Valencia y León quieren el Grial

El medievalista italiano Alfredo Barbagallo acaba de publicar un vasto estudio con el que asegura que ha encontrado el «Grial», y que estaría formado por el Santo Cáliz que se venera en la catedral de Valencia junto a otros objetos que permanecían enterrados en la basílica romana de San Lorenzo.
En cerca de 500 páginas fruto de tres años de una minuciosa investigación bibliográfica y arqueológica, Barbagallo presenta una nueva teoría sobre que el mito religioso del Santo Grial, los objetos con los que Jesucristo celebró la Última Cena, es verdadero.
Y asegura que el cáliz que se utilizó para «convertir el vino en sangre de Jesucristo», es el que se custodia como un verdadero tesoro en la catedral de Valencia.
El estudioso italiano ha defendido desde siempre esta teoría, pero con el nuevo estudio tiene ahora las pruebas «que lo convertirían en una realidad y en el mayor descubrimiento de la religión católica».
Hasta ahora, la Iglesia católica ha siempre recibido con mucha cautela los supuestos descubrimientos de este historiador y aún no se ha expresado sobre estas novedades.
Barbagallo explica las bases de su teoría, entre ellas, el hecho de que los objetos que formarían en Santo Grial fueron encontrados por casualidad en la tumba de San Lorenzo en Roma por el papa Pelagio II (579-590), como recuerda el sucesivo Pontífice Gregorio Magno (590-604) en una carta a la Emperatriz Constantina.
El mismo Gregorio Magno regaló una de estas reliquias (el cáliz), encontradas en la tumba de San Lorenzo, al rey visigodo Recaredo (586-601), el primer monarca católico de España.
Por lo que, según la teoría del medievalista, las primeras noticias del cáliz de Valencia se pueden situar en el siglo VI.
El historiador explica en su estudio cómo en 1864 tras unas excavaciones en la Basílica de San Lorenzo se encuentran otras piezas del Grial, entre ellas un vaso de cristal antiguo, que actualmente se encuentra en el Vaticano.
Un vaso realizado con una técnica de vidrio soplado, asegura Barbgallo, que proviene de Palestina, lo que probaría el «único» origen de esta pieza, es decir la Última Cena celebrada por Jesucristo según la tradición cristiana.
El cáliz de la catedral de Valencia es un vaso de calcedonia, al que después se le incrustaron piedras preciosas,de 7 centímetros de altura y 9,5 de diámetro.
El cáliz valenciano compite con otro conservado en la catedral de Génova (noroeste de Italia). Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI en los viajes que hicieron a Valencia usaron este cáliz para celebrar sus misas.
León compite por ser ‘sede’ del Santo Grial
Los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega del Río son autores del libro ‘Los reyes del Grial’, que recoge una exhaustiva investigación científica desarrollada durante tres años que demuestra «sin lugar a dudas» que el Santo Grial, «la copa que la comunidad cristiana de Jerusalén en el siglo XI consideraba que era el cáliz de Cristo, se encuentra ubicada en la Basílica de San Isidoro de León».
Así lo explica la coautora de la obra e historiadora medievalista Margarita Torres que ha detallado que este hallazgo está confirmado mediante el descubrimiento de dos pergaminos originales egipcios fechados en el año 1054, que recogen que el cáliz fue enviado al rey de León Fernando el Grande, tras haber sido saqueado de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde había permanecido desde el siglo IV.
Estos documentos prueban «sin ninguna duda» que el cáliz fue entregado en señal de agradecimiento después de que el monarca leonés enviara un gran cargamento de víveres a Egipto, en un «año de gran hambruna». La investigación demuestra, por lo tanto, que el que cáliz que era considerado el Santo Grial por la comunidad cristiana del siglo XI se encuentra en León.
Antes de ese momento, hasta el año 400 después de Cristo, se desconoce qué pasó con la copa, agrega el otro autor de la obra José Miguel Ortega del Río, que ha explicado que «se carece documentación relativa a ese periodo», pero ha resaltado la importancia de este hallazgo porque «ninguno de los otros presuntos santos griales tienen una base tan sólida sobre la que apoyarse».
Otra de las evidencias que apoyan la tesis de estos dos historiadores es que, según recogen los pergaminos egipcios, durante el traslado de la reliquia a León una de las esquirlas del cáliz se saltó. Esa misma esquirla le falta al cáliz denominado hasta ahora cáliz de la Infanta Doña Urraca, hija de Fernando I el Grande, y que está ubicado desde el siglo XI en la basílica de San Isidoro.