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Renovarse o morir contaminados

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Un futuro de chatarra, contaminación y menudeo es lo que aguarda al género humano si rápidamente no se produce un cambio de orientación energético
Un futuro de chatarra, contaminación y menudeo es lo que aguarda al género humano si rápidamente no se produce un cambio de orientación energético

La contaminación del aire en las ciudades, que alcanza ya «un punto crítico», será «uno de los principales inductores al cambio» en la transición de las energías fósiles a las renovables, pronostica el ingeniero industrial Jorge Morales de Labra.

El autor del ensayo recientemente publicado por la editorial Alianza “Adiós, petróleo”, insiste en que la polución es un problema que afecta “de forma masiva”, ya que los expertos cifran en 3,7 millones el número de personas que muere cada año por su culpa.

“Es un ejemplo de la insostenibilidad del actual sistema energético, tanto por sus impactos medioambientales como por los sociales“, explica Morales de Labra quien no tiene duda en señalar las renovables como las energías del futuro.

A su juicio, estas energías alternativas “permitirán afrontar al ser humano una vida sin petróleo, pero la transición será lenta“, porque “prácticamente toda nuestra economía” se basa en el crudo, que ha facilitado “un desarrollo sin precedentes” pese a sus “muchas consecuencias negativas“.

Por ello, para materializar la transición energética es “absolutamente clave” calcular y compensar su impacto en lo económico.

En ese sentido, Morales de Labra destaca que “en las subastas internacionales de producción de energía eléctrica están arrasando las energías renovables por encima de las fósiles” y eso es “una excelente noticia para la civilización” pues además de reducir la contaminación “nos salen más baratas“.

El funcionamiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los conflictos armados provocados por la posesión de territorios cuyo subsuelo almacena importantes cantidades de crudo y su impacto en los desastres naturales o el cambio climático son algunos de los puntos que analiza este experto en “Adiós, petróleo”.

La responsabilidad ciudadana

Aunque “la última palabra la tienen las administraciones y en particular el Gobierno central“, advierte de que “los ciudadanos también tenemos la responsabilidad de acelerar la transición energética“, porque “no se le puede echar la culpa del sistema actual a un solo ministro o a un único presidente de gobierno“.

Para animar a asumir este compromiso recuerda que el cambio de modelo energético traerá consigo, entre otras cosas, la resolución de una de las contrariedades derivadas del uso de los combustibles fósiles: el ruido provocado por los motores de los coches, que “en algunas ciudades llega a ser insoportable“.

El hecho de que, antes de 2025, la mitad de los coches que se vendan en España serán eléctricos según la previsión de este especialista, cambiará de forma “única” el mapa de ruidos, “al menos en lo relativo al transporte terrestre“.

Y es que, a su juicio, es en el ámbito eléctrico donde se están introduciendo las renovables “con mayor facilidad” y donde antes se verán los cambios, si bien España tendrá que afrontar el desafío de su “enorme sobrecapacidad“.

Es decir, se produce más de lo necesario e “incluso en el momento de mayor demanda de energía eléctrica nos sobran centrales“, asegura.

Morales de Labra afirma estar “convencido de que todas las centrales nuevas que se van a construir en España, salvo alguna excepción, van a ser renovables“, por lo que “la principal discusión será qué es lo que cerramos“, un debate que requerirá decisiones “complejas” que es preciso “abordar cuanto antes“.

A la pregunta de si llegaremos de verdad a sobrevivir algún día sin una gota de petróleo, el experto contesta que “sí, aunque no sé si yo lo veré“, porque “de hecho estamos obligados a hacerlo: en primer lugar, por los límites medioambientales y, en segundo lugar, porque, queramos o no, el petróleo tiene un límite“, recuerda.

El secreto energético de las mariposas

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Científicos estiman que la cantidad de energía producida por paneles solares puede incrementarse en un 50%, si es que se ocupan "estrategias" que aplican estos insectos
Científicos estiman que la cantidad de energía producida por paneles solares puede incrementarse en un 50%, si es que se ocupan «estrategias» que aplican estos insectos

La naturaleza a través de una de sus criaturas más admirables, las mariposas, entregó a los científicos una respuesta clave que podría permitir desarrollar energía fotovoltaica de forma más económica y logrando un mejor rendimiento, según un estudio desarrollado por la Universidad de Exeter en el Reino Unido.

Un equipo de expertos de aquel centro de estudios británico, examinó nuevas formas de generar energía fotovoltaica y vías en que la luz pueda ser transformada en poder eléctrico, para lo cual volcaron sus ojos en este insecto, en particular la especie Pieris rapae.

Las observaciones resultaron ser asombrosas: al imitar la postura en forma de V que adoptan las mariposas para calentar sus músculos de vuelo antes de despegar, la cantidad de energía producida por paneles solares puede incrementarse en casi un 50%. Además, la relación potencia-peso de la estructura total para la energía solar es incrementada 17 veces, haciéndola mucho más eficiente.

La investigación fue llevada a cabo en conjunto por el Instituto de Medio Ambiente y Sustentabilidad con el Centro para la Ecología y Conservación, ambos ubicados en el campus de Cornwall de la Universidad de Exeter, y sus conclusiones fueron publicadas por «Scientific Reports».

«El biomimetismo en la ingeniería no es algo nuevo. Sin embargo, esta investigación realmente multidisciplinaria muestra vías para desarrollar energía solar a bajo costo, que se habían visto con anterioridad», afirmó el profesor Tapas Mallick, principal autor de la investigación.

Esta especie de mariposas es conocida por hacer vuelos antes que otras de su misma especie en días nublados, que es cuando estos insectos ven limitada la velocidad con la que pueden usar la energía del sol para calentar sus músculos de vuelo. Durante esos días, esta especie de mariposa adopta una particular postura en forma de V que maximiza la concentración de energía solar en su tórax, clave para permitirle volar.

La subestructura específica de las alas de las mariposas permiten que la luz del sol sea reflejada con mayor eficiencia, asegurando que los músculos de vuelo alcancen una temperatura óptima lo más rápido posible. El equipo de científicos buscó formas de replicar este comportamiento, desarrollando material ligero y reflectivo que pudiese ser usado para la producción de energía solar.

Los investigadores encontraron que el ángulo óptimo en que la mariposa deben sujetar sus alas para incrementar la temperatura de su cuerpo es de unos 17 grados, lo que implicaba un incremento de 7,3° Celsius comparado a cuando tenían las alas planas.

Inspirados por las mariposas, los expertos también encontraron formas de mejorar los concentradores solares, para hacerlos significativamente más livianos y eficientes.