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El uso de la bicicleta ahorra muertes y dinero

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Los actuales beneficios podrían ser aún mayores si las autoridades locales trabajaran para aumentar el número de viajes en bicicleta al día, la seguridad en la circulación y la calidad del aire
Los actuales beneficios podrían ser aún mayores si las autoridades locales trabajaran para aumentar el número de viajes en bicicleta al día, la seguridad en la circulación y la calidad del aire

Los 12 principales sistemas de bicicletas compartidas de Europa aportan beneficios para la salud y la economía. Actualmente, el paso a la bicicleta compartida por parte de personas que antes viajaban en coche ya permite evitar cada año cinco muertes y ahorrar 18 millones de euros. Así, en el caso que todos los viajes hechos en los sistemas de bicicletas públicas fueran de exconductores de coche, se evitarían 73 muertes al año y se ahorrarían 226 millones de euros. Son las conclusiones de un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”.

Los sistemas de bicicletas compartidas se han vuelto muy populares en diversas ciudades de todo el mundo. En 2013, ya se estimaba que existían más de 500 servicios por todo el planeta. En España, hay cerca de 100, destacando el de Barcelona con 6.000 bicicletas, o los de Valencia o Sevilla, con 2.000 cada uno.

El estudio, publicado en Environment International, analiza los 12 sistemas de bicicletas compartidas más grandes de Europa —todos ellos con más de 2.000 unidades—, y que se ubican en seis países (Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Polonia y España). Nueve de ellos cuentan con sistemas de bicicletas mecánicas, dos combinan las mecánicas y eléctricas (Barcelona y Milán) y uno utiliza únicamente bicis eléctricas (Madrid). De hecho, este es el primer estudio que incluye el impacto de los vehículos eléctricos.

A partir de la metodología de Evaluación de los Impactos en la Salud, los investigadores han analizado los beneficios y los riesgos para la salud de sustituir los viajes en coche por desplazamientos en las bicicletas de los sistemas de uso compartido. Con datos de encuestas de transporte y salud, y registros de contaminación y de accidentes de tráfico, se estimó el número de muertes anuales debido a la falta de actividad física, accidentes de tráfico y exposición a la contaminación del aire (partículas en suspensión PM 2,5).

El estudio valoró las muertes evitables gracias a los beneficios derivados de un mayor uso de la bicicleta. En el caso de las bicicletas eléctricas, las conclusiones indican que también producen beneficio para la salud, aunque no dan lugar a tanta actividad física como una bicicleta mecánica y los usuarios podrían tener más riesgo de accidentes de tráfico ya que pueden alcanzar una velocidad superior.

Menos muertes en toda Europa

Isabel Otero, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, destaca que “los resultados muestran beneficios para la salud, en especial de las bicicletas mecánicas, en todas las ciudades estudiadas”. Los impactos positivos para la salud son sobre todo por “el aumento de los niveles de actividad física”, explica la investigadora. Así, Otero señala que los beneficios de usar la bicicleta por la ciudad “superan en mucho a los riesgos en las 12 ciudades europeas”.

De entre todas las urbes estudiadas, París fue la que obtuvo mejores resultados en cuanto a beneficios para la salud, ya que su sistema de bicicletas compartidas permite evitar 2,5 muertes al año. Esto se debe probablemente a que es el sistema más grande de Europa, con más de 23.000 bicicletas y 110.000 viajes por día. En lo que se refiere a Barcelona, se estima que el bicing (mecánico y eléctrico) evita cada año una muerte y ahorra 2,5 millones de euros.

“Los actuales beneficios podrían ser aún mayores si las autoridades locales trabajaran para aumentar el número de viajes en bicicleta al día, la seguridad en la circulación y la calidad del aire”, destaca David Rojas, investigador de ISGlobal y coordinador del estudio, que anima a los ayuntamientos a apostar por este sistema “por sus numerosos beneficios económicos y para la salud, incluso evitando muertes”.

El gol es una droga

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Las reacciones a los goles, ya sean a favor o en contra, se ubican en la zona más primitiva del cerebro llamada núcleo accumbens, una estructura que forma parte del sistema que controla el placer y la recompensa en el cuerpo humano
Las reacciones a los goles, ya sean a favor o en contra, se ubican en la zona más primitiva del cerebro llamada núcleo accumbens, una estructura que forma parte del sistema que controla el placer y la recompensa en el cuerpo humano

«La actividad cerebral de un hincha de fútbol cuando su equipo marca un gol o gana un partido sigue el mismo patrón que la que se encuentra en una adicción a las drogas, a la comida o al sexo». Esto es lo que afirma el doctor en Ciencias Médicas e investigador del laboratorio de Neurociencia Social de la Universidad del Desarrollo (UDD) chilena, Francisco Zamorano.

Según un estudio elaborado por varios centros científicos y de investigación chilenos, cuando un fanático del fútbol ve a su equipo, el placer que le genera responde a una actividad cerebral en su cabeza que sigue un patrón muy similar al que se observa en el cerebro de un adicto.

Esta es una de las conclusiones que se desprenden de una investigación que todavía sigue en curso. Para obtener estos datos, la UDD y la Clínica Alemana de Santiago han utilizado resonancias magnéticas y han estudiado qué zonas del cerebro se activan cuando los hinchas viven una victoria o una derrota de su equipo.

Para provocar las reacciones de la gente, los investigadores utilizaron imágenes cedidas por ‘Canal de Fútbol (CDF) Chile’. Esta recopilación contenía imágenes de diferentes partidos del fútbol chileno, entre los que destacan los encuentros de Colo Colo y Universidad de Chile, que son los clubes con más seguidores del país.

Una veintena de voluntarios, cuyo único requisito era ser amantes del fútbol, fueron quienes se sometieron a una resonancia magnética mientras observaban las imágenes.

«Es notorio cómo se van activando zonas que tienen que ver con las emociones y, en particular, cuando tu equipo se enfrenta al máximo rival», explica Zamorano. El estudio muestra además que las reacciones a los goles, ya sean a favor o en contra, se ubican en la zona más primitiva del cerebro llamada núcleo accumbens, una estructura que forma parte del sistema que controla el placer y la recompensa en el cuerpo humano.

Cuando un partido es contra el máximo rival, las reacciones en el cerebro son diferentes a si se trata de un partido con un rival «neutro». Según asegura Zamorano, al exponer a los voluntarios a imágenes de partidos en los que hay una gran rivalidad, la actividad en la región frontal del cerebro se «apaga», lo mismo que sucede cuando se consumen alcohol o drogas. Esto podría explicar las reacciones violentas e irracionales que en muchas ocasiones se producen durante un encuentro de fútbol, algo que se agrava todavía más si sumamos la excitación del momento o el consumo de alcohol.

El objetivo ahora es continuar con la investigación y sumar más voluntarios. Además, también se va a intentar profundizar en la actividad hormonal durante este tipo de eventos.

La investigación ha revelado que, cuando el equipo del que uno es hincha pierde se libera una hormona llamada cortisol, que produce estrés; por el contrario, cuando el resultado es positivo lo que se libera es testosterona.

El estudio de estos procesos hormonales aunado a los resultados de la investigación de la actividad cerebral podría servir para «predecir una serie de patrones de conducta», añade Zamorano.

Pan, circo, opio y estados límites de personalidad

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Los aficionados al balompié suelen sufrir bipolaridad no diagnosticada
Los aficionados al balompié suelen sufrir bipolaridad no diagnosticada

El fútbol es una máquina de generar sentimientos y emociones encontradas como la euforia o la desesperación, la alegría o la tristeza. El fútbol puede enganchar psicológicamente a las personas. Se trata de un tema popular que puede ser compartido con casi cualquier individuo y lugar del mundo; es capaz de unir, con sus colores, y formar parte de un colectivo donde los objetivos e ideales son compartidos.

No da soluciones a los problemas diarios de la gente, pero sí alegrías por las victorias o los títulos; actúa como válvula de escape, como vía para descargar tensiones.

Es una máquina de generar sentimientos, como euforia, alegría, tristeza, rabia, desesperación, nerviosismo… Ayuda a desconectar, evadiéndonos de la realidad, invita a las personas a soñar con algo y que eso les ayude a escapar un poco y les genera nuevas ilusiones; entre otras cuestiones.

Pero una identificación excesiva con un equipo de fútbol repercute en la salud física y mental de los aficionados y puede causar ataques al corazón, violencia verbal, agresiones, disturbios a la salida, enfados familiares, no poder conciliar el sueño, ansiedad, peor rendimiento en el trabajo y reacciones emocionales desproporcionadas.

De todos los seguidores de este deporte, los entusiastas o forofos son el único grupo que se caracteriza por valorar el ganar por encima de cualquier otro aspecto.

Y en ocasiones, en determinadas personas, como por ejemplo en los entusiastas o forofos, estas cuestiones se ven remarcadas en épocas de crisis políticas, económicas y sociales, ya que existe un mayor inconformismo e insatisfacción en general.

En estos casos, el seguidor se implica más emocionalmente debido a las frustraciones externas (como refugio, evitación o válvula de escape), en el que ante una derrota su respuesta suele ser aún más desproporcionada.

Cómo afectan las derrotas

Los seguidores en general, puede que inicialmente sientan alguna emoción negativa, frustración o desilusión, pero al poco tiempo aceptarán el resultado y continuarán con su vida con normalidad. En el caso de los entusiastas o forofos, sobre todo cuando hay un partido importante, la respuesta puede cambiar y requiere superar un proceso de duelo.

Así, se podrían establecer una serie de fases o estados por el que pasaría el aficionado:

Inicialmente puede estar impactado o entrar en una fase de negación de la derrota; después llegaría la fase de enfado, indiferencia o ira, un estado de descontento por no poder evitar la derrota, se buscan razones causales y culpabilidad; en tercer lugar, la fase de negociación consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la derrota.

Después le seguirá una fase de dolor emocional, se experimenta tristeza por la derrota, pueden llegar a tener estados de ánimo bajos que deberían ceder con el tiempo; y finalmente llegará la fase de aceptación de la pérdida del partido, vuelta a la normalidad del día a día, con el deseo o expectativa de que su equipo juegue el próximo partido.

El problema viene cuando un seguidor no elabora psicológicamente de forma correcta la derrota y no supera alguna de estas fases. En estos casos se puede llegar a requerir la intervención de un psicólogo del deporte para que facilite la recuperación.

Se recomienda que las personas se impliquen emocionalmente en su justa medida, se vivencien con moderación los partidos y en compañía de otras personas que compartan esta idea. Se puede disfrutar del espectáculo sin excederse. No deja de ser un juego. Después del partido, la vida continuará para todos y habrá más partidos y campeonatos.

Finalmente considera que una emoción puede tardar tiempo en integrarse dentro de una sociedad, aunque cuando se instala suele ser duradera.

Por ello, es importante el papel de efecto protector que los medios de comunicación pueden desempeñar sobre las personas y la sociedad, analizando las situaciones con hechos y desde un punto de vista más objetivo que subjetivo, relativizando las victorias y las derrotas, o apoyando ante los malos momentos. No es aconsejable desde un punto de vista de la salud vivir en una montaña rusa emocional, pasando del cielo al infierno en cuestión de días.

Además, es vital que equipos de fútbol cuenten con un psicólogo del deporte entre los integrantes del cuerpo técnico. Esta figura contribuye a la mejora del rendimiento y el logro de resultados a través del entrenamiento psicológico, así como el cuidado y prevención de la salud, entre otras cuestiones que se requieren en el alto rendimiento deportivo.