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La estafa ingerida

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La alimentación, una necesidad y un lucrativo negocio
La alimentación, una necesidad y un lucrativo negocio

Nunca antes tuvimos acceso a tanto flujo de información sobre salud. Internet, prensa escrita, medios audiovisuales… Las posibilidades son infinitas, lo cual no garantiza dar con datos veraces, objetivos, actualizados y comprensibles.

Los mensajes no basados en el conocimiento científico pueden empeorar los hábitos alimenticios de las personas. Así lo manifiesta la Fundación Española de la Nutrición (FEN) en su Libro blanco de la nutrición en España, que cuenta con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

“Dar continuidad a pautas equivocadas compromete el adecuado aporte de nutrientes y favorece la aparición de situaciones de malnutrición”. Es una de las advertencias presentes en el apartado de Errores, mitos y fraude en materia nutricional, elaborado por Ana María Troncoso (Universidad de Sevilla) y Juan Julián García (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición).

La grieta de los mitos

Hay tantísima información relacionada con los alimentos, sus bondades y sus defectos que muchas personas reaccionan con escepticismo. “Dado que las certezas de ayer son falacias de hoy, la población suele hacer caso omiso a mensajes que no se correspondan con sus esquemas cognitivos, gustos o estrategias identitarias”.

Estos son algunos de los factores que actúan en detrimento de una adecuada alimentación:

Variadas fuentes de información→ Internet, los mensajes no contrastados o interesados y los artículos en medios generalistas sin suficiente especialización dificultan que el ciudadano pueda acceder a una información veraz.

  • Desconocimiento → Ya sea por falta de interés o por cualquier otro factor, el nivel medio de conocimiento en principios básicos de nutrición deja demasiado que desear en la mayoría de los casos. “La población no es capaz de distinguir los mensajes soportados en la evidencia científica de aquellos basados en la charlatanería”.
  • Presión publicitaria → La publicidad influye –y mucho– en nuestros hábitos alimenticios. La autorregulación es un requisito para que la salud siempre esté por encima de cualquier otro interés. “Es fundamental lograr el compromiso de las empresas alimentarias para una promoción responsable mediante la aplicación de códigos de conducta”.
  • Contexto socioeconómico → Este factor condiciona la forma de vivir de cada individuo. En general, buscamos una buena relación calorías/precio. “El consumo de alimentos con una alta densidad energética junto a la práctica de actividades sedentarias explican el incremento de la obesidad en países desarrollados”.

Con la comida no se juega

Las tan aclamadas dietas milagro prometen una rápida pérdida de peso, longevidad o mejora de capacidades cognitivas, pero… La realidad es que “inducen a restricción de energía y de nutrientes esenciales y conducen rápidamente a desequilibrios nutricionales”. No es el único efecto de los mitos y falacias en materia de nutrición.

  • Mitificación de las proteínas como base de la alimentación → La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera que no existen pruebas científicas para asociar el consumo de proteínas con ventajas en el control de peso.
  • Denostación de determinados alimentos → Debemos valorar una dieta en su conjunto, y no cada producto por separado. “No podemos encasillar los alimentos como buenos o malos; el consumo esporádico de un alimento no tiene por qué transformar una dieta en incorrecta”.
  • Pérdida de credibilidad de las fuentes de información contrastadas → Las fuentes autorizadas también sufren la falta de crédito. En consecuencia, buena parte de los ciudadanos ya no prestan atención a los mensajes nutricionales ni a los nuevos hallazgos científicos.

¿Qué hacemos?

Los mitos calan hondo por la ignorancia y la mejor receta contra la falta de conocimiento tiene su raíz en la educación, un factor “crucial para prevenir sobrepeso y obesidad”. La comunicación veraz y objetiva es el soporte adecuado de cualquier mensaje nutricional.

“El medio familiar, escolar y comunitario debe promover la educación nutricional y la práctica regular de actividad física”. ¿Objetivo? Que cada persona sea capaz de elegir correctamente los alimentos, así como las cantidades más adecuadas. Fomentar políticas y planes de acción destinados a mejorar los hábitos alimenticios es otra prioridad básica.

A su vez, la comunidad científica y las organizaciones profesionales deben colaborar con los medios de comunicación “para hacer llegar mensajes objetivos y basados en la evidencia científica, a fin de contrarestar la información engañosa y no contrastada”.

Perros poseídos por el gen de la voracidad

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A pesar de que los dueños controlan la dieta de sus mascotas y las obligan a correr, ciertas razas como los labradores retrievers muestran mayor interés por la comida
A pesar de que los dueños controlan la dieta de sus mascotas y las obligan a correr, ciertas razas como los labradores retrievers muestran mayor interés por la comida

Los dueños de labradores retrievers coinciden en una cosa cuando acuden al veterinario: su perro está obsesionado con la comida. Ahora ya hay una explicación científica. Un nuevo estudio ha hallado una alteración genética en los labradores –sobre todo los elegidos como perros de asistencia– que demostraría por qué son más propensos a pedir comida. Se describe así el primer gen asociado con la obesidad canina.

Entre el 34% y el 59% de los perros que viven en países industrializados, es decir de uno a dos de cada tres canes, tienen sobrepeso. Como ocurre con los humanos, esta condición se asocia a una disminución de la esperanza de vida, problemas de movilidad, diabetes, cáncer y enfermedades cardíacas. De hecho, los problemas de peso de los perros parecen ser el reflejo de lo que les sucede a las personas: ejercicio físico reducido e ingesta de alimentos calóricos.

Sin embargo, a pesar de que los dueños controlan la dieta de sus mascotas y las obligan a correr, ciertas razas como los labradores retrievers, uno de los canes más populares en los hogares de todo el mundo, muestran mayor interés por la comida y son más propensos a sufrir obesidad. Para un equipo internacional de científicos, este fenómeno solo podía tener una explicación genética.

En el estudio, los investigadores estudiaron tres genes relacionados con la obesidad –conocidos por variar el peso de los humanos– en 310 labradores entre los que se encontraban perros de asistencia, y que fueron pesados por los veterinarios. Los científicos también evaluaron la motivación alimentaria y la relación de los canes con la comida gracias a un cuestionario facilitado a los dueños.

Los resultados revelaron que una variante de un gen, conocido como POMC, estaba estrechamente relacionada con el peso, la obesidad y el apetito en los labradores. Según el trabajo, al menos uno de cada cuatro labradores (el 23%) portaba una copia de esta variante.

En una muestra mayor, con 411 perros de Reino Unido y EE UU pertenecientes a 38 razas diferentes, la alteración genética volvió a aparecer en retrievers de pelo liso, relacionados con los labradores, cuyo peso y comportamiento también se vieron afectados. En ambas razas, para cada copia de este gen, el perro pesaba de media 1,9 kilos más.

“Es una variante genética común en los labradores y tiene un efecto significativo en aquellos perros que la portan, por lo que es probable que esto ayude a explicar por qué esta raza es más propensa a sufrir sobrepeso comparada con otras”, apunta Eleanor Raffan, autora principal del estudio e investigadora en la universidad británica.

Pero para la científica aún quedan estudios por realizar, ya que esta variante es incluso más frecuente en retrievers de pelo liso, “una raza que no se había etiquetado hasta ahora como propensa a la obesidad”, añade Raffan.

Perros más fáciles de entrenar por la comida

El gen afectado es conocido por regular la manera en la que el cerebro identifica el hambre y la sensación de quedar saciado tras la comida. Con una alteración en este gen, el perro puede no quedar satisfecho nunca. “La gente que vive con un labrador muchas veces dice que está obsesionado por la comida, y esto encajaría con lo que conocemos de este cambio genético”, recalca la investigadora.

Los labradores son canes leales, inteligentes, ansiosos y entusiastas, pero sobre todo muy fáciles de entrenar, por lo que cumplen a la perfección el papel de perro de asistencia. “La comida se utiliza a menudo como una recompensa durante el entrenamiento, y portar esta variante puede hacer que los perros estén más motivados para trabajar por un bocado”, comentan los autores, que incluyeron para el estudio 81 labradores de asistencia, de los que el 76% mostró una alteración genética.

“Es posible que estos ejemplares, al estar más motivados por la comida, sean seleccionados con mayor probabilidad como perros de asistencia en los programas de cría, en los que se entrena usando recompensas de comida”, dice Raffan.

“Pero es un arma de doble filo: portar la variante puede facilitar su entrenamiento, pero también los hace susceptibles a la obesidad. Es algo que los propietarios tienen que saber para controlar el peso de su mascota”, subrayan los investigadores. El estudio mejora por tanto el conocimiento sobre los mecanismos de este gen, también presente en humanos y que podría tener implicaciones en la salud tanto del dueño como de su mejor amigo.

Sabores que respetan la vida

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Un estilo de vida vegano mejora la salud y el bienestar propio, contribuye a la justicia mundial porque producir carne es un sistema ineficiente, evita consecuencias medioambientales como la deforestación o el aumento de gases invernadero, y también porque siendo vegan@ se salva simbólicamente la vida de muchos animales
Un estilo de vida vegano mejora la salud y el bienestar propio, contribuye a la justicia mundial porque producir carne es un sistema ineficiente, evita consecuencias medioambientales como la deforestación o el aumento de gases invernadero, y también porque siendo vegan@ se salva simbólicamente la vida de muchos animales

Jean-Chistian Jury trabajaba 16 horas al día y comía a deshora y mal, como muchos cocineros. Tras sufrir dos infartos, descubrió en el veganismo una fuente de salud no sólo para la humanidad, sino también para el planeta, y se convirtió en uno de los gurús de un movimiento que anima a seguir en «Cocina vegana».

Desde su experiencia como autor de alta cocina vegana en el restaurante La Mano Verde (Berlín), como escritor de libros y como profesor de la materia, Jury comparte 450 recetas de 150 países, desde las berenjenas rellenas con salsa de tamarindo de Afganistán a las espinacas con tomate y crema de cacahuetes de Zimbaue, para demostrar que «la carne no es imprescindible para que una comida sea deliciosa y nos deje satisfechos».

En el volumen, editado por Phaidon con la aspiración de convertirse en la «biblia vegana», también ha invitado a prestigiosos cocineros famosos por sus platos vegetales a compartir algunas recetas, desde el neoyorquino Dan Barber (Blue Hill) al español Xavier Pellicer, del restaurante Céleri (Barcelona), a quien considera «una fuente de inspiración para el mundo vegano».

Cada vez son más los que adoptan una dieta vegana, totalmente libre de proteína animal. «Es imparable, es una reacción de las generaciones jóvenes contra el cambio climático, el sufrimiento de los animales y, por supuesto, contra la comida rápida y los alimentos procesados malsanos», dice.

En un mundo en el que cunden las alertas por el cambio climático pero el científico Stephen Hawking tuvo que advertir a Donald Trump de que «pone la Tierra al borde del precipicio» por la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, Jury defiende que «convertirse en vegano a gran escala es una de las mejores opciones que tenemos para invertir el proceso de dañar el planeta».

Recuerda que alrededor del 40 por ciento de la superficie terrestre se utiliza para alimentar a ocho billones de personas, pero que «el 30 por ciento de la superficie total libre de hielo del mundo no se destina a cultivar granos, frutas y verduras para dar de comer directamente a los seres humanos, sino para apoyar la cría de los animales que consumimos. No puede haber ninguna otra actividad humana que tenga mayor impacto en el planeta que la cría de ganado».

No sólo le preocupa la salud de la Tierra. Este cocinero se adscribió al veganismo tras sufrir dos episodios de insuficiencia cardíaca y ser advertido por sus médicos: «Decidí cambiar mi estilo de vida y adoptar una dieta saludable que contiene todos los nutriente, minerales, enzimas, vitaminas y calorías necesarias. Desde entonces nunca he estado enfermo. Tengo 64 años y me siento mejor que nunca».

La base de esta corriente es «disfrutar de los alimentos frescos», de temporada y preferentemente orgánicos, y rechazar una industria alimentaria que «ha creado alimentos procesados que encajan en un estilo de vida moderno y rápido pero sin los nutrientes requeridos», además de excesos de sal, azúcar y grasas saturadas.

Eso incluye los que buscan ser sustitutos vegetales de la carne o el pescado, «el mayor error» en el que pueden incurrir quienes se inicien en el veganismo, ya que los procesos a los que se someten la proteína de soja y el añadido de condimentos para replicar sabores «mata los nutrientes».

«Si la industria alimentaria está produciendo tantas réplicas, es para compensar sus pérdidas porque la población vegana está creciendo de una manera muy rápida», asegura Jury.

El cocinero, quien resalta que en el sudeste asiático «están por delante en la alimentación basada en plantas», critica que, cuando un niño comunica a sus padres que quiere ser vegano, la reacción sea de «¡pánico en la cocina!» y recurrir a alimentos procesados sin proteína animal. «Eso no es una opción a largo plazo», advierte.

«Al igual que cualquier otra dieta, la basada en vegetales tiene que ser equilibrada y hay que estudiar y aprender para lograrla», aunque con «Cocina vegana» demuestra que no es difícil, porque «las posibilidades de los productos de origen vegetal son deliciosas y casi infinitas».

Hacia una dieta saludable

A mí me llevó más de 10 años dejar de comer productos de origen animal, así que no pretendo convencer a nadie, sino dar pautas para conseguirlo», asegura Tobias Leenaert al hablar de su libro ‘Hacia un futuro vegano’ (Ed. Plaza y Valdés) en Madrid.

Cofundador de la organización belga Ethical Vegetarian Alternative (EVA) y de ProVeg International, este escritor belga pretende «mostrar los diferentes discursos y caminos para llegar a Villavegana, la ciudad ideal libre de consumo animal» donde sitúa una sociedad global sostenible.

En su caso, según explica, se animó a intentar este camino gracias a su novia vegetariana y a la apuesta que le hizo un amigo de no comer carne durante un mes.

Por ello su libro, publicado en la colección «Liber anima» comprometida con el movimiento animalista, sigue un enfoque práctico que «no pretende convencer y convertir a los lectores en veganos inmediatamente», sino guiarles paso a paso.

Entre las razones para persuadirles de la necesidad del veganismo, el autor ha señalado que la ganadería animal «es responsable de aproximadamente el 50 % de los gases del efecto invernadero, además de influir negativamente en la contaminación del agua y la deforestación, por las talas masivas de bosques para crear prados de pasto y granjas industriales».

El consumo masivo de productos animales, «no sólo de comida», es en su opinión la causa «en mayor o menos medida, de cualquier problema medioambiental actual» por lo que, si se pudiera reducir, «no sólo evitaríamos el sufrimiento de los animales y mejoraríamos nuestra salud, sino que beneficiaríamos el ecosistema».

Para Leenaert se trata de «un problema maravilloso» ya que resolviéndolo con una sola medida, el apoyo al veganismo, «puede solucionar muchos otros problemas».

Este autor belga cree que el triunfo de esta filosofía de vida llegará «más rápido de lo que pensamos» en algunos países y está convencido de que en un futuro orientado por el veganismo no tendrán cabida las especies animales criadas específicamente para su consumo, porque «para que un animal tenga una mala calidad de vida, es mejor que no tenga vida», ha sentenciado.

El libro está dirigido «especialmente» a las personas ya interesadas de antemano en el movimiento vegano pero también al resto de la sociedad porque «las personas que son veganas por moda y no por valores éticos también ayudan a aumentar la demanda».

Leenaert destaca que ser vegano ahora es «más fácil» que antes, pues la variedad, la calidad y la accesibilidad a todo tipo de artículos «ha mejorado exponencialmente» en los últimos años y ya son «muchas» las empresas que invierten en alternativas «eco-friendly» de no procedencia animal.

Sin hierro la vida se apaga

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El déficit de hierro en el organismo conduce a una serie de alteraciones de las funciones vitales
El déficit de hierro en el organismo conduce a una serie de alteraciones de las funciones vitales

El hierro es un metal esencial para los seres vivos, necesario para su desarrollo y crecimiento. De hecho, interviene activamente en el funcionamiento de varias proteínas involucradas en la producción de energía oxidativa, la respiración mitocondrial, el trasporte de oxígeno o la biosíntesis del ADN.

Por ello, el déficit de hierro conduce a una serie de alteraciones de las funciones vitales que pueden generar manifestaciones clínicas. De ahí que dicho déficit deba ser tratado precozmente, antes de que derive en una anemia ferropénica, la cual supone un reto clínico en la práctica diaria de la medicina en todos los niveles asistenciales.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay más de 4.000 millones de personas con déficit de hierro, y se estima que un 15% de la población mundial padece anemia ferropénica. En los países desarrollados, esta anemia se presenta con mayor frecuencia en lactantes y niños en edad preescolar (10%), adolescentes (15%), mujeres en edad fértil (20%), gestantes (40%) y ancianos (5%), convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública.

Con el fin de poner un poco de orden en el abordaje del déficit de hierro y de la anemia ferropénica, el Grupo Español de Eritropatología (GEE) de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha elaborado el manual “Manejo del déficit de hierro en distintas situaciones clínicas. Papel del hierro intravenoso”, una obra sencilla, práctica y precisa, que va dirigida a todos aquellos profesionales sanitarios que participan en este abordaje.

La primera opción terapéutica para la anemia ferropénica son las sales ferrosas. En los casos en los que se detecta una intolerancia gástrica, se debe cambiar de compuesto, disminuir la dosis o probar su administración con alimentos. Cuando estos no son adecuados o es clínicamente necesario un aporte rápido de hierro, se recurre a la administración intravenosa.

La elección del compuesto intravenoso dependerá de la experiencia y de la disponibilidad del centro, pero las formulaciones ideales son aquellas que nos permitan recuperar las cifras de hemoglobina y reponer las reservas de hierro en 1 ó 2 administraciones, dada su coste-efectividad.

El control del tratamiento con hierro intravenoso dependerá de la causa de la anemia ferropénica. En general, a las 4-8 semanas de iniciarse el tratamiento debería reevaluarse la situación clínica del paciente. En el caso de anemias crónicas, hay que establecer una pauta de mantenimiento que evite recaídas.

La prevalencia de la anemia en el embarazo varía según el nivel socieconómico, las conductas de salud y los estilos de vida según cada zona geográfica. Así, la anemia ferropénica es la causa de anemia más frecuente en la gestación y, en algunos casos, es previa al embarazo.

La anemia ferropénica en las mujeres embarazadas supone un riesgo tanto para la mujer como para el feto, siendo la causa del 12% de los recién nacidos de bajo peso, del 19% de los prematuros y del 18% de la mortalidad perinatal, según estimaciones de países con rentas bajas o medias. En España, hemos venido observando un incremento de casos de anemias graves en las últimas fases del embarazo, debido, probablemente, a la inmigración.

En cuanto a la población infantil, la incidencia de la anemia ferropénica es especialmente alta. A nivel mundial, la mitad de los niños presenta anemia, siendo la ferropenia la causa principal. Esta debe ser identificada y tratada con rapidez, ya que puede comprometer el desarrollo físico y neurológico en la infancia. De hecho, los lactantes y los niños pequeños son especialmente susceptibles, al presentar un balance férrico negativo, debido a las elevadas necesidades del crecimiento y porque la lactancia, en general, es una fuente pobre de hierro.

Déficit de hierro en deportistas

El déficit de hierro es frecuente entre los atletas (especialmente en niños y mujeres menstruantes), donde puede alcanzar una prevalencia de hasta el 50%, especialmente en los deportistas de alta resistencia y en disciplinas con una elevada incidencia de trastornos de la alimentación.

La ferropenia en deportistas disminuye el rendimiento físico, junto con otros efectos característicos, como astenia, caída del cabello o fragilidad de uñas.

Pacientes testigos de Jehová

El abordaje de la anemia ferropénica severa en pacientes testigos de Jehová presenta unas consideraciones especiales debido a su negativa a recibir productos sanguíneos.

En pacientes mayores de edad, esta negativa debe quedar recogida por escrito en su historia clínica. En el caso de los menores, es imprescindible recurrir al juez de guardia, quien autorizará o no la transfusión.

El tratamiento se realizará con preparados de hierro parenteral a los que se pueden asociar agentes estimuladores de la eritropoyesis (EPO), para conseguir una mayor rapidez en la respuesta. En situaciones críticas, es crucial implementar todas las medidas siguiendo los principios de los programas PBM (patient blood management).

Comidas que incitan a la pasión

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De las propiedades terapéuticas del ajo se sabe todo, o casi todo, desde tiempo inmemorial
De las propiedades terapéuticas del ajo se sabe todo, o casi todo, desde tiempo inmemorial

El amor, la fecundidad y la energía primaveral son las tres condiciones que hacen de la griega Afrodita, la diosa del amor, la lujuria, el sexo y la belleza. Afrodisíaca es aquella sustancia que estimula o potencia el apetito sexual.

Desde tiempos memorables existen incontables recetas acerca de productos “milagrosos” que facilitaron la tarea del sexo para convertirlo en placer. Alimentos que, por sus propiedades y efectos en el cuerpo humano, se comercializan con la premisa de abrir esa apetencia.

Como la Venus romana (o la prehistórica Venus de Willendorf), Afrodita era la divinidad que encarnaba el amor, los colores y energía de la primavera, y la fertilidad. De este modo, el mito que traspasó la lingüística logró que entendiéramos como afrodisíacos aquellos productos, alimentos o sustancias que estimulan nuestro apetito sexual.

Principalmente, las propiedades y sus efectos en el cuerpo humano sirvieron como un remedio psicológico sano en gastronomías más que como un desinhibidor o impulsor de la capacidad sexual. No hay dote culinario que logre lo que la naturaleza no consigue. Aunque sí que facilitan la tarea, los beneficios medicinales que poseen algunas de las sustancias denominadas ‘afrodisiacas’.

La mitología culinaria es tan amplia como la astrología o el horóscopo. De esta manera, se pueden distinguir -por un lado- los alimentos que por su composición favorecen la tensión y el deseo previos al amor. Y por otro, aquellos que por su aparente exotismo sugieren propuestas creativas sobre la mesa. Combinaciones divertidas que se asemejan sospechosamente con los elementos del deseo carnal.

El ajo es uno de los alimentos más minimizados en la gastronomía mundial aunque en las últimas décadas se prestó especial atención a sus cuantiosos beneficios sobre el cuerpo humano. En la Grecia y Roma clásicas se le atribuían poderosas cualidades vigorizantes y, por ende, sexuales.

Originario de Asia, el ajo tiene cualidades de expectorante, antibiótico y antiséptico, además de revelarse como uno de los mejores amigos del corazón.

Es uno de los afrodisíacos por excelencia porque su consumo provoca la dilatación de los vasos sanguíneos y esto genera que la sangre fluya mejor. En la práctica sexual, la erección del pene y el clítoris dependen de la circulación sanguínea.

De similar modo, el apio es una de las hortalizas que más favorecen la labor del aparato circulatorio por lo que siempre se indicó como remedio en platos afrodisíacos. Si bien no se aconseja su consumo en exceso, sazonar ensaladas con su gusto y utilizarlo en sopas de verduras (apio, puerro, calabaza, batata) es lo más habitual.

Al estudio de las distintas verduras y plantas en función del deseo sexual se le denomina fitoterapia y contempla aquellas que, gracias a sus componentes, funcionan como estimulantes cardíacos o cerebrales. Aquí es donde nace la raíz del apetito.

En algunos casos, se dice que esas verduras aumentan la producción de estrógenos (la hormona sexual femenina) para paliar los efectos de la menopausia y así obtener una mejor práctica sexual. El perejil puede ser un potente aromático que contrarreste el mal aliento del ajo, un diurético para eliminar exceso de líquidos y uno de los mejores condimentos para hacer una buena digestión.

Sin embargo y más allá de la materia prima milenaria, existen una serie de productos y alimentos que por su imaginería y simbolismo se encuentran en los platos afrodisíacos más exquisitos.

Este es el caso de algunos mariscos como las ostras, almejas, mejillones y demás bivalvos que, por su parecido carnoso con los genitales femeninos, despiertan la imaginación del comensal. Algo así ocurría entre los chinos con respecto al aspecto sensual de los melocotones y sus jugos.

Del mismo modo, crustáceos del tipo del buey de mar, la centolla, el bogavante o la langosta no sólo se asociaron con el poderío económico sino que las actividades de morder, chupar y comerlos tuvieron una amplia significación erótica llevada hasta el fetichismo en nuestra sociedad contemporánea. Aunque el afrodisíaco rey sigue siendo el caviar.

El chocolate, las fresas, la canela o las almendras tienen su propia iconografía en el ámbito del erotismo. Uno de los postres más románticos y celebrados es el de las fresas con nata. La mixtura de colores intensos conjuga la estética afrodisíaca aunque sean las fresas con chocolate las consideradas como estimulantes de primera clase.

El chocolate revitaliza el sistema nervioso central ya que contiene una sustancia denominada teobromina que actúa como estimulante (el chocolate negro lo contiene diez veces más que el chocolate de leche común) mejorando la respiración y mejorando la circulación sanguínea. La canela tiene una larga tradición repostera como afrodisíaco que combina esta corteza desecada –en rama o polvo- con postres lácteos o pastelería.

En cuanto a las almendras, sus referencias en la literatura árabe clásica son numerosas pero más sorprendente es el uso de su aceite que, mezclado con la afrodisíaca jalea, era utilizado por Cleopatra en sus baños.

Con esta solución rejuvenecía su aspecto y conseguía cautivar a Julio César y posteriormente, a Marco Antonio. Un tipo de uso, de aplicación directa sobre la piel, muy distinto a los citados.

Productos iguales, impactos diferentes

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La diferencia entre la producción de ternera respetuosa con el medio ambiente con la más contaminante puede ser de hasta doce veces más
La diferencia entre la producción de ternera respetuosa con el medio ambiente con la más contaminante puede ser de hasta doce veces más

Basta con entrar en un supermercado cualquiera para comprobar la gran diversidad de productos y marcas en un mismo tipo de alimento, desde el fiambre hasta la pasta. Sin embargo, bajo esta aparente semejanza se esconden diferentes estrategias de producción, que conllevan impactos medioambientales radicalmente diferentes en el planeta.

Por este motivo, la Universidad de Oxford y el instituto suizo de investigación agrícola, Agroscope, han realizado el estudio más completo hasta la fecha sobre el impacto medioambiental de la producción alimentaria. Ha sido publicado este mes en Science.

“Dos productos que parecen iguales en la tienda pueden tener impactos totalmente diferentes en el planeta. Todavía no tenemos esta información para saber qué alimentos elegir”, explica a Sinc Joseph Poore, investigador en el departamento de zoología de la Universidad de Oxford.

El trabajo científico ha consistido en un metaanálisis sobre 570 estudios ya existentes del impacto medioambiental asociado con todas las fases de la producción de alimentos, desde la deforestación para usos agrícolas y el uso de fertilizantes, hasta el procesamiento, empaquetado y venta de los productos.

Se han identificado cerca de 40.000 granjas y alrededor de 1.600 tipos de productos y distribuidores de países de todo el mundo. Además, se han tenido en cuenta cinco indicadores para cuantificar el impacto en el planeta: uso del suelo, emisiones de gases de efecto invernadero, reducción del abastecimiento local de agua, acidificación y eutrofización. Estos dos últimos hacen referencia a la degradación de los ecosistemas terrestres y marinos.

Los estudios tradicionales solían tener únicamente en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero. El sistema de alimentación es responsable del uso de cerca del 43% de las tierras libres de hielo o desierto en el mundo. Además, genera un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero y provoca el 90-95% de los riesgos de escasez de agua.

“Producir una taza de café puede crear desde 80 gr de CO2 hasta 1,3 Kg. Supone un 1.500% más”, explica Poore. La diferencia entre la producción de ternera respetuosa con el medio ambiente con la más contaminante puede ser de hasta doce veces más. De este modo, el mismo producto puede provocar efectos muy diferentes en el planeta.

Además, productos que parecen poco contaminantes también causan grandes impactos. Es el caso de la acuicultura, que puede producir más gases de efecto invernadero que el ganado. “En Tailandia o Vietnam, donde las aguas son calientes, las excreciones de los peces y la comida no consumida emiten grandes cantidades de metano”, explica Poore.

Además, algunas regiones son más indicadas para cultivos específicos, lo que repercute en el impacto medioambiental. “La palma indonesia tiene un menor impacto que la nigeriana, porque hay menos plagas y enfermedades en Indonesia”, reconoce el investigador.

Según los autores del estudio, para reducir este impacto en el planeta es necesario cambiar lo que comemos. “Si nuestra dieta consistiera únicamente en vegetales reduciríamos las emisiones generadas por la producción de alimentos en hasta un 73%, dependiendo de donde vivas. También se reduciría el uso del suelo para fines agrícolas en un 76%”, explica Poore.

“Evitar las proteínas de origen animal es probablemente lo mejor que puedes hacer por el planeta”, concluye Poore.

Sin embargo, también plantea una aproximación más plausible: “Si se redujese el consumo de productos de origen animal en un 50%, y evitásemos los productores más contaminantes, se podrían reducir las emisiones en un 73%”, afirma.

Para reconocer los productos más contaminantes sería necesario identificar también a los productores, mediante un etiquetado medioambiental y un sistema de incentivación público: por impuestos y subsidios. De este modo, las conclusiones del metaestudio podrían ser de gran utilidad para legisladores, productores y consumidores.

“El etiquetado medioambiental y los incentivos financieros podrían apoyar un consumo sostenible”, añade Poore. Al mismo tiempo, se propiciaría un ciclo virtuoso: los granjeros necesitarían monitorizar su impacto medioambiental, tomando mejores decisiones y al comunicar el impacto a los supermercados estos buscarían los productores más limpios.

Hábitos cotidianos que envenenan lentamente

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El suavizante de la ropa contiene neurotóxicos devastadores
El suavizante de la ropa contiene neurotóxicos devastadores

La incidencia de las enfermedades relacionadas con elementos contaminantes como el plomo o el cloroformo está en aumento pues no paramos de elevar la carga tóxica de nuestro organismo. El principal problema es que no nos damos cuenta de la cantidad de agentes tóxicos perjudiciales para la salud que introducimos en nuestro cuerpo no sólo fuera de casa, sino también dentro.

En el interior de las viviendas puede haber hasta cien veces más elementos tóxicos que en el exterior.

¿Dónde se encuentran los elementos tóxicos dentro del hogar?

  • Productos de higiene personal: pongamos como ejemplo el suavizante de la ropa, que tiene unos ocho productos neurotóxicos como el alcanfor, un irritante local que se absorbe muy fácilmente, causante del desorden en el sistema nervioso central y que incluso figura en la lista de residuos peligrosos. También tiene cloroformo, neurotóxico cancerígeno que también forma parte de la lista de residuos peligrosos, incluso te indican que no debe ponerse en contacto con los ojos, con la piel, con la ropa.
  • Productos de limpieza: en productos como el amoniaco o la lejía están presentes elementos neurotóxicos como los mencionados anteriormente. Además, se recomienda el uso de vinagre, limón o bicarbonato para la limpieza tal y como se hacía antiguamente al resultar más saludable.
  • Cosméticos: el maquillaje resistente al agua, los pintalabios eternos y los productos milagro casi siempre tienen truco y en el tema de la toxicidad no son una excepción. Algunos de los componentes de los cosméticos, cremas, colonias o perfumes son muy peligrosos, como las sustancias cancerígenas o los ftalatos, que son disruptores endocrinos.

    Otro problema cosmético muy de moda es el de las barras de labios de larga duración que lo son porque tienen plomo, sustancia que estamos absorbiendo. El plomo es un metal pesado bioacumulable, por lo que es muy difícil eliminar del cuerpo y puede provocar problemas de memoria, cognitivos, pulmonares, etc.

  • Aditivos químicos: colorantes, potenciadores del sabor, conservantes… pese a estar presentes en dosis pequeñas, comemos al menos 3 veces al día, introduciendo en el organismo multitud de sustancias que son aditivas, algunas cancerígenas o que provocan alteraciones del sistema nervioso y del tiroides.

    La comida es nuestra primera medicina, si tomas alimentos llenos de aditivos lo que estás produciendo es más daño a tu organismo que beneficio.

  • Ondas electromagnéticas: es sobre todo el sumatorio y el abuso que se hace de ellas. Es un enemigo invisible que puede provocar cáncer, problemas cognitivos, neurológicos, irritabilidad, nerviosismo, pues los campos electromagnéticos se acoplan a los campos electromagnéticos que también existen en nuestro interior pudiendo provocar alteraciones.
Los aditivos químicos en alimentos son una forma de contaminación pausada y silenciosa
Los aditivos químicos en alimentos son una forma de contaminación pausada y silenciosa

Si son peligrosos…¿Por qué nos parece un consumo seguro? Se basan en que efectivamente son dosis muy pequeñas y quieren decir que, como son legales, son seguros, pero la palabra legal no puede ir unida a la seguridad porque sabemos que lo que no se ha calculado en ningún momento es el efecto sumatorio de todos estos productos.

Relación entre la salud y el cambio climático

Además de estos agentes tóxicos instalados en nuestra casa, hay otros tantos externos que nos resultan más conocidos como los pesticidas, la contaminación acústica o el cambio climático.

Respecto a este último, lo que se produce es un gran desequilibrio, como, por ejemplo, las plantas y el exceso de calor, pues emiten mucha más cantidad de terpenos, una sustancia reactiva que en la dosis adecuada no tendría que ser tan nociva. Somos naturaleza, y si rompemos la armonía sufriremos las consecuencias.