cine
Todo por el ‘Método’

Konstatin Stanislavski, actor, director y administrador del Teatro de las Artes de Moscú, dedicó toda su vida al teatro y por ello pasará a la historia, pero no por sus interpretaciones o por su capacidad para gestionar el teatro del que era administrador, sino por el desarrollo del más conocido método de interpretación que existe, el método Stanislavski.
Lee Strasberg, director teatral estadounidense de origen polaco, fue continuador de las técnicas de interpretación desarrolladas por Stanislavski, y desarrolló en los Estados Unidos su propio método; al frente del Actor’s Studio formó varias generaciones de actores.
En líneas generales, la adaptación del método Stanislavski por parte de Lee Strasberg tenía como objetivo básico la consecución de la organicidad dentro de la actuación; o, dicho de otro modo, la reproducción sobre la escena (o ante la cámara) de los procesos emocionales que se experimentan en la vida real. De ahí que Strasberg exigiera a sus alumnos y a los actores que tenía a sus órdenes la búsqueda de sus propias vivencias emocionales: un arduo trabajo realizado sobre la memoria propia y, al mismo tiempo, relacionado con los motivos más hondos que pudieran llevar al personaje interpretado a actuar como lo hacía en cada momento.
El Actor´s Studio es una asociación para actores, que se basa en el citado Metodo Stanislavski y fue fundado por Elia Kazan, Cheryl Crawford y Robert Lewis en 1947.
Son muchos los actores que han utilizado el famoso ‘método’ para hacer de sus papeles algo que perdure a través del tiempo y reciban de la mano de la academia un premio Óscar. Desde subir y bajar vertiginosamente de peso, hasta convivir encerrado en un asilo. A continuación se mencionan algunos ejemplos conocidos para el gran público de la puesta en escena, más o menos enfermiza, del ‘Método’.
Shia LaBeouf – ‘Ninfómana’
Aquel joven protagonista de ‘Transformers’ se tuvo que meter de lleno en el personaje del director Lars Von Traer para la película ‘Ninfómana’, un filme considerado pornográfico para muchos críticos del cine. LaBeauf realizó escenas de sexo real. La que no estuvo nada feliz fue su novia Karolyn Pho, quien, según fuentes, estuvo enfurecida por la decisión del actor.
Christian Bale – ‘El Maquinista’
Si se habla de cambios espectaculares de peso en poco tiempo para distintas películas, no podemos olvidar a Christian Bale. Este actor británico pasó de tener un cuerpo envidiable en ‘American Psycho’, ‘Equilibrium’ y ‘El reino del fuego’ a mostrar una enfermiza delgadez en ‘El maquinista’. Bale adelgazó algo más de 28 kilos en cuatro meses, llegando a pesar 54 kg, pero en realidad querría haber bajado hasta 45 kilos.
Renée Zellweger – ‘El diario de Bridget Jones’

Cuando ella asumió el papel de Bridget Jones, Renée fue sometida a una dieta alta en calorías. El resultado fueron casi 13 kilos más. Sin embargo, a Renée le costó perder esos kilos de más, incluso una vez terminada la película. Intentó las dietas más drásticas para lograr sus fines. Consciente de que las dietas, de adelgazamiento y aumento de peso no eran buenas para su salud, Renée se negó a aceptar el papel en una tercera entrega de la saga de ‘Bridget Jones’.
Al Pacino – ‘Perfume de mujer’
Durante su preparación para caracterizar al personaje del Teniente Coronel, Al Pacino asistió a una escuela para ciegos, el resultado fue espectacular, el actor convence al público de su ceguera y actúa como un invidente más, lo que le llevó a ganar un Óscar por dicho papel en 1992.
Jack Nicholson – ‘El resplandor’
Pocas imágenes perduran en la mente del público, sea o no cinéfilo. Jack Nicholson es dueño de uno de esos instantes inolvidables. Se lo robó con la perfecta actuación en ‘El resplandor’: su rostro, gestos y pose de demente se plasman naturalmente en la memoria de quien disfrutó del filme, vio la imagen en una revista, en Internet o en el video club. Para lo cual Nicholson se encerró en un hotel durante varias semanas. La cara de loco maniático probablemente le nació luego de aquel ‘encerrón’, el problema es que nunca más se le quitó.
Una polémica eterna
Durante años se afirmó que Donald Sutherland tuvo una escena de sexo real con Julie Christie en la película de 1973, ‘Amenaza en la sombra’, pero Sutherland negó enfáticamente que él y la actriz tuvieron relaciones sexuales durante dicha escena de amor. Por su parte, en un libro llamado ‘Famous Players: Una historia del cine, la mafia, (y sexo)’, el exeditor de la revista Variety, Peter Bart, afirma que él estaba en el set de la película y “vio a las dos estrellas, mientras tenían relaciones sexuales reales y apasionadas”.
Más allá de «El Resplandor»

Arrepentido de no haber rodado ‘El exorcista’, y tras haber rechazado rodar la segunda parte de dicho filme, Stanley Kubrick se decidió a hacer a toda costa una película de terror. Por eso cuando la Warner le envió la novela de un prometedor escritor llamado Stephen King, quién con su primera novela adaptada, Carrie, había tenido muy buena crítica, aceptó el proyecto de llevar «El resplandor» a la pantalla grande (cuando leyó la obra por vez primera, aún no se encontraba a la venta).
Es curioso que tanto Stanley Kubrick como Jack Nicholson pudieron haber trabajado juntos en un anterior filme de terror; pues a ambos le ofrecieron participar en el proyecto de «El exorcista».
Stephen King tenía los derechos para escribir el mismo el guión de la película, pero tras conversar con varias personas que habían trabajado con Kubrick, y escuchar las terroríficas historias acerca de las excentricidades y exigencias del director, declinó la idea.
Según el autor de la novela Stephen King, el título de su obra está inspirado en el estribillo We all shine on de la canción «Instant Karma» (escrita por John Lennon) que canta The Plastic Ono Band.
La Warner y Stanley Kubrick habían elegido casi antes de existir el proyecto de esta película a Jack Nicholson para el papel de Jack Torrance, ya que les habían gustado mucho sus interpretaciones en Alguien voló sobre el nido del cuco y «Chinatown». Además, Kubrick le seguía los pasos desde que le vio en «Easy Rider».
Aunque Jack Nicholson fue la primera elección de Stanley Kubrick para el papel de Jack Torrance, otros grandes nombres como Robert De Niro o Harrison Ford también recibieron una copia del guión. De Niro comentaría tiempo después que tuvo pesadillas durante semanas después de leerlo.
Los actores preferidos de Stephen King para el papel de Jack eran Jack Palance, Mike Moriarty, Martin Sheen o Jon Voight. Trató de convencer a la Warner y a Kubrick para que no contrataran a Jack Nicholson, pero ellos ya lo tenían decidido desde un principio. Stephen King argumentaba que Nicholson no daba la impresión de que gradualmente se estuviera volviendo loco, pues su mirada desde el comienzo de la película parecía la de un perturbado. Muchos fans de la novela compartían esta opinión.
Curiosidades de la película
- Cada vez que a Kubrick le asaltaba una duda con el guión de «El resplandor» llamaba a Stephen King, fuese la hora que fuese, en una ocasión le despertó a las 3 de la mañana para preguntarle si creía en Dios.
- Las vistas exteriores del «Hotel Overlook» corresponden en realidad al Timberline Lodge, un lujoso hotel de montaña de Oregón. El lugar ha sido escenario de otras películas desde entonces. En uno de aquellos rodajes, el director Boris Sagal sufrió un terrible accidente cuando las palas de un helicóptero le decapitaron. El helicóptero era el mismo que un año antes había sido alquilado por la Warner Bros. para rodar las escenas aéreas del inicio de «El resplandor». El siniestro incidente fue rápidamente relacionado con la película de Stanley Kubrick, y desde entonces el hotel tiene fama de «embrujado».
- Katharina Kubrick, hija del director Stanley Kubrick, fue una de las encargadas en encontrar los lugares para rodar las escenas exteriores.
La película «El Resplandor» sigue despertando gran interés y tiene una legión de seguidores de todas las edades.
- Mientras Stanley Kubrick estaba rodando el filme, su hija Vivian Kubrick le grabó para hacer un documental sobre él. Dicho documental se puede ver en la versión DVD de «El resplandor».
- Stanley Kubrick consiguió grabar la escena en donde sale un montón de sangre del ascensor en sólo tres tomas. Estuvo 9 días completos preparando el efecto y, cada vez que la puerta se abría, la sangre se vertía. Los responsables de efectos estuvieron durante un año entero estudiando y ensayando la escena.
- En una escena Danny (Danny Lloyd) lleva puesto un suéter con el dibujo de un cohete y pone «Apollo 11», una referencia a la película de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio.
- Existen dos versiones diferentes de esta misma película, la de USA que dura 146 minutos, y la internacional que dura 119 minutos, esto es debido a una decisión que tomó el director Stanley Kubrick.
- En esta película el personaje del anterior vigilante, el Sr. Grady, perdió la razón, mató a su familia y luego se disparó con una escopeta en la boca. Este hecho recuerda mucho a otro filme de Stanley Kubrick: La Chaqueta Metálica, en donde el recluta patoso se vuelve loco, mata a su sargento y se suicida al dispararse con una ametralladora en la boca.
- Tanto Stanley Kubrick como Jack Nicholson pudieron haber trabajado juntos en un anterior filme de terror; pues a ambos le ofrecieron participar en el proyecto de «El exorcista».
- El hacer que en todo los folios apareciera la misma frase, fue obra de Stanley Kubrick, quién poseía una de las primeras máquinas de escribir con memoria, con lo qué la programó para imprimir 500 folios.
- Aunque Jack Nicholson fue la primera elección de Stanley Kubrick para el papel de Jack Torrance, otros grandes nombres como Robert De Niro o Harrison Ford también recibieron una copia del guión. De Niro comentaría tiempo después que tuvo pesadillas durante semanas después de leerlo.
- La manía compulsiva de Stanley Kubrick por repetir en un elevado número una misma escena, llegó a exasperar a todos los actores.
- Stanley Kubrick ordenó repetir 120 veces la escena dónde aparece el resplandor en la habitación de Scatman Crothers.
- Para el joven actor Danny Lloyd ésta era su primera película y, como Stanley Kubrick estaba a favor de la protección de los niños; consiguió que Danny no supiera que estaba trabajando en una película de terror hasta después de terminarla.
Gafas de cine

Las gafas de sol permiten disimular rubores o incluso arrugas -véase el caso de Karl Lagerfeld-, y en algunas películas han sido más que un simple complemento. ¿Quién no recuerda a Audrey Hepburn mirando con deseo el escaparate de Tiffany’s a través de sus gafas de sol en “Desayuno con diamantes”?
Las monturas “cat eyes” que lució la protagonista del “film” de Blake Edwards, unas Oliver Goldsmith, sedujeron a divas de Hollywood como Ava Gardner, Rita Hayworth, Liz Taylor, Sofía Loren o Grace Kelly (sus gafas las diseñaba François Pinton).
“Estas gafas evocaban sensualidad y realzaban la mirada de las artistas” explica Raquel Ferri, directora de estilo de Visionlab.
Después de ellas, Michelle Pfeiffer en “Scarface” (1983), donde destacó por sus gafas “cat eyes” en un marrón degradado, o Madonna en “Buscando a Sara desesperadamente” (1985) dieron un aire nuevo a este estilo de gafas que ha vuelto como tendencia esta temporada.
Más que un accesorio

Sin gafas de sol, el guapo de la película es menos atractivo, el villano resulta menos inquietante y la mujer de corazón insondable más accesible; probablemente, estos cinematográficos estereotipos no se hubieran definido con la misma exactitud sin esos complementos que envilecen la cara del más inocente o acentúan la inocencia nada inocente de personajes como la “Lolita” de Stanley Kubrick.
“Las gafas son un elemento fundamental para comprender muchas películas y a muchos artistas”, un complemento que forma parte de la evolución de los personajes, explica uno de los fundadores de GafaVintage, Jorge Portela.
Cindy Crawford y sus Thierry Mugler, Madonna y sus Ray-Ban o las legendarias Styl Rite de Woody Allen son solo algunos ejemplos de tándems geniales entre persona y personaje a través de las gafas de sol.
Porque las gafas pueden parecer un simple accesorio, pero también funcionar como una parte más de la trama, como en el caso de las famosas gafas negras de “Matrix” (1999).
En los años 90, la monja más famosa del cine, Woopi Goldberg, complementó su vestimenta con las clásicas lentes ligeras redondeadas en “Sister Act” (1992), “aunque ya las vimos antes de la mano de Diane Keaton en ‘Annie Hall’ (1977)”, afirma Raquel Ferri.
Tendencia dentro y fuera de la pantalla

Inolvidables son también las gafas ahumadas, tendencia de la época, que acompañaban a Sandra Bullock y Nicole Kidman en sus fechorías en “Prácticamente magia” (1998). Mucho tiempo después, Sarah Jessica Parker rescataría este modelo y alguno más en “Sexo en Nueva York”, donde llevó monturas XXL o gafas estilo aviador.
Las gafas de sol se comportaron casi como un objeto fetiche en cintas como “El diablo se viste de Prada” (2006), “Men in black” (1997), “Miedo y asco en las Vegas” (1998), “Reservoir dogs” (1992), “Terminator” (1984) o la española “Torrente” (1998).
Misterio, moda, seducción o indiferencia, este complemento, nuestros segundos ojos, dice mucho de lo que somos (o de lo que escondemos). Si diseñadores, actores y cantantes (¿es posible imaginarse a John Lennon sin sus gafas de sol circulares?) las han elevado al séptimo cielo de los complementos es por algún motivo.
Pioneros del Terror
Entre 1931 y 1954, Universal Pictures lanzó una serie de ocho películas de terror que, nada más exhibirse en los cines, se convirtieron en clásicos instantáneos del séptimo arte.
La caja de Pandora la abrió en 1931 el Drácula dirigido por Tod Browning y protagonizada por Béla Lugosi, un papel que el director había reservado a Lon Chaney pero cuya muerte hizo que el personaje pasase al actor de origen húngaro, que había protagonizado en 1927 la obra de teatro homónima.
La película fue un éxito que elevó a Browning y a Lugosi a los altares del cine, pero mientras el director tuvo una carrera variada y prolífica, con más de 60 títulos a sus espaldas, Béla Lugosi quedó encasillado para siempre en el género de terror. Tanto que en su testamento dejó escrito que quería ser incinerado vestido con la capa de Drácula.
Y el como el éxito anima a continuar en la misma línea, Universal Pictures se aplicó los siguientes años a la tarea de producir títulos de terror que no dejaran indiferente a nadie.
Así, a Drácula le siguieron Frankenstein (1931), La momia (1932), El hombre invisible (1933), La novia de Frankenstein (1935), El hombre lobo (1941), El fantasma de la ópera (1943) y La mujer y el monstruo (1954), que se rodó en 3D y que tuvo el honor de ser la primera película con imágenes estereoscópicas rodadas bajo el agua.
Como cualquier imagen supera a las palabras, más aún en el caso del Séptimo Arte, los lectores de Pamont Noticias pueden disfrutar del documental «Universal Horror», que traza un recorrido por los entresijos de la Universal en sus años ‘monstruosos’.
Muñecas rotas y sus «trifulcas» domésticas

Allá por 1962, nadie daba mucho por una película como “¿Qué Fue de Baby Jane?”. Se trataba de una cinta rodada en blanco y negro, con dos actrices que sobrepasaban los 50 y cuya carrera parecía más dirigida ya hacia la televisión que a la gran pantalla. Además, las dos divas eran famosas por su épica rivalidad desde la década de los años 30, cuando ambas pasaron a convertirse en dos de las principales estrellas de la Warner y del Hollywood dorado en general. Nunca antes habían trabajado juntas y después de esta película jamás volvieron a coincidir, sin embargo, su choque interpretativo sigue siendo recordado hoy en día como uno de los más memorables de la historia del cine.
Basada en una novela de Henry Farrell, quien previamente había trabajado como guionista en las series televisivas “Bus Stop” y “Alfred Hitchcock Presenta”, la película narra la malsana relación de dependencia de las hermanas Hudson, dos antiguas estrellas del cine, que viven juntas después de que un supuesto accidente dejara parapléjica a la más exitosa de ellas. Bajo la dirección de Robert Aldritch, esta historia grotesca adquiere el tono de un circo malsano y terrorífico, donde el payaso blanco, el pierrot, está interpretado por Joan Crawford como Blanche, la hermana mayor y verdadera estrella de las dos, ahora enclaustrada en su habitación, atrapada en su silla de ruedas. Demasiado bondadosa como para traicionar a su hermana, se convierte en víctima de sus cada vez más perversas travesuras. El rol del payaso alegre, el augusto, le corresponde a Bette Davis como Jane, la exniña prodigio que vive anclada en el pasado, incapaz de aceptar que su talento y su fama se han desvanecido y proyectando toda su rabia y su frustración hacia su hermana. Jane viste con sus trajes infantiles y se maquilla en exceso la cara en un vano intento por recuperar su época de esplendor. Excesiva y grotesca, resultaría cómica si no fuera tan inquietante y aterradora.
A medio camino de “El Crepúsculo de los Dioses” de Billy Wilder y “Psicosis” de Alfred Hitchcock, la cinta establece una macabra cercanía entre los dos personajes protagonistas y las actrices que las interpretan. Las cuatro habían vivido momentos de mayor esplendor y habían visto como la industria las había dejado atrás, olvidadas. Para ello, Aldritch emplea incluso clips de las películas de Davis y Crawford, así como fotos promocionales de las mismas en su época dorada, para ilustrar el pasado cinematográfico de las hermanas Hudson. Por otro lado, la animadversión que sentía la una por la otra, perfectamente conocida por el público, hacía que sus enfrentamientos en pantalla resultaran más virulentos y verosímiles, especialmente cuando antes del estreno de la película los rumores sobre los roces entre las dos estrellas ya llenaban las revistas.

Aldritch construye una puesta en escena robusta y medida, enfática y estridente para subrayar el delicado estado emocional de las dos protagonistas. La cámara juega con el espacio convirtiendo cada rincón en una amenaza, y la fotografía saca un partido casi expresionista del blanco y negro. De esta manera, a medida que avanza el metraje se va incrementando la sensación de malestar y desasosiego en el espectador, quien va intuyendo una atmósfera fúnebre alrededor de la casa donde se desarrolla la acción. En el apartado musical, la partitura de Frank DeVol se apoya en la canción infantil “I’ve Written a Letter to Daddy”, compuesta expresamente para la película y que sirve para dar el tono nostálgico y de degradación con respecto a la época dorada de las dos protagonistas, al mismo tiempo que establece esa psicología anclada en su época infantil del personaje de Jane.
Pese a las confrontaciones entre las dos actrices, el resultado interpretativo no puede ser más asombroso. Bette Davis fue nominada a los Oscars por su interpretación y de haber ganado la estatuilla se hubiese convertido en la primera actriz en poseer tres premios de la Academia, sin embargo, la triunfadora de la noche resultó ser Anne Bancroft por “El Milagro de Anna Sullivan”, con el atenuante de que Joan Crawford se encargó de recoger el reconocimiento en su nombre. Un nuevo bofetón a Bette Davis como venganza por haber estado cerca del premio, mientras su compañera de reparto había sido ignorada en las nominaciones.
Debido al éxito de “¿Qué Fue de Baby Jane?”, Robert Aldritch propuso a las dos actrices repetir con otra adaptación de una novela de Henry Farrell, “What ever happened to cousin Charlotte?”, cuyo título fue modificado por petición expresa de Bette Davis a “Hush Hush, Sweet Charlotte” y que en España fue traducido como “Canción de Cuna para un Cadáver”. Finalmente Crawford tuvo que abandonar la producción por enfermedad y fue sustituida por Olivia de Havilland, buena amiga en la vida real de Bette Davis. El resultado fue notable, pero muy alejado de las virtudes de “¿Qué Fue de Baby Jane?”.
Adiós a Saza: Sus 10 películas inolvidables

Adiós a Saza: Sus 10 películas inolvidables.
Se fue Saza, se fue uno de los rostros más legendarios y quieridos del cine español.
JoséSazatornilBuendía falleció a los 89 años dejando tras de sí un imponente legado que abarca más de un centenar de títulos a las órdenes de algunos de los cineastas más destacados de nuestro cine.
‘Saza’ se subió a un escenario por primera vez con seis años, pero fue a los 13 cuando empezó a hacer teatro de aficionados en su Barcelona natal, compaginando su pasión con un trabajo en la tienda de ropa que regentaba su padre.
Se hizo profesional a los 20, en 1946, con la compañía de María Vila y Pío Cid. De esta pasó a la de Paco Martínez Soria, con quien además debutó en el cine, en 1953, con la comedia ‘Fantasía española’, de Javier Setó. Desde entonces, compaginó las tablas -‘Filomena Marturano’, ‘Los habitantes de la casa deshabitada’, ‘La venganza de Don Mendo’, ‘Pecados conyugales’, ‘Golfus de Roma’ y ‘El violinista en el tejado’- con la gran y pequeña pantalla.
Rodó a las órdenes de José Luis Sáenz de Heredia (‘Los gallos de la madrugada’), Rafael Gil (‘Sangre en el ruedo’) José Antonio Nieves Conde (‘Las señoritas de mala compañía’), Jaime de Armiñán (‘Carola de día, Carola de noche’), Pedro Lazaga (‘Las secretarias’, ‘La ciudad no es para mí’), Fernando Fernán-Gómez (‘Cómo casarse en siete días’, ‘Cinco tenedores’), Mariano Ozores (‘Si fulano fuese mengano’, ‘Venta por pisos’) o Angelino Fons (‘Mi hijo no es lo que parece’).
También trabajó en películas de Mario Camus (‘La colmena’), Francesc Betriu (‘Una pareja perfecta’), Antonio Mercero (‘Espérame en el Cielo’, ‘Don Juan’, mi querido fantasma’), Fernando Trueba (‘El año de las luces’) y José Luis Cuerda (‘Amanece, que no es poco’), entre otros muchos directores.
En todas estas cintas el actor, propietario de uno de los bigotes más característicos del cine español, encarnó todo un abanico de personajes, entre los que destacó el de Jaume Canivell, el empresario catalán de ‘La escopeta nacional’, de Luis García Berlanga, con el que colaboró en ‘El verdugo’ y repitió en ‘Todos a la cárcel’.
La admiración del actor por Berlanga le llevaba, según ha contado el propio ‘Saza’, a aceptar cualquiera de las ofertas del cineasta valenciano sin ni siquiera leerse el guión.
Sólo rechazó un papel en ‘París-Tombuctú’, porque no podía compaginarlo con la obra de teatro en la que estaba ya trabajando.
Su mayor reconocimiento, el Goya al Mejor Actor de Reparto, llegó con ‘Espérame en el cielo’, pero también fue reconocido con el Fotogramas de Plata Homenaje, el Premio José Isbert de la Asociación Española de Amigos del Teatro y la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos de Honor 2012.
Su última aparición pública fue al recoger este último galardón, momento en el que se llevó una grandísima ovación como muestra del cariño y de la admiración a su persona.
La Academia del Cine destaca que era un «imprescindible» de la comedia española «que nunca tuvo problemas porque no se metía donde no le llamaban, obedecía y era respetuoso con todo el mundo».
Decía el veterano actor catalán que no había ningún mérito en su actitud, que él solo se dejaba llevar por su sino y hacía lo que tenía que hacer.
Si Marilyn Monroe viviese, cumpliría este lunes 89 años

La mujer tras Marilyn Monroe, Norma Jeane.
Tal día como hoy, hace 89 años nació Norma Jeane Mortenson.
Abandonó su nombre y el color original de su pelo para convertirse en Marilyn Monroe. Un mito que nos dejó demasiado pronto.
Mas allá de lo que quiere recordar la historia, sus curvas, su rostro hecho arte pop por Andy Warhol o el «Happy birthday, Mister President» a J.F. Kennedy, esta mujer, que hoy hubiera cumplido 89 años, distaba mucho del icono de Hollywood por el que es conocida.
Marilyn era una ávida lectora que contaba con títulos de Ernest Hemingway o James Joyce en su estantería. Además, tuvo como amigo íntimo al novelista Truman Capote (A sangre fría, Desayuno con diamantes), que la definía como una persona «muy insegura», pero también «muy, muy brillante».
El mundo entero seguía con interés los matrimonios y divorcios de Marilyn con el jugador de béisbol Joe DiMaggio y el escritor Arthur Miller. Pero, fuera de los focos, Norma Jeane estuvo casada con un hombre anónimo, James «Jim» Dougherty. Fue un matrimonio de convivencia para evitar ser enviada a un orfanato, según detalla la biografía de la actriz ‘My Story’, escrita por Ben Hecht. Este enlace se produjo en 1942, cuando Marilyn apenas tenía 16 años, y se divorciaron en 1946.
La actriz se consideraba a sí misma un ‘bicho raro’ en el celuloide americano. Prueba de ello es el título de un capítulo de su biografía ‘My Story’, titulado «¿Por qué soy una inadaptada en Hollywood?». «Mis carencias sociales eran algo como esto, no ser capaz de reír todo el tiempo en las fiestas o no ser capaz de seguir charlando como una cotorra con otras cotorras. Pero para mí (estos errores) eran menos importantes que otras carencias sociales que yo percibía en los demás».
Falleció el 5 de agosto de 1962 a causa de una sobredosis de somníferos, en circunstancias nunca esclarecidas. La primera hipótesis que dio a conocer la policía estadounidense es que la popular actriz se había suicidado, una hipótesis que nunca pudo ser corroborada.
Cannes, con Shakespeare

La 68 edición del Festival de Cannes cerró ayer la carrera por la Palma de Oro con un clásico de las tablas: el Macbeth que firma el australiano Justin Kurzel, con un entregado Michael Fassbender como el guerrero Macbeth, que quiere convertirse en rey, y una sutil Marion Cotillard como Lady Macbeth.
Se traslada esta tragedia mil veces versionada de William Shakespeare al impactante, duro y hermoso paisaje de Escocia en invierno. «La campiña refuerza la tragedia, como en el western», aseguró el realizador, para quien el desafío era conseguir trasladar ese «baile entre el trágico amor y el hermoso texto» a la gran pantalla. Y el éxito ha sido parcial, pues la cinta fue aplaudida, aunque no resultó del agrado de todos.
Para Fassbender, que confesó que, al principio, estaba aterrado, lo más difícil fue el lenguaje, encontrar el ritmo para recitar adecuadamente el texto del inmortal dramaturgo. «Hay tantas formas de hacerlo que uno se deprime al final del día», sostuvo el irlandés, que destacó que el lenguaje y la historia son extraordinarias.
Si en el teatro se acostumbra a ver una Lady Macbeth poderosa, en la visión que Kurzel presenta, su fuerza está más diluida. Yes que presta un mayor protagonismo a Macbeth, un guerrero que quiere convertirse en rey alentado por la ambición de su mujer y, para ello, incurre en el asesinato.
En la película se antepone el tormento que sufre. Para Fassbender, «es un personaje fracturado». «Es como alguien que sufre un estrés postraumático, como lo que vemos en los soldados que regresan de la guerra», explicó.
«Hay demasiadas heridas», agregó Cotillard, la primera francesa en conseguir un Oscar con una película gala. Ni Fassbender ni ella habían interpretado antes esta obra del literato inglés.
Para ella fue muy intimidante tanto la película como el personaje. «Nunca había sentido tanta presión», señaló la actriz que recita en inglés con acento escocés.
Además, ayer se supo que Paulina, la cinta del argentino Santiago Mitre, que se presentó en la Semana de la Crítica, se alzó con el Premio de la crítica internacional en el Festival
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