enigmas
Avisos de extinción desde el pasado

La arqueóloga Ruth Shady, sin duda una voz experta en cuanto a las excavaciones en el valle de Supe, en Perú, sobre la ciudad de Caral, considerada como la civilización más antigua del continente americano, advierte de las analogías entre el ocaso de aquella cultura, hace cuatro milenios, y los síntomas del actual cambio climático.
Shady señala que esa zona actualmente árida albergó hace ahora entre 4.000 y 5.000 años una civilización urbana con «autoridad reconocida, especialización de labores y hasta excedentes de producción» agrícola.
Esa cultura permitió a sus habitantes disponer de tiempo para dedicarse a labores como la construcción de pirámides, templos o un amplio anfiteatro, con muros de piedra de dimensiones que requerían conocimientos tecnológicos desconocidos en otros puntos del planeta.
La ciudad de Caral alcanzó entonces un grado de desarrollo solo equiparable a otras milenarias civilizaciones desarrolladas en el Antiguo Egipto, Mesopotamia o China.
La arqueóloga y antropóloga peruana consideró que hay cierta analogía entre el declive de esa civilización, hasta ahora desconocida, y la proliferación de fenómenos meteorológicos extremos, un síntoma asociado al fenómeno del cambio climático.
«Hemos visto en diversos periodos, a través de información tanto arqueológica como geológica, que hay fenómenos cíclicos de sequías que se han prolongado por espacio de hasta 60 años», comentó la investigadora,
Destacó que los «movimientos sísmicos muy marcados», así como las «elevadas precipitaciones y la elevaciones del nivel del mar» debido «al deshielo y la descongelación», incluido en zonas altas de los Andes, o «sequías prolongadas», son atribuidos actualmente al fenómeno del cambio climático, derivado de una excesiva combustión de combustibles fósiles y de emisión de gases a la atmósfera.
Los científicos estudian precisamente si la desaparición de esa civilización está relacionada con esos factores medioambientales y geológicos, ya que Caral logró «aprender» a afrontar «terremotos y maremotos» que sacuden periódicamente la región andina, asegura Shady.
«Lograron construcciones anti-sísmicas tras «aprender con la experimentación», indica la arqueóloga, y subraya que un equipo de expertos japoneses acudió a Caral para examinar sus técnicas, tras el ‘tsunami’ que asoló ese país.
«Los japoneses han acudido a evaluar la tecnología anti-sísmica de Caral de hace 5.000 años», comenta la responsable de las excavaciones en esa zona ubicada en el valle del río Supe, a unos 180 kilómetros al norte de Lima, donde se desarrolló esa compleja sociedad en el período denominado Precerámico.
Incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, la cultura Caral «se desarrolló en condiciones de paz y no de guerra», puntualiza la arqueóloga, quien enfatiza que no hay rastros de murallas de protección ni de instrumentos bélicos.
Los vestigios de la misteriosa ciudad de Caral, descubiertos hace un siglo por buscadores de oro pero abandonados por la falta de indicios de ese mineral y de otros tesoros similares, han atraído en los últimos años, coincidiendo con las labores de excavación, cierta atracción turística y, con ella, especulación sobre los terrenos adyacentes.
Shady, impulsora de la «arqueología social», destaca que Caral, como el patrimonio en general, no debe ser considerado únicamente por su valor turístico o su contribución económica, como tampoco la investigación en ese ámbito debe ser vista como un «gasto».
Al contrario, opina que la «inversión» en investigar ese pasado cultural puede permitir a la humanidad evitar cometer los mismos errores que llevaron a algunas civilizaciones al ocaso.
Los libros malditos, de la fábula a los enigmáticos conocimientos ancestrales

El Libro de Thot, que da poder sobre la materia, y el Manuscrito Voynich, que explica cómo usar la energía estelar son algunas obras que fueron destruidas tras ser consideradas como “peligrosas”.
“Se pueden escribir cinco líneas que destruirían la civilización”, aseguró el prestigioso astrofísico Fred Hoyle.
Esas líneas quizá formen parte de algunos de los textos “demasiado peligrosos” que han desaparecido sin dejar rastro o fueron sistemáticamente destruidos o censurados a lo largo de la Historia, como El Libro de Thot, que da poder sobre la materia, el Manuscrito Voynich, que explica cómo usar la energía estelar, o la Esteganografía de Tritemo, que enseña cómo hipnotizar a distancia.
Se calcula que en el gran incendio de la Biblioteca de Alejandría se quemó medio millón de obras que contenían el conocimiento científico de civilizaciones extintas, pero aquellos no son los únicos textos que podrían cambiar nuestra concepción del mundo y que han desaparecido. Aunque algunos textos no han sido escamoteados de la lectura pública por la acción del fuego sino por grupos interesados en que nunca salgan a la luz.
Esta es al menos la opinión del escritor francés Jacques Bergier y de muchos investigadores que sostienen que la destrucción y la censura sistemática del saber científico a lo largo de la Historia han sido y son una cuestión mucho más real que literaria.
Los libros prohibidos han inspirado a muchos escritores como el norteamericano H. P. Lovecraft, que en sus “Mitos de Cthulú” menciona el “Necronomicón” que condensa la magia cósmica, o el italiano Umberto Eco, que en “El nombre de la Rosa”, narra una historia medieval de intrigas sobre una biblioteca de obras condenadas guardada por monjes inquisidores en un convento.
“Estoy persuadido de que se pueden escribir cinco líneas, y no más, que destruirían la civilización”, ha escrito el prestigioso astrofísico británico Fred Hoyle, fallecido hace poco y considerado uno de los grandes “herejes” de la ciencia, por sus teorías sobre el origen extraterrestre de la vida en nuestro mundo y por su afirmación de que jamás existió la gran explosión o “Big Bang” que presuntamente ha originado el Universo.
Los libros malditos
Para Jacques Bergier muchas de las palabras prohibidas que alude Hoyle están en los textos que el escritor francés ha descrito en su trabajo “Los libros malditos” (“Les livres maudits”), el cual se ha convertido en una obra de referencia entre los aficionados a los conocimientos esotéricos y el saber oculto.
Bergier, autor junto a Louis Paulwells de otro texto esotérico de referencia denominado “El retorno de los brujos”, afirma en su libro que existe una cofradía tan antigua como la civilización, que impide la difusión demasiado rápida o extensa de los conocimientos que pueden ser demasiado peligrosos para ser revelados. El escritor llama a este grupo los “hombres de negro”.
Entre los integrantes de esta presunta cofradía censora, cuyos rastros aparecen tanto en la historia antigua de China y la India, como en el pasado de Occidente, habrían figurado el escritor francés Joseph de Maistre y el zar Nicolás II de Rusia.
En 1885, el escritor Saint-Yves d’Alveydre debió destruir su obra, “Misión de la India en Europa y Misión de Europa en Asia. La cuestión de los Mahatmas y su solución” bajo amenaza de muerte, y su reedición la destruyeron los nazis alemanes al invadir Francia y París, en 1940, señala el investigador francés.
Pero éste es sólo uno de los cientos de textos y hallazgos científicos que, según Jacques Bergier, han desaparecido sin dejar rastro o han sido ocultados a la sociedad.
Una de las obras prohibidas más legendarias es el “Libro de Toth”, un papiro o una serie de hojas de entre 10.000 y 20.000 años de antigüedad, copiada en secreto, la cual ya poseían los sacerdotes y faraones egipcios y al parecer contenía los secretos de diversos mundos y daba un enorme poder a sus poseedores.
El libro, que alude los más diversos documentos históricos, confería poder sobre la tierra, el océano y los cuerpos celestes, y permitía desde interpretar los medios de los animales para comunicarse hasta obrar a distancia, según Bergier.
Palabras con poder
La destrucción de este antiquísimo libro fue anunciada varias veces, incluso por la Inquisición, pero ha reaparecido varias veces a lo largo de la Historia y no se descarta que ahora esté en poder de algunos grupos, que posean y utilicen sus secretos.
Este compendio de conocimientos científicos, “nacido del fuego” pero considerado “incombustible”, se atribuye Hermes Trismegisto, el fundador de la alquimia y uno de los padres del saber hermético. El Libro de Thot jamás ha sido visto impreso o reproducido, y se ignora la forma en podía consultarse.

Según Bergier, en la lista de presuntos textos condenados -algunos provenientes de civilizaciones desaparecidas- también figura el Manuscrito Mathers, que originó una de las sociedades esotéricas secretas más famosas de la historia, la Golden Dawn (“El Alba Dorada”).
Pero, según Bergier, el mayor “éxito” de los “hombres de negro” ha sido la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, iniciada por Julio César, en el año 47 antes de Cristo (a.C.), continuada por el emperador Diocleciano en el 285 y finalizada en el año 646 por los árabes, que la destruyeron hasta sus cimientos.
Este edificio monumental, fundado en el 297 a.C. por Demetrio de Falera y que contaba con departamentos de Ciencias Naturales y Matemáticas, contenía unos 700 mil documentos, de los cuales casi ninguno ha sobrevivido y entre los que al parecer se encontraban los secretos de la trasmutación del oro y la plata.
La destrucción de la Biblioteca alejandrina eliminó los manuscritos del historiador y astrólogo Beroso, quien inventó el cuadrante solar semicircular y concibió una teoría sobre el conflicto entre los rayos del Sol y la Luna, la cual anticipaba las modernas investigaciones sobre la interferencia de la luz.
Otro enigma de las pirámides
Entre los manuscritos destruidos figuraban obras de Pitágoras, Salomón y Hermes, parte de las cuales estarían en bóvedas secretas de las pirámides egipcias, según se afirma. Entre los textos quemados en Alejandría, también figuran los de una enigmática civilización que precedió al antiguo Egipto conocido, y otros textos demasiado “peligrosos” para ser divulgados.
En Alejandría también estaban las obras de Manethón, un sabio que conocía los secretos del antiguo Egipto, y de Mocus, a quien se atribuye la invención de la teoría atómica.
Con la destrucción, a lo largo de los siglos, de otras grandes bibliotecas como las de Constantinopla, la de los Califas de El Cairo, la Islámica de Trípoli, en Libia, o de los Califas de Córdoba, situada en España, se han perdido cientos de miles de obras y datos científicos, que seguramente hubieran modificado nuestra vida y visión del mundo.
Otro sabio presuntamente censurado por los “hombres de negro” fue el abad Tritemo, nacido en Alemania en 1462 y muerto en 1516, quien reunió en el monasterio de San Martín la mayor biblioteca de su país y efectuó unas investigaciones, que intentó divulgar en otro de los grandes libros malditos: la Esteganografía, del que sólo sobrevive un manuscrito incompleto.

El rey Felipe II ordenó destruir la misteriosa obra, mezcla de lingüística, matemáticas, cábala judía y parapsicología, que informaba sobre un método para hipnotizar a distancia, por telepatía, con la ayuda de ciertas manipulaciones del lenguaje.
La primera edición de lo que quedaba de la Esteganografía se publicó en 1610, pero aún expurgada, el Santo Oficio prohibió hasta 1930 la difusión de este texto, donde se exponen una serie de escrituras secretas, cuyo empleo requería el uso de aparatos no muy diferentes de la radio actual, ¡pero en el siglo XVII!.
Tritemo, que predijo en su libro la declaración de Balfour sobre la creación del Estado de Israel, también publicó en 1515 una historia cíclica de la Humanidad, que recuerda tanto la tradición hindú como algunas teorías científicas modernas, según Bergier.
La lista de la Inquisición
La Inquisición española, que comenzó a partir de 1483 una quema general de libros impulsada por fray Tomás de Torquemada, elaboró en el año 1540, una Lista de Obras Prohibidas. Poco después, en 1548 Roma organizó la Congregación del Santo Oficio de la Inquisición, encargada de redactar la primera lista de Libros Prohibidos que se conoce.
Con ambas “listas negras”, que se unificaron en 1559 originando el “Index Auctorum et Librorum Prohibitorum” (Indice de autores y libros prohibidos), los inquisidores recorrieron Europa saqueando las bibliotecas y persiguiendo a los autores “herejes”.
Según Bergier existen listas de inventos demasiado peligrosos y una de ellas, creada por militares franceses, incluye no menos de 800 artículos científicos, que podrían batir la marca de los libros condenados y malditos de todos los tiempos, si alguien escribiese un texto que los comprendiese a todos.
Otro de los grandes libros condenados, el Manuscrito Voynich atribuido a Roger Bacon, se ha librado de la destrucción y se encontraba hasta hace unas pocas décadas a la vista de todos, en venta por 160 mil dólares en una librería de Nueva York, por una sencilla razón: nadie ha conseguido descifrarlo.

El antiguo texto, que guardaría conocimientos científicos enormes, desde la estructura de la galaxia de Andrómeda o la dinámica celular hasta la descripción de cientos de plantas sin identificar, está cifrado en una lengua desconocida.
El manuscrito tomó su nombre del librero que lo compró en 1912, después de que pasara por las manos de Rodolfo II en 1584-88. El lingüista estadounidense W. Newbold afirmó que lo había descifrado, pero después lo desmintió. Para algunos, el experto prefirió callar, ante las amenazas recibidas y la magnitud de los conocimientos que se compendian en el libro.
Según algunos estudiosos, el manuscrito Voynich contiene secretos tan peligrosos como la naturaleza de las novas o explosión final de las estrellas, o los mecanismos de los cuásares: los objetos cósmicos más energéticos que se conocen. Además contendría información sobre fuentes de energía mucho mayores que la bomba de hidrógeno y tan sencillas de manejar que era capaz de comprenderlas un hombre del siglo XIII.
Explosiones atómicas por radio
En 1903, el sabio ruso Mijaíl Mijáilovich Filipov fue hallado muerto en su laboratorio. La policía confiscó sus papeles y el manuscrito de un libro. El Zar Nicolás II examinó el legajo que contenía los estudios científicos de Filipov y después su laboratorio y todas sus investigaciones fueron destruidas.
Según Bergier el libro incautado se titulaba “La revolución por la ciencia o el fin de las guerras” y exponía uno de los hallazgos más prodigiosos de la Historia: la manera de trasmitir el efecto de una explosión a gran distancia, por radio, a través de un haz dirigido de ondas electromagnéticas cortas.
Este método “hace que un cartucho de dinamita que estalle en Moscú pueda trasladar su efecto hasta Constantinopla. Los experimentos que he realizado demuestran que este fenómeno puede producirse a miles de kilómetros de distancia”, afirmaba Filipov, en una carta dirigida a un amigo, según Bergier.
El sabio ruso, asesinado a los 45 años, redactó una enciclopedia entera, fundó la famosa “Revista de la Ciencia” y fue un notable escritor, que influyó mucho en líderes marxistas como Lenin, que tomaron el poder después de su muerte.
Su descubrimiento se ha perdido por completo, para algunos felizmente, porque -se preguntan- ¿qué pasaría si alguien descubriese la forma de utilizar el procedimiento de Filipov para trasmitir a distancia la energía de las actuales explosiones nucleares o de las bombas A o de hidrógeno?.
Asesinos de libros y escritores
Vehículo de ideas, críticas, debates y conocimiento, y enemigos de tiranías, integrismos y fanatismos políticos, religiosos o filosóficos, los libros, escritores y bibliotecas han sido perseguidos, censurados, escondidos o destruidos a lo largo de la Historia, sin distinción de civilizaciones o culturas.
Uno de los casos más dramáticos y antiguos de censura del conocimiento que se conoce fue el del emperador chino Shi-Hoang-Ti, quien en el 213 a.C. mandó destruir todas las obras escritas, enterró vivos a más de 400 escritores y decretó que cualquiera que guardase tablillas de bambú o madera escritas, correría la misma suerte los sabios asesinados.
Casos más recientes como el del escritor británico Salman Rushdie, condenado a muerte por el régimen de los religiosos iraníes debido a su libro “Versos Satánicos”, demuestran que la hoguera de la Inquisición sigue encendida.
La vida extraterrestre según Churchill

El ex primer ministro británico Winston Churchill (1874-1965) escribió un ensayo en el que razonaba “como un científico” sobre la posible existencia de vida extraterrestre.
El documento del estadista británico, de once páginas mecanografiadas y desconocidas, hasta ahora, para el público, ha sido analizado por el astrofísico y escritor israelí Mario Livio, quien destaca la calidad de sus razonamientos científicos.
“En un momento en el que numerosos políticos rechazan la ciencia, me parece que es emocionante recordar a un líder que se comprometió con ella tan profundamente”, celebra el experto en el artículo.
Con la idea, al parecer, de publicarlo en el dominical londinense News Of The World, Churchill escribió un primer borrador del ensayo en cuestión en 1939, poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y bajo el título “¿Estamos solos en el Universo?” reflexionaba “de manera clarividente sobre la búsqueda de vida extraterrestre”, apunta Livio.
El artículo no vio la luz, pero el político, primer ministro entre 1940 y 1945 y entre 1951 y 1955, continuó efectuado revisiones sobre el original a finales de la década de los cincuenta, durante una estancia en la villa de su editor, Emery Reves, en el sur de Francia.
“Por ejemplo, cambió el título ‘¿Estamos solos en el Espacio?’ por el de ‘¿Estamos solos en el Universo?’ para reflejar cambios en la comprensión y terminología científica. Wendy Reves, esposa del editor, entregó el escrito a los archivos del Museo Nacional de Churchill de Estados Unidos (en Fulton, Missouri) en los años ochenta”, detalló Livio.
El director de este museo, Timothy Riley, descubrió el ensayo tras acceder al cargo el pasado año, al estar oculto en la colección privada de Reves y “sin haber sido sometido a un escrutinio científico o académico”, labor que ha asumido ahora el astrofísico.
En su comentario, Livio alaba el conocimiento de Churchill, Premio Nobel de Literatura en 1953, sobre cuestiones relacionadas con la “investigación contemporánea” y su “clarividencia” respecto al “pensamiento científico”.
El experto recuerda que, más de medio siglo antes del descubrimiento de los exoplanetas, Churchill ya exploró teorías que enlazan con las investigaciones más avanzadas sobre astrobiología de hoy en día.
“Con cientos de miles de nebulosas, cada una conteniendo miles de millones de soles, hay enormes probabilidades de que haya un número inmenso de ellas que tengan planetas cuya condiciones no harían imposible la vida“, escribió Churchill.
En este sentido, el político, historiador y elocuente orador, definía la vida como la capacidad de “reproducirse y multiplicarse”, al tiempo que opinaba que un planeta, para albergar vida, debía tener agua líquida y una temperatura que se situase “entre unos pocos grados de hielo y el punto de ebullición del agua”.
“Yo, por mi parte, no estoy tan impresionado por el éxito que atribuimos a nuestra civilización aquí como para estar dispuesto a creer que somos el único lugar de este inmenso Universo que contiene vida, criaturas pensantes”, opinó Churchill en su ensayo.
Del oso le viene al galgo la afición a los enigmas

Fernando J. López del Oso, ganador con su primera novela, «El templo de la luna», del VI premio Minotauro, asegura que su experiencia sobre lugares con enigmas históricos le ha permitido narrar las aventuras de un arqueólogo en una civilización de leyenda.
El hijo del periodista Fernando Jiménez del Oso ha dicho que, desde que recibió recientemente este premio de ciencia ficción y literatura fantástica ha sabido que se va a dedicar profesionalmente a la escritura, territorio que sólo había explorado anteriormente con ensayos sobre la genética, campo en el que está especializado.
Licenciado en Biología, López del Oso ha invertido la mayor parte de su vida laboral en trabajar en una empresa que organiza viajes a lugares con enigmas históricos -«me aburría la idea de estar días haciendo proyectos repetitivos en un laboratorio, señala»-, y sus conocimientos nutren esta novela de aventuras.
«No me avergüenzo al reconocer que he tenido que estudiar», ha confesado el autor al explicar que, más allá de las lecturas de novelas que hace con asiduidad -«soy un lector voraz», añade-, ha leído libros sobre técnicas narrativas.
El contenido, sin embargo, ha sido una recopilación de sus experiencias en diferentes partes del mundo, que ha recogido mientras trabajaba -profesión que dice entre comillas, pues es para el una afición-, y que ha sometido más tarde a una investigación científica para transmitir algunos de los conocimientos en la novela.
Sin embargo, «El templo de la luna» (Minotauro) no pretende ser un libro de historia ni descubrimientos, sólo exponer algunos de los enigmas históricos más fascinantes y desarrollar una aventura en torno a ellos: «quería explorar el territorio del ¿y si…?, lo que con una novela es posible pero con un ensayo, no».
La voluntad del autor de novelar este tipo de -en ocasiones- leyendas proviene de su escepticismo hacia los contenidos de los libros de historia y por su inquietud al querer cuestionar las «convenciones» que transmiten: «hay mucho más escondido», sospecha López del Oso.
Según el escritor, este es un valor que le ha transmitido su padre, que le enseñó a «no aceptar las cosas y a tener un criterio propio» -cosa que Jiménez del Oso ha adoptado a la perfección-, pero también le recomendó «no seguir su camino porque él fue único por las circunstancias en las que vivió» -consejo del que Fernando hijo ha acabado prescindiendo con la publicación de «El templo de la luna»-.
La ambición de López del Oso es la misma que siente el personaje del libro, Julián, un arqueólogo al que le encargan la recuperación de una corona en Perú que perteneció a una civilización de leyenda, en donde se encuentra con otros personajes, que aunque tienen el mismo objetivo, emprenden sus acciones por diferentes motivos.
En «El templo de la luna» destacan las referencias a lo sobrenatural, que se recogen a través de las experiencias que viven algunos de los personajes, dando rienda suelta a algunas leyendas sobre el lugar y la civilización.
La novela es muy «cinematografiable» y, según el autor, esto se debe a su amplia cultura en este campo, del que se declara «un vasto consumidor» y del que admite que le ha influido.
Fernando J. López del Oso ya está escribiendo su segunda novela, tras el éxito de la primera, y será, según él, «más parecida a lo que hacía mi padre».
Su nuevo proyecto también girará en torno a enigmas pero, en este caso, del campo de la biología, concretamente del de la criptozoología, tratando aquellos animales que no tendrían que existir, pero que existen: «en el planeta hay entre 10 y 30 millones de especies y sólo hay catalogadas 1,6 millones», explica el genetista haciendo gala de su filosofía «y si…?».
A vueltas con Stonehenge y sus druidas sanadores

El monumento megalítico de Stonehenge, que atrae anualmente a turistas y hippies de todo el mundo y en el que algunos han visto un antiguo observatorio astronómico, fue una especie de santuario para los antiguos druidas. Los habitantes de las islas británicas acudían a ese monumento que data de entre los años 2.500 y 2.000 antes de Cristo, para curarse de sus males como hoy hacen los cristianos que viajan a Lourdes en busca de algún milagro, afirma Timothy Darvill, profesor de arqueología de la Universidad de Bournemouth (sur de Inglaterra).
En su libro, titulado «Stonehenge: The Biography of a Landscape» (Biografía de un Paisaje), Darvill presenta pruebas de que muchos de los restos humanos encontrados en tumbas próximas a ese monumento, formado por varios círculos concéntricos de piedras de gran tamaño, indican que las personas en cuestión estaban enfermas. Los análisis de dentaduras efectuados indican que muchos de los enterrados allí no eran habitantes de las localidades vecinas sino que habían llegado de Gales, Irlanda e incluso de la Europa continental.
Así, en una tumba descubierta en 2002 a unos cinco kilómetros de distancia de Stonehenge se identificaron los restos de un individuo que parecía proceder de los Alpes suizos y recibió de sus descubridores el nombre del arquero de Amesbury.
Darvill señala en su libro que varias leyendas del siglo XIV hablan de un mago que trajo aquellas piedras mágicas desde el Oeste de las Islas Británicas. «Se creía que esas piedras particulares tenían propiedades curativas porque en Preseli (Gales) había muchos manantiales sagrados de los que se creía que tenían cualidades terapéuticas», afirma Davrill.
En tiempos prehistóricos, el agua salía de las rocas que se utilizaron para construir Stonehenge, y se sabe que hasta entrado el siglo XVIII, muchos visitantes arrancaban esquirlas para utilizarlas como talismanes. Según el arqueólogo británico, el conjunto de Stonehenge estaba presidido por una deidad que era el equivalente de Apolo, dios griego relacionado también con las curaciones. «Aunque el principal santuario de Apolo estaba en Delfos, se creía entonces que durante el invierno abandonaba el territorio griego y viajaba a la tierra de los hiperbóreos, identificada comúnmente con la actual Gran Bretaña».
Darwill propone que los seguidores modernos de los druidas que celebran anualmente en Stonehenge el solsticio de verano en la creencia de que continúan la tradición deberían, por el contrario, llevar a cabo sus viejos rituales en invierno, cuando los antepasados creían que ese lugar sagrado lo ocupaba Apolo.
Los druidas eran los sacerdotes de los celtas aunque su papel no se limitaba a la religión sino que abarcaba otras funciones relacionadas con la astronomía, la medicina e incluso la magia. Varios autores romanos como Plinio el Viejo y Julio César se refirieron a ellos y alguno de ellos señala que iban vestidos de blanco y cortaban el muérdago, planta para ellos sagrada, con hoz de oro.
El primero en vincular Stonehenge con la religión de los antiguos celtas fue el británico William Stukeley a comienzos del siglo XVIII, y ya a finales de ese siglo se estableció un culto neopagano relacionado con los viejos druidas.
Un círculo perfecto
Este monumento megalítico pudo ser un círculo perfecto, según los arqueólogos, después de que hayan aparecido unas manchas oscuras que corresponderían al lugar donde en su día había piedras.

El monumento prehistórico es actualmente un semicírculo, y los arqueólogos nunca han podido confirmar si fue un círculo perfecto.
Según los medios británicos, el cuidador de Stonehenge, Tim Daw, se puso en contacto con los expertos al notar unas manchas en una zona del césped del monumento que había quedado seca, porque no le había llegado la irrigación artificial que mantiene el lugar en los días de verano calurosos y sin lluvias. Daw cuenta que al ver las manchas se dio cuenta de que podrían corresponder a los lugares donde reposaron las piedras, por lo que se puso en contacto con los expertos.
«Yo estaba mirando el césped desde la zona de acceso del público cerca de las piedras y pensé que necesitábamos encontrar una manguera más larga para que llegara a las manchas secas», relata Daw. «Me acordé que las marcas eran las que los arqueólogos habían mirado sin éxito sobre señales de piedras. Llamé a mi colega y, al verlas, se dio cuenta del posible significado también. Al no ser arqueólogos, llamamos a los profesionales», añade.
Así, los arqueólogos ordenaron fotos aéreas rápidamente, que han ayudado a establecer que Stonehenge pudo ser un círculo perfecto.
Las manchas salen a la luz tras el análisis de English Heritage (Patrimonio Inglés), responsable de cuidar el lugar. El organismo subraya que, a pesar de ser uno de los lugares más estudiados, Stonehenge aún sorprende a los expertos.
La historiadora Susan Greaney, de English Heritage, dijo que este descubrimiento accidental tiene un «gran significado», pues demuestra que aún hay «mucho que aprender» sobre el lugar.
En el solsticio de verano, los rayos del sol coinciden con el eje central de los grandes bloques de piedra del monumento, distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas, y numerosos ciudadanos se congregan en los alrededores para admirar la luz.
Además, restos arqueológicos hallados en la zona confirman que el monumento era también un homenaje al solsticio de invierno (22 de diciembre), según el ancestral calendario druida. Según los estudios, Stonehenge fue utilizado para una variedad de ceremonias religiosas hace cinco milenios, durante su época de esplendor.
Nuevos hallazgos
El monumento megalítico de Stonehenge pudo haber sido levantado primero en Gales y posteriormente trasladado a Wiltshire, su ubicación actual al sur de Inglaterra. Esa es la teoría propuesta por el arqueólogo de la University College London (UCL) Mike Parker Pearson .
Desde la década de 1920 se sabe que algunas de las piedras del conjunto neolítico, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1986, provienen de las montañas de Preseli, en Gales. Sin embargo, los arqueólogos no han podido explicar hasta ahora por qué los constructores del monumento que tiene unos 5.000 años de antigüedad, trasladaron las pesadas piedras a lo largo de más de 200 kilómetros en lugar de utilizar canteras similares mucho más cercanas.
Según la teoría de Parker Pearson, la respuesta a ese enigma es que Stonehenge es un monumento funerario que se levantó originalmente cerca de donde se tallaron las rocas. Cuando sus creadores decidieron trasladarse hacia el este, 500 años después, cargaron con las pesadas piedras para no dejar atrás a sus antepasados, argumentó el arqueólogo.
«Su idea de empaquetar las pertenencias era más profunda y significativa que la que tenemos nosotros. Ellos se movían junto con su herencia y aquellas piedras representaban a sus ancestros», razona el experto británico.
En busca de una tumba
«Estamos tratando de dilucidar si realmente hubo una tumba con un círculo de piedra alrededor, que habría sido desmantelada. Si ése fuera el caso, lo que hicieron básicamente fue transportar la encarnación física de sus antepasados para restablecerla en otro lugar», indica Parker Pearson.

Un equipo de la UCL y la Universidad de Leicester anunciaron ha detectado las canteras de donde se extrajeron las piedras de Stonehenge, en dos puntos de las montañas galesas denominados Carn Goedog y Craig Rhos-y-felin.
Gracias a las características naturales de las rocas, que forman pilares, los pobladores neolíticos de la zona solo tuvieron que insertar en algunas grietas cuñas de madera que se hinchaban con la humedad y la lluvia, y facilitaban la separación de grandes bloques de piedra.
Por medio de las marcas que dejó ese proceso en las rocas, los arqueólogos han sido capaces de determinar el lugar de la cantera exacto de donde fue extraída cada piedra en particular.
El equipo de la UCL ha estudiado además cerca de medio millón de fragmentos de hueso que se han desenterrado en la actual localización de Stonehenge.
Una quinta parte de esos restos corresponde a personas que vivieron en el oeste de la isla de Gran Bretaña, probablemente en Gales, y algunos podrían haber sido trasladados junto con las piedras del monumento para ser enterrados de nuevo. «Muchos de los restos son fragmentos quemados. Había varios cientos de personas enterradas. ¿Quienes fueron? ¿De dónde vinieron? Según los últimos resultados científicos, que aún no se han publicado, estamos hablando de personas que fueron quemadas en piras construidas con diversos materiales», explica Parker Pearson.
«Casi con seguridad, no todos (esos materiales) provenían de la meseta de Salisbury (en Inglaterra). Llegaron a Stonehenge ya quemados», afirma el arqueólogo.
Mitos y fantasías sobre el Triángulo de las Bermudas

Si hay un lugar que sigue situándose en el centro de las más utópicas fábulas ese es el Triángulo de las Bermudas, una región situada entre Miami, las Bermudas y Puerto Rico en la que centenares de aviones, barcos y personas se han desvanecido sin dejar rastro.
Uno de los casos más famosos que se produjeron en esta polémica y peregrina zona es el del Vuelo 19, una escuadrilla formada por cinco aviones torpederos Avenger de la marina de Estados Unidos bien dotados con un completo y sofisticado equipo de navegación. El 5 de diciembre de 1945 todos desaparecieron durante un vuelo de entrenamiento de una forma bastante inquietante. El teniente Carlos O. Taylor, informó a la torre de control que estaban perdidos y que no podían distinguir la superficie del océano. Cuando las órdenes de la torre les indicaron que se dirigieran al oeste, la respuesta del teniente fue aún más alarmante: «No sabemos dónde está el oeste. Todo parece falso, extraño. No estamos seguros de ningún rumbo. Incluso el océano no parece ser el mismo de siempre».
Y esas fueron sus últimas palabras, porque a los pocos minutos desaparecieron sin dejar rastro tras de sí. Y lo cierto es que la cosa no queda ahí, porque lo que pasó a continuación añade un poquito más de terror a una historia, ya de por sí bastante gore.
Un gran hidroavión fue enviado inmediatamente para auxiliar a los torpederos; aunque su final no fue para nada el esperado. El equipo de salvamento desapareció de la misma forma misteriosa que los anteriores.
Solo unas horas hicieron falta para que seis aviones y casi una treintena de hombres se evaporaran de la forma más incongruente posible.
El suceso abrió la veda y hasta 1975 un total de 37 aviones, más de 50 barcos y un submarino atómico desaparecieron en la zona sin que en la actualidad haya aparecido un solo resto material o humano que pueda explicar las razones del peligro del lugar.
La existencia de visitantes extraterrestres que se llevan humanos para su posterior estudio, la presencia de una distorsión espacio-temporal que arrastraría a los vehículos a dimensiones o épocas diferentes o incluso seres de una civilización muy desarrollada que viven en el fondo del océano, son algunas de las hipótesis que han servido a muchos para explicar de la forma más extraña las razones de estos sucesos.
De espías y amantes
La aviadora Amelia Earheart y su navegador Fred Noonan desaparecieron en julio de 1937 sin dejar ni rastro tras de sí. Muchas teorías rodean a este suceso y algunas de las que más peso y protagonismo han conseguido con el paso de los años pueden llegar a sonar incluso a pura ficción.
Algunos, los más realistas, apuestan porque su aeronave se quedó sin gasolina y cayó al océano impidiendo ser localizada por los sistemas de la época.
Al otro lado de la balanza, los del vasto imaginario, aseguran que Earheart y Noonan se convirtieron en amantes y se refugiaron en una isla desierta apartados del resto del loco mundo. Un tercer grupo sugiere que Earhart era una espía de Roosvelt y fue capturada por los japoneses.
Un misterio que duró 53 años
Después de que el Star Dust desapareciera con once pasajeros en algún lugar entre Buenos Aires y Santiago de Chile, nadie podía pensar que más de cincuenta años después el misterio podría ser resuelto.
El viaje transcurría según lo previsto hasta que el piloto alertaba a la torre de control de que las condiciones meteorológicas le obligaban a modificar el plan de vuelo: «El tiempo no es bueno, voy a pasar a 8.000 metros para evitar el temporal».
Pocos minutos antes de tomar tierra en su destino final, el piloto informó de su hora de llegada, pero el avión jamás apareció. Durante más de medio siglo muchos fueron los que apuntaron directamente a algún ovni como gran culpable de la tragedia, uno de los que más avivaron el bulo fueron los responsables de la revisa Stendek del Centro de Estudios Interplanetarios de Barcelona.
Sin embargo, las conspiraciones toparon de bruces con la realidad en el año 2000. Un grupo de escaladores halló los restos del avión a 5.500 metros de altitud en la frontera entre Argentina y Chile.
Explicaciones
El diario británico The Guardian ha detallado que investigadores han encontrado enormes cráteres frente a las costas de Noruega, lo que explicaría enormes explosiones de gas.
¿Qué tiene que ver eso con El Triángulo de las Bermudas? Estas burbujas de gas que se mencionan son de metano, el que al salir expulsadas generarían que el agua se transforme en espuma. Esto por sí hace que un barco pierda su flotabilidad y por ende, se hunda.
Según las mediciones, los cráteres frente a Noruega tienen hasta 45 metros de profundidad y 800 metros de ancho, lo que hace posible que grandes barcos sufran con estas gigantes burbujas de metanos.
Conexión siberiana
Por otro lado, unos pastores de renos en Siberia informaron del descubrimiento de un enorme cráter en la península de Yamal, que significa “fin del mundo” en la lengua local. Por si fuera poco el revuelo levantado en el mundo a raíz del hallazgo, días más tarde se encontraron otros dos agujeros en la región, uno en el distrito Taz y otro en la península de Taymyr.

Poco después, los científicos informaron en la revista Nature que la liberación explosiva de gases atrapados en el permafrost, los hidratos de metano, pudieron haber explotado violentamente provocando así los enormes boquetes en la superficie de la tundra. Para ello se basaron principalmente en la evidencia de que el fondo de los cráteres contenía unas concentraciones de metano inusualmente altas.
Un proceso muy similar a lo que ocurrió en Siberia puede estar detrás de las misteriosas y ya legendarias desapariciones de barcos y aeronaves en el Triángulo de las Bermudas, situado en el Océano Atlántico, desde Florida hasta Puerto Rico, y limitado al norte por las islas Bermudas.
El informe, que está avalado por la Academia de Ciencias de Rusia, refiere que es muy probable que sumideros similares a los de Siberia, pero situados en el fondo del mar, sean los responsables de los frecuentes hundimientos de navíos en esa zona.
Se sabe que el metano es normalmente sólido cuando está sometido a las aplastantes presiones de las profundidades del mar, sin embargo, determinados sucesos pueden hacer que trozos de la sustancia se desprendan y formen repentinas burbujas de gas que suben hasta la superficie. Estudios previos han comprobado que un suceso así puede provocar el hundimiento de un barco que esté en el lugar equivocado y en el momento equivocado.
Se ha evidenciado que el margen continental de los Estados Unidos que se encuentra en el Atlántico Norte, efectivamente tiene una gran cantidad de hidratos de metano en su lecho. Sin embargo, hasta ahora no existe ninguna prueba de que se hayan producido liberaciones masivas del mismo como supuestamente ha ocurrido en Siberia, los cuales deberían ser de una magnitud importante para tener el potencial de hundir los barcos o derribar aeronaves.
Según científicos que no participaron en la elaboración de este informe ruso, si esta teoría fuera cierta, ya nos hubiéramos percatado de este fenómeno hace mucho tiempo, pues los hundimientos en esta zona han sido numerosos y hace muchos años que se observa a fondo la región con equipos sofisticados.
Además, la evidencia con que contamos dice que la última vez que se liberaron importantes volúmenes de gas en el área fue hace unos 20.000 años, después de la última glaciación. Por lo tanto, la teoría lanzada desde Rusia parece carecer de elementos que la avalen, al menos hasta el día de hoy.
La masonería en la piel de toro

El historiador madrileño Javier Alvarado Planas desentraña algunos grandes mitos de la masonería en su último libro “Masones en la nobleza de España”, desde su cátedra de Historia del Derecho y de las Instituciones, y como director del Máster de Historia de la Masonería en España y América.
Apenas se conoce que fueron masones no pocos de los grandes poetas, escritores, músicos o científicos como Montesquieu, Voltaire, Goethe, Herder, Mozart, Listz, Haydn, Fleming, incluso actores como Oliver Hardy, John Wayne, Glenn Ford, Clark Gable, o Peter Sellers , según indica a Efe Javier Alvarez Planas, catedrático de Historia del Derecho en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia).
“Para muchos, la masonería es una sociedad secreta en la que se urden conspiraciones y se medra a la sombra del poder. Para otros, fue además, una organización republicana, izquierdista y anticlerical, pues en ella militaron, destacados líderes socialistas, anarquistas o comunistas, como Lafargue, Proudhon, Bakunin, Buonarroti, Malatesta y hasta varios caudillos de la Independencia de América”, precisa el experto.
Éstos son algunos ejes sobre los que vertebra su obra “Masones en la Nobleza de España. Una hermandad de iluminados”, este historiador y también jurista, en un intento de desterrar viejos mitos y prejuicios, afirmando que: “la masonería no es una sociedad secreta, sino una sociedad con secretos”.
Una obra exhaustiva que publica La Esfera de los Libros (2016), y que fue galardonada con el V Premio Hidalgos de España.
El autor plantea al lector la paradoja de la presencia de nobles en las logias, con un perfil supuestamente conservador, monárquico y católico, todavía más acentuado si se tiene en cuenta que la masonería practicaba una fraternidad igualitaria, que contribuyó a difundir los principios del liberalismo social, político y económico.
Durante la dictadura franquista, el enemigo fundamental del Régimen era una supuesta “conjura judeo-masónica y comunista”, sin embargo, Alvarado demuestra que en la masonería había gentes muy variadas, de derechas y de izquierdas y, sobre todo. nobles católicos y monárquicos.
“Todo muy lejos de la realidad que aseguraba la propaganda del régimen franquista sobre unos masones que conspiraban, o coincidían en conspirar con los comunistas, para acabar con la España católica y tradicional”, afirma el experto.
A través del estudio biográfico de centenares de nobles españoles, pertenecientes a la masonería y de perfil conservador, católico y monárquico, demuestra lo equívoco de aquellas afirmaciones y clarifica dichas paradojas.
Son precisamente desentrañados algunos mitos, como la efectiva participación de la masonería en las Cortes y la Constitución de Cádiz de 1812, en el Trienio Liberal, o su responsabilidad en períodos históricos cruciales, como el proceso de Independencia de las colonias americanas, el Sexenio Revolucionario (1868-1871) o la Guerra Civil española .
Por sus páginas desfilan nobles y políticos españoles que fueron masones, entre ellos el conde de Montijo, el general Riego, o Agustín Argüelles. En el Gobierno de España, a lo largo del siglo XIX, lo fueron Calatrava, Martínez de la Rosa, el duque de Rivas, Ruiz Zorrilla; y los generales Fernández de Córdova, Evaristo San Miguel y Narváez.
Sin embargo, hasta el último cuarto del siglo XIX, fue aristocrática y burguesa, siendo las logias una plataforma de promoción profesional, social y política. Por eso abundaron los militares masones, pues la sociabilidad de las logias evadía de la monótona vida militar, según indica el experto.
“A finales del XIX, y principios del XX, la creación de partidos de masas y sindicatos de trabajadores, al canalizar la sociabilidad reivindicativa, permitió que la masonería recuperase su papel originario, apolítico, filantrópico y educativo”, comenta.
En la Segunda República (1931-1939), sólo en su primer Gobierno provisional hubo seis ministros masones, y en las Cortes Constituyentes, más de 150 diputados de diversas obediencias masónicas, aunque seguían las directrices de sus respectivos partidos, por encima de las consignas de sus obediencias: 48, en el Partido Republicano Radical; 44, en el PSOE; 34, en el Radical-Socialista; 14, en Acción Repúblicana; 10, en Esquerra Republicana de Catalunya; y 7, en la Federación Republicana Gallega, según indica en las páginas de su obra.
La sombra permanente de los libros malditos

Leer es una actividad relacionada al saber y al placer, pero algunas lecturas nos pueden matar o volvernos locos. A lo largo de nuestra historia existen libros que fueron prohibidos por la supuesta peligrosidad de su contenido. Se cree que uno fue escrito por seres desconocidos, otros otorgan poderosos saberes y otro fue escrito en un lenguaje que aún nadie logró descifrar.
Todo lector será asesinado
El “Libro de Thot” fue escrito y quemado durante el imperio egipcio, pero sus peligrosas enseñanzas no desaparecieron. Su autor fue el mismísimo Thot, ser mitológico conocido como el “Señor de la escritura y el conocimiento”. Para muchos investigadores sus saberes convirtieron las tierras de los faraones en una de las civilizaciones más influyentes de la historia. Según documentos encontrados, su lectura confiere poder sobre la tierra, el océano y los cuerpos celestes, da la facultad de interpretar el lenguaje de los animales, permite resucitar a los muertos y obrar a distancia. Se supo de su existencia a mediados del siglo XVII a partir del descubrimiento de varios papiros egipcios. Existe el mito de que toda persona que se había jactado de leerlo fue asesinada o sufrió graves accidentes.
El primer libro del mundo

También conocido como el «Libro de Dzyan», se lo considera el primer libro de la historia. Se cree que sus autores fueron seres que habitaron el planeta millones de años antes de la existencia del hombre. Algunos investigadores afirman que está compuesto por símbolos, imágenes y arcanos que sólo unos pocos elegidos podrían interpretar. Asimismo, se cree que habla sobre la existencia de seres inteligentes que habitaron la tierra hace 18 millones de años y del hundimiento de la Atlántida, por ejemplo. Circulan rumores de que una copia del libro original se encuentra escondida en un monasterio del Tíbet pero nadie pudo demostrar su existencia. Las pocas personas que aseguraron haberlo leído enloquecieron y murieron, víctimas de terribles pesadillas.
El manuscrito indescifrable

Se lo conoce como “El libro de Voynich” y está escrito en una lengua aún desconocida. Desde hace un siglo es materia de estudio de prestigiosos historiadores, lingüistas, matemáticos, ingenieros e incluso de astrónomos y botánicos. La Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) intentó descifrar su contenido durante tres décadas y tampoco lo consiguió. Sin embargo, recientes teorías afirman que podría contener las fórmulas de poderosos venenos e incluso principios básicos sobre energía nuclear. Su lenguaje está compuesto por extrañas ilustraciones cosmológicas y plantas quiméricas que nadie ha identificado aún de manera concluyente. El profesor William Newbold, condecorado por descifrar mensajes alemanes durante la Primera Guerra Mundial, dedicó sus últimos años de vida a estudiar el manuscrito, pero fue perdiendo la cordura gradualmente hasta su muerte.
Necronomicón; el libro de las leyes de los muertos

Es una invención del mítico escritor Howard Lovecraft. Su nombre original es “Al Azif” y fue escrito durante el año 730 d.c. por Abdul Alhazred, apodado el “poeta loco”, que murió devorado por un demonio invisible a plena luz del día. El autor advierte que su lectura puede conducir a la locura, generar pesadillas y visiones horrorosas. En sus páginas se agrupan los conocimientos de un culto antiquísimo, plagadas de invocaciones, ritos y arcanos supuestamente perdidos. Para antiguos investigadores encerraba un saber siniestro y divulgaba peligrosos secretos. Por este motivo el Papa Gregorio IX ordenó destruir sus traducciones en griego y latín, y prohibió que se volviera a publicar. Sin embargo, varias copias sobrevivieron. La Universidad de Buenos Aires y la Biblioteca de Wiedener, entre otras instituciones, poseen una versión editada en el siglo XII.
Excalibur, una puerta al manicomio
Su autor es L. Ron Hubbard, fundador de la cienciología, quien declaró en 1948 que se inspiró para escribirlo durante los ocho minutos que clínicamente estuvo muerto mientras lo operaban. Se dice que su contenido da las respuestas a todos los enigmas que históricamente acompañaron al hombre, ¿De dónde venimos? ¿Cómo se creó el Universo? ¿Existe un Dios? Hubbard aseguró que contenía un saber absoluto y poderoso, y las claves de la existencia humana. Las primeras copias que realizó circularon entre sus amigos más íntimos, pero todos comenzaron a sufrir alteraciones mentales y muchos de ellos fueron internados en distintas clínicas psiquiátricas. Por esta razón decidió no publicarlo, pero se estima que algunas copias circulan entre las personas que se inician en la cienciología.
Códigos ocultos en pinturas famosas
Increíbles artistas ha habido en toda la historia, artistas de diferente índole, ricos, pobres, católicos, protestantes, y todos ellos han querido plasmar en sus pinturas sus creencias y sus preguntas. Veámos 10 de los cuadros más famosso que poseen códigos ocultos.
LA MONA LISA: UN CÓDIGO OCULTO EN SUS OJOS
La intriga se centra generalmente en su sonrisa enigmática. Sin embargo, bajo el microscopio, los historiadores italianos han descubierto que, al magnificar los ojos de la pintura de Mona Lisa, se pueden ver números y letras minúsculas .
Los expertos dicen que las letras son apenas distinguibles. En el ojo derecho parecen ser las letras LV, que bien podría ser por su nombre, Leonardo Da Vinci, mientras que en el ojo izquierdo también hay símbolos pero que no son como se definen. Por supuesto, es muy difícil distinguirlos con claridad, pero que parecen ser las letras CE, o podría ser la letra B. En el arco del puente en el fondo el número 72 puede ser visto o podría ser una L y el número 2. También el número 149, con un cuarto número borrado aparece detrás de la imagen, lo que sugiere que Da Vinci lo pintó cuando estaba en Milán en la década de 1490.
LA ÚLTIMA CENA: UN ROMPECABEZAS ASTROLÓGICO Y MATEMÁTICO
La Última Cena también ha sido objeto de mucha especulación, por lo general en torno a supuestos mensajes ocultos o sugerencias que se encuentran dentro de la pintura.
Slavisa Pesci, un tecnólogo de la información, creó un efecto visual interesante mediante la superposición de un semi-transparente, refleja la versión de la pintura en la parte superior del original. El resultado son dos figuras que se parecen a los caballeros templarios que aparecen en ambos extremos de la tabla, mientras que alguien, posiblemente, con un bebé se encuentra a la izquierda de Jesús.
Giovanni Maria Pala, un músico italiano, ha indicado también que las posiciones de las manos y los panes se pueden interpretar como notas en un pentagrama musical, y si se lee de derecha a izquierda, como era característico de la obra de Leonardo, forman una composición musical .
Sabrina Sforza Galitzia, investigador del Vaticano, afirmó haber descifrado el enigma «matemáticas y astrología» de Leonardo de la Última Cena. Ella dijo que él preveía el fin del mundo en un «diluvio universal», que comenzará el 21 de marzo de 4006, y finalizará el 01 de noviembre del mismo año. Ella cree que esto supondría «un nuevo comienzo para la humanidad».
LA CREACIÓN DE ADAN: LA DIVINIDAD FLOTANTE
«La creación de Adán» de Miguel Ángel ha perdurado no sólo como el más famoso de los paneles de la Capilla Sixtina, sino también como una de las únicas imágenes más icónicas de la humanidad.
Miguel Ángel es reconocido como uno de los más grandes pintores y escultores del Renacimiento italiano. Lo que no es tan conocido es que él era un estudiante ávido de la anatomía que a la edad de 17 comenzó la disección de cadáveres del cementerio de la iglesia.
Ahora, un par de expertos estadounidenses en neuroanatomía creen que Miguel Ángel dejó algunas ilustraciones anatómicas detrás de una de sus obras más famosas – la Capilla Sixtina.
Si bien algunos podrían descartar esto como una coincidencia, los expertos sugieren que sería más difícil de explicar que esto no fuera la intención de Miguel Ángel. Incluso los componentes complejos dentro del cerebro, tales como el cerebelo, el quiasma óptico y en la glándula pituitaria se pueden encontrar en la imagen.
LA CAPILLA SIXTINA: OTRO CEREBRO HUMANO
Al igual que en la obra maestra «La creación de Adán», los expertos aseguran que en los paneles de la Capilla Sixtina hay otra figura de Dios con un código oculto.
Se notó que la garganta y el pecho de Dios tenían irregularidades anatómicas, que no estaban presentes en ninguna otra figura en el fresco. Llegaron a la conclusión de que lo que parece torpeza debe haber sido un trabajo deliberado por el genio.
Mediante la superposición de cuello de aspecto extraño de Dios en la fotografía de un cerebro humano visto desde abajo que mostraron los dos igualados con precisión. Agregaron que un extraño rollo de tela se extiende hasta el centro del manto de Dios podría representar la médula espinal humana.
El cuello bultos en la figura Dios (A) del panel coincide con una fotografía del cerebro humano cuando se ve desde abajo (B), mientras que (C) muestra las diferentes partes del cerebro aparentemente oculta en la pintura.
LA MADONNA DE SAN GIOVANNI: ¿UN AVISTAMIENTO OVNI?
Esta obra cuenta con una interesante pequeña burbuja flotando en el cielo sobre el hombro izquierdo de María.
Por encima del hombro izquierdo de María se observa un objeto en forma de disco que parece ser brillante. Es un objeto que el artista representa en gran detalle y asegúrandose de que se destacan en su obra de arte. A la derecha de la pintura se puede ver a un hombre que sujeta el brazo derecho por encima de los ojos con los que el artista se aseguró de enviar un significado que este objeto era muy brillante. A la izquierda de la imagen en la esquina superior podemos ver un objeto que se ve como el sol.
LA PROFECÍA DE ZACARÍAS
La tensión entre Julio II y Miguel Ángel está bien documentada. Los autores señalan que Miguel Ángel retrató al Papa en efigie del profeta Zacarías, y que uno de los ángeles situados detrás de él hace un gesto muy obsceno.
Lo que ese pequeño bebé adorable está haciendo con el dedo se llama «la higuera» y su significado no es tan dulce. Al seguir con el pulgar entre el índice y el dedo medio, que está haciendo un viejo gesto mundo que básicamente significa «jo…dase».
DAVID Y GOLIAT: SIGNOS MÍSTICOS
En el escaneo a través de la disposición de las figuras en el gran techo de 14.000 pies cuadrados de la Capilla Sixtina, los autores han encontrado formas que corresponden a las letras hebreas.
Por ejemplo, las figuras de David y Goliat forman la forma de la letra Guimel, que simboliza «la fuerza» en la tradición de la Cábala mística.
Los autores creen que Miguel Ángel cogió su conocimiento del judaísmo, mientras que en la corte de Lorenzo de Medici en Florencia, y toda la Capilla Sixtina, que dicen que se construye para las mismas proporciones que el Santo Templo de Jerusalén, es un «mensaje místico perdido de amor universal» que estaba destinado a ser descifrado.
PROVERBIOS FLAMENCOS: 112 PERSONAJES FLAMENCOS EN ESCENA
Los proverbios flamencos son una pintura del año 1559, es óleo sobre madera de roble, lo pintó Pieter Bruegel el Viejo, que representa una tierra poblada literal de interpretaciones de proverbios holandeses de la época.
Hay aproximadamente 112 expresiones idiomáticas identificables en la escena. Algunos todavía están en uso hoy en día, entre ellos: «nadar contra la corriente», «pez grande se come poco pescado», «golpeando la cabeza de uno contra una pared de ladrillo», y «armados hasta los dientes».
Otros proverbios indican la estupidez humana. Algunas de las figuras parecen representar más de una forma de hablar, como el hombre esquila una oveja en la parte inferior central izquierda de la imagen. Está sentado junto a un hombre esquilando un cerdo, por lo que representa la expresión «uno tijeras de ovejas y otros de cerdos».
LA CENA DE EMAÚS: UN CÓDIGO SILENCIADO DE LOS CRISTIANOS
La cena de Emaús es una pintura de la principal artista del barroco italiano, Caravaggio.
La pintura representa el momento en el que resucitó Jesús, pero de incógnito, se revela a dos de sus discípulos en el pueblo de Emaús, sólo para desaparecer pronto de su vista.
La pintura tiene cosas extrañas, es raro que las figuras de tamaño natural, tengan el fondo oscuro y blanco. La tabla presenta una canasta de alimentos que se tambalea peligrosamente sobre el borde.
También es sorprendente una sombra que ve como la figura de un pez. Un pez que puede indicar un código de reconocimiento para los cristianos.
RETRATO DE UN JOVEN MOZART CON SÍMBOLOS MASÓNICOS
Las obras de arte no están a salvo el tema de la masonería. Retratos de personas que ocultan una mano pueden indicar su dedicación a la causa o un nivel de jerarquía.
Retratos como el anónimo (posiblemente de Antonio Lorenzoni) de Mozart pueden estar relacionados con la masonería.
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