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Amalia contra el ladrón de almas

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Amalia, decepcionada de la vida tras un fracaso amoroso, ocupa el puesto de portera del edificio que dejó su madre al morir. Su intención inicial es refugiarse durante un tiempo de ese mundo que considera hostil. Pero han pasado los años y el plan ya le está bien, no necesita más. Ahí en su semisótano vive tranquila con su rutina, sus libros y su querido gato
Amalia, decepcionada de la vida tras un fracaso amoroso, ocupa el puesto de portera del edificio que dejó su madre al morir. Su intención inicial es refugiarse durante un tiempo de ese mundo que considera hostil. Pero han pasado los años y el plan ya le está bien, no necesita más. Ahí en su semisótano vive tranquila con su rutina, sus libros y su querido gato

Amalia, nombre griego con dos significados, mujer frágil y trabajadora. Y éste es el nombre que también ha escogido el historietista Pep Brocal para llamar a la protagonista de «Inframundo», el cómic en el que plantea una «situación habitual»: la necesidad de salir de la zona de confort.

Frustrada tras sufrir un desengaño amoroso, Amalia decide ocupar el puesto de trabajo de su fallecida madre, la portería de un aparentemente normal edificio, donde contará con la ayuda del actor Bruce Lee para solucionar un problema con su gato, un animal que bien podría personificar esa lucha por salir adelante y superar situaciones de cómodo, pero negativo, estancamiento.

«He buscado una persona cualquiera, normal, pero alguien que viene de una especie de decepción vital en la que ha ido viendo paulatinamente expectativas frustradas. Cada uno acaba hablando de cosas que le importan y no pretendo que sea una situación original, sino habitual, y que pueda reconocerse mucha gente en ella», cuenta Brocal sobre la protagonista de este cómic publicado por Astiberri.

Y para que Amalia logre salir de su infierno personal ha construido una suerte de «13 rue del Percebe», el edificio donde ejerce las labores de portera tras el fallecimiento de su madre, una fanática de Bruce Lee. Un actor que fluye por toda la obra como si de un «coach» se tratara, ya que a través de míticas frases -como «pon tu mente a volar y observa dónde se posa»- irá subiendo los escalones de su particular escalera vital.

«Está ahí en la portería como paso transitorio, pero eso conlleva un peligro y es que se adapte a esa situación, la dé por buena y se acomode porque el mundo es hostil y no siempre es como querríamos que fuera. Por eso puedes bajar a esa portería buscando una especie de refugio», explica el actor catalán (Terrasa, 1967).

Una zona de confort que se verá afectada con la aparición de un extraño personaje que tiene como misión llevarse en su maleta a las personas que están solas en la vida, como el vecino del ático que cuando está a punto de ser llevado en ascensor hacia ese submundo de almas en pena se encuentra con Amalia por pura casualidad, ya que ésta está buscando a su gato.

Llena de curiosidad por ese ser fantasmagórico y su actividad, Amalia decide seguir sus pasos y subirse a ese ascensor que la llevará al inicio de un periplo por emociones, sensaciones y cambios vitales a través de los mundos paralelos que Brocal ha dibujado con maestría e imaginación.

«‘Inframundo’ viene de la misma base de pensamientos existenciales que mis anteriores novelas, pero quería intentar ir más allá y no quedarme en lo mismo, en mi ombligo, e intentar hacer un esfuerzo para intentar salir de esa órbita», reconoce el autor.

En este sentido, y como anécdota que casi se convierte en drama, Brocal confiesa que la novela no nació en su mente con una protagonista femenina, sino con uno masculino, algo que resultó complicado porque tuvo que «reescribir».

«No es mujer por pura estética, sino porque es un actor de sus actos y por eso pienso que ha sido un trabajo para mi, para aprender muchas cosas de la narrativa y del por qué de los resortes de guión o lo que sea, he aprendido mucho», concluye.

La posibilidad del inframundo

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Hacia la tercera década del siglo XVIII el brillante sabio que fue el Padre Feijoo describió la historia del hombre pez de Liérganes; suceso del que había tenido conocimiento a través de varios conocidos suyos a los que atribuyó gran credibilidad. Lo cierto es que —tal y como el mismo reconoció— la historia de el hombre pez de Liérganes tiene un cariz fantástico que contradice el escepticismo y racionalismo del que siempre hizo gala este intelectual ilustrado
Hacia la tercera década del siglo XVIII el brillante sabio que fue el Padre Feijoo describió la historia del hombre pez de Liérganes; suceso del que había tenido conocimiento a través de varios conocidos suyos a los que atribuyó gran credibilidad. Lo cierto es que —tal y como el mismo reconoció— la historia de el hombre pez de Liérganes tiene un cariz fantástico que contradice el escepticismo y racionalismo del que siempre hizo gala este intelectual ilustrado

¿Qué hay bajo la Tierra? Desde Julio Verne que veía a los volcanes como la entrada al inframundo a la búsqueda nazi del reino de Agartha, durante siglos escritores y científicos, aventureros y filósofos han expuesto sus teorías, ahora recopiladas en «Mundo subterráneo, puertas secretas, ciudades sumergidas y utopías bajo tierra».

Es el título del volumen publicado por La Felguera Editores. Su responsable, Servando Rocha, afirma que saber «qué hay debajo de nuestros pies» y si «habitan la oscuridad subterránea túneles, cavernas colosales, oscuros ríos o un pueblo oculto en negros fosos» constituye «el último secreto», como antes lo era «mirar arriba y descubrir planetas».

La piedra angular en torno a la que «se armó» el libro es la primera traducción al castellano de un extenso fragmento de la colosal obra «Mundus subterraneus», que publicó el pensador e inventor alemán Athanasius Kircher en 1665 y que, con sus más de mil páginas en latín, permanecía sin traducir en España.

El fragmento traducido de esta obra del astrólogo, geólogo y alquimista se acompaña de un estudio introductorio de Eduardo Sierra y según explica Servando Rocha, «resulta imposible resistirse a la belleza de las descripciones científicas de Kircher, ese observador maravillado que pasea entre mares de lava».

El editor de La Felguera promete en su recopilación «un fascinante descenso por los desconocidos territorios del mundo subterráneo» uniendo lo mejor del arte, la ficción o el ocultismo, y «también nos hemos ocupado de los abismos que ascienden, de las ideas de Lovecraft y su raza de criaturas espeluznantes y horrores abisales».

Asimismo se menciona a los predecesores de Lovecraft «surgidos en España y absolutamente singulares, como aquel «hombre pez» defendido por el erudito padre Feijoo, quien situaba en Cantabria esta leyenda de un ser humano que se va convirtiendo en pez, o el mismo Madrid subterráneo».

«Mundo subterráneo. Puertas secretas, ciudades sumergidas y utopías bajo tierra» viaja a través de uno de los asuntos «más apasionantes de todos los tiempos: la posibilidad de que la verdad esté precisamente bajo nuestros pies o incluso en el fondo del mar», y ya Julio Verne lo advirtió en «Viaje al centro de la Tierra»: los volcanes son puertas secretas, pasadizos que conducen a un habitable interior del planeta.

Durante esta aventura los personajes de Verne son acompañados por temerarios hombres embarcados en prodigiosas expediciones a los polos e incluso por los mismos nazis, quienes creyeron y buscaron el reino subterráneo de Agartha que, según la tradición mística oriental, estaría gobernado por el Rey Oculto del Mundo, recuerda el editor, quien precisa por ello que también Hitler soñó «con entablar lazos con los supuestos habitantes de las cavernas».

De hecho, se conservan documentos de cómo jerarcas nazis intentaron localizar este imaginario reino subterráneo que creían oculto en el Tibet o bajo el desierto de Gobi, siguiendo las teorías de célebres ocultistas como la teósofa Helena Blavatsky y el creador de la sinarquía Saint-Yves d’Alveydre, entre muchos otros.

Posiblemente también la extraña y conocida teoría de la «Tierra Hueca», según la cual existirían aperturas, cuevas y sistemas de túneles interconectados en todo el planeta, pertenezca a esta tradición a medio camino entre literatura y ciencia. Y Servando Rocha, que es natural de La Palma, recuerda que también en Canarias se han intentado localizar supuestas entradas al mundo subterráneo en los barrancos de Güímar (Tenerife), además de la célebre leyenda del reino sumergido de la Atlántida.