Pérez Solís y el baile ideológico de la Yenka

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Cuando Oscar Pérez Solís salió de la cárcel el 9 de agosto de 1927 era un hombre nuevo. Explicando a sus compañeros comunistas que necesitaba reponer su salud, se desplazó a Valladolid para retirarse temporalmente de la política. Aquel mismo otoño El Norte de Castilla se hacía eco del rumor de que Pérez Solís renegaba de su militancia a la vez que había aceptado un cargo directivo en una importante empresa de reciente creación
Cuando Oscar Pérez Solís salió de la cárcel el 9 de agosto de 1927 era un hombre nuevo. Explicando a sus compañeros comunistas que necesitaba reponer su salud, se desplazó a Valladolid para retirarse temporalmente de la política. Aquel mismo otoño El Norte de Castilla se hacía eco del rumor de que Pérez Solís renegaba de su militancia a la vez que había aceptado un cargo directivo en una importante empresa de reciente creación

El dirigente comunista asturiano Óscar Pérez Solís participó en 1924 en la Unión Soviética en el V Congreso de la Internacional Comunista y dos décadas más tarde se afilió a la Falange, un viaje ideológico del que se publica su testimonio.

«Un vocal español en la Komintern» es el título que, con el subtítulo «Y otros escritos sobre la Rusia Soviética», ha puesto la editorial Renacimiento a los textos memorialísticos en los que el también periodista y escritor Óscar Pérez Solís dejó constancia de esta evolución política durante los años más convulsos del siglo XX.

Óscar Pérez Solís no fue un comunista cualquiera sino alguien que se entrevistó con Bujarin y con Stalin y que escribió una semblanza de Trotski de primera mano, ya que lo trató personalmente –«me recibió afabilísimamente», cuenta en estas páginas– como también hizo con el dirigente soviético Zinoviev, además de haber sido amigo de Andreu Nin, quien le sirvió de intérprete en su entrevista con Stalin.

«Al cabo de mi estancia en la capital soviética llegué sentir el deseo de huir de allí cuanto antes», escribe Pérez Solis en estas páginas, antes de confesar que durante aquel viaje no fue consciente del «terremoto espiritual que derrumbaba en lo hondo de mi consciencia los ídolos que (me) habían arrastrado a la peregrinación a Moscú».

Tras su visita a la Rusia soviética «se deshacían en evidencias de fracasos las quimeras de aquella revolución ‘redentora’ que perdía todo su encanto vista desde cerca», añade Pérez Solís al evocar su deserción de Moscú porque se sentía «incómodo» en la «capital del mundo» tal y como él mismo había definido a la capital soviética en un artículo que había publicado por aquellas fechas en el periódico francés «L’Humanité», órgano de los comunistas franceses.

Para su viaje a Rusia, Pérez Solís viajo por media Europa con pasaporte falso y su regreso a España, a la que no deja de añorar según confiesa también en estas páginas, fue posible por la amnistía política decretada en el verano de 1924 por el general Primo de Rivera, a quien sólo dedica elogios, tal vez por el contraste con la dureza política y determinación sin fisuras que encontró en los líderes bolcheviques:

«Un buen día, nunca mejor dicho, se le ocurrió a aquel paternal dictador –paternal, y así le sacaron los ojos muchos de los cuervos que crió–, a aquel dictador bondadoso que fue D. Miguel Primo de Rivera, decretar una amplia amnistía para los delitos políticos. También D. Miguel era de esa especie candorosa de políticos ingenuos que se figuran que las ostras pueden abrirse por la persuasión».

Y eso que Pérez Solís reconoce que la vida como invitado político en Rusia no era desagradable: «Aun cuando la generalidad de la población tuviera que afrontar en Rusia grandes privaciones, los capitostes revolucionarios –al menos los que estábamos allí en calidad de huéspedes de la ‘Komintern’– no lo pasábamos del todo mal, sin que nadáramos en la abundancia. Caramba: no podíamos quejarnos. Lo teníamos pagado todo, y por añadidura percibíamos, para gastos menudos, unos dos rublos diarios».

Pérez Solís nació en Bello (Asturias) en 1882 y falleció en Valladolid en 1951, fue dirigente del PSOE en los años diez y se integró en las filas comunistas en los años veinte cuando fue designado como vocal español en Congreso de la Internacional Comunista, para en 1936 apoyar el levantamiento militar y luchar con el bando sublevado en Oviedo.

De esta edición se ha encargado el profesor italiano Steven Forti, especializado en la estudio sobre el tránsito de dirigentes políticos de la izquierda al fascismo y quien ha comparado el caso de Pérez Solís con el de Paul Marion, conocido en Francia, ya que pasó a ser director del departamento de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Francés a hacerse cargo de la secretaria general de Información y Propaganda del régimen de Vichy.

La evolución política de Marion también estuvo marcada por un viaje y una larga estancia en la Unión Soviética, donde permaneció entre 1927 y 1929 como invitado para asistir a los cursos de la Escuela Marxista-Leninista de Moscú.

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