emociones
Sentimientos en el túnel de la razón

El neurocientífico portugués Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias de Ciencia en 2005, considera que «estamos tan centrados en las matemáticas, los números y la tecnología que nos hemos olvidado de lo que nos construye como seres humanos: los sentimientos».
Damasio, que es director del Instituto del Cerebro y la Creatividad de la Universidad del Sur de California y autor de conocidos libros en su campo como «El error de Descartes» y «En busca de Spinoza», es también quien firma «El extraño orden de las cosas», en el que defiende que los sentimientos son la base de la cultura humana.
El libro revoluciona el paradigma sobre el origen de las emociones y las culturas, aportando una nueva visión sobre cómo cuerpo y mente están relacionados y cómo nuestras formas de organización social descienden de las formas de vida unicelulares a lo largo de millones de años.
«La novedad del libro radica en que actualmente la gente tiende a despreciar los sentimientos. Nos hemos centrado en la ciencia y la tecnología, pero en realidad la clave de todo está en los sentimientos, porque somos seres que sentimos: ésta es la clave. El resto de cosas, como el intelecto o la visión del mundo, vienen después del ser», subraya Damasio.
El autor también aclara el significado del título: «‘Extraño orden de las cosas’ viene porque en la evolución hay cierto orden: empezamos con la regulación de la vida, después con los sentimientos y, por último, con la creación de productos culturales».
Damasio añade que «en el libro explico por qué tenemos preocupaciones por el mundo, por qué tenemos sentimientos y a través de ellos creamos la cultura. Es a partir de los sentimientos que surge la humanidad».
El neurocientífico habla de su preocupación acerca de las problemáticas sociales actuales, las cuales achaca a «una gran crisis que ha derivado en un populismo que amenaza en destruir las democracias actuales».
Damasio ha reivindicado que «muchos de estos problemas no los podemos solucionar solo usando la razón o el conocimiento, sino que debemos aplicar también los sentimientos».
«La actitud basada solo en el conocimiento crea dogmatismos, de lo que viven los grandes sistemas fascistas. La parte emocional, sin embargo, es la que nos permite activar los mecanismos de negociación, que servirán para solucionar las crisis», asegura Damasio.
Según el neurocientífico, la clave está en entender los sentimientos y «entender también que tienen mucha variedad. Hay emociones positivas, como la compasión, la comprensión o el amor, y también negativas, como la ira, el desprecio o el orgullo, por lo que, si queremos progresar, debemos promover las buenas emociones».
Damasio expone que, «si alguien te grita que hagas algo, pese a que sea completamente racional, tu primera reacción será de no querer hacerlo. Sin embargo, si intentas persuadir y negociar, con el afecto por delante, muy probablemente esa persona sí te escuche.»
Y sentencia que «la ciencia y la razón no salvarán el mundo: lo que necesitamos es la negociación combinada con sentimientos. A través de la negociación podemos llegar a un consenso para garantizar la supervivencia de la humanidad; si no, podemos entrar en una espiral de destrucción absoluta».
Para recalcar el papel fundamental que han ejercido los sentimientos en el desarrollo del mundo actual, Damasio apunta que «la cultura y el intelecto nacen esencialmente del lenguaje, pero el lenguaje no habría existido nunca si apartamos los sentimientos».
Cómo reinventar las ‘sexperiencias’

“La inapetencia sexual se define como el bajo nivel de interés sexual, que se manifiesta en la dificultad para iniciar o responder al deseo de actividad sexual en la pareja”, explica la psicóloga de adultos Nira Pérez, del centro Isep Clínic, en España.
Según Pérez, “es común la idea de que no existe solución o que el deseo ya volverá, dejando pasar los días sin que la situación mejore, pero dejar pasar el tiempo u ocultar el problema puede dar lugar a costumbres que provoquen la desaparición total de las relaciones sexuales”.
“El primer paso, una vez detectada esa falta de deseo, es descartar una causa orgánica; es conveniente consultar un médico, aunque la mayoría de las veces se trata de causas psicológicas, por lo que la terapia sexual o de pareja resulta ser lo más efectivo en estos casos”, añade.
A veces, más que haber poco interés sexual, simplemente puede existir una discrepancia en los niveles de interés sexual entre los dos miembros de la pareja: “Una de las partes puede creer que presenta un bajo deseo cuando, en realidad, puede suceder que su pareja tenga un deseo sexual aumentado”, sostiene la psicóloga española.
Aunque hay ocasiones en las que es necesario recibir psicoterapia para solventar problemas relacionados con la autoestima, alguna experiencia sexual traumática, problemas de la imagen corporal u otras dificultades que puedan estar influyendo. La psicóloga Pérez da 10 claves para “recuperar las ganas”.
1. Reserve tiempo para la intimidad no sexual
“El éxito de una relación requiere tiempo, energía, cuidados y atención, y una de las causas de fracaso en pareja es el poco tiempo que pasan juntos, lo que puede crear dificultad para el diálogo o la resolución de problemas”, señala Pérez.
Por ello “es conveniente tener alguna cita con la pareja fuera de casa y buscar media hora diaria para dialogar a solas de algún tema que preocupe, si lo hubiera, o para contarse lo del día”, señala, advirtiendo que “la falta de comunicación se puede convertir en falta de intimidad”.
2. Redirija su atención hacia lo sexual
Para Pérez, “el ritmo del día a día deja poco espacio para la sexualidad”, por lo que recomienda a cada uno de los miembros de la pareja que “traten de escuchar sus deseos y busquen cinco minutos al día para pensar y fantasear con posibles encuentros sexuales”.
3. Pensamientos eróticos
“Es probable que en algunos momentos del día asalten nuestra mente pensamientos eróticos fuera del contexto del encuentro sexual en la pareja”, explica Pérez. “En vez de evitarlos, trate de prestarles atención para rescatarlos luego, compartirlos con su pareja”, sugiere.
Un libro, una película o cualquier estímulo que se aleje de lo rutinario es útil como apoyo o de los pensamientos eróticos
4. Sensaciones de excitación
Según Pérez, nuestro cuerpo “responde a la excitación sexual desde antes de llegar al orgasmo, por lo que hay que ‘hacerle caso’ y disfrutar de esas sensaciones que preceden al clímax, tratando de buscarlas en diferentes situaciones, aunque no sea posible llevar a cabo una relación sexual completa”
5. Esté pendiente de caricias que estimulen los sentidos
“Es frecuente que las relaciones sexuales se vuelvan rutinarias, enfocadas a la penetración, olvidando las caricias y estimulos que pueden producirse fuera de este momento concreto”, explica la psicóloga. Para remediar esta situación, dedique tiempo a las caricias que precedan al acto sexual, “orientando a nuestra pareja sobre las que nos agradan”.
6. Potencie la fantasía
“Un libro, una película o cualquier estímulo que se aleje de lo rutinario es útil como apoyo o de los pensamientos eróticos que sirvan como base para practicarlos posteriormente”, señala Pérez, y recomienda hablar con nuestra pareja sobre estas fantasía y nuestro deseo de llevarlas a cabo en conjunto.
7. Juegos de seducción
“Jugar en pareja es una manera de reavivar la pasión”, y “tener una cita con la pareja como si no se conocieran de nada y hablar de sus gustos sexuales, simulando que es la primera vez que intercambian esta información” es una buena manera de ‘volver a conocerse’, sugiere.
“Adoptar un rol que no es el nuestro habitual, fantasear imaginándonos que estamos en lugares donde nos gustaría estar, o enviar a nuestra pareja algún mensaje subido de tono fuera del contexto sexual, son prácticas que pueden volver a encender la llama”, dice la psicóloga.
8. Relajación para reducir estrés y ansiedad
Pérez aconseja crear un ambiente relajado con luz tenue, velas, temperatura agradable y música relajante de fondo, masajear el cuerpo de nuestra pareja y viceversa, de manera suave, con el fin de disfrutar de un estado agradable, sin que el único objetivo de estas prácticas sea la excitación sexual.
“Jueguen a relajar su cuerpo por grupos musculares, comentando las sensaciones de relajación que se van produciendo y siendo conscientes de la respiración, para conseguir un control de los estados de ansiedad”, recomienda Pérez.
9. Conozca los deseos
“Con el transcurso de la relación no dedicamos tiempo a pensar en nuestros nuevos deseos, y menos aún en observar los de la pareja”, asegura. “Los deseos sexuales cambian y evolucionan con el tiempo, por ello deberíamos ‘actualizar’ nuestros deseos con el otro miembro de la pareja cada cierto tiempo, para así seguir complaciéndonos mutuamente”.
10. Discrepancias sexuales
“Si hay discordancias en el nivel de deseo, es clave asegurarse de que el problema en el terreno sexual es un inconveniente aislado y no es la consecuencia de una mala relación de pareja”, señala Nira Pérez. “Para resolver diferencias, ambos deben adquirir un compromiso para mejorar su calidad de pareja de manera integral y no sexualmente en particular”.
“No siempre el que tiene menor deseo es el que tiene el problema, pues existen múltiples factores, como el estrés laboral, los problemas económicos, los trastornos de salud o una mala relación de pareja, que pueden justificar ese descenso de deseo sin que haya que convertirlo en algo ‘patológico’ ”, explica..
El baile de los afectos intercambiables

El miedo a una relación afectiva profunda o la búsqueda de sensaciones novedosas empujan a los matrimonios al intercambio de parejas, un práctica, no obstante, minoritaria en España.
El intercambio de parejas es una práctica que suelen llevar a cabo matrimonios que son “más compañeros de piso” que otra cosa y que se aventuran a este tipo de relaciones porque en el fondo tienen miedo a una relación afectiva profunda, según el psicólogo y sexólogo Esteban Cañamares, quien ofrece las claves del perfil de estas personas, conocidas por el nombre de “swingers”, una expresión que puede traducirse por los que se columpian, es decir que están abiertos a todo.
Según Cañamares, es “habitual” que las personas que buscan un intercambio de parejas necesitan tener un pie dentro y otro fuera de la relación, no se atreven a mantener un compromiso afectivo profundo, y “se suele dar en personas que han sido maltratadas por sus padres”.
Y esto es así porque “la persona que me quería, me cuidaba era también un peligro y así que ahora que me relaciono con alguien que me da cariño, ternura, tengo un pie fuera por si tengo que salir corriendo, es decir no pongo todos los huevos en la misma cesta”.
“No puedo creer ni confiar al cien por cien en esa persona, no sea que después me traicione, me agreda , me ataque… invierto la mayor parte del tiempo en ti, pero tengo a alguien de reserva”.
Más abiertos de mente
El psicólogo Enrique García Huete considera que se trata de personas más abiertas de mente que la mayoría, buscadores de novedades y sensaciones.
Hay una teoría en la que se categorizan seis grandes estilos de amar: lúdico, erótico, pragmático, amistoso, altruista y obsesivo.
El estilo de amor lúdico es el de variación y cambio, son los llamados picaflores. Pero un lúdico puede dejar de ser picaflor si tiene los estímulos y novedades que su cuerpo necesita .
Cuando se encuentran dos lúdicos, y sus valores no conservadores son similares, es entonces cuando puede plantearse un intercambio de parejas porque necesitan salir de la rutina. Pero en principio no hay una patología de base.
Sí se han dado casos de alguna persona que accede al intercambio porque su pareja se lo pide, y en ese acceder si puede haber un trastorno por dependencia.
Con acuerdo en el intercambio de parejas no hay problema
Cuando en la pareja, tanto el uno como el otro están de acuerdo, “en principio no hay ningún problema, y suele funcionar durante muchos años”, pero funciona siempre que haya algo que no rompa ese equilibrio , o que a uno de lo dos no le suceda algo, como por ejemplo una dolencia, y no quiera seguir con la historia porque lo que busca es una relación afectiva, busca seguridad, no más intercambio, coinciden ambos psicólogos.
Pero el intercambio de parejas es un tipo de relación que puede ser estable si es de común acuerdo. Y es un “tópico que los hombres son casi siempre quienes arrastran a las mujeres a este tipo de relaciones, ellas son tan adictas y partidarias a este tipo de relaciones como ellos”.
Según Cañamares , los daños psicológicos “son enormes” cuando una de las personas no está de acuerdo con el juego y está sufriendo porque se siente forzada , porque no se atreve a romper.., o antes de entrar en ese juego la pareja se rompe. Solamente puede funcionar con cierto éxito si las dos personas tienen esa misma necesidad de que aparezcan terceras personas”.
Si se trata de un tema impuesto por parte de uno de los miembros de la pareja, estas relaciones producirán celos y la pareja terminará rompiéndose.
Mente y genitales
“Tiene que haber un acuerdo, mas mente y genitales y el corazón fuera”, porque las relaciones con terceras personas no suelen ser relaciones afectivas sino puramente sexuales.
Observa Cañamares, que no obstante sexo y afecto siempre están mezclados, porque cuando una persona te desea , te toca, te acaricia, por un segundo se tiene la fantasía de que te quiere aunque sepas que no es así…
En realidad, los swingers buscan ese amor maravilloso que nunca tuvieron y como no lo encuentran pues al día siguiente vuelven a repetir la operación.
Pero no hay muchas consultas al psicólogo en relación a esta temática, primero, insiste Cañamares, porque es residual; y segundo, porque normalmente lo aceptan los dos miembros de la pareja y los casos que conocemos es porque uno de ellos acude a nosotros pero por otras razones, por ejemplo por una depresión, y lo sabemos porque nos cuentan su vida en conjunto,
No obstante, señala el psicólogo, con la mochila cultural que tenemos lo normal es no aceptar la propuesta de tu pareja para esos intercambios, y por eso se pueden contar con los dedos de las manos quienes practican el intercambio consentido de parejas.
La infidelidad
Para Cañamares la relación con terceras parejas “no es un remedio contra la infidelidad”, porque ademas si se está con otra mujer y no es algo genital sino afectivo, entonces eso si es infidelidad y produce celos, el cambio de parejas no es afectivo.
En la infidelidad, en cambio, si es frecuente que haya una tercera persona, que otro miembro de la pareja desconoce.
“Y lo primero que hay que decir es que infidelidad las hay de muchas clases no solo de tipo genital..Si tu estás en el hospital enferma y no voy a verte es una infidelidad, si dedico mi tiempo y mi esfuerzo a mi familia pero no a tu pareja, eso es una infidelidad también….
Sobre este asunto , Enrique García Huete también considera que el intercambio de parejas no es un remedio contra la infidelidad y recuerda que lo lúdico está en la base de lo que ha sido la supervivencia de los mamíferos superiores y que normalmente una relación no suele durar más de tres años, entre el cortejo , la fecundación, el embarazo y el cuidado de la cría.
Pero una vez pasada esa época muy basada en los biológico-hormonal, la relación pueda acabarse si aparece un macho más “poderoso” o una hembra mejor.
Los autistas viven en una realidad de empatía superior

Una excesiva empatía emocional impide a los niños con autismo comunicarse con el mundo, según un estudio de investigadores del hospital valenciano La Fe que supone un cambio de paradigma a la hora de entender este trastorno, ya que antepone las emociones a la conducta.
El Grupo de Investigación de Perinatología del Instituto de Investigación Sanitaria de La Fe evaluó la reacción de niños con y sin trastorno del espectro autista ante expresiones faciales de diferentes emociones y ha concluido que el autismo no se caracteriza por falta de empatía, sino por un exceso de sensibilidad hacia las emociones de los demás.
Con los datos y experiencias analizados en la investigación, se llega a la conclusión de que el retraimiento y el ensimismamiento de los niños con autismo sería su manera de protegerse ante un entorno emocionalmente abrumador.
Según fuentes de La Fe, esta postura dignifica los trastornos del espectro del autista (TEA), ya que estarían caracterizados por un exceso de sensibilidad hacia las emociones y no por un defecto.
Los trastornos del espectro autista son considerados alteraciones del neurodesarrollo que pueden provocar problemas de interacción social, comunicacionales y conductuales significativos; hasta ahora, se ha tratado de modificar las conductas sociales atípicas de los niños con autismo, cuyo origen creían que era falta de empatía.
Este estudio, sin embargo, demuestra lo contrario: que los niños con autismo tienen una excesiva empatía cuando atienden las emociones de los demás y es, precisamente, esta vivencia abrumadora lo que les lleva al retraimiento y les impide comunicarse.
La autora del artículo «Communication deficits and avoidance of angry faces in children with autism spectrum disorder» es la doctora en Psicología Clínica Ana García-Blanco, y ha sido publicado en la revista científica «Research in Developmental Disabilities».
Junto con el equipo del Grupo de Investigación de Perinatología y del servicio de Psiquiatría de La Fe, García-Blanco evaluó a 30 niños y niñas con TEA, de entre 6 y 18 años, y a otros 30 sin el trastorno.
Mediante una tarea informatizada, a todos ellos se les presentaron expresiones de cara de tristeza, alegría, enfado y neutras y se evaluó el modo en el que atendían a estos rostros.
Las tareas informatizadas permiten cuantificar las preferencias atencionales de forma indirecta, algo relevante para los niños autistas, ya que no es necesario que verbalicen ninguna información personal, opinión o valoración, sino solo responder a determinados estímulos cuidadosamente seleccionados para activar las preferencias atencionales específicas en su problema.
De esta manera se evalúa la precisión y la velocidad en la respuesta, así como la conducta ocular y otras medidas fisiológicas obtenidas durante la realización de la tarea.
Los resultados mostraron que los rostros con carga emocional captaban la atención de todos los niños, independientemente de si presentaban un TEA o no.
Sin embargo, cuando los niños autistas eran capaces de ejercer control sobre su atención, preferían evitar los rostros enfadados porque les generaban gran malestar, lo que se asoció con los problemas de comunicación social que presentan estos niños.
Las emociones captan la atención de los niños con TEA de manera similar a los niños sin el trastorno pero, tan pronto como identifican una emoción estresante, los autistas tienden a evitarla para calmar el malestar que sienten.
Estas peculiaridades a la hora de atender y procesar las emociones podrían ser un mecanismo subyacente a los problemas de comunicación social que presentan estos niños y contradicen la tesis habitual que considera que la conducta y los problemas cognitivos son el obstáculo que dificulta su comunicación.
Cómo expulsar a los celos de la rutina emocional

¿Son buenos los celos en su justa medida?, ¿qué diferencias puede haber con la envidia?. Y tú, ¿eres celoso? ¿y envidioso? La inseguridad trasladada a las relaciones personales puede provocar que se conviertan en un auténtico infierno.
“A veces soy celoso y a veces no”; “Todos somos a veces un poco envidiosos. Los celos suelen ser más en temas de pareja”; “Sí soy celosa, más con la pareja”; “Creo que en su justa medida, como todas las cosas, los celos pueden estar bien”; “Puedo ser celoso con mi pareja, pero no en el mal sentido, puedo serlo cuando por ejemplo tengo inseguridad”.
Son algunas de las respuestas habituales que dan las personas cuando son cuestionadas por los celos como acompañante en el día a día de una pareja.
En este punto, hay que distinguir qué es la celotipia, los celos constitutivos, cómo diferenciarlos de la envidia y qué podemos hacer cuando condicionan nuestra vida y la de nuestra pareja.
La celotipia es un trastorno en el cual los celos jerarquizan tu vida y son lo más importante de ella. Si eso sucede, comenzamos a tener imaginaciones excesivas, obsesiones pensando por ejemplo que mi mujer me engaña o mi marido está con otra, algo que de alguna manera se convierte en protagonista del día a día.
Porque todos somos algo celosos, y apuntan bien quienes piensan que los celos en ocasiones, si son ligeros, si son muy pequeñitos, son constitutivos, forman parte de nuestra vida, eso sí, hay que diferenciar entre celos y envidia.
Por ejemplo, en el terreno de los niños, cuando nace un hermano nuevo, el niño que estaba solo con los padres, tiene que resituarse, tiene unos pequeños celos que le van a venir bien, celos constitutivos. Sin embargo, si eso se da de una manera constante ahí estaríamos hablando de un problema, y si quiere hacer daño a su hermanito tendríamos que hablar de envidia.
Para el experto, es necesario saber gestionar los celos, pues “una vez que son ligeros, y que son constitutivos, de cada uno de nosotros, tendríamos que ver cómo lo gestionamos para que no se desarrollen de una manera celotípica.
La inseguridad, un arma peligrosa
La inseguridad es una de las causas de unos celos que pueden condicionar la relación y hacer sufrir a la otra persona. La peligrosa necesidad de doblegar al otro.
Cuando estamos inseguros lo que estamos haciendo es paliar ese sentimiento que tenemos por la vía de los celos, un sentimiento que de alguna manera hace que nos sintamos excluidos y que en el fondo tiene que ver con que nos sentimos rechazados, no nos sentimos importantes, y de repente queremos doblegar a la otra persona teniendo gestos y situaciones que hacen que la relación vaya a peor.
¿Cómo hacerlo? Debemos salir de nosotros mismos, vernos desde arriba, para poder reconfigurar la mente y alcanzar una vida mucho más tranquila y saludable.