Viaje al centro de la mente y tumba de desamor

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Valéry vivió los últimos siete años de su vida una intensa y secreta historia de amor, que le colmó de ternura, de poesía y desgarro, por este orden. Su amada, Jeanne Loviton, novelista, independiente, culta y de ajetreada vida sentimental, le hizo tensar al poeta su vena más lírica y escribir al final de su vida centenares de poemas de amor, desconocidos e inéditos desde entonces
Valéry vivió los últimos siete años de su vida una intensa y secreta historia de amor, que le colmó de ternura, de poesía y desgarro, por este orden. Su amada, Jeanne Loviton, novelista, independiente, culta y de ajetreada vida sentimental, le hizo tensar al poeta su vena más lírica y escribir al final de su vida centenares de poemas de amor, desconocidos e inéditos desde entonces

¿Qué puede un hombre? Ese interrogante al mundo es el que parece responder Paul Valéry en los legendarios cuadernos de reflexiones y apuntes que durante 51 años de su vida escribió cada día «entre la lámpara y el sol», y cuya traducción al español nadie se había atrevido a afrontar durante décadas.

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores es el establo acogedor de la propuesta del poeta y catedrático de La Laguna Andrés Sánchez Robayna, quien califica de «monstruoso» y «deslumbrante», este «diario intelectual» de un hombre siempre atento a su proceso mental y creador.

Aforismos, poemas en prosa, dibujos, fórmulas matemáticas, disquisiciones filosóficas, estudios sobre arte y estética, apuntes psicológicos, políticos, biográficos, de crítica literaria o sociológicos, incluso fragmentos de criptografía erótica, forman el contenido de estos «pensamientos del alba», como los llamó Valéry.

Sánchez Robayna, autor de la selección de los textos, y uno de los tres traductores con Maryse Privat y Fátima Sainz, que finalmente revisó su taller de traducción en la Universidad canaria, comenta que esta edición, de 500 páginas, destierra la visión equivocada que se tiene en España sobre Valéry, cuya imagen «quedó fijada en el tiempo y empobrecida».

«El volumen deja atrás al poeta cerebral y distante al que estábamos acostumbrados, para colocarnos ante un pensador clarividente y excepcional que influyó de manera impresionante en toda la cultura europea, y que lo sigue haciendo aún hoy», dice Robayna, autor también de la introducción.

J.Elliot decía que Valéry era la personalidad de su tiempo que más le interesaba y el nobel Ilia Prigogine que las actuales teorías de la física sobre el tiempo están anunciadas con toda claridad en estos famosos ‘Cahiers’.

Estudio de los mecanismos de la mente

Todo empezó el año 1892 cuando Valéry sufrió una crisis psicológica creyendo volverse loco. Admirador de Rimbaud y Mallarmé se dio cuenta de que no estaba a su altura y dejó la poesía. Pero aquella desesperación le impulsó a estudiar los mecanismos de su mente y así empezaron sus anotaciones.

Cuando Valery murió en 1945, los amigos y herederos se encontraron con 261 cuadernos de notas y se hizo una edición facsímil que ocupó 29 tomos. El año 81 Gallimard sacó otra de 3.000 páginas con material que el mismo Valéry había mandado ordenar por temas.

El ego del escritor, el lenguaje, la filosofía, la idea de sistema, la psicología, la relación espíritu/cuerpo/mundo, la sensibilidad, el tiempo, el sueño, la conciencia, la atención, el yo y su relación con la personalidad, el eros o la idea de Dios, la ideología, las matemáticas, la ciencia o el arte son temas que repasa.

De los Cuadernos existen ediciones completas en Alemania e Inglaterra e italia, pero en español sólo Tomás Segovia se había atrevido a traducir unas páginas que se publicaron en la revista Plural de Octavio Paz.

Y es que cuando aparecieron entre 1957 y 1961, causaron enorme asombro en toda Europa. Paz quedó «deslumbrado» y fue cuando Adorno «impresionadísimo» dijo que Valéry era un conservador que llegó tan lejos que sólo podía expresar su perplejidad, y que fue quien más influyó en Walter Benjamin.

«¿Cuántos de nosotros seríamos capaces de levantarnos cada amanecer de nuestra vida, entre cuatro y cinco de la mañana, para enfrentarnos a los mecanismos de nuestra inteligencia?. El autor de Monsieur Test tuvo esa disciplina entre 1894 y 1945, y el conjunto de su escritura resulta monstruoso», resaltó Robayna.

Epitafio de amor

Valéry vivió los últimos siete años de su vida una intensa y secreta historia de amor, que le colmó de ternura, de poesía y desgarro, por este orden. Su amada, Jeanne Loviton, novelista, independiente, culta y de ajetreada vida sentimental, le hizo tensar al poeta su vena más lírica y escribir al final de su vida centenares de poemas de amor, desconocidos e inéditos desde entonces.

Él tenía 67 años y ella 35. Fue en París y en 1938 cuando se conocieron. Paul Valéry era ya por supuesto el gran poeta y el influyente pensador que fue, y Jeanne Loviton (“Jean Voilier” firmaba sus novelas) era una abogada divorciada, dueña de editoriales jurídicas y de un largo y documentado recorrido amoroso entre conocidos escritores de la época. De repente, todo cambia. Un Valéry distinto, otro hombre, bien lejano del agudo poeta cerebral, amante de disquisiciones filosóficas y científicas, se nos revela. Aquí está el Valéry enamorado y sensual, hipersensible, el hombre inseguro y temeroso de perder lo alcanzado: “ oh triunfo de mi ocaso, que doras mi crepúsculo con mirada de amor”. Cuando Jeanne lo abandonó, siete años más tarde, para casarse con el editor Robert Denoël, acusado por cierto de colaboracionista y más tarde asesinado, el poeta sólo sobrevivió dos meses a su tristeza.

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