Be Bop Beethoven

El experto musicólogo italiano Luca Chiantore sostiene en su libro «Beethoven al piano» que la conocidísima partitura «Para Elisa», tal y como ha llegado a la actualidad, es una pieza montada por el profesor de Múnich Ludwig Nohl en 1865 a partir de apuntes del músico alemán.
El también pianista defiende que su estudio, en el que aporta más de 170 ejemplos musicales, algunos de ellos inéditos, es «riguroso, denso y sesudo», a partir de un manuscrito de apuntes de «Para Elisa», depositado en Bonn.
Chiantore ha indicado que lo único que se puede demostrar en 2010 es que Beethoven sí tomó apuntes para componer esta partitura, pero «fue Nohl, que era poco de fiar, aunque esté considerado uno de los padres de la musicología alemana, quien hizo una especie de collage y se inventó esa obra».
A su juicio, Nohl, aunque había estudiado en profundidad la correspondencia de Beethoven, «no era un buen músico, como queda demostrado en esta pieza», en la que cree hay «absurdidades formales».
Chiantore pone en duda que Beethoven empleara la estructura tonal de la partitura tal como se conoce hoy, el rondó que se incluye o su misma forma. «Beethoven nunca le habría dado ese formato», apunta.
Beethoven no es quien se dice
Chiantore insiste en que la imagen que ha perdurado de Beethoven es, a día de hoy, «una invención que nunca existió y que no es fundacional de nada».
Tras años de estudio, lo que Chiantore ha descubierto es un «personaje que no nos dice lo que luego otros inventaron sobre él», asegura.
En este sentido, ha argumentado que Beethoven era un músico que improvisaba, como queda claro en el Cuarto concierto de piano, y que ajustaba sus interpretaciones según su público.
En su opinión, «no buscaba la obra perfecta, si no la complicidad del público y probaba caminos, vías y opciones diferentes en sus piezas».
Chiantore imagina, además, a un Beethoven que «no tenía levantada la barrera entre el compositor y el intérprete».
Un Charlie Parker del XIX
Asimismo, dice que el que más le gusta no es el compositor considerado un genio y un iluminado. «El que me fascina es el que pica piedra, el que trabaja día a día», apostilla.
Por otra parte, no rehuye la comparación del compositor con músicos de jazz del siglo XX como Charlie Parker, apodado «Bird» y considerado el mejor saxofonista alto de la Historia.
Otra tesis de Chiantore es que «debe ponerse en duda la inamovilidad del texto musical». «Soy consciente de que todas estas consideraciones pueden herir sensibilidades o incomodar», ha reconocido.
Desde su triple faceta de investigador, pianista y profesor de piano, Luca Chiantore reivindica «un Beethoven que abre sus obras a la creatividad del momento, y que siente que no pierde nada por ello, porque les está dando más vida de esa manera».
Aclaró que, con estas afirmaciones, no pretende que se «vuelva a ese Beethoven, pero sí cabe preguntarnos si ese Beethoven no está más en consonancia con lo que nuestra sociedad es hoy y lo que necesita».
En el libro, estructurado en cuatro partes y 14 capítulos, Chiantore habla de un Beethoven que «tiene una relación física con el piano, que busca constantemente la manera de extraer toda su sonoridad y que lucha con el instrumento».
Según este estudioso, «la música, contrariamente a lo que suele afirmarse, no es un lenguaje universal: cada obra y cada interpretación son el producto de una cultura determinada, y es esa cultura la que les da significado».
Nacido en Milán en 1966, Chiantore lleva años residiendo en Barcelona, donde es docente de Teoría de la Interpretación e Historia de la música del siglo XIX, y autor del libro Historia de la técnica pianística: Un estudio sobre los grandes compositores y el arte de la interpretación en busca de la Ur-Technik.