Calígula, el poeta

El Calígula del esloveno Tomaz Pandur no es simplemente un soldado que quiere conquistar el mundo, es un cazador de sueños que, en palabras de este director teatral, pretende invitar a la luna a su cama y descubrir qué ocurre cuando los sueños se hacen realidad.
«Calígula es un triste y solitario visionario del Imperio Romano. Pero la belleza de la historia reside en que él tenía un sueño, quería conquistar la luna. La pregunta que lanzo todo el tiempo es: ¿qué ocurre realmente cuando consigues tus sueños?», explica Pandur .
El montaje de Pandur trata de provocar que el público se pregunte a sí mismo si es capaz de comenzar de nuevo a soñar porque, según el esloveno, cada uno de nosotros poseemos una luz que nos hace capaces de conquistar esa luna.
«Saber qué ocurre cuando has conquistado tus sueños es la respuesta que todos tenemos que buscar dentro de nosotros mismos -dice-. (…) De todos modos espero que Calígula y esta representación nos ayuden a encontrar la respuesta».
Pandur insiste en que el personaje de Calígula está concebido como un tópico bastante complicado pero del que realmente no conocemos nada.
«Es uno de los grandes personajes, lo que ocurre es que realmente no sabemos nada porque la historia no ha comprobado nada sobre él. Así que lo que hacemos es preguntarnos por qué hace cosas como ésas, por qué se comporta así, y al final vemos que detrás de la historia se encuentra el retrato de un artista, de un poeta -precisa-. Está totalmente incomprendido por la sociedad y su tiempo».
Calígula se encuentra en una permanente búsqueda de sus sueños pero mientras tanto, según el director, trata de aunar la realidades de su consciente y su subconsciente.
Para trasladar ese concepto a la escena Pandur ha creado una fabulosa puesta en escena donde el agua y las luces hacen de coprotagonistas.
«Especialmente para Calígula el agua representa ese reflejo dinámico, ese reflejo que a veces nos asusta y otras veces nos persigue como una pesadilla. Cuando él se observa en el agua ve diferentes personalidades, ve cómo sus personalidades se multiplican. Por eso imagino el mundo del subconsciente a través del agua», explica.
El director, que también ha utilizado este recurso como un elemento esencial en otros de sus montajes, como en Hamlet, definió al agua como la fuente de la vida aunque subrayó que contiene muchísimos significados y uno de ellos es precisamente el del subconsciente.
«El agua es un arquetipo, es un perfecto espejo.(…). En Hamlet, por ejemplo, el agua consigue multiplicar por dos la representación, mostrando el consciente y el subconsciente», relata.
El esloveno, que suele apostar por personajes introspectivos como Hamlet o el propio Calígula, asegura que no sólo hay que ver el dolor dentro de ellos porque son esencialmente vitales, activos, de pensamiento ágil y sublime sensibilidad.
«Son personas que tienen visiones más grandes que la vida misma. Estamos hechos para ver el mundo en blanco y negro y el mundo, definitivamente, no es así. Es mucho más rico que todo eso por lo que hemos de indagar más profundo para encontrar la luz, porque siempre, siempre, se encuentra la luz entre la oscuridad», concluye.