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Jazz Sebastian Bach

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El compositor y pianista francés Jacques Loussier, gran artífice de jazz y música clásica, murió la noche del martes 5 de marzo, a la edad de 84 años, anunció su esposa Elizabeth. Fué un artista inclasificable que se hizo famoso por sus adaptaciones de Johann Sebastian Bach al jazz, cuando dirigió el trío Play Bach. El trío se fundó en 1959 con el bajista Pierre Michelot (quien murió en 2005) y el baterista Christian Garros (fallecido en 1988). Loussier tuvo una notable carrera internacional, que cuenta con tres mil conciertos y más de siete millones de álbumes vendidos
El compositor y pianista francés Jacques Loussier, gran artífice de jazz y música clásica, fue un artista inclasificable que se hizo famoso por sus adaptaciones de Johann Sebastian Bach al jazz, cuando dirigió el trío Play Bach. El trío se fundó en 1959 con el bajista Pierre Michelot  y el baterista Christian Garros. Loussier tuvo una notable carrera internacional, que cuenta con tres mil conciertos y más de siete millones de álbumes vendidos

El caso de Bach es único en la historia de la música: ningún otro compositor ha dejado en las generaciones siguientes una huella tan profunda en el estilo, tan prolongada en el tiempo y tan apreciable en los oyentes. El dominio sin parangón del contrapunto y el carácter atemporal y abstracto que emana su música han sido fuentes inagotables de inspiración. Hasta el extremo de que, como pocos otros autores, Bach ha traspasado las fronteras estilísticas para alentar reinterpretaciones en clave de jazz, con el carácter libre e improvisado que caracteriza a esta música.

El siglo XX (y el XIX, y también el XXI) fue el siglo de Bach. La fascinación por su música impulsó la interpretación históricamente informada que −paradójicamente− aportó una libertad capaz de enriquecer sonoridades y significados desde una lectura aparentemente escrupulosa de las fuentes. Por otra parte, la omnipresencia de Bach también afectó al ámbito del jazz, y diversos intérpretes convirtieron sus partituras en standard jazzísticos. Después de todo, en Bach podían encontrar sólidas estructuras armónicas y reconocibles motivos melódicos que servían como punto de partida para la improvisación.

En 1959, el Jacques Loussier Trío publicaría el primero de sus discos basados en obras de Bach, ingeniosamente titulado Play Bach. Como era de esperar, las críticas fueron numerosas, tanto por parte de los “bachianos” como, sobre todo, por parte de los amantes del jazz. Sin embargo, la influencia de Bach sería imparable y se haría patente en corrientes como el third stream (que en los años cincuenta trataba de tender puentes entre el jazz y la música clásica) y en músicos como Bill Evans o Keith Jarrett.

Los preludios y fugas de El clave bien temperado han sido particularmente apreciados entre los músicos de jazz como base para sus improvisaciones.

Originalmente, las quince invenciones de Johann Sebastian Bach (1685- 1750) formaban parte del Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann Bach, una colección manuscrita de piezas para teclado que Bach empezó a recopilar en 1720 con el objetivo de que su hijo tuviera un corpus de obras de referencia para su aprendizaje musical. En concreto, la colección incluye un total de 63 piezas, entre las que destacan las citadas invenciones BWV 772-786 (bajo el título “Praeambulum”), las quince sinfonías BWV 787-801 (tituladas “Fantasia”), la Applicatio BWV 994 (una de las pocas obras que se conserva con la digitación original de Bach) o las primeras versiones de once de los preludios que luego formarán el primer libro de El clave bien temperado. Sin embargo, existe otro manuscrito, algo posterior al Klavierbüchlein, que reúne por separado las treinta invenciones y sinfonías, algunas de las cuales revisadas y con ligeras modificaciones. En él es donde Bach titula “inventio” a las piezas a dos voces y “sinfonia” a las de tres, e incluye un pequeño escrito en el que describe su propósito: reunir ejemplos de buenos temas musicales, y de cómo estos se pueden desarrollar, para adquirir buen gusto a la hora de interpretar y componer.

Es posible que la calidad constructiva de estas pequeñas obras de Bach, resultado de su propósito pedagógico original, haya sido lo que ha permitido a tantos músicos de jazz utilizarlas como fuente de temas para versionar.

Barroco de Oro

El Barroco ha legado a la música actual sensibilidad, unidad formal y emoción, destacado el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de León (ULE) César García Álvarez, que sostiene que el espíritu de aquella época perdura en el presente en la música pop y de vanguardia.

García Álvarez aporta algunas claves que permiten entender el contexto histórico, cultural y la estética de la música barroca, como llos «efectos de tipo retórico usados para conmover y mover los afectos, que son las características y el propósito esencial de la música de esa época».

En este sentido, destaca que todavía «somos herederos» en muchos aspectos de las formas barrocas de sensibilidad, de la unidad formal de la composición «que cristaliza en el Barroco» y de la idea de que «la música está íntimamente unida a la expresión, la representación de los afectos, las emociones. Digamos que tiene que tener un significado fundamentalmente emocional».

«Muchos aspectos de la música barroca perduran en la música actual, pero no solo en la llamada música clásica o en la música de vanguardia, sino en buena parte de las actitudes de la música pop», mediante la idea de «apelar a los sentimientos más vivos, producir emociones extremas y producir también determinados tipos de afectos en una sola obra», sostiene.

García Álvarez señala que la recuperación y el conocimiento de la música del barroco es bastante reciente ya que hay que esperar hasta los años cincuenta del siglo XX para empezar a percibir una recuperación masiva que todavía hoy continúa rescatando, prácticamente cada año, autores olvidados u óperas que estaban «en el baúl de los recuerdos».

Escuchar la música barroca, asegura el catedrático, «no requiere de enormes estudios para poder apreciar su impacto emocional» porque apela sobre todo a las emociones y a los sentidos.

Eunucos de voz fina y larga vida

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Pintura coral de Farinelli (en el centro) junto a varios de sus colaboradores. La única forma de calmar al Rey Felipe V, quien padecía de un grave trastorno bipolar, era escuchar la hipnotizante voz de Carlo Broschi, conocido por el sobrenombre de Farinelli, el más famoso de los cantantes castrati que se popularizaron en las cortes europeas del siglo XVIII. Farinelli acudió invitado para pasar unos meses por la Reina Isabel de Farnesio a la Corte madrileña, y terminó residiendo allí durante casi 25 años. Fue un influyente pero discreto personaje de la España de Felipe V y Fernando VI
Pintura coral de Farinelli (en el centro) junto a varios de sus colaboradores. La única forma de calmar al Rey Felipe V, quien padecía de un grave trastorno bipolar, era escuchar la hipnotizante voz de Carlo Broschi, conocido por el sobrenombre de Farinelli, el más famoso de los cantantes castrati que se popularizaron en las cortes europeas del siglo XVIII. Farinelli acudió invitado para pasar unos meses por la Reina Isabel de Farnesio a la Corte madrileña, y terminó residiendo allí durante casi 25 años. Fue un influyente pero discreto personaje de la España de Felipe V y Fernando VI

Los castrati —en singular, «castrato»— eran hombres capaces de cantar con una tonalidad de voz muy aguda. Tanta, que causaron furor durante el Barroco, época en la que llegaron a convertirse en el equivalente a las actuales estrellas musicales. Sin embargo, la historia que se esconde tras estos hombres con voz de mujer es mucho más triste y oscura.

A diferencia de lo que ocurre con los contratenores actuales, que consiguen su tono de voz de forma natural, ejercitando sólo una parte de sus cuerdas vocales, los castrati, alcanzaban su tesitura mediante una intervención quirúrgica.

Como el propio nombre de estos cantantes indica, esa operación consistía en la amputación de los testículos, con el fin de que no pudiesen producir hormonas sexuales masculinas, responsables de la muda vocal que se opera en la adolescencia. Por ello, la intervención solía realizarse entre los 8 y los 12 años de edad.

Hay que señalar que en sentido estricto, no era una castración de todo el aparato genital. Así, había quienes aseguraban que aquellos castrati que conseguían desarrollar un pene adulto —generalmente por haber sido sometidos a la intervención después de los diez años— eran los mejores amantes del mundo.

El resultado de esa poco ética intervención quirúrgica era una espectacular voz que mezclaba el colorido tímbrico masculino y femenino. Poseía la potencia propia de un hombre y, a la vez, tenía una gran ligereza y capacidad para hacer agudos portentosos como una mujer. Esta voz híbrida era considerada celestial por el público de la época, entre el que causaba furor.

La castración de seres humanos nunca estuvo formalmente permitida, pero se toleraba y generalmente era enmascarada con supuestos accidentes o enfermedades que la justificaban. Con el fin del Barroco y la incorporación de las mujeres a la escena musical, las voces de los castrati desaparecieron de los escenarios, aunque siguieron vivos en los coros eclesiásticos hasta bien entrado el siglo XIX. Alesandro Moreschi, el último castrato conocido falleció en 1922.

En la actualidad, su papel es asumido por los contratenores, que logran agudizar su voz con una técnica depurada, en lugar de recurrir a prácticas aberrantes.

Los castrados son más longevos

Las hormonas sexuales masculinas pueden ser la causa de que los hombres vivan menos que las mujeres, afirma un estudio según el cual los eunucos de la corte imperial coreana eran mucho más longevos que sus congéneres.

Los científicos coreanos Kyung-Jin Min y Cheol-Koo Lee llegaron a esta conclusión tras analizar los archivos genealógicos de la corte imperial de la dinastía Chosun (1392-1910) y comprobar que los eunucos vivían entre 14 y 19 años más que los hombres que no habían sido castrados.

«El descubrimiento aporta una importante pista más para entender por qué hay una diferencia en la expectativa de vida de una mujer y un hombre», señala el biólogo Kyung, de la Universidad de Inha, uno de los autores del estudio que publica este lunes la revista Current Biology.

Según la Organización Mundial de la Salud, las mujeres viven como término medio de seis a ocho años más que los varones en los países industrializados. En la época analizada en el estudio se guardaban celosamente los árboles genealógicos para demostrar la pertenencia a la nobleza.

Los 81 eunucos estudiados habían perdido sus órganos reproductivos en accidentes como la mordedura de un perro o se habían sometido voluntariamente a la castración para ganar acceso a palacio, donde se les permitía casarse y formar una familia con niños castrados y niñas.

Los eunucos vivieron entre 14 y 19 años más que los demás hombres y tres de ellos alcanzaron e incluso superaron la edad de cien años, por lo que la incidencia de centenarios entre los eunucos coreanos era 130 veces mayor de lo que se da hoy en los países desarrollados, subraya por su parte Cheol, de la Universidad de Corea.

Según este profesor, este hecho no puede explicarse simplemente por la calidad de vida de la que se disfrutaba en el palacio, ya que la mayoría de los eunucos pasaba casi tanto tiempo fuera como dentro de ese recinto.

De hecho, los reyes y varones de la familia real tenían las vidas más cortas y normalmente no pasaban de mediados de los cuarenta, según el estudio. Estos datos brindan algunas claves sobre la longevidad, según ambos científicos, quienes recomiendan a los hombres que para mantenerse saludables y vivir más «se alejen del estrés y aprendan lo que puedan de las mujeres».