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Años de fantasmas y costumbres represivas

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Si se dijera que una persona que vivió a fines del siglo XIX era abiertamente bisexual, que recorrió en moto el frente durante la I Guerra Mundial, que cruzó el Atlántico más de 60 veces y que ganó un Premio Pulitzer, nadie pensaría que se trata de una mujer. Mucho menos de una que se consideraba a sí misma "antifeminista". Esta mujer fue Edith Wharton (Estados Unidos, 1862 - Francia, 1937)
Si se dijera que una persona que vivió a fines del siglo XIX era abiertamente bisexual, que recorrió en moto el frente durante la I Guerra Mundial, que cruzó el Atlántico más de 60 veces y que ganó un Premio Pulitzer, nadie pensaría que se trata de una mujer. Mucho menos de una que se consideraba a sí misma «antifeminista». Esta mujer fue Edith Wharton (Estados Unidos, 1862 – Francia, 1937)

Con una literatura profundamente progresista pero a la vez declarada antifeminista, escritora de lo doméstico y al mismo tiempo gótica, Edith Wharton está considerada la mejor novelista americana de su generación pero también una gran cuentista, como demuestran sus relatos reunidos en español.

La editorial Páginas de Espuma, especializada en el relato corto, acaba publica el primer tomo de los «Cuentos completos» de Wharton, primera mujer en ganar el premio Pulitzer y que estuvo nominada al Nobel en varias ocasiones.

Cerca de medio centenar de cuentos en casi mil páginas componen este primer tomo que abarca los relatos que Edith Wharton (Nueva York, Estados Unidos, 1862- Saint-Brice-sous-Forêt, Francia, 1937) escribió entre 1891 y 1908 y al que sigue un segundo volumen.

Una recopilación que ha prologado la escritora hispano argentina Clara Obligado, que recalca que Wharton habla en sus relatos «de hoy»: «Tiene los mismos conflictos que tienen las mujeres de hoy».

El matrimonio, del que era partidaria aunque con matices; la situación del hombre y la mujer en la época, la vida después del divorcio, la lucha de la mujer por su propia libertad pero también los asuntos domésticos son algunos de los temas que predominan en sus cuentos, que publicó a lo largo de su vida en revistas y periódicos.

En ellos hay además conversaciones con la pintura, los viajes, el propio oficio de escribir y la casa como espacio poético.

Admirada por Henry James, Francis Scott Fitzgerald, Jean Cocteau y Ernest Hemingway, la escritora firmó más de 40 libros de todos los géneros, entre ellos la conocida novela «La edad de la inocencia», escrita en 1920 y con la que ganó el Premio Pulitzer.

Los cuentos han sido traducidos al español por Emma Cotro, Maite Fernández Estañán, Eva Gallud y Juan Carlos García.

Una autora, fácil de leer pero difícil de traducir, según explica Enmma Cotro, quien califica sus relatos como «alta literatura» y entre ellos también destacan algunos de temática gótica, ya que era una enamorada de los cuentos de fantasmas.

Wharton, que se casó a los 23 años y se separó a los 51, tuvo relaciones sentimentales con hombres y mujeres. A pesar de proceder de una familia adinerada, no quiso una vida acomodada y recorrió los frentes de la Primera Guerra Mundial en motocicleta.

Edith Wharton era crítica con todo lo que no le gustaba «pero sin sermones», como destaca Clara Obligado, que ha subrayado también el humor en su literatura.

Por eso, Obligado ha propuesto «mirar de nuevo» a través de sus relatos a esta escritora que encarna «la contradicción en estado puro».

Wharton era todo un hombre», ironiza la prologuista del libro. «Estaba acostumbrada a ser poderosa, se identificaba en gran parte con los hombres y su error fue no haber sido más sensible a los movimientos feministas de su época», explica. Fue esto lo que le costó que la erradicaran de la literatura por tanto tiempo, primero por ser mujer, y luego por no haber entrado más abiertamente en los conflictos de su época.

Otras compilaciones de Wharton

El sello andaluz Paréntesis reune en la antología ‘Madame de Treymes y otros relatos’ algunas narraciones breves de la escritora neoyorquina Edith Warthon.

Sin embargo, pese a su Premio Pulitzer de 1920 por ‘La edad de la inocencia’ y a la impecable versión cinematográfica que de la novela realizó Martin Scorsese, Edith Wharton es aún casi una desconocida para el lector español.

Estos relatos constituyen «un suculento muestrario de los méritos de esta escritora a la que insistentemente se ha comparado con Henry James». En este sentido, aun admitiendo las innegables similitudes con el autor de ‘Washington Square’, la americana brilla con una prosa personalísima cuyas virtudes más destacables son sus hilarantes ironías y el hábil empleo de la elipsis.

Paréntesis publica esta antología de la narrativa breve de la autora con prólogo de Lale González-Cotta, quien explica cómo Wharton, con «su perspicaz discernimiento de los procesos mentales, supo mostrar a perfección los convencionalismos de las clases altas».

Sin embargo, a pesar de sus denuncias, afirma que «nunca encontró la manera de resolver el conflicto que se plantea entre las aspiraciones sociales y la realización del individuo». Éste, así como la represión sexual y la glamourosa existencia de la clase alta, son algunos de los temas que aparecen en sus cuentos.

Por otro lado, apunta que sus relatos de fantasmas, recogidos en diversas antologías en español, son muy apreciados por los amantes del género. No obstante, González-Cotta manifiesta que «se hace imprescindible conocer a Wharton en el ámbito costumbrista de estos deliciosos relatos que se leen sin que se desvanezca la sonrisa de los labios».

Edith Wharton, escritora perteneciente a la alta sociedad neoyorquina, vivió desde 1907 en Francia. Publicó relatos para Scribner’s Magazine, novelas, libros de viajes y poemas. En 1905 publicó la novela ‘The House of Mirth’, y en 1911 ‘Ethan Frome’. Su obra más conocida es ‘La edad de la inocencia’, con la que ganó el premio Pulitzer en 1921.

Asimismo, se le reconoce como la heredera de la novela costumbrista europea al otro lado del Atlántico. Así, su larga lista de reconocimientos incluye el haber sido la primera mujer en ser nombrada Doctor Honoris Causa por la Universidad de Yale y en recibir la medalla de oro del Instituto Nacional de las Artes y las Letras en 1924 por parte del gobierno de Estados Unidos.