Satán, su ‘vendetta’ y la succión de demonios

El periodista y escritor cántabro Fermín Bocos es el autor de ‘Viaje a las puertas del infierno. Las entradas ocultas del Hades’ (Colección Ariel), un libro «complejo a la hora de definir» porque aúna viajes a lugares antiguos donde se creía que estaban las puertas del infierno con una reflexión que bordea el ensayo sobre la desaparición del miedo al infierno y al diablo.
Así lo explica el autor, que ha apuntado que «en el mundo occidental de repente ha desaparecido algo que durante veinte siglos estuvo gravitando durante las conciencias de la gente»: el temor a ir al infierno.
Sin embargo, Bocos cree que «basta con abrir un periódico o ver la televisión para comprender que el mal no sólo existe, sino que se extiende». «El jefe de Recursos Humanos del infierno y del mal es el diablo», afirma.
A su juicio, la pérdida de ese temor se debe a que «los planes de estudio han confinado la Historia Sagrada y la de las religiones a opciones de padres y alumnos» y a que «se ha ido prescindiendo del legado histórico», entrado en una «zona de niebla» en relación con la memoria del mundo».
Esta reflexión marca el ‘Viaje a las puertas del infierno’ de Fermín Bocos, a través de 17 capítulos, «unidos simplemente por la idea del viaje» a numerosos lugares, algunos más cercanos como El Monastrio de El Escorial en Madrid y otros remotos que se ubican en Japón, China, India, Israel o Babilonia en plena Guerra de Irak, a donde el escritor viajó en una «irrupción periodística» durante los primeros tiempos de la invasión de Estados Unidos.
Precisamente el capítulo que transcurre en Babilonia es el más antiguo de todos, ya que los demás corresponden a viajes recientes. «Ha sido un proceso de acumulación durante 4 ó 5 años. Un viaje y vuelta. Previa documentación, bien vivirlo, bien contarlo y, al final, sale el libro», manifiesta.
Según relata el escritor, una de las anécdotas que se recogen en el libro sucedió en Sicilia (Italia), a donde viajó en dos ocasiones. Justo al subir al altar de Ceres, estaba «lloviendo a mares» y sonó su teléfono. «No se me ocurrió otra cosa que cogerlo», indica Bocos, para después de revelar que un rayo le «pegó un zurriagazo» que le mantuvo dos o tres meses sin sensibilidad en tres dedos de una mano.
A través de sus viajes, plasmados ahora en este libro, Bocos cuenta que Turín es la ciudad del diablo, que en Roma hay una iglesia en la que «hay vestigios de personas que han vuelto de purgatorio para dar fe de que existe», que existe un templo dedicado al diablo en pleno centro de Tokio o un mercado del diablo las noches de los sábados en la ciudad china de Xian, donde también se encuentran los famosos Guerreros de Terracota.
Asimismo, el escritor cántabro detalla que en su novela también hay un recorrido por los oráculos y agrega que, de hecho, el libro estuvo a punto de titularse ‘Cuando los Dioses hablaban con los hombres’.
Acerca del tipo de lector al que se dirige esta novela, Bocos entiende que «los libros no son de quien los escribe, sino de quien los recibe».
En este sentido, indica que así como sus libros anteriores son novelas de ficción e históricos con un público «muy concreto», este es un libro «transversal» porque puede interesar a los aficionados al mundo antiguo, a personas a las que les gusta viajar y conocer lugares, así como a quienes puedan sentir «una pulsión que es común a todos los seres humanos», que es la espiritual.
«La melancolia de los seres humanos procede del silencio de Dios». Con esta frase arranca el libro Fermín Bocos, quien cree que «el silencio de Dios, en una época en la que hay tanto mal a la vista, realmente a mucha gente le preocupa». «Es una forma poética de preguntarnos qué hacemos para intentar vencer el mal. A veces la fe es la esperanza que nos lleva a pensar que el mal no prevalecerá», concluye.
Diablo por aquí, diablo por allá
El escritor y periodista Francisco J. de Lys reflexiona sobre los pactos con el diablo y el mal en su novela, «El Laberinto de Oro» (Ediciones B).
Con Barcelona como protagonista principal de toda la trama, el autor confiesa que su mayor reto consistió en mantenerse «entre el límite mismo del mundo real y el mundo fantástico, sin traspasarlo», aunque adentrándose lo más posible «en el misterio, en lo ultraterrenal».
«Mis personajes son reales y viven en un mundo real, aunque estén rodeados de formulas alquímicas de oro, brujas y reuniones sabáticas, pero sin recurrir a elementos fantásticos», apunta de Lys.
Así, la fórmula de obtención del oro alquímico, los pactos demoníacos y los muchos asuntos esotéricos de esta novela «se suplantan de manera muy sutil por fetiches, juguetes antiguos o inocentes recortables infantiles que pasan a convertirse en sibilinas armas», subraya el autor.
Otro de los hechos que le diferencia de novelas similares sobre esta ciudad sería, en su opinión, que la trama ocurre en la Barcelona actual, con personajes de hoy en día, «y en una acción acotada tan sólo a unas horas de tiempo, pero que da la sensación al lector de haber vivido una intensa historia familiar».
En la noche de Todos Los Santos, las calles de Barcelona conforman los tramos de un gigantesco laberinto en donde los dos protagonistas principales de esta novela, Gabriel Greig y Lorena, deben resolver un enigma que se esconde en el centro urbano y en un plazo de sólo cuarenta y tres horas.
La novela comienza en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona cuando un anciano decrépito le pide al protagonista que salde un antiguo contrato en una noche en la que se mezclan pactos con el diablo, oro alquímico, una portentosa joya y los asesinatos en serie perpetrados por un monje bibliómano en la Barcelona del siglo XIX.
De Lys, periodista que es autor también de El Alfabeto de Babel, confiesa que su novela forma parte de una tetralogía iniciada «con la visión hernandiana de las tres heridas: la de la vida, la de la muerte y la del amor».
«Mi primera obra trató sobre Dios y la Vida, ésta sobre el mal y el diablo, en la tercera abordaré la idea de la muerte y en el último volumen podría reflexionar sobre el amor», puntualiza.
«Mi novela está diseñada para mantener al lector en constante atención y que el interés no decrezca, sino que vaya ‘in crescendo’; cada capitulo engloba su propio planteamiento, nudo y desenlace y todos ellos están interconectados entre sí», subraya el escritor.
De Lys tiene claro que su novela debe ser de obligada lectura, frente a las de autores como Carlos Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones o Chufo Llorens, con Barcelona también como telón de fondo, «porque mientras que la ciudad enmarca a sus personajes en sus obras, en El Laberinto de oro se convierte en la protagonista principal», puntualiza.
Al final de la novela se muestra un plano de la Barcelona esotérica y mágica narrada por De Lys, «con un setenta por ciento de los edificios reales y otro treinta por ciento basado en leyendas», subraya.
Una leyenda como aquélla que asegura que el diablo se pasea tranquilamente por las Ramblas vestido como un caballero muy elegante, dispuesto a tomar como presa a cualquier incauto ávido de codicia.
«Una de las razones que me impulsó a escribir novelas de misterio fue poner en conocimiento de la gente esos ‘no-lugares’ que nunca figuran en las guías turísticas, a medio camino entre una pesadilla de Poe o una quimera de Lovecraft», asegura De Lys, editor de un plano-guía de la ruta del modernismo catalán durante muchos años.