extraterrestres
Rock, ovnis y hombrecillos verdes

Los discos voladores y sus tripulantes siempre formaron parte de la historia humana, aunque fueran llamados por otros nombres e interpretados de acuerdo con la cultura de cada época. Todos hemos leído o escuchado hablar de ángeles, mensajeros, dioses, escudos llameantes, carruajes de fuego, barcos de los cielos y más incontables epítetos usados para designar lo que hoy llamamos naves alienígenas y seres extraterrestres.
Señales y personas venidas del cielo son símbolos tan fuertes que atravesaron generaciones y culturas y desembocaron en la literatura como nosotros la concebimos hoy. Aunque ya había algo parecido en el siglo XVIII, la ciencia ficción envolviendo vehículos y seres de otros planetas, ganó cuerpo en el siglo XIX y explotó en el siglo XX.
El tema se utiliza regularmente como fuente de inspiración para grandes éxitos de Hollywood desde la década de los 50, aunque la mayoría de las veces los ETs se retratan bajo una luz despectiva. Los ovnis y sus tripulantes también están en las propagandas de productos y de tiendas y de las novelas de ficción científica, y continúan constando historias de visitas y de encuentros con seres de otros mundos. Por lo tanto, no es sorprendente que el tema haya llegado al universo musical, una de las más expresivas formas de registro cultural que conocemos.
1947, ¿sólo coincidencia?
Muchas personas no se imaginan cómo es de vasto el número de canciones y de bandas que trataron, y tratan, de ufología. Cuando se pide que se citen interpretaciones sobre ovnis o alienígenas, muchos listarán clásicos como Starman, de David Bowie, baladas más modernas como Out of Space, de la banda The Prodigy, o bandas sonoras como las de las películas de la serie Hombres de Negro [1997], protagonizadas por los actores Will Smith y Tommy Lee Jones. Pero hay literalmente cientos y cientos de canciones con temática ufológica, y ellas retroceden hasta los años 40. Algunas veces los artistas que las escribieron estuvieron inspirados por experiencias reales y no sólo por su interés en el asunto.
La historia de la música con temática ufológica puede ser trazada desde 1947 cuando la banda de Country, The Buchanan Brothers lanzó una canción titulada When You See Those Flying Saucers [Cuando usted vea esos platillos volantes]. El grupo formado por los hermanos Chester y Lester Buchanan ya era bien conocido por el público, pero esta canción se hizo extremadamente popular en la época y se quedó en la historia como una de las más famosas de la banda. Se trata, hasta donde sabemos, del primer registro de afán extraterrestre que fue grabado y lanzado por un sello discográfico.
La canción tenía inclinaciones religiosas y advertía que los ovnis habían sido enviados por Dios para cuidar de los pecadores, lo que es enfatizado por los dos versos iniciales de la letra:
«Será mejor que ores al Señor cuando veas esos platillos voladores.
Puede ser la venida del Día del Juicio.
Es una señal de que no hay duda del problema que se trata.
Así que les digo a mis amigos que es mejor que empiecen a orar.
Son una visión aterradora mientras vuelan día y noche.
Es una advertencia de que deberíamos arreglar nuestros caminos.
Será mejor que ores al Señor cuando veas esos platillos voladores.
Puede ser la venida del Día del Juicio».
Pero lo interesante acerca de esta canción es el año en que fue lanzada. Fue puesta a la venta oficialmente el 16 de julio de 1947, año en que, como es de amplio conocimiento público, ocurrieron dos de los eventos más importantes de la ufología: el avistamiento de Kenneth Arnold y el Caso Roswell. El primero, la observación de nueve discos voladores por el piloto comercial Arnold sobre el Monte Rainier, en el estado de Washington, tuvo lugar el 24 de junio. Durante el hecho, vio cómo varios objetos realizaban maniobras erráticas, pero controladas, las cuales describió a los diarios de la época como parecidas a «un platillo deslizándose sobre el agua».
El otro evento involucró la caída de un ovni a principios de julio de ese año cerca de la ciudad de Roswell, en el estado de Nuevo México. El acontecimiento fue oficialmente anunciado al público el día 8 por medio de un ahora famoso artículo de periódico titulado Fuerza Aérea Captura Disco Volador en un Rancho en la Región de Roswell. Aunque el titular se publicó en un periódico local, la noticia se extendió por todo el mundo, obviamente.
Aunque los dos incidentes ocurriesen pocas semanas antes del lanzamiento de la canción, es probable que los hermanos Buchanan basaran su título y la letra en uno de ellos, o quién sabe en los dos. Sin embargo, es preciso recordar que el período de tiempo entre los hechos en Roswell y el lanzamiento de la canción fue muy corto para que los hermanos escribieran y lanzaran este single.
Sucesos en los años 50 y 60
Los años 50 trajeron consigo el nacimiento de una nueva subclase de rock and roll, con foco en la ciencia ficción y en el espacio. Inevitablemente, muchas de las canciones del género contenían menciones a la invasión alienígena y la comunicación con seres del espacio exterior, y no se puede desconsiderar la influencia del cine y del inicio de la carrera espacial como fuente inspiradora de los compositores. Una de las canciones más conocidas de este tipo es Flying Saucers Rock & Roll [Rock and Roll del Disco Volador] del músico rockabilly Billy Lee Riley.

Riley era un cantante y compositor del estado de Arkansas, pero sus canciones fueron grabadas inicialmente en Memphis, Tennessee, en 1955. Sin embargo, su mayor éxito, se puede decir que fue esa canción que hablaba de discos voladores, lanzada en febrero de 1957. La foto promocional presentaba varias naves doradas flotando sobre la tierra. La letra de la canción describe un ovni y sus pequeños ocupantes verdes venidos de Marte, los cuales, después de posarse, forman una banda y empiezan a tocar.
Otro gran ejemplo de los años 50, y una gran novedad en la época, es el disco The Flying Saucer, de Bill Buchanan y Dickie Goodman. Más que contener pistas completamente musicales, la interpretación era una mezcla de palabras habladas y trozos de canciones de la época. Hoy en día, esto es comúnmente conocido como un ‘mash up’. Este tema fue el primer ejemplo de ello. En él se contaba la historia de una invasión alienígena proveniente de Marte, utilizando frases de películas y todo tipo de efectos espaciales.
Con la carrera espacial plenamente establecida a mediados de los años 60, la música de la época siguió insistiendo en la facción ufológica. Los temas de ciencia ficción de la década anterior tomaron una faceta más psicodélica, pero continuaron enfocándose en tópicos similares. Un gran ejemplo de principios de los años 60 fue el álbum conceptual ampliamente instrumental I Hear a New World: An Outer Space Music Fantasy [Oigo un Nuevo Mundo: una Fantasía Musical del Espacio Sideral], de Joe Meek y los Blue Men.
Aunque no hablaba específicamente sobre ovnis, la temática del LP estaba centrada en torno a la idea de viajes espaciales y de encuentros con especies extraterrestres. Meek estaba fascinado por los viajes de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) al espacio y también era un firme defensor de la idea de existencia de vida inteligente en algún lugar en nuestro Sistema Solar.

En una entrevista sobre el álbum, Meek declaró: «En el primer momento, iba a grabarlo con canciones que estaban completamente fuera de este mundo, pero me di cuenta de que eso sería muy poco divertido y así mantuve la construcción de la música con un pie en la tierra». Sin embargo, el álbum todavía contenía muchos efectos sonoros no usuales y muestras vocales de alta frecuencia para crear una atmósfera de otros mundos.
Otro artista conocido por tener interés especial en el espectro UFO fue Reg Presley, el líder vocal de la banda inglesa de rock The Troggs, que se graduó en Hampshire, en 1964. Aunque las canciones del grupo no se centraron en el tema ufológico, Presley nunca ocultó su gran fascinación por el asunto: el cantante se interesaba particularmente por el fenómeno de los agroglifos y creía que las figuras eran mensajes de visitantes extraterrestres.
A mediados de los años 90, mientras viajaba con la banda, Presley se convirtió en anfitrión de su propia serie de televisión, llamada The Reg Presley UFO Show, en la que investigó varios avistamientos y participó en campamentos nocturnos para observación del cielo. Aunque el interés del artista por los discos voladores se mantuvo bien lejos de su trabajo con la banda, la portada de un LP con los mayores éxitos del grupo mostraba a los músicos parados en medio de una plantación, mientras que un ovni flota sobre ellos.
Años 70
En el caso de inclinación ufológica, el primer nombre que nos viene a la mente es el de la banda UFO. Es verdad que la mayoría de las canciones del grupo no están realmente enfocadas en el tema, pero hay varias conexiones entre este conjunto y la ufología. Muchos de los álbumes lanzados por ellos o muestran ovnis o tienen nombres relacionados con el tema. En la portada de UFO2: Flying [UFO2: Volando], lanzado en 1971, hay un humanoide sin pelo volando por las nubes, acompañado de dos artefactos en forma de disco. Phenomenon [Fenómeno], de 1974, enseña un UFO volando sobre los suburbios y un hombre desde el suelo mirando al objeto.
Ocasionalmente, la banda trataba la ufología en su música. Silver Bird [Pájaro de plata], del LP UFO2: Flying, incide sobre alguien que descubre una nave dañada con tripulantes vivos. El primer verso de la banda dice:
«Esta mañana, mientras caminaba, contemplé mi tierra.
Yaciendo allí, todavía tendidos sobre la arena.
Un gran pájaro plateado se había plantado en el suelo.
Soy el tipo de persona que no se alarma fácilmente.
Decidí dar un paseo para ver lo que podía encontrar.
Caminé alrededor de las paredes y me encontré con una puerta.
Busqué una ventana obtener más información.
Gran pájaro plateado déjame entrar en tu avión
Quiero volar tan alto, llévame alto, lejos».

Otra conocida banda del comienzo de los años 70 que tiene conexiones con el asunto extraterrestre es Klaatu. Este grupo de psycho rock canadiense obtuvo su nombre del robot de la película «Ultimátum a la Tierra» En 1976 lanzó el tema Calling Occupants of Interplanetary Craft (Llamando a los Ocupantes de la Nave Interplanetaria).
La canción estaba inspirada en el Día del Contacto Mundial, un evento real que ocurrió en marzo de 1953. Una organización conocida como International Flying Saucer Bureau envió un boletín a sus miembros, pidiéndoles la propagación colectiva de un mensaje telepático a los extraterrestres en un día y a una hora concretos. El mensaje comenzaba con las mismas palabras del título de la canción de Klaatu. La música se hizo tan popular que fue grabada posteriormente por varias bandas, incluyendo The Carpenters.
David Bowie
Es imposible trazar una pequeña historia de bandas que trabajaron el meollo del contacto extraterrestre sin hablar del único y absoluto David Bowie. Aunque el ídolo inglés formó su primera banda con 15 años de edad, en 1962, no fue hasta 1969 cuando alcanzó el éxito comercial con el lanzamiento de la conocida canción Space Oddity. La canción presentaba un astronauta ficcional llamado Major Tom y hablaba sobre el programa espacial. La oportunidad no podría ser mejor, pues fue lanzada apenas cinco días antes del lanzamiento del Apolo 11.

Bowie continuó explorando temáticas como el espacio y la inteligencia alienígena, lo que le llevó a hacer uno de sus álbumes más influyentes, Ziggy Stardust an the Spiders from Mars [Ziggy Stardust y las arañas de Marte], en 1972. La pieza estaba enfocada en su alter ego, un músico de rock llamado Ziggy Stardust, que actuaba como mensajero de una especie extraterrestre. El trabajo creó controversias por cubrir temas como explotación sexual, política y opresión. Además, incluía una de las más conocidas canciones de acción alienígena, Starman.
El interés de Bowie por estos movimientos espaciales, sin embargo, fue mucho más allá de su creación musical. Él estaba fascinado por la idea de razas extraterrestres y empleó mucho tiempo libre investigando la materia ufológica. A veces interrumpía entrevistas para buscar en el cielo señales de actividad extraterrestre. A lo largo de los años, Bowie dijo haber vivido numerosos avistamientos, una idea que sin duda pudo influir en la música que elaboraba
La música que vino para quedarse
Para finalizar, queremos hablar sobre la cantante Helen Wheels, que tocó con la banda The Helen Wheels Band de 1977 a 1987 y luego se unió a Skeleton Crew. Helen también escribió letras para el grupo Blue Oyster Cult. Paralelamente a su carrera musical, ganó varios concursos de culturismo. Cuando era joven, Helen Robbins, su nombre real, y su hermano Peter aseguraron que habían sido abducidos en la terraza de su casa en Rockville, en Long Island, en el estado de Nueva York.
Helen trabajó junto a los investigadores de contactos ‘alien’ Budd Hopkins y Pete Mazolla, recordando sus experiencias. Su hermano acabó convirtiéndose en un respetado ufólogo, muy famoso por su trabajo en el caso del Bosque Rendlesham. Así como otros artistas que también tuvieron sus experiencias, la música de Helen fue influenciada por su abducción, influyendo a numerosas bandas con la composición The Saucer Song [La canción del disco volador].
De 1980 en adelante (hasta el infinito y más allá), más y más bandas tomaron el la ufología como inspiración. Algunos conjuntos rozan el minimalismo, como la CEIV, cuyo nombre es una abreviatura para Contactos Inmediatos de Cuarto Grado en inglés, además de Element 115 y Unidentified Funk Object.
La conveniencia del mito ovni

La ola de avistamientos de ovnis que azotó EEUU en la segunda mitad del siglo XX habría sido orquestada por la CIA en un esfuerzo centrado en ocultar los ensayos de nuevas tecnologías del Pentágono durante la Guerra Fría. El escritor, investigador y documentalista británico Mark Pilkington comparte esta teoría.
El 8 de julio de 1947, uno de los periódicos de Nuevo México publicó un texto bajo el siguiente titular: “La Fuerza Aérea captura un platillo volante en un rancho de la región de Roswell”. Al día siguiente, un general de brigada de la base militar de Fort Worth (Texas) desmentía que se tratase de un platillo volador, avisando de que los que estaban dispersos por Nuevo México pertenecían a un globo meteorológico. A pesar de eso, las autoridades no permitieron el acceso de la prensa a la zona de la catástrofe, aumentando el aura de secretismo que rodeó al incidente.
El suceso pasó a la historia como el caso Roswell o el incidente ovni de Roswell. Hoy día es considerado como el nacimiento de la ufología moderna y abrió el camino a toda una ola de debates, teorías y especulaciones sobre las visitas de extraterrestres a la Tierra.
Medio siglo después, informes de la Fuerza Aérea de EEUU afirmaban que lo estrellado en Roswell eran los restos de un vuelo de prueba del llamado ‘Proyecto Mogul’. Se trata de un plan de alto secreto estadounidense que comenzó el mismo año del incidente y pretendía utilizar globos capaces de alcanzar grandes alturas para recabar información sobre las pruebas atómicas de la Unión Soviética, escuchando el sonido de las explosiones.
La mitología ovni fue una tapadera más conveniente
La gran repercusión que tuvo el caso del supuesto siniestro ovni sirvió de modelo para la inteligencia estadounidense en sus futuras operaciones de enmascaramiento de pruebas secretas.
“A principios de la década de los 50, el Ejército estadounidense estaba probando una gran cantidad de nuevas tecnologías y era conveniente disfrazarlas como ovnis. Fue un engaño doble”, explica Mark Pilkington.
Una de esas tecnologías que necesitaba ser ‘disfrazada’ de ovni era el avión espía Lockheed U-2. En abril de 1960, una de estas naves fue derribada mientras sobrevolaba a gran altura el territorio de la URSS. Gary Powers, piloto al servicio de la CIA, fue capturado, juzgado y finalmente intercambiado por agentes de la inteligencia soviética en Berlín. Pero en toda la década de 1950, nadie se percató de las pruebas del U-2.
Según Pilkington, la estrategia original de la Fuerza Aérea estadounidense era decirle a los testigos que lo que habían visto era algo así como el reflejo del planeta Venus, pero luego se dieron cuenta que las personas eran más perceptibles al mito de los ovnis. El investigador afirma que el programa incluía a ejecutivos clave de Hollywood o de los medios de comunicación, como el magnate y productor de cine Darryl Zanuck o el CEO de Time Life, Henry Luce. Ambos habrían sido miembros de la Junta de Estrategia Psicológica, un comité creado en 1951 por iniciativa del entonces presidente de EEUU, Harry Truman, con el propósito de coordinar y planificar las operaciones de guerra psicológica en los primeros años de la Guerra Fría.
Falsos ovnis al servicio de la URSS
El tema de los avistamientos de ovnis en EEUU está estrechamente relacionado con la Guerra Fría, afirma el investigador. Las autoridades estadounidenses sentían tanto temor por la infiltración soviética en la industria de la aviación que rodearon sus pruebas militares en un círculo de falsos informes sobre objetos voladores no identificados.
Así, por ejemplo, en la década de los 80, se utilizó un subterfugio similar para ocultar el desarrollo del bombardero furtivo B-2 Spirit.
No obstante, este programa de enmascaramiento fue perdiendo fuerza paulatinamente en las décadas de los 70 y 80. Para aquel entonces, las autoridades estadounidenses se percataron de que la histeria colectiva sobre los ovnis había escapado a su control. Un informe desclasificado en 1997 evidencia los nuevos temores en el seno de la CIA: los soviéticos podrían estar utilizando el temor de los estadounidenses ante los extraterrestres para hacer cundir el pánico en el país. También se temía que, en un momento adecuado, la URSS pudiera utilizar los avistamientos de ovnis para sobrecargar el sistema de alerta aérea de EEUU y así hacer que no pudiese distinguir las amenazas reales.
Esos pícaros extraterrestres

Hay veces que la frontera entre los sueños y la realidad es tan estrecha que logra confundirnos. La experiencia de Verónica rebasa los límites de lo razonable. Vive en Antofagasta, al norte de Chile. Cuando se casó descubrió que no podía tener hijos, los intentos de la ciencia médica fueron siempre vanos y ya estaba resignada cuando una noche tuvo un sueño extraño. “Estaba desnuda, tendida en un quirófano, en una sala muy luminosa”- recuerda.
Al día siguiente despertó con el cuerpo dolorido, obsesionada por las imágenes de aquel quirófano y la sensación de que alguien la había manipulado. Las extrañas pesadillas persistieron durante varios días.
Seis meses más tarde Verónica empezó a sentirse «rara». Su metabolismo había cambiado, se cansaba con facilidad, se mareaba, sufría vómitos… «Decidí ir al médico –confiesa- pero no me encontraron nada». Preocupada, se lo comentó a su madre y ésta le preguntó si estaba embarazada. Verónica se sobrecogió. Fue a ver al ginecólogo y ¡efectivamente! Estaba en estado de gracia. Su hija tiene ahora siete años.
La de Verónica no es una experiencia única. Gentes de todo el mundo sueñan con esos «quirófanos» y con pequeños seres de aspecto humanoide. Por su aspecto y dinámica los ufólogos las han relacionado con las llamadas abducciones, aunque el escenario donde acontecen no es, como en la película Encuentros en la tercera fase, una solitaria carretera sino la intimidad de nuestro dormitorio. Ya sé. Atenta al sentido común: ¿Cómo seres de otros mundos van a entrar en nuestras alcobas, secuestrarnos y llevarnos a bordo de sus naves sin que nadie haya reparado en su presencia?
Además, la unión sexual entre miembros de especies diferentes no tiene fundamento biológico alguno (este sería el caso de un ser humano y un alienígena) A pesar de todo, en los últimos años, han proliferado de forma alarmante los relatos de personas que aseguran haber mantenido relaciones sexuales durante sus experiencias de visitantes de dormitorio y abducciones.
Los casos más importantes de encuentro sexual con entidades extrahumanas no se encuentran en los libros de ciencia ficción ni en las leyendas, sino en los archivos de la Iglesia. Durante la Edad Media, se extendió la idea de que los demonios podían unirse carnalmente con los hombres y las mujeres. Estos seres diabólicos recibieron el nombre de íncubos y súcubos, y su aparición, según cuenta Henry-Corneille Agrippa en sus Obras Mágicas, venía precedida por la presencia de una estrella reluciente en el cielo.
Como los modernos casos de abducción, los íncubos –del latín incubare (estar acostado encima)- tienen una gran facultad de adaptación a los deseos secretos, a menudo más o menos inconscientes, de sus compañeros humanos. Están presentes en los procesos inquisitoriales desde el siglo XIII al XVIII y sus «víctimas» ofrecieron en sus declaraciones una imagen viva de la fantasía sexual de sus amantes demoníacos.
Es un argumento más para según la psiquiatría que justifica que el fenómeno se reduce a un trastorno alucinatorio denominado parálisis del sueño. Está causado por un problema de «desconexión» entre el cerebro y el resto del cuerpo durante el umbral del sueño. De hecho, la mayoría de estas experiencias acontecen cuando nos vamos a dormir o estamos despertándonos. Se trata de un momento especial de nuestro estado de conciencia, la duermevela, que es campo abonado para que tengan lugar ciertas alucinaciones.
Emmanuel Mignot, director del centro de Narcolepsia de la Universidad de Stanford explica que, «en ciertas ocasiones, durante la fase REM el cerebro intenta escapar al sueño cuando todavía no se ha conectado con el cuerpo y, entonces, sucede un ataque de parálisis del sueño. Los que lo sufren –añade- se sienten despiertos pero aún no han tomado el control de su cuerpo ni pueden percibir el mundo a través de sus sentidos».
El proceso dura apenas dos minutos pero es suficiente para provocar las alteraciones sensoriales suficientes. En dos palabras: soñamos despiertos.
Reflejos de un futuro imaginado

El 65 % de los niños que hoy están en educación primaria tendrán un empleo que aún no se ha inventado, la futura explotación mineral de los asteroides cambiará el panorama económico y tecnológico y dentro de una década, según algunos científicos, se podrá saber al instante en qué piensa una persona.
Todo esto no es “fantaciencia”, asegura el divulgador científico Juan Scaliter, quien subraya que los avances científicos y tecnológicos se suceden a una velocidad vertiginosa, y “la ciencia del mañana traspasará las barreras de lo que hoy imaginamos”.
Scaliter es autor de “Exploradores del futuro” (editorial Debate), un libro de divulgación científica hecho a partir de entrevistas a 50 destacados científicos, pero también 250 páginas que invitan a la reflexión porque, según dice este argentino, “no sabemos a dónde nos llevan” los cambios que se están sucediendo.
¿Dónde estarán los límites de estas transformaciones? ¿tiene que existir, por ejemplo, una ley que regule la actividad espacial? ¿qué consecuencias tendrán los nuevos hallazgos en la economía? ¿cómo afectarán éstos a la educación? ¿debe estar todo en la red?
Estas son algunas de las preguntas que Scaliter quiere compartir con los lectores porque “necesitamos debates y no sólo información”.
Scaliter, quien cree que estamos viviendo una revolución como la que en su día supuso, por ejemplo, la imprenta, divide su libro en ocho capítulos, además de un prólogo (de Toni Garrido) e introducción.
En ellos habla de astronomía, neurociencia, física de partículas, genética, nanotecnología, enfermedades, internet o economía.
Comienza, además de describiendo su pasión por los mapas, con una lista de 15 innovaciones que han revolucionado la ciencia y que este divulgador agrupa en cuatro campos científicos: neurología, genética, astronomía y física.
Entre ellas, el grafeno, el LHC, los ensayos con células madre embrionarias en humanos o el primer mapa del cerebro humano.
El primero de los capítulos está dedicado a la astronomía, en el que, además de asegurar que se hallará una prueba de vida no terrestre, habla de la futura o no tan futura minería espacial.
En “Yo de mayor quiero ser minero espacial” este divulgador detalla que un asteroide de 500 toneladas tendría tres veces más platino que todo el que hay en la Tierra, así que negocio hay (gracias a la abundancia de metales de este grupo se reducirían los costes de aparatos electrónicos y de los motores eléctricos).
La mejor forma de descubrir estas “minas flotantes” es con un telescopio flotando en el espacio y ya hay una empresa en ello.
Esto va a alterar el sistema económico, pero de quién es ese asteroide: ¿De la empresa que lo descubre? ¿se debería regular la explotación comercial en el espacio como pasa en la Antártida?
Scaliter no sólo invita al público a reflexionar sobre los avances de la astronomía, también de la genética (los hallazgos en esta disciplina -dice- son los que “más respeto” le producen).
Este periodista, quien señala que el científico está vinculado siempre a la curiosidad e imaginación, relata también su visita al CERN -le encanta guardar las pegatinas de entrada de los sitios a los que accede y la de este centro la guarda con especial cariño-.
En “De copas por el CERN” habla del bosón de Higgs, la materia oscura, de protones y de creaciones como la web.
Este libro no es un encargo, se le ocurrió a Scaliter después de ver un vídeo viral en el que se afirmaba que el 65 % de los niños que hoy están empezando la educación primaria tendrán un empleo que aún no ha sido inventado: “investigué y terminé encontrando la fuente del dato (un estudio del Departamento de Trabajo de EEUU)”.
Y es que la ciencia avanza y en breve puede convertirse en la nueva economía, apunta.
Scaliter, quien si fuera ahora niño elegiría en un futuro una profesión algo así como “modelador de vida extraplanetaria”, quiere que los lectores con este libro se hagan muchas preguntas.
La hipótesis del despertar humano con ayuda extraterrestre

Erich von Däniken, conocido científico, escritor y autor de la hipótesis de los alienígenas ancestrales, mantiene su teoría sobre la influencia de los extraterrestres en el origen de la humanidad.
Von Däniken es un prolífico escritor suizo, cuyos libros han vendido millones y millones de ejemplares y han sido traducidos a decenas de idiomas distintos. Entre sus obras, está el famoso libro ‘Recuerdos del Futuro’, publicado por primera vez en el año 1968.
Von Däniken cuenta más detalles acerca de su teoría, que postula que seres alienígenas jugaron un papel en el origen y el desarrollo de la humanidad. Habla, además, del interés de los servicios de seguridad gubernamentales en la investigación de esos supuestos hechos. La teoría del Von Däniken propone que, hace muchos miles de años, el planeta Tierra fue visitado por extraterrestres. Nuestros antepasados, en la Edad de Piedra, no entendieron lo ocurrido y creyeron erróneamente que estos seres extraterrestres eran dioses, los cuales, según el científico, no existen.
“Los llamados ‘dioses’ (…) estudiaron algunas tribus, aprendieron algunos idiomas, dieron algunos consejos. En algún momento se despidieron y prometieron regresar en un futuro lejano. Esta promesa de regreso se incluyó en todas las culturas y religiones que existen hasta los días actuales”, explica el escritor.
Al ser preguntado acerca de cuándo volverán los alienígenas, el científico asegura que nadie lo sabe, pero que no se debe excluir la posibilidad de que ya estén aquí. Sin embargo, Von Däniken subrayó que “este es un tema distinto”.
El autor sostiene su posición de que los extraterrestres, de hecho, visitaron nuestro planeta con el argumento de que esos seres han regalado “información científica” que los ancestrales humanos que vivían en la Edad de Piedra no podrían haber conocido de otra manera, dada la realidad de su época.
Al comentar las acusaciones por parte de muchas personas de que sus teorías no pasan de invenciones, Von Däniken explica que acepta bien las críticas direccionadas a él. Sin embargo, menciona que en su campo profesional, sabe mucho más que aquellos que lo critican.”Existen evidencias inequívocas. Lo que queda es cuestión de la interpretación de cada uno”, apunta el científico.
Al ser preguntado acerca del interés de organizaciones gubernamentales en su trabajo, el científico primero toca el tema de las abducciones extraterrestres. Von Däniken asegura que solía reírse del tema hasta el día que conoció al psiquiatra John E. Mack, profesor de la Escuela Médica Harvard y ganador del premio Pulitzer. Según Däniken, el prestigioso doctor le aseguró tener sido implantado con un dispositivo alienígena de observación.
“Las personas con implantes sí que existen. Naturalmente, entonces surgen las preguntas: ¿qué pueden ser?, ¿alguien ha analizado esto? Por supuesto que han analizado. Químicamente, físicamente, pero no entendimos de qué se trata. Esa es la situación”, apunta el escritor.
Von Däniken entiende que personas que se decían trabajar para el gobierno le han buscado para saber más detalles acerca de los que se han acercado a él con historias de abducciones e implantes alienígenas.
“El gobierno quiere saber: ¿existe alguna amenaza potencial para la humanidad? ¿O todo esto es una tontería? De eso se trata todo. No tengo una respuesta. Personalmente, no he visto ni un solo ovni hasta el día de hoy y no he hablado con ningún extraterrestre. Pero sí que existen personas con implantes extraterrestres”, subraya el científico.
Von Däniken sostiene que, si un día los extraterrestres llegan a volver a la Tierra, no es necesario preocuparse, pues sus intenciones serán pacíficas.”Esto será algo así como un salto evolutivo que viene del exterior. Tenemos evolución, somos productos de la evolución, pero no únicamente de ella. La Tierra nunca fue un sistema cerrado. En todo momento ha habido interferencias externas”, concluye Von Däniken.
La vida extraterrestre según Churchill

El ex primer ministro británico Winston Churchill (1874-1965) escribió un ensayo en el que razonaba “como un científico” sobre la posible existencia de vida extraterrestre.
El documento del estadista británico, de once páginas mecanografiadas y desconocidas, hasta ahora, para el público, ha sido analizado por el astrofísico y escritor israelí Mario Livio, quien destaca la calidad de sus razonamientos científicos.
“En un momento en el que numerosos políticos rechazan la ciencia, me parece que es emocionante recordar a un líder que se comprometió con ella tan profundamente”, celebra el experto en el artículo.
Con la idea, al parecer, de publicarlo en el dominical londinense News Of The World, Churchill escribió un primer borrador del ensayo en cuestión en 1939, poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y bajo el título “¿Estamos solos en el Universo?” reflexionaba “de manera clarividente sobre la búsqueda de vida extraterrestre”, apunta Livio.
El artículo no vio la luz, pero el político, primer ministro entre 1940 y 1945 y entre 1951 y 1955, continuó efectuado revisiones sobre el original a finales de la década de los cincuenta, durante una estancia en la villa de su editor, Emery Reves, en el sur de Francia.
“Por ejemplo, cambió el título ‘¿Estamos solos en el Espacio?’ por el de ‘¿Estamos solos en el Universo?’ para reflejar cambios en la comprensión y terminología científica. Wendy Reves, esposa del editor, entregó el escrito a los archivos del Museo Nacional de Churchill de Estados Unidos (en Fulton, Missouri) en los años ochenta”, detalló Livio.
El director de este museo, Timothy Riley, descubrió el ensayo tras acceder al cargo el pasado año, al estar oculto en la colección privada de Reves y “sin haber sido sometido a un escrutinio científico o académico”, labor que ha asumido ahora el astrofísico.
En su comentario, Livio alaba el conocimiento de Churchill, Premio Nobel de Literatura en 1953, sobre cuestiones relacionadas con la “investigación contemporánea” y su “clarividencia” respecto al “pensamiento científico”.
El experto recuerda que, más de medio siglo antes del descubrimiento de los exoplanetas, Churchill ya exploró teorías que enlazan con las investigaciones más avanzadas sobre astrobiología de hoy en día.
“Con cientos de miles de nebulosas, cada una conteniendo miles de millones de soles, hay enormes probabilidades de que haya un número inmenso de ellas que tengan planetas cuya condiciones no harían imposible la vida“, escribió Churchill.
En este sentido, el político, historiador y elocuente orador, definía la vida como la capacidad de “reproducirse y multiplicarse”, al tiempo que opinaba que un planeta, para albergar vida, debía tener agua líquida y una temperatura que se situase “entre unos pocos grados de hielo y el punto de ebullición del agua”.
“Yo, por mi parte, no estoy tan impresionado por el éxito que atribuimos a nuestra civilización aquí como para estar dispuesto a creer que somos el único lugar de este inmenso Universo que contiene vida, criaturas pensantes”, opinó Churchill en su ensayo.