educacion infantil
Un juego, un cambio

Una dieta lúdica equilibrada permite a los niños y a las niñas ser más empáticos, colaborativos y capaces de resolver problemas de su entorno, según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, la fundación Ashoka, UNICEF e IKEA que explora los hábitos del juego infantil en España y su contribución al desarrollo de habilidades para el cambio social.
El análisis ha detectado que el juego favorece las destrezas que hoy pueden considerarse necesarias para que en un futuro estos niños y niñas contribuyan a cambiar la sociedad como changemakers (agentes de cambio): la creatividad, la empatía, la resolución de problemas y la cooperación, estas últimas relacionadas además con la socialización.
«En un tiempo tan instrumentalmente orientado como el nuestro, deberíamos ganar mayor sensibilidad hacia el derecho de los niños y las niñas a jugar y el valor del juego como espacio de iniciación en los valores de la convivencia», reconoce Gonzalo Jover Olmeda, decano de la facultad de Educación de la UCM y uno de los autores del estudio, desarrollado por el Grupo de Investigación Cultural Cívica y Políticas Educativas.
Los resultados de este estudio, llamado «La contribución del juego infantil al desarrollo de habilidades para el cambio social activo», sugieren también que el juego infantil es tan relevante como la propia alimentación. Así, al estilo de la ya conocida pirámide alimenticia, se ha presentado además “la pirámide del juego infantil” para fomentar una “dieta lúdica equilibrada”, principalmente a partir de una correcta distribución de tiempos, hábitos y tipos de juego para que todas las niñas y niños practiquen diferentes habilidades y la sepan poner “en acción” para entender y resolver los retos de su entorno.
Con juegos inclusivos con niños con capacidades diferentes, cocina en familia, deportes en equipo, puzles o rompecabezas, en esta pirámide se distribuyen, de abajo a arriba, los escalones de la empatía como base, seguida de otro escalón con creatividad, cooperación, resolución de conflictos y pensamiento latetral y, por último el escalón de changemaking para transformar el entorno.
Buscando hueco para el juego
El objetivo del estudio, según Arturo García, director de Sostenibilidad de IKEA en España, es conocer las necesidades de los más pequeños en torno al juego así como sus hábitos en cuanto a cantidad, calidad, tiempos y espacios.
“Por ejemplo, hemos sabido que el hogar es el espacio de juego más habitual para el 44,7% de los encuestados; un dato que nos anima a seguir impulsando iniciativas y productos pensados para ayudarles a crear mejores dinámicas de juego en sus hogares y contribuir así a mejorar su día a día y desarrollo”, añade.
El análisis se ha realizado a partir de sendas fases de investigación y trabajo de campo durante los dos últimos años. En este último, los instrumentos de recogida de información han sido tres cuestionarios y seis grupos de discusión en los que han participado 1.242 niños y niñas de entre 3 y 12 años en diferentes puntos del país, con aproximadamente dos tercios de la muestra situados en la franja de 6 a 10 años. Los grupos de discusión se hicieron en centros escolares con chicos y chicas agrupados por franjas de edades, de 3-6, 6-9 y 9-12 años.
Otras conclusiones relevantes de la investigación son que más del 80% de los niños y niñas españoles están satisfechos con la cantidad de tiempo de juego, aunque todos afirman querer más y que solo 10,3% menciona a sus padres y madres como compañeros habituales de juego, manifestando la mayoría que les gustaría jugar más con ellos.
Los expertos advierten también una pérdida progresiva de espacios y tiempos libres para el juego de los más pequeños en las sociedades modernas, percibiendo un cierto abuso de las extraescolares.
“Los niños deben jugar en cualquier parte y en todas partes. Desde UNICEF, a través de nuestro programa Ciudades Amigas de la Infancia, instamos a las ciudades a convertirse en espacios protectores y que animen al juego, siempre teniendo en cuenta las opiniones de los propios niños, niñas y adolescentes”, señala Lucía Losoviz Adani, responsable de Políticas Locales de Infancia y Participación de UNICEF Comité Español.
El antídoto contra el abuso puede ser un cuento

Los cuentos infantiles ayudan a desarrollar la creatividad, imaginación, percepción y sensibilidad de los niños, así como su destreza verbal, gusto por la lectura y capacidad de comprender y comunicarse. Pero existen otros que también pueden servirles de ayuda ante posibles abusos sexuales a edades tempranas.
“Clara y su sombra”, de la psicóloga Elisenda Pascual; “¡Estela, grita muy fuerte!”, de la traductora y profesora de idiomas Bel Olid; “Kiko y la mano”, de la campaña preventiva europea; ‘La Regla de Kiko’ y “Ojos verdes”, de las psicólogas Sara Arteaga y Luisa Fernanda Yágüez, son algunos ejemplos de cuentos que ayudan a prevenir el abuso sexual infantil (ASI).
A esta lista acaban de sumarse los títulos: “Tu cuerpo es tu tesoro” y “¿De qué color son tus secretos?”, de Margarita García Marqués, psicóloga por la Universidad de Salamanca (España), psicoterapeuta y experta en abusos sexuales infantiles, que “aportan información y recursos, tanto a los menores como a los adultos, para detectar, evitar y frenar el ASI”, según indica.
García Marqués es fundadora de la Asociación para la Sanación y la Prevención del Abuso Sexual Infantil (AspaSi) y autora de “Señales de alerta del maltrato infantil” en la Guía Práctica del Buen Trato al Niño, así como colaboradora en el informe de Save the Children, “La justicia española frente al abuso sexual infantil en el entorno familiar”.
La osita que enseña a protegerse
“Estos cuentos tienen el objetivo de enseñar a los niños a que conozcan sus partes íntimas, a protegerse de los abusos, a poner límites si alguien los toca de forma sexualizada, a pedir ayuda si sucede algo inadecuado, a que distingan conductas abusivas de los adultos y a que expresen con naturalidad si alguien intenta propasarse con ellos”, explica la autora a Efe.
Los libros también incluyen orientaciones y consejos dirigidos a los padres para que puedan detectar y prevenir el abuso hacia sus hijos en situaciones cotidianas, y también para que sepan cómo actuar si tienen indicios o una considerable certeza de que el ASI ya se ha producido.
En el cuento “Tu cuerpo es tu tesoro”, editado para edades de entre 3 y 8 años e ilustrado por Nuria Diez Crespo, la osita Aspasi enseña a Andrea y Andrés que su cuerpo es un tesoro sobre el que pueden decidir, pudiendo decir NO a besos, abrazos y cosquillas, cuando no los quieren recibir, resalta la psicóloga.
“La osita enseña a los niños cuál son sus partes íntimas y les explica que ningún adulto puede jugar con ellas. También les da consejos y les anima a hablar con los mayores de confianza si alguna vez alguien pretende abrir su “tesoro” sin permiso”, apunta.
“En “Tu cuerpo es tu tesoro” se enseñan a los niños cuatro reglas clave para proteger su cuerpo, y se abordan todas estas cuestiones de manera que los niños no se asusten, tratando de normalizar las cosas para que vivan la sexualidad de forma sana, sin vergüenza ni culpa”, destaca Eloína Prado Llera, editora del libro.
“El abuso es un delito penado con cárcel, pero el cuento no se centra en ese aspecto, ya que si los niños lo ven tan malo, teniendo en cuenta que el 87 % de los ASI ocurren en el ámbito familiar, y suele cometerlos una persona a quien quieren, la mayoría no lo contará y lo mantendrá en secreto, porque no quiere que encarcelen al abusador”, indica García Marqués.
“Por este motivo en el cuento se presenta al abusador como alguien que no sabe comportarse adecuadamente y hay que enseñarle, poniéndole límites y pidiendo ayuda a los padres u otros adultos de confianza”, enfatiza la autora.
Secretos de distintos tipos, formas y colores
“En el cuento “¿De qué color son tus secretos?”, para niños/as de 3 a 10 años e ilustrado por María Jesús Santos, la protagonista es Alma, una niña que tiene una osita de peluche llamada Aspasi, y explica a los pequeñ@s cómo les hace sentir cada secreto, qué pueden hacer con ellos y con quién han de compartirlos”, señala García Marqués.
“En este libro Alma enseña que los secretos pueden ser de distintos tipos, formas y colores, y que se pueden distinguir unos de otros por las sensaciones más o menos buenas o malas que nos provoca el hecho de mantenerlos”, matiza la psicóloga.
“También enseñamos a los pequeños a expresarse y comunicar lo que les preocupa, procurando así reducir los abusos de todo tipo”, añade.
“La mayoría de los abusadores utilizan el secreto para conseguir que los niños guarden silencio, y este cuento está creado para que los pequeños compartan los secretos que les hacen sentir mal y ofrecerles un espacio de confianza donde poder expresarlos”, añade García Marqués.
“¿De qué color son tus secretos?” busca fomentar el buen trato hacia la infancia, prevenir abusos y promover la expresión emocional infantil y, por ello, es importante que el menor se sienta acompañado en su lectura”, señala la psicóloga Mercedes Bermejo, que dirige la colección Senticuentos, a la que pertenece este libro.
“Además de leer el cuento, el chiquillo puede responder las preguntas planteadas a lo largo de las páginas, reflexionar, compartir ideas y recuerdos con la compañía de un adulto, dibujar en las hojas del final, colocar pegatinas y buscar a la osita Aspasi por las páginas interiores”, puntualiza Bermejo.
Consultada sobre la idoneidad de tratar el tema del ASI desde edades tan tempranas, García Marqués indica: “hay que informar a los niños porque algunos son abusados con tres años o menos y, si conocen el tema, es más fácil que los podamos proteger”.
La fundadora de AspaSi asegura que una parte considerable de los pacientes que trata por abusos tienen menos de cinco años, “además, generalmente, los abusadores eligen a niños/as de corta edad porque piensan que nadie va a creerles o, posiblemente, no van a hablar de lo que le está sucediendo”, concluye.