cumplido mientras tanto los ochenta, está también convencida de que Jones fue asesinado.
Andrews, que trabajaba entonces de camarera, tuvo una relación de cuatro años con el músico, fruto de la cual nació Julian Mark Andrews en octubre de 1961, con quien la joven se trasladó a Londres siguiendo a Jones, que estaba decidido a hacer una carrera musical.
La relación acabó, sin embargo, por culpa de los celos, entre otras cosas, y madre e hijo volvieron a Cheltenham, ciudad natal de Jones.
Pat Andrews iba a regresar algún tiempo después a Londres y medio se reconcilió con Jones más por amistad que por otra cosa, ya que éste no tenía a nadie que le lavara la ropa como los otros Mick Jagger o Keith Richards, que tenían a sus madres.
Pero a finales de 1963, Andrews abandonó definitivamente al músico y se llevó al hijo de ambos a casa de sus padres en Cheltenham para que se criara allí.
Andrews hizo nuevas amistades, pero en 1995 volvió a su viejo amor al fundar un club de fans de Brian Jones para, según confesión propia, hacer que la gente cambiara de actitud hacia el músico, en quien muchos veían sólo a un drogadicto que acabó mal.
Otra versión
Un investigador aficionado llamado Trevor Hobley que se había interesado en Estados Unidos por la vida de Jones fue a Gran Bretaña y entabló contacto con Pat Andrews con la esperanza de que le ayudara en su trabajo.

Hobley ha logrado compilar una serie de documentos que, en su opinión, prueban que Jones fue asesinado. Su teoría es que los asesinos hicieron perder el conocimiento a Brian Jones en el estudio de música, metieron su cabeza en un cubo de agua para ahogarle y luego le pusieron el traje de baño e introdujeron el cadáver en la piscina.
Hobley dice que conoce a un testigo, cuya identidad no ha revelado, que estuvo en Cotchford Farm durante las seis semanas que precedieron a la muerte de Jones y que estuvo incluso al lado del músico dos horas antes.