democracia
El saneamiento del hastío

La democracia ha entrado en una nueva etapa, que se caracteriza por el continuo surgimiento de mecanismos post-parlamentarios que ejercen una labor constante de vigilancia y control de los poderes establecidos.
A falta de un mejor término, el historiador australiano John Keane, la llama «monitory democracy», que podría traducirse feamente como «democracia de monitoreo».
En su voluminosa obra «Vida y Muerte de la Democracia» (Simon & Schuster), señala que está aún por ver si la tendencia a ese nuevo tipo de democracia, que califica como mucho más compleja que las anteriores -la asamblearia y la representativa- «es sostenible e irreversible históricamente».
La creencia de que la democracia consiste sólo en la elección periódica de gobiernos por una mayoría se resquebraja: las organizaciones que ejercen el poder están sometidas rutinariamente a la supervisión y contestación pública por parte de todo un abanico de organismos extraparlamentarios.
«Me refiero a las organizaciones no gubernamentales como las de derechos humanos, a los presupuestos participativos -por cierto un invento brasileño-, a las comisiones de la reconciliación y la verdad, surgidas en Centroamérica, o a las llamadas comisiones de integridad, inventadas por los australianos», explica Keane.
«Esa nueva tendencia no está confinada a las viejas democracias del mundo atlántico. La India, por ejemplo, rebosa de mecanismos extraparlamentarios de invención propia», agrega.
Si en el Reino Unido funcionasen, como en Australia, las comisiones de integridad, se habría evitado, según Keane, el reciente escándalo de los abusos de los gastos parlamentarios por parte de los diputados de los Comunes, que ha desprestigiado al conjunto de la clase política británica.
«Quienes ejercen hoy el poder están bajo la vigilancia constante de esos organismos de monitoreo, que descubren sus vergüenzas y les complican la vida», dice el historiador.
Keane reconoce que, al menos a corto plazo, ese nuevo tipo de democracia «debilita a los partidos y los parlamentos y aleja de ellos a los ciudadanos, que tienen cada vez más la percepción de que la política es algo sucio».
Así, si hace cincuenta años, explica, uno de cada once británicos estaba afiliado a algún partido, hoy sólo es uno de cada ochenta, pero en cambio un 40 por ciento de los británicos adultos son en la actualidad miembros de alguna organización o club.
La agenda política la establecen además muchas veces esos organismos extraparlamentarios, afirma Keane, quien no ignora, sin embargo, los peligros de esta nueva fase de desarrollo de la democracia en el capítulo final del libro en el que una hipotética musa examina desde el futuro algunos tendencias preocupantes de la actualidad.
Entre ellas están la suplantación de los representantes políticos por famosos como Diego Maradona, Bill Gates, Jane Fonda, Kylie Minogue o David Beckham, y la tendencia de los políticos a imitar a las estrellas del espectáculo, o el populismo autoritario que caracteriza a políticos tan distintos como el italiano Silvio Berlusconi o el venezolano ya fallecido Hugo Chávez, ayudados por el monopolio de los medios de comunicación y su desprecio hacia los tribunales.
El libro de Keane, de fácil lectura pese a sus más de 900 páginas, quiere ser, según explica su autor, una refutación de las teorías simplistas de pensadores conservadores como Francis Fukuyama sobre el avance imparable de la democracia liberal y el fin de la historia.
Otro de los méritos de la obra es el espacio otorgado al desarrollo de la democracia en otros continentes, desde Asia hasta América Latina, a la que dedica un largo capítulo con referencias a personajes tan distintos como el caudillo argentino Juan Manuel de Rosas, el mexicano Francisco Madero o el demócrata uruguayo José Battle, por quien Keane no oculta su admiración.
Canales de insurgencia
El escritor Manuel Rivas ha recopilado en ‘Contra todo esto’ (Alfaguara) una antología de textos escritos «con un sentimiento de vergüenza» por el actual «tiempo de distopía», en la que se defiende la «importancia de las palabras». «Hoy en día hay una mayor capacidad de contaminación de las palabras, que son víctimas. De hecho, están siendo penalizadas, como en España, donde parece que hay una obsesión por controlar hasta a las coplas», ha ironizado en una entrevista el autor gallego.
Rivas habla de esa «penalización» de la libertad de expresión que se está viviendo en España, pero alertando de que se trata de un país «cuya sociedad ha sido muy sensible a la vergüenza históricamente». «El poder cada vez se mueve mejor en el secretismo, el silencio y la desvergüenza. Pero en España siempre ha habido un pueblo que ha luchado por la libertad frente a un poder que ha desconfiado de él», ha aseverado.
En ‘Contra todo esto’ Rivas aborda algunos de los temas actuales como el feminismo o la lucha contra el cambio climático, con los que se alinea, o las políticas neoliberales, que rechaza, afirmando que a día de hoy «todo es canallocracia». «Hay gente que parece que se ha desprendido completamente de la vergüenza, que es algo necesario para detectar las injusticias. Uno ve cómo este fin de semana se aplauden ciertas actitudes (en alusión al congreso del PP) y ve que se ha perdido cierta vergüenza, que puede llevar a un apagón total», ha criticado. Rivas ha asegurado que, pese a no ser un libro de un pensador «apocalíptico», se sitúa en «la primavera» de revoluciones como las de mayo. El autor ha explicado que el libro surgió de «un compromiso» con las palabras, sin intencionalidad de «alegato», y que le llevó a aplazar la novela que estaba escribiendo.
«Sí es un libro activista, un lugar insurgente y rebelde, que surge en un momento de retroceso en el mundo. Hemos pasado de estar en un lugar donde la línea de horizontes tenía muchos colores a que esté ocupada por la descivilización, el retroceso y el rearme», ha añadido.
Para Rivas, uno de los principales culpables es el movimiento de ‘alt right’ que se está «extendiendo con la idea de abaratar al ser humano». «Para ellos, todo lo que se mueve es el enemigo, los nómadas, que van desde los inmigrantes o refugiados hasta los ciclistas. Es un terror cómico», ha lamentado.
El escritor gallego ha puesto como ejemplo al movimiento feminista, «uno de los que mejor ha interpretado» esta idea de insurgencia. «El feminismo es transversal, porque pone en cuestión todas las desigualdades, y lo extraño es que no haya estado en primer plano hace tiempo», ha concluido.