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Brenan y las tripas de España

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Gerald Brenan, retratado por la pintora Julia Gross
Gerald Brenan, retratado por la pintora Julia Gross

Miguel Martínez Lage, traductor de Gerald Brenan y estudioso de su figura, reivindica la necesidad de una «verdad extranjera» sobre España, y asegura que si cuando se gestó el estado autonómico se hubiese leído lo que los viajeros escribían sobre este país «funcionaríamos un poco mejor».

«La verdad es extranjera necesariamente porque la visión ajena no está viciada por nuestra verdad», manifiesta Martínez Lage y añade que, en el caso de Gerald Brenan, «se tuvo la inmensa fortuna de que vino con una mirada descontaminada que le permitió descubrir la verdad del pueblo andaluz».

A este respecto, señala cómo Brenan desveló, entre otras cosas, la influencia del sustrato religioso que existía en la España de su época, que fue «bastante mayor de lo que estamos dispuestos a reconocer».»

Además, Brenan encontró «las verdaderas causas de la Guerra Civil con una precisión que no estuvo ni está al alcance de ningún historiador español y supo contar la España gris de la posguerra de la que nadie se atrevía a hablar», apunta.

Martínez Lage, quien ha traducido obras de Brenan, Martin Amis, Orwell y Allan Poe, entre otros,  apunta que «a pesar de haberse dedicado intensivamente a la novela y poesía, Brenan sólo empieza a funcionar como escritor auténtico con obras de no ficción».

Para Martínez Lage, Brenan fue precursor de la tendencia que arrastra la literatura actual, en la que «la novela es un género prácticamente agotado» y que en cuanto a la poesía no cree que «estemos llamados a descubrir a grandes poetas en los próximos 30 años», considera.

Por su parte, el también traductor y escritor Andrés Arenas comenta la relación que Brenan mantuvo con algunos de los intelectuales españoles y extranjeros más importantes de su época.

Así, a la amistad «cordial y educada» que le unía a su vecino de la barriada malagueña de Churriana Julio Caro Baroja se opuso la relación con Ernest Hemingway, con quien se llevaba «bastante mal».

Arenas explica que Brenan le preguntó una vez al escritor norteamericano por qué había venido a España en la Guerra Civil, a lo que Hemingway respondió: «Es que me gustan mucho las guerras, señor Brenan».

«Eran dos caracteres opuestos. Brenan era más bien tímido mientras que Hemingway era brusco y orgulloso, aunque ambos conocían sus respectivos trabajos y los respetaban», precisa, y ha añade que «después de todo, también eran dos maneras diferentes de amar España».

Retrato del fascismo

Gerald Brenan analizó la situación que había desembocado en el régimen franquista en «Escenas españolas», un texto hasta ahora inédito en España del que existe ya una edición facsímil,.

Este facsímil se complementa con la reedición de «El laberinto español», porque es «un gran complemento al ser una especie de ‘laberinto’ condensado», a juicio de Carlos Pranger, albacea del hispanista y responsable de esta edición.

«Más que un libro, es un pequeño panfleto escrito con carácter divulgativo y educativo, que pretende mostrar cómo los británicos apostaron entonces por explicar la historia», señala Pranger.

El texto no era muy conocido, y al albacea le costó varios años de búsqueda localizar un original, finalmente adquirido en un anticuario de Inglaterra para incorporarlo a su archivo personal.

«Se publicó en 1946, cuando había bastante polémica en el Consejo de Seguridad de la ONU por el régimen de Franco, que era el último gobierno fascista de Europa, y existía mucha controversia sobre qué hacer y cómo gestionar esta situación política», apunta Pranger.

En aquel momento, cuando «incluso se hablaba de otra posible intervención militar en España», a Brenan le encargaron un texto que explicara las causas de la situación en nuestro país y aventurara una posible solución, y el resultado fue este texto.

«Se nota que Brenan utiliza mucho de lo que usó en ‘El laberinto español’, pero con la salvedad de que en aquella obra no entra a juzgar lo que es el régimen de Franco, mientras que en este texto inédito explica cómo está estructurado e incluso propone una solución».

El hispanista vaticina lo que ocurriría treinta años después y asegura en el texto que España «sería un país moderno con una monarquía constitucional y un partido socialista de carácter moderado», resalta Pranger.

Por ello, esta obra alcanza la misma clarividencia que se le atribuye a «El laberinto español», pero en este caso está escrita «de manera breve y concisa y no está dirigida a gente experta, sino a personas que no sabían nada de España, por lo que se esmeró en hacer explicaciones muy accesibles».

Este análisis del franquismo no le supuso consecuencias en España a Brenan, aunque «para volver y residir aquí sí hubo gestiones políticas con el embajador español en Londres en aquella época», apuntado Pranger.

«Escenas españolas» también comparte con «El laberinto español» la vigencia del análisis que Gerald Brenan hace sobre la situación política española.

«Sólo hay que mirar cómo está ahora la izquierda, despedazándose entre sí, y abrir el capítulo que dedica a los socialistas en ‘El laberinto español’, con una absoluta vigencia», afirma el albacea.