lengua inglesa
Inglés de comida rápida

Más de 30 millones de tuits y la base de datos de Google Books han servido a investigadores de la Universidad de las Islas Baleares para estudiar la distribución, tanto espacial como temporal, de las variantes británicas y americanas del inglés. Los resultados revelan que 23 de los 30 países anglófonos analizados utilizan más el inglés americano que el británico.
Del imperio británico se decía a finales del siglo XIX lo que ya se comentó antes del español: que en él nunca se ponía el sol. Desde Australia a Canadá, pasando por la India, Egipto, Sudáfrica o el Caribe, el territorio británico se extendió por los cinco continentes. Herencia de este extenso imperio es el puesto indiscutible del inglés como lengua internacional en política, ciencia, comercio e incluso cultura.
Sin embargo, el ascenso de los Estados Unidos como potencia mundial durante el siglo XX ha conducido a un cambio en el uso del inglés oral y escrito a lo ancho del mundo, dando lugar a un proceso de americanización del inglés.
Ahora un equipo de investigadores, entre los que se encuentran científicos del Instituto de Física Interdisciplinaria y Sistemas Complejos (IFISC, UIB-CSIC) y una investigadora del departamento de Filología Española, Moderna y Clásica de la Universitat de las Illes Balears, han analizado cómo se distribuyen espacial y temporalmente las variantes británicas y americanas del inglés.
Como base para su estudio tomaron un corpus de más de 30 millones de tuits geolocalizados, una herramienta útil para examinar la distribución espacial, así como la base de datos de Google Books para observar la evolución temporal. La variación lingüística se investigó a nivel léxico y ortográfico, empleando una selección de alternativas británicas y americanas.
«La ventaja de nuestro enfoque es que podemos abordar el lenguaje escrito estándar (con Google Books) y las formas más coloquiales de mensajes de microblogging (con Twitter)», destacan los autores en su estudio, que publican en la revista Computation and Language.
De esta forma, se elaboró una lista de países ordenados por el nivel de americanización de su inglés. En los extremos del listado se encuentran, lógicamente, los Estados Unidos (como país con un mayor uso del inglés americano) y Reino Unido e Irlanda (como el país con más tuits en inglés británico).
Según los resultado del trabajo, el proceso de ‘americanización’ florece al observar que veintitrés de los treinta países de la lista utilizan más el inglés americano que el británico.
El vocabulario americano gana terreno
Incluso en los países con un mayor número de tuits que emplean la norma ortográfica británica, el vocabulario utilizado proviene de la variante norteamericana. Únicamente en el Reino Unido e Irlanda el uso del inglés británico domina tanto la ortografía como el vocabulario.
En el caso de la evolución temporal, se puede observar cómo las obras publicadas por editoriales tanto británicas como norteamericanas han sufrido este proceso de americanización, el cual se acentúa sobre todo después de la publicación del primer diccionario americano en 1828 y durante la guerra fría, momento en el que los Estados Unidos afianzaron su posición como primera potencia mundial.
El estudio constituye un ejemplo de cómo el empleo de datos masivos (big data) permite analizar y caracterizar el modo en que las lenguas evolucionan en el espacio y el tiempo, tanto en un registro formal como coloquial, según los autores. Del mismo modo, el artículo pone de manifiesto cómo ciertos eventos históricos suponen puntos de inflexión en la evolución del uso de las lenguas.
El míster, el night club y el bungalow

La «comodidad» léxica a la hora de usar anglicismos cuando hablamos o escribimos en castellano ha provocado que muchos de ellos hayan sufrido modificaciones en su forma o en su significado que, de utilizarse en zonas anglófonas, carecerían de comprensión o conducirían a una confusión, como «crack» o «night club».
Términos futbolísticos como «córner», que hace referencia al saque de esquina, o «crack», en alusión a un buen jugador, son el resultado de esa «economía» y «comodidad», en un proceso denominado elipsis por el que se omite parte de una frase o palabra compuesta.
Lo correcto en inglés es decir que Messi o Ronaldo son «crack players», pues entre los distintos significados que ofrece la palabra inglesa «crack» figuran los relacionados con droga o ruptura.
Es la opinión del catedrático de Filología Inglesa en la Universidad de Alicante (UA) Félix Rodríguez, coautor del libro «Nuevo diccionario de anglicismos» y quien recientemente ha terminado un trabajo de investigación titulado «Pseudo en el español actual, Revisión crítica y tratamiento lexicográfico».
Esta elipsis también se observa en términos como cóctel -del inglés cocktail-, anglicismo empleado para referirnos a una mezcla de bebidas o a una fiesta donde habrá algún tipo de comida, explica Rodríguez.
Esta última acepción precisa de la palabra «party» si viviéramos en el Reino Unido, pues de lo contrario se entendería que vamos a meternos dentro de una bebida, una «confusión» que también podría darse si quisiéramos anunciar que «nos vamos a hacer cross», es decir campo a través, ya que para este uso es necesario decir «cross country». «Cross», en modo simple, hace referencia a una cruz.
Es por ello que este tipo de abreviaturas, surgidas de «mínimos esfuerzos» ante la complejidad del uso de los anglicismos, puede carecer de sentido o generar confusión en el país de origen.
«Top» por «top model», «paddle» por «paddle tennis» o «las tenis» por «tennis shoes» son otros de los muchos ejemplos aportados por el catedrático alicantino.
El otro proceso de transformación de los anglicismos hace referencia al uso y sentido de los mismos, pues en ocasiones han sido modificados de tal forma que cuando son utilizados en países anglófonos por castellano parlantes o viceversa pueden generar confusión.
Si un inocente británico entrara en «night club» español se llevaría una buena o mala sorpresa, según como lo mire, pues este término no tiene connotación sexual o erótica en el léxico inglés.
Si este mismo ciudadano británico expusiera en una inmobiliaria española su intención de comprar un bungaló (bungalow), el agente se equivocaría al enseñarle un adosado o un inmueble único de dos o más alturas sin ningún tipo de jardín o uno de reducidas dimensiones. Lo que busca es lo que se conoce en España por chalé, precisa Rodríguez. «Con el uso, las palabras se desgastan», explica.
Otro ejemplo, la palabra «míster». A pesar de ser un claro anglicismo -empleado como tratamiento de cortesía equivalente a «señor»-, sólo es utilizado para hacer referencia a un «entrenador» en España y en Italia, pero no en Gran Bretaña.
El término SMS, formado por la siglas del término «short message service», comenzó a emplearse fuera del ámbito anglófono «por economía o comodidad». «Ahora comienza a ser utilizado también en estos países, que hasta ahora usaban las palabras «text message», expone Rodríguez en un ejemplo de «exportación e importación» léxica.