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La verdad apócrifa del amigo Judas y la esposa María Magdalena

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Jesús, Judas y María Magdalena
Jesús, Judas y María Magdalena

En los primeros meses de 2006, la National Geographic Society presentó su trabajo de restauración y traducción de un libro llamado «El Evangelio de Judas», además de un documental sobre este mismo manuscrito que se creía perdido, lo que produjo un considerable revuelo en el mundo.

“Su lectura, tras de dieciséis siglos, permite obtener una visión de Jesús de Nazaret y de Judas Iscariote muy distinta a la que trasmiten los Evangelios que contiene el Nuevo Testamento en la Biblia”, señala el doctor en Antropología Social y Cultural, y Máster en Sociología, Fernando Klein Caballero.

Este investigador uruguayo, autor de Los Evangelios Gnósticos, Jesús Apócrifo, La Biblia desnuda, La iglesia de papel y Los Evangelios Prohibidos, entre otros libros, es uno de los grandes conocedores y principales investigadores en español del Evangelio de Judas.

“Esta obra se inscribe en la tradición gnóstica, una de las sectas que componían el universo inicial y fecundo del cristianismo. Estos textos se caracterizan por lo hermético de su lenguaje, por sus alegoría y su difícil comprensión”, asegura Klein quien es miembro de la American Anthropological Association (AAA), de la European Association of Social Anthropologists (EASA) y de la International Sociological Association (ISA),.

El texto, encontrado en Egipto, en una zona situada a orillas del río Nilo, está escrito en lengua copta y se puede datar hacia el año 200 d.C., se trata de un manuscrito formado por trece planchas de papiro, en él el gran traidor que era Judas Iscariote es presentado como el mejor amigo de Jesús y el encargado de iniciar su Pasión, según Klein.

La obra, asegura, ofrece una visión completamente diferente a la establecida sobre el vínculo entre Jesús y Judas.

“El propio Jesús habría pedido a Judas que lo ‘vendiera’ a las autoridades, y le habría dicho que así cumpla, de entre todos los discípulos, la labor más importante: ayudarlo para que se lograra su plan”, señala.

“El Evangelio de Judas dice con toda claridad: ‘Tú los sobrepasarás a todos. Tú sacrificarás al hombre que me recubrió. Es decir, Judas habría ayudado a Jesús a liberar su espíritu del envoltorio carnal, con lo cual se puede transformar la visión clásica de Judas, apunta el antropólogo uruguayo.

Gracias a esa tarea, el cristianismo comenzaría a dar sus primeros pasos: Judas habría ayudado a poner el “punto final” al ministerio de Jesús, para dar lugar al momento de la Pasión, de acuerdo a las investigaciones de Klein.

Según el especialista, “esta visión contradice la imagen que han trasmitido los cuatro Evangelios sobre este discípulo, quien en esos textos traiciona a Jesús y lo entrega a los sacerdotes (Mateos 26:47, Marcos 14:44; Lucas 22:47), y el texto gnóstico lo convierte en el mejor amigo de Jesús, en el único que sabía quién era realmente y en su elegido para ayudarlo a completar su misión”.

El amigo de Jesús

“El Evangelio de Judas ha causado gran polémica en la Iglesia cristiana”, explica el doctor Klein desde El Cairo (Egipto), impulsor de una serie de investigaciones sobre los Evangelios apócrifos y otros elementos relativos a la religión cristiana.

“Judas Iscariote era el único apóstol originario de Judá, pues los demás eran galileos. Jesús sabía de la traición de Judas pues lo anuncia en la comida de Pascua y lo señala en la mesa como el traidor que lo entregará a las autoridades”, señala Klein.

Los Evangelios no concuerdan en el motivo de la traición: si hubo de por medio dinero o no, y el precio de treinta monedas de plata sería una reinterpretación de Zacarías (11:12) “Yo les dije ‘si ustedes quieren, páguenme mi salario: si no, quédense con él’ Y le dieron treinta monedas de plata”, documenta Klein.

“En el Evangelio de Lucas, se indica que la traición ocurrió porque Satanás entró en Judas antes de la cena de Pascua pero, según el Evangelio de Juan, Satanás entró en él en plena cena. Satanás, por otra parte, no es mencionado ni en el Evangelio de Mateo ni en el de Marcos y, finalmente, Mateo dice que Judas se ahorcó, pero Lucas contradice lo anterior, afirmando que Judas se habría despeñado, reventándosele las entrañas”, de acuerdo a Klein.

“La situación de Judas como el compañero y amigo de Jesús contradice plenamente las enseñanzas de los Evangelios canónicos aceptados por la Iglesia cristiana”, según Klein.

“En este caso Judas pasaría a ser amigo de Jesús y ayudarlo a emprender su camino y desarrollar su martirio, sin que Jesús haya muerto necesariamente después de eso”, declara.

Textos intocables

“De la misma época que el de Judas, es el Evangelio gnóstico de Marión o de María, donde María Magdalena se presenta como la novia o la esposa de Jesús”, señala Klein.

“Estamos descubriendo continuamente nuevos materiales que apuntan a una realidad que es muy diversa y distinta a la que ha indicado desde hace varios milenios la Iglesia cristiana”, adelanta.

“La Iglesia cristiana estipula o maneja la idea de que todo esto del Evangelio de Judas es parte de los Evangelios Gnósticos y que se encierra en una percepción del mundo desde el gnosticismo, pero la realidad es que son escritos que datan del 140 al 200 d.C. y no mucho más allá de esos años, y que han permanecido intocables por la mano humana”.

“Por su parte, los Evangelios canónicos, como los de Lucas, Mateo y Marcos, son todos posteriores, y han sido escritos y transcritos una y otra vez, hasta llegar hasta épocas donde su escritura ha quedada fija”, señala.

“Entonces, a la hora de elegir en qué tener fe o en qué creer, ¿optaremos por el escrito más próximo a la vida de Jesús y que no ha sido tocado desde entonces, o por escritos que han sido modificados una y otra vez por motivos de poder o debido a que han sido objeto de falsa transcripción, dificultades o errores?, se pregunta el autor de Los Evangelios Gnósticos.

Canónicos y apócrifos

Es importante distinguir entre lo que son los escritos llamados “canónicos” y aquellos denominados “apócrifos”, indica Fernando Klein.

Usualmente, explica, se consideran como escrituras canónicas esencialmente a aquellas que fueron escritas “inspiradas” por Dios.

“Todas aquellas obras que, presentando una estructura similar tuvieron un origen ‘no Divino’ y que fueron dejadas fuera del canon (listado de libros aceptados), excluidas de la Biblia, tienen el nombre de apócrifas (su significado literal sería ‘oculto’, ‘secreto’)”, prosigue.

Según Klein debemos considerar que, hasta donde se sabe, Jesús no dejó palabra escrita sobre sus acciones o dichos: lo que sabemos de su ministerio, la Pasión y su crucifixión, surge de escritos que son posteriores a Él.

“Por un lado tenemos los Evangelios del Nuevo Testamento (Marcos, Lucas, Mateo y Juan) y, por otro, diversos escritos que luego no fueron aceptados: los apócrifos”, precisa.

“Canónico y apócrifo son el resultado de un proceso histórico que se extendió por varios siglos y durante el cual, obras que inicialmente fueron canónicas, luego pasaron a la categoría de apócrifas y viceversa, señala.

Klein pone como ejemplo de este proceso, el Evangelio de Juan, que es el último que se incorporó como canónico y cuyo contenido muestra muchas diferencias con el de los otros Evangelios.

“Hubo obras que presentaban serias dudas a la Iglesia, pero que finalmente fueron incorporadas al canon cristiano, como la Epístola a los Hebreos, el Libro de Santiago y el Libro de las Revelaciones o Apocalipsis. El Evangelio de San Juan fue el que tomó mayor tiempo en ganar aceptación, de acuerdo a Klein.

Según este antropólogo social, el Evangelio de Judas es producto del movimiento de los gnósticos, que tuvo su mayor auge hacia el siglo II y III d.C. El gnosticismo era un conjunto de doctrinas religiosas que incorporaban enseñanzas de origen iraníes, judeo-cristianas, caldeas, babilónicas, egipcias e hindús.

“Para los gnósticos, Jesús era un hombre corriente que, en el momento de su bautismo recibió una virtud especial del Dios supremo, virtud que lo abandonó antes de su Pasión, para que el Cristo permaneciera impasible y siguiera existiendo espiritualmente (Jesús el hombre, por otra parte, habría muerto en la cruz)”, explica Klein.

“Los gnósticos rechazaron prácticamente todos los sacramentos, en especial, la Eucaristía. Desechaban como posible la resurrección de Jesús y fueron denostados por la Iglesia y perseguidos, finalmente, como herejes”, relata.

Superhéroes en misa y repicando

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Catwoman no es muy devota, aunque tiene una hermana monja
Catwoman no es muy devota, aunque tiene una hermana monja

Desde el Vaticano se cuestiona la religiosidad de los superhéroes en varios artículos, como el que reza ‘¿Es Hulk de verdad católico?’. En él repasa las creencias religiosas de los más famosos personajes de cómic, entre ellos Superman, Lobezno o Cíclope.

«¿Puede bastar un rosario entre las manos para definir como católica a una persona?», se preguntan algunas mentes inquietas en la Santa Sede, que, recurriendo a un portal de internet estadounidense sobre cómic en el que se señala la religión de todos los superhéroes, resaltan que Bruce Banner, el increíble Hulk, el hombre verde, está casado por la Iglesia.

«Lo está con la amada Betty Rossi y el rito está oficiado por un sacerdote católico», precisan, a la par que agregan que «otras señales» diseminadas entre los centenares de viñetas «revelarían inequívocamente su fe», entre ellas una en la que aparece con un rosario entre las manos.

Superman: metodista o judío

Hulk no es un caso aislado, se subraya desde el epicentro religioso, y se asegura que los personajes con poderes excepcionales que declaran explícitamente su fe no son una minoría y que el número de libros de cómic cuyos personajes se declaran cristianos ha crecido rápidamente en los últimos años.

Así, señalan los estudiosos que en la película de Superman se confirma la fe cristiana, metodista, para más exactitud, del periodista Clark Kent. ‘L’Osservatore Romano’ agrega que la prensa estadounidense llega incluso a hablar de la «dimensión cristológica del personaje».

¿Exageraciones?, se pregunta el diario, que añade que escuchando al director del filme, Snyder, éste señala que en muchos diálogos de la película la referencia a la religión cristiana es directa.

«Cuando Jor-El, el padre krytoniano de Superman, le pone en la nave espacial para enviarlo a la tierra, la madre, Lara, tiene miedo y dice: ‘será marginado, lo matarán’. Pero el padre responde: ‘Será un Dios para ellos'», señala.

Mucho se ha especulado también sobre la identificación entre Superman y el patriarca Moisés. Kal-El, nombre real del Hombre de Acero, significa en hebreo «la voz de Dios» o «todo es Dios» o «todo lo que Dios es».

Otros estudiosos apuntan que su historia, la del pequeño enviado a la tierra tras el exterminio en Krypton que ya de adulto tiene que ocultar una de sus identidades, puede verse como una alegoría del pueblo judío y el Holocausto.

«Tiene algo que no tienen los demás y es que es el primero», ha explicado el escritor y antiguo secretario de Estado de Cultura Luis Alberto de Cuenca. «Seigel y Shuster lo sacaron de su chistera, de su chistera judía, por cierto, y reflejaron en él todas las inquietudes que tiene un inmigrante. Ellos eran también inmigrantes, de primera generación. De hecho, Goebbels tildó al personaje de judío y lo prohibió en la Alemania nacionalsocialista».

Garantes del orden

‘L’Osservatore Romano’ destaca que los superhéroes están caracterizados por una doble naturaleza, humana y divina, con poderes que parecen versiones puestas al día de los personajes de la antigüedad, pero con características diferentes.

«Mientras los primeros -agrega- eran viciosos, mentirosos y dedicados a satisfacer sus propias pasiones, los de ahora combaten contra las injusticias del mundo, la prepotencia de los avaros e intervienen para restablecer un orden momentáneamente perdido».

El periódico del Vaticano reconoce que la mayor parte de los superhéroes, sin embargo, son cristianos protestantes y recuerda que el protestantismo es la confesión más difundida en EEUU. En esa línea destaca a Spiderman, «un protestante convencido», y al Capitán América, «que encarna los ideales más alto de América y una tira reciente de cómic admite que todos los domingos va a la función religiosa de la comunidad».

También resalta entre los protestantes a Cíclope, de los X-Men, y sobre todo a Lobezno, un presbiteriano escocés, «uno de los 30 personajes definidos entre los más religiosos del universo de la editorial Marvel».

Tintín y San Juan Evangelista

Entre los episcopalianos figuran la Mujer Invisible y Batman. Entre los escasos católicos destaca a Selina Kyle, Catwoman, aunque precisa que no es muy devota, aunque tiene una hermana monja.

Otro personaje católico es Vindicator, que muestra sus promesas matrimoniales y es su fe la que salva a esta figura femenina en la lucha contra Dargil. De la catolicidad del Rondador Nocturno de los X-Men no hay duda, asegura el diario, que señala que es el más devoto de todos.

El vespertino hace hincapié en el cristianismo de la mayoría de los personajes, «y eso que una de las editoriales, Marvel, fue fundada en 1939 por el judío Martin Goodman y que los autores de los cómic son en su mayor parte judíos».

Recuerda, no obstante, que hay algunos, como Shadowcat, que lleva un collar con la estrella de David y subraya que La Cosa, de Los Cuatro Fantásticos, reza la tradicional plegaria judía ‘Shema Yisrael’ en una tira de cómic de 2002.

‘L’Osservatore Romano’, que ya identificó a Tintín como héroe católico, señala que tras ese viaje por el mundo del cómic hay que preguntarse si todo eso tiene valor y afirma que el mundo de hoy necesita «héroes positivos, impávidos y justos, que en la eterna lucha entre el bien y el mal siempre saben de que parte deben estar. «Y si detrás de ello hay motivaciones religiosas, mucho mejor», concluye.

Religiones sacudidas por la modernidad

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Las tres grandes corrientes bíblicas comparten tres principios fundamentales que deberían permitir una reconciliación generalizada sin que ninguna de ellas tenga que desaparecer; esas tres coincidencias son poner al ser humano en el centro del universo, que la tradición bíblica inventa la historia -frente a un tiempo cíclico de otras culturas-, y que la naturaleza carece del principio de Justicia
Las tres grandes corrientes bíblicas comparten tres principios fundamentales que deberían permitir una reconciliación generalizada sin que ninguna de ellas tenga que desaparecer; esas tres coincidencias son poner al ser humano en el centro del universo, que la tradición bíblica inventa la historia -frente a un tiempo cíclico de otras culturas-, y que la naturaleza carece del principio de Justicia

«La yihad es un problema del Islam contra el Islam; la religión es la excusa del resentimiento, y el Islam, además de atravesar un periodo de humillación y resentimiento, vive una guerra civil monumental», relata Roberto Blatt, quien ha condensado veinte años de investigación en «Biblia, Corán, Tanaj».

En este ensayo publicado por Turner, Blatt ha revisado los orígenes comunes de las tres religiones monoteístas y cómo durante la historia se han enfrentado, pero también se han inspirado y hasta complementado.

«El Islam está esencialmente en crisis, aunque el judaísmo y el cristianismo también tienen sus derivas; la modernidad ha sacudido al Islam como sacudió al cristianismo y al judaísmo en la época de la Ilustración», según Blatt, quien ha recordado como el Islam fue tolerante con los judíos hasta la época contemporánea, desde que entró en decadencia en el siglo XVIII.

«Lo que vivimos ahora es el colapso del pensamiento utópico, que es también un invento de la tradición bíblica, como el laicismo surge de esa misma tradición, la búsqueda de las condiciones para que haya justicia, pero sin Dios; por eso el laicismo existe sólo en Occidente», ha añadido.

Esta «crisis de lo que ha constituido el fundamento de Occidente, hace imposible el debate por su vehemencia» entre las tres corrientes bíblicas, por eso ha dedicado su ensayo a una revisión histórica para «ver cómo hemos llegado hasta aquí», lo que achaca a la ignorancia, pero más sobre la propia tradición religiosa de cada cual que sobre la de los demás.

Y ha puesto tres ejemplos, uno para cada una: «La mayor parte de los musulmanes desconoce que lo único que pide el Corán para las mujeres es que tapen sus partes, o sea un mini-bikini remedia la exigencia; el ‘pueblo elegido’ se refiere a que cada pueblo tiene su Dios nacional y el clan hebreo tenía su Dios pero no rechaza dioses ajenos para los demás; y el primer Dios universal es el del cristiano, el cristianismo inventa la universalidad».

«Las tres grandes corrientes bíblicas comparten tres principios fundamentales que deberían permitir una reconciliación generalizada sin que ninguna de ellas tenga que desaparecer; esas tres coincidencias son poner al ser humano en el centro del universo, que la tradición bíblica inventa la historia -frente a un tiempo cíclico de otras culturas-, y que la naturaleza carece del principio de Justicia».

Esa es la tesis de «Biblia, Corán, Tanaj», por la que su autor confía en que su libro pueda ser de utilidad «en un momento tan grave, de crisis tan profunda entre las tres corrientes».

Aunque él no sale en su libro, Blatt lo define como su «autobiografía intelectual», ya que nació en Uruguay de judíos austríacos asimilados, que se educó yendo a misa los domingos y que huyó de la dictadura de su país para trabajar en Israel en el Movimiento por la Paz de los años sesenta, en favor de la creación de un Estado palestino junto a Israel.

Su trabajo se debe «a un compromiso emocional, no a mero interés intelectual, sino existencial; conectar con los palestinos te transforma la vida», si bien ha advertido, en favor de Israel, que «sólo por imponerte militarmente no dejas de tener razón, que es lo que piensa mucha gente; por más que la guerra no pueda solucionar nada» y por más que «si los árabes hubieran ganado la guerra probablemente hubiera desaparecido Israel».

Sobre las medidas del presidente estadounidense, Donald Trump, contra países musulmanes, traza un rápido perfil psicológico: «Se aburre y tiene que crear un titular cada día; es un hombre que casi da lástima: se peleó con Forbes porque lo ponía demasiado abajo en su lista, se siente un fracasado y necesita ser reconocido como el mejor continuamente, es infantil, pero el peor del grupo».

«Es ególatra, ni siquiera profeta; un narcisista que ha llegado al poder aupado por los perdedores de la modernidad. Ahora, que en un país como el suyo haya pasado todos los filtros, agrega inquietud al panorama», concluye.