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Del zoco de la neurociencia a un mundo feliz

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La comercialización directa al consumidor de dispositivos cerebrales que prometen aumentar la memoria o modular los síntomas de depresión conlleva, además de posibles riesgos para la salud, problemas éticos
La comercialización directa al consumidor de dispositivos cerebrales que prometen aumentar la memoria o modular los síntomas de depresión conlleva, además de posibles riesgos para la salud, problemas éticos

La llegada al mercado de dispositivos denominados ‘neuronales’ que se venden directamente al consumidor tiene implicaciones tanto en el terreno de la salud como en el de la ética. Así lo ha plantean expertos en neuroética en un artículo que se publica de la revista Neuron.

El equipo, liderado por Judy Illes, profesora de Neurología y Neuroética en la Universidad de British Columbia (Canadá), identificó 41 dispositivos en el mercado, incluyendo 22 de registro de actividad cerebral y 19 de estimulación. El objetivo era examinar cuestiones de transparencia, derechos y responsabilidad en la forma en que se comercializan y venden estos productos.

“Cuando se trata de tecnología aplicada a la salud y, en concreto tecnología cerebral, hay un mayor nivel de responsabilidad en torno a la innovación ética”, dice Illes.

Los supuestos beneficios, en entredicho

Las compañías que venden estos dispositivos cerebrales vestibles prometen beneficios que van desde la reducción del estrés, al aumento de la calidad del sueño o la pérdida de peso a una mejora en la cognición. Algunos incluso anuncian beneficios frente a la depresión y ciertas enfermedades neurodegenerativas, indican los investigadores.

A pesar de la gran variedad de afirmaciones, ha habido pocas investigaciones que hayan estudiado la validez científica de cualquiera de ellos. Los autores no intentaron evaluar la eficacia de los productos en esta revisión. En su lugar, analizaron cómo los fabricantes podrían comunicar los resultados potenciales del uso de estos dispositivos, tanto positivos como negativos, de una manera más responsable y ética.

El mercado de estos dispositivos tiene paralelismo con otros productos médicos de consumo directo, por ejemplo, hierbas y suplementos, kits de pruebas genéticas caseras, tomografías computarizadas de bienestar o los ultrasonidos tridimensionales de ‘recuerdo’ que se ofrecen a embarazadas.

Al comercializarlos en el ámbito del bienestar o la recreación, en lugar de para la salud, las compañías que venden estos productos y servicios evitan la supervisión regulatoria de las agencias, como la Adminsitración de Medicamentos y Alimentos de EE UU, subrayan los autores.

Riesgos desconocidos

“Algo que nos preocupa –dice Judy Illes– es que la gente pueda recurrir a estos dispositivos, en vez de buscar ayuda médica cuando realmente la necesita o que elija estos aparatos en vez de los tratamientos médicos convencionales. Hay muchos efectos potenciales de los que no sabemos mucho», advierte.

Los síntomas y efectos secundarios que podrían resultar del uso de estos productos incluyen enrojecimiento u otras irritaciones donde los dispositivos entran en contacto con la piel, dolores de cabeza, hormigueo y náuseas.

Algunos de los dispositivos mencionan la posibilidad de efectos secundarios en el envoltorio, pero no ha habido ningún estudio que analice su frecuencia o gravedad.

Los investigadores observan que, en gran medida, faltan etiquetas que adviertan a los consumidores sobre los riesgos. “Considero que este es un mensaje importante y responsable para los consumidores, pero pocos de estos productos lo incluyen”, dice Illes.

La autora principal cree que debido a que algunos de estos productos se comercializan para niños, que pueden ser particularmente vulnerables a sus efectos en el cerebro, se necesita más precaución. “Sus cuerpos y cerebros aún se están desarrollando”, dice.

Además, añade que “podría ser necesaria una precaución adicional para el uso de los productos de neurociencia en los ancianos, otra población que puede tener un mayor riesgo de daño potencial”.

En su opinión, también hay problemas relacionados con los productos de neurociencia que registran la actividad cerebral. «¿Cómo se utilizan estos datos y quién tiene acceso a ellos? Estas son cosas que no sabemos. Deberíamos estar haciéndonos estas preguntas», reflexiona Illes.

Sin embargo –añade– “la gran noticia es que no cuesta mucho dinero innovar éticamente. Basta con pensar un poco más, enviar buenos mensajes y considerar las posibles consecuencias. Vale la pena que las empresas se tomen el tiempo para hacerlo bien», destaca.

La resurrección de los cerebros

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Este método es tremendamente invasivo, pero no existe impedimento biológico claro para pensar que no podría aplicarse a seres humanos
Este método es tremendamente invasivo, pero no existe impedimento biológico claro para pensar que no podría aplicarse a seres humanos

Los resultados de una investigación con cerebros de cerdos cuestionan el hecho asumido hasta ahora de que el cerebro de los mamíferos sufre daños irreversibles minutos después de que la sangre deja de circular y plantea la posibilidad de que la recuperación del cerebro sea posible incluso después de que el corazón haya dejado de latir por un tiempo prolongado.

Una persona es declarada clínicamente muerta si hay una pérdida irreversible de la función cerebral. Es lo que se llama muerte cerebral y se pone en evidencia por la pérdida de actividad cerebral indicada por el electroencefalograma isoeléctrico o plano.

La falta de actividad cerebral se considera un síntoma infalible de muerte biológica y la Organización Mundial de la Salud establece al respecto un conjunto de criterios ineludibles para establecer con certeza la muerte. Pero no todos los tejidos y órganos pierden sus características funcionales al mismo tiempo. Se asume que ciertos órganos pueden preservar su vitalidad tras la muerte cerebral.

Diversos estudios, realizados tanto en humanos como en animales experimentales, han demostrado que la actividad eléctrica global y la consciencia se pierden a los pocos minutos de la interrupción del flujo sanguíneo cerebral. A menos que la perfusión sanguínea se restaure rápidamente, varios mecanismos bien conocidos desencadenan la pérdida de la homeostasis iónica y la acumulación de glutamato, el neurotransmisor excitador más abundante del cerebro, hasta alcanzar niveles tóxicos para las neuronas. Esta cascada progresiva e irreversiblemente dispara mecanismos de muerte neuronal y daño axonal.

Ahora, la nueva investigación liderada por la Universidad de Yale ha descrito la recuperación de ciertas propiedades estructurales y funcionales en cerebros de cerdos sacrificados cuatro horas antes.

Un líquido especial

Esta recuperación se logró tras perfundir extracorpóreamente los cerebros a través de sus arterias carótidas con un líquido especial que contenía una serie de compuestos citoprotectores, anticoagulantes nutritivos, etc., además de hemoglobina como elemento portador del oxígeno necesario para la actividad vital de las células. Este líquido fue bombeado a través del sistema vascular cerebral con picos y valles de presión, tratando de simular así la actividad cardiaca.

Tras la muerte clínica, este tratamiento restauró y mantuvo la circulación en las principales arterias, vasos sanguíneos y capilares, preservando el metabolismo cerebral y la capacidad de respuesta celular a fármacos. Igualmente, estudios electrofisiológicos realizados en rodajas tomadas de estos cerebros tras un tiempo considerable de estar mantenidos en estas condiciones (hasta seis horas) indicaron la preservación de la funcionalidad de las neuronas y de sus sistemas de comunicación sináptica.

Pruebas histológicas indicaron la salvaguarda de la estructura neuronal más allá de lo esperable e incluso se evitaron algunos cambios macroscópicos observados en los cerebros no tratados con este sistema (dilatación de los ventrículos cerebrales). Estos hallazgos prueban que, en condiciones adecuadas, el cerebro de los mamíferos posee una capacidad, hasta ahora subestimada, para preservar y restablecer la actividad molecular y celular tras un intervalo prolongado post mortem.

Es importante señalar que, aunque se preserva y reanima la actividad neurofisiológica con este procedimiento, la actividad eléctrica cerebral global, es decir, el electroencefalograma de estos cerebros reanimados, no se recuperó, al menos en el periodo de tiempo estudiado (seis horas).

El cerebro no volvió a funcionar

Los registros de la corteza cerebral mediante electrodos indicaron una falta de actividad coordinada total, lo que lleva a pensar que aunque los elementos que constituyen el cerebro (neuronas, células de glía, componentes vasculares, etc) se pueden preservar más allá de lo que se imaginaba, el cerebro no recupera la capacidad de funcionar como un todo, y por tanto se duda de que la consciencia, o la capacidad de experimentar sensaciones (dolor o angustia) se recuperen con este procedimiento.

La preservación de ciertas características fisiológicas celulares y metabólicas cerebrales no resultan, por tanto, en el resurgimiento automático de la función cerebral normal y bien organizada, posible signo de consciencia. Se logra un cerebro con sus elementos celulares vivos, pero sin función integrada o emergente. Por qué esto es así requerirá de más investigación.

De hecho, estudios anteriores lograron mantener vivos cerebros de ratas y cobayas durante horas, extraídos del cuerpo. Estos cerebros sí mantuvieron la actividad electroencefalográfica global, además de funciones celulares y moleculares. No se sabe si este hecho se debe al menor tamaño de los cerebros o al procedimiento experimental (la muerte cerebral nunca tuvo lugar), más rápido y respetuoso con la integridad cerebral.

Consecuencias para los humanos

Se está aun muy lejos de aplicar estos métodos para poder restaurar estructuras y funciones cerebrales de personas que en la actualidad serían declaradas clínicamente muertas. De hecho, este método es tremendamente invasivo y su aplicación a humanos se vislumbra un tanto difícil. Sin embargo, no existe impedimento biológico claro para pensar que no podría aplicarse a seres humanos en condiciones especiales.

No hay razón para pensar que este líquido ‘resucitante’ especialmente formulado no pueda funcionar igualmente en los seres humanos. Al fin y al cabo, todos los animales, incluyendo los mamíferos, compartimos principios vitales fundamentales. Probarlo experimentalmente representa un problema bioético de enorme magnitud y resulta poco probable que esté previsto a corto plazo.

Sin embargo, los resultados de esta investigación constituyen una prueba de concepto que podría afectar a las consideraciones médicas y éticas de pacientes en estado crítico en espera de un órgano para trasplante, y a la inversa: cómo convencerse de que una situación de muerte clínica es irreversible, dando pie a la donación de órganos.

Hipotéticamente, si esta tecnología se mejorara y se desarrollara para su uso en humanos, las personas con muerte cerebral, especialmente aquella resultante de la falta de oxígeno, podrían convertirse en candidatos a una reanimación cerebral.

La neurociencia no deja de sacudir la conciencia humana y social con sus hallazgos. Los científicos nos limitamos a describir lo que encontramos. La sociedad, una vez más, habrá de encontrar el camino para adaptarse al progreso del conocimiento.

5G, el progreso en lucha contra su reverso idiocrático

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Las altas velocidades de los flujos de comunicación supondrán un gran avance, que, por un lado, debe ser democrático y por el otro, ha de subsistir más allá de la tendencia del ser humano hacia pautas idiocráticas
Las altas velocidades de los flujos de comunicación supondrán un gran avance, que, por un lado, debe ser democrático y por el otro, ha de subsistir más allá de la tendencia del ser humano hacia pautas idiocráticas

“Las redes 5G nos llevarán a vivir en una sociedad completamente conectada, no sólo entre personas sino también con los objetos que las rodean y los propios objetos entre sí…, se trata de una verdadera revolución tecnológica y social”, resume el catedrático de Telefónica-UC3M y director de IMDEA Networks, Arturo Azcorra.

Estos sistemas de “cobertura y capacidad casi infinitas“, que tendrán una competencia mil veces superior a la de las redes móviles actuales, “harán del tiempo y la distancia algo irrelevante”, asegura el catedrático.

“Cuando consigues un flujo de información superior a lo que una persona puede necesitar o procesar con su máquina ya consideramos que para el usuario es una rapidez inmediata”, especifica el experto sobre estos dispositivos que manejarán 5 gigabytes por segundo.

Los soportes materiales para esta tecnología van desde las “convencionales” Google Glasses, algunas de cuyas características están por desarrollar, hasta “chips que se implantarán en la persona o cascos cuya interfaz interactúa directamente con el cerebro“, de manera que “no será un visor en el que se superpone la información a la imagen, sino que se reconstruirá la propia imagen” destacando por ejemplo los objetos que más nos interesen.

El sistema de comunicación será similar a los traductores de sentidos para discapacitados que, mediante sondas, transforman por ejemplo una imagen en impulsos eléctricos para que pueda ser captada por invidentes.

Los usuarios podrán así superar la llamada “realidad aumentada” e ir un paso más allá: “no será necesario sacar la agenda del móvil, la agenda estará en ti y llamarás a tu amigo sólo deseándolo; uno no irá al médico, estará siempre en el médico a través de sensores que monitorizan su estado”, ejemplifica el experto, “serás un navegador permanentemente encendido”.

Además las redes 5G tendrán la capacidad de “aprender de nuestras preferencias y costumbres para ayudarnos a pensar mejor, todo ello de forma muy natural”, asegura Azcorra, quien sin embargo es consciente de las implicaciones “a muchísimos niveles” que conllevará esta novedad: desde limitaciones de acceso a datos médicos, hasta protección de la infancia o necesidad de preparar nueva legislación, entre otros.

“La gente tiene miedo a cualquier tecnología potente pero los propios sistemas están diseñados para contener sus problemas”, añade el catedrático, quien se muestra convencido de que esta tecnología será utilizada por “millones y millones de personas” -unos 7.000 millones de terminales-, algo que por otro lado contribuirá a bajar los precios.

Si tenemos en cuenta que entre el 5 y el 7 % de gasto de la energía total mundial proviene de la actual tecnología móvil, “es evidente que el 5G no puede ser un lujo, será asequible para todo el mundo y, queramos o no todos estaremos conectados”, pronostica.

“La humanidad ha demostrado que el 99 % de las veces utiliza la tecnología para el bien”, concluye Azcorra, desechando el riesgo del 1 % restante.

Aplicaciones médicas

El 5G abrirá la puerta a una revolución en muchos ámbitos, pero probablemente sea la salud el que impacte más directamente en el ciudadano: médico y paciente podrán estar en partes distintas del mundo, como se pudo ver en la primera operación retransmitida en directo con esta tecnología en España.

El doctor estaba en uno de los escenarios del Congreso Mundial de Móviles (MWC) y el paciente a unos cuatro kilómetros, en el primer quirófano dotado con cobertura 5G de España, en el Hospital Clínic de Barcelona.

Esta distancia puede parecer pequeña, pero en los próximos años, cuando el 5G se popularice, podrá ampliarse miles de kilómetros.

“Este era uno de nuestros sueños”, explica el jefe del Servicio de Cirugía Gastrointestinal en el Hospital Clínic, Antonio de Lacy, que estaba en el escenario dado indicaciones al equipo del quirófano sobre una intervención con laparoscopia que estaban llevando a cabo.

Las cualidades de la red 5G son mayor velocidad, hasta diez veces; aumento de la capacidad de datos y alojar más dispositivos; y una reducción brutal en el tiempo de respuesta (termino conocido como latencia).

Este último es clave en una operación quirúrgica, ya que el tiempo de transmisión es casi instantánea, lo que permite mayor precisión.

“Esto no es telemedicina”, explica Lacy, quien ha preferido usar el concepto “telementoring”, pues el objetivo de este tipo de intervenciones con tecnología 5G es que un equipo esté operando mientras un experto asesora en remoto.

El cirujano presente en el Mobile pudo comunicarse por voz con el equipo en el Clínic y dibujar sobre la pantalla en la que el equipo veía la imagen de la cámara de laparoscopia dentro del paciente.

De este modo, indicó los tejidos más delicados de la intervención y asesoró a su equipo. Antes de la operación se advirtió al público del recinto sobre la crudeza de las imágenes.

“Hasta ahora hemos estado conectando personas, ahora estamos conectado cosas”, puntualiza la directora de red de Vodafone, Julia Velasco, en referencia al ‘internet de las cosas’, el término que se refiere a la interconexión de todos los dispositivos inteligentes y que crecerá exponencialmente con el 5G.

Frente a aplicaciones más abstractas o técnicas “esto toca de manera muy cercana al usuario”, añade.

“Imagina que un médico está en África y tiene que realizar una decisión crítica, si no tiene los recursos suficientes, con esta tecnología, puede conectar con alguien que tenga los conocimientos necesarios”, explicó Rod Menchaca, CEO de AIS Chanel.

Esa diferencia que puede suponer el 5G entre la vida y la muerte, es necesario que “llegue a todo el mundo, que se democratice”, apela el directivo.

Cinco dispositivos del Mobile para mejorar la salud

Joyas inteligentes. El anillo Sierra parece un diseño más pero tiene un botón oculto, que su dueño puede presionar cuando se encuentra en situación de riesgo o sufre un ataque. El dispositivo realiza una llamada a los servicios de emergencia para que llamen al usuario y, si nadie contesta, envían un equipo al lugar donde se encuentra. El anillo incorpora una tarjeta virtual que transmiten el historial médico y la ubicación de su usuario.

Ropa inteligente que te dice si estás mal sentado. Wearlumb es una camiseta inteligente que combina diferentes sensores para prever riesgos de fatiga lumbar y dar pautas correctoras al usuario. El dispositivo ha sido desarrollado por las empresas SGS Tecnos y Worldline y el centro tecnológico europeo Eurecat.

Reloj-móvil inteligente de Nubia. Este extraño dispositivo es como si un móvil se hubiera derretido en la muñeca del usuario. Es un reloj, un móvil y una pulsera que registra el latido del usuario, le dice el ejercicio que ha hecho y si ha dormido bien. Solo está disponible en China pero llegará en el futuro a Europa y al resto del mundo.

Nuguna vibra si estás en peligro. Un empresa coreana ha desarrollado un dispositivo inteligente que se lleva en el cuello y alerta de posibles peligros a personas que no oyen o han perdido parte de la audición. Sus sensores analizan el sonido que rodea al usuario y, cuando alguno es demasiado alto -el pitido de un coche, una alarma de incendios o un grito-, transmite una fuerte vibración en la misma dirección, para que el usuario pueda reaccionar rápidamente.

Un auricular te avisa si vas a tener un ataque de epilepsia. MJN-Seras es un auricular inteligente que registra la actividad cerebral de personas con epilepsia y les avisa si van a tener un ataque con antelación, de manera que puedan ponerse a resguardo o avisar a alguien. El dispositivo consta de un pequeño audífono que se conecta al móvil por bluetooth y manda mensajes de alerta. Será aprobado este año por las autoridades europeas para su comercialización.

Sanar gracias al gen perezoso

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La proteína NEMURI promueve el descanso en situaciones en las que el sueño es vital
La proteína NEMURI promueve el descanso en situaciones en las que el sueño es vital

El ser humano pasa de media un tercio de su vida durmiendo. Para saber más sobre los factores genéticos involucrados en el sueño, un equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania (EE UU) ha analizado el genoma de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), que tiene similaridades con el de los mamíferos.

En el estudio, publicado en la revista Science, los científicos identificaron un gen, llamado nemuri, que aumenta la necesidad de dormir de estos insectos cuando están enfermos. En concreto, este gen, que codifica una proteína antibacteriana, se activa para combatir a los gérmenes durante una infección. Su sobreexpresión en el cerebro adormece y prolonga el sueño.

“La proteína NEMURI promueve el descanso en situaciones en las que el sueño es vital como cuando estamos enfermos”, señala el experto en neurociencia Hirofumi Toda, autor principal del trabajo.

“Aunque ya se sabía que dormir está estrechamente relacionado con el proceso de curación, nuestro estudio vincula directamente el sueño con el sistema inmunitario y proporciona una posible explicación de cómo aumenta la necesidad de descansar durante una enfermedad”, precisa Amita Sehgal, directora del Programa de Cronobiología de Penn de la Universidad de Pensilvania.

En el año 2000 se secuenció el genoma completo de la mosca de la fruta. Desde entonces, se conoce que más del 70 % de los genes relacionados con enfermedades descritas en humanos tienen correspondencia en el código genético de la Drosophila y un 50 % de las secuencias proteínicas de la mosca tiene análogos en los humanos.

Asimismo, comparten todas las características fundamentales del sueño de los mamíferos. “Este insecto es un gran modelo genético que se utilizan para comprender el sueño humano. En nuestro caso, lo más relevante es que tienen un reloj biológico cirdardiano de 24 horas parecido al de los humanos”, declara a Sinc Sehgal.

En los ensayos, los expertos privaron a las moscas de la muestra de su descanso diario. Al hacerlo, observaron que el gen nemuri se estimulaba y se sobreexpresaba en un conjunto de neuronas situado cerca de una región del cerebro implicada en el sueño. En consecuencia, los animales se volvían más somnolientos. Por el contrario, sin el gen se despertaban con mayor facilidad.

Según los autores del estudio, aunque se han detectado péptidos (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) similares en ciertos vertebrados, como peces y ranas, aún no se han identificado en mamíferos.

“En la próxima fase de nuestro trabajo, planeamos investigar el mecanismo por el cual nemuri promueve el sueño”, concluyen los investigadores.

Una historia que duele y supura

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Napoleón sufría en silencio por su almorranas, como lo hacía Marx por su supuración constante.
Napoleón sufría en silencio por sus almorranas, como lo hacía Marx por su supuración constante.

Un ataque repentino de almorranas habría llevado a Napoleón a perder la batalla de Waterloo, según una de las 500 anécdotas recogidas por el historiador José Miguel Carrillo de Albornoz en su libro «Las hemorroides de Napoleón».

Carrillo ha dicho que la anécdota que da título al libro es muy ilustrativa de lo banal que puede llegar a ser la Historia.

«Napoleón habría perdido la gran y definitiva batalla de Waterloo precisamente porque necesitaba refrescar su imperial trasero y de no haber tenido que estar sentado en una bañera para calmar los terribles dolores que le impedían subirse a su caballo, tal vez su estrategia militar hubiese sido otra».

Según el autor, «Las hemorroides de Napoleón» (Styria) demuestra que «la Historia está marcada por hechos que acabaron definiendo lo que luego sería Europa y el mundo».

El historiador apunta que quizá «unos forúnculos espantosos y pestilentes y el consiguiente rechazo social estarían en el origen de la forma de ser y de pensar de Karl Marx, unas ideas que habrían cristalizado en su obra cumbre, ‘El Capital'».

Otra de las curiosidades recogidas por Carrillo sorprende al lector actual: la Torre Eiffel podría estar hoy en pleno centro de Barcelona, en donde hay ahora un modesto Arco de Triunfo, y no en París.

«Cuando Eiffel presentó la propuesta a las autoridades locales con motivo de la Exposición Universal de 1888, a aquellos prohombres les pareció excéntrica, exagerada y muy costosa, y se construyó en París sólo por un voto y con la idea de derribarla a los pocos años, como luego pidieron diversas manifestaciones populares».

Sólo un visionario, añade el historiador, la salvó del derribo porque convenció al resto de que «podría servir como torre para las comunicaciones».

En algunas ocasiones la Historia acabó poniendo en su sitio a aquellos que inicialmente no fueron reconocidos: «Einstein no aprendió a leer hasta los 7 años y rechazaron sus tesis por irrelevantes y poco originales; el general McArthur fue rechazado dos veces en West Point; o que Rodin fue tachado de ‘poco talentoso’ por su padre por haber suspendido en el colegio».

Igual de poco afortunados resultaron las decisiones del Ejército inglés que no aceptó a Lawrence de Arabia por no dar la talla o la de la agencia de publicidad neoyorquina que aconsejó a Marilyn Monroe que se dedicara a otra cosa porque «no llegaría a ser ni buena modelo ni buena actriz».

En otros casos, el devenir histórico pudo haber impedido males mayores como cuando «la madre de Hitler llevó al pequeño Adolfo al psiquiatra, quien recomendó que lo internase, pero ella se negó».

El autor, que lleva años recopilando estas anécdotas aprovechando las investigaciones que realiza para sus libros, desenmascara algunas ideas aceptadas.

Graham Bell no fue el inventor del teléfono sino Elisha Gray, una inventora autodidacta estadounidense que no alcanzó la gloria «por un error administrativo en el registro de la invención».

Tampoco Pasionaria fue la autora de la célebre frase «No pasarán», como se acepta popularmente, sino que fue «un grito de guerra utilizado veinte años antes durante la I Guerra Mundial en la batalla de Verdún, en la que un oficial gritó a sus soldados: ‘Il ne passeron pas’ (No pasarán)».

Carrillo desentierra asimismo rarezas de la Historia como que «el rey más breve de todos los tiempos fue Luis Felipe de Portugal, cuyo reinado fue de veinte minutos, el tiempo que sobrevivió al atentado de 1908 en el que murió su padre Carlos I; o que cuando se produjo el magnicidio de Kennedy asesinar al presidente de EEUU no era delito federal».

Sin hierro la vida se apaga

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El déficit de hierro en el organismo conduce a una serie de alteraciones de las funciones vitales
El déficit de hierro en el organismo conduce a una serie de alteraciones de las funciones vitales

El hierro es un metal esencial para los seres vivos, necesario para su desarrollo y crecimiento. De hecho, interviene activamente en el funcionamiento de varias proteínas involucradas en la producción de energía oxidativa, la respiración mitocondrial, el trasporte de oxígeno o la biosíntesis del ADN.

Por ello, el déficit de hierro conduce a una serie de alteraciones de las funciones vitales que pueden generar manifestaciones clínicas. De ahí que dicho déficit deba ser tratado precozmente, antes de que derive en una anemia ferropénica, la cual supone un reto clínico en la práctica diaria de la medicina en todos los niveles asistenciales.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay más de 4.000 millones de personas con déficit de hierro, y se estima que un 15% de la población mundial padece anemia ferropénica. En los países desarrollados, esta anemia se presenta con mayor frecuencia en lactantes y niños en edad preescolar (10%), adolescentes (15%), mujeres en edad fértil (20%), gestantes (40%) y ancianos (5%), convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública.

Con el fin de poner un poco de orden en el abordaje del déficit de hierro y de la anemia ferropénica, el Grupo Español de Eritropatología (GEE) de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha elaborado el manual “Manejo del déficit de hierro en distintas situaciones clínicas. Papel del hierro intravenoso”, una obra sencilla, práctica y precisa, que va dirigida a todos aquellos profesionales sanitarios que participan en este abordaje.

La primera opción terapéutica para la anemia ferropénica son las sales ferrosas. En los casos en los que se detecta una intolerancia gástrica, se debe cambiar de compuesto, disminuir la dosis o probar su administración con alimentos. Cuando estos no son adecuados o es clínicamente necesario un aporte rápido de hierro, se recurre a la administración intravenosa.

La elección del compuesto intravenoso dependerá de la experiencia y de la disponibilidad del centro, pero las formulaciones ideales son aquellas que nos permitan recuperar las cifras de hemoglobina y reponer las reservas de hierro en 1 ó 2 administraciones, dada su coste-efectividad.

El control del tratamiento con hierro intravenoso dependerá de la causa de la anemia ferropénica. En general, a las 4-8 semanas de iniciarse el tratamiento debería reevaluarse la situación clínica del paciente. En el caso de anemias crónicas, hay que establecer una pauta de mantenimiento que evite recaídas.

La prevalencia de la anemia en el embarazo varía según el nivel socieconómico, las conductas de salud y los estilos de vida según cada zona geográfica. Así, la anemia ferropénica es la causa de anemia más frecuente en la gestación y, en algunos casos, es previa al embarazo.

La anemia ferropénica en las mujeres embarazadas supone un riesgo tanto para la mujer como para el feto, siendo la causa del 12% de los recién nacidos de bajo peso, del 19% de los prematuros y del 18% de la mortalidad perinatal, según estimaciones de países con rentas bajas o medias. En España, hemos venido observando un incremento de casos de anemias graves en las últimas fases del embarazo, debido, probablemente, a la inmigración.

En cuanto a la población infantil, la incidencia de la anemia ferropénica es especialmente alta. A nivel mundial, la mitad de los niños presenta anemia, siendo la ferropenia la causa principal. Esta debe ser identificada y tratada con rapidez, ya que puede comprometer el desarrollo físico y neurológico en la infancia. De hecho, los lactantes y los niños pequeños son especialmente susceptibles, al presentar un balance férrico negativo, debido a las elevadas necesidades del crecimiento y porque la lactancia, en general, es una fuente pobre de hierro.

Déficit de hierro en deportistas

El déficit de hierro es frecuente entre los atletas (especialmente en niños y mujeres menstruantes), donde puede alcanzar una prevalencia de hasta el 50%, especialmente en los deportistas de alta resistencia y en disciplinas con una elevada incidencia de trastornos de la alimentación.

La ferropenia en deportistas disminuye el rendimiento físico, junto con otros efectos característicos, como astenia, caída del cabello o fragilidad de uñas.

Pacientes testigos de Jehová

El abordaje de la anemia ferropénica severa en pacientes testigos de Jehová presenta unas consideraciones especiales debido a su negativa a recibir productos sanguíneos.

En pacientes mayores de edad, esta negativa debe quedar recogida por escrito en su historia clínica. En el caso de los menores, es imprescindible recurrir al juez de guardia, quien autorizará o no la transfusión.

El tratamiento se realizará con preparados de hierro parenteral a los que se pueden asociar agentes estimuladores de la eritropoyesis (EPO), para conseguir una mayor rapidez en la respuesta. En situaciones críticas, es crucial implementar todas las medidas siguiendo los principios de los programas PBM (patient blood management).

Sanar, a veces una cuestión de fe

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Los beneficios del efecto placebo son conocidos, pero actualmente no se aplica como terapia por ser un mecanismo inespecífico. Aunque se han identificado patrones de activación y cambios neurobiológicos, la subjetividad parece jugar un papel determinante. Investigar su efectividad para integrarlo en la práctica clínica podría reducir los costes y mejorar la calidad de vida de los pacientes
Los beneficios del efecto placebo son conocidos, pero actualmente no se aplica como terapia por ser un mecanismo inespecífico. Aunque se han identificado patrones de activación y cambios neurobiológicos, la subjetividad parece jugar un papel determinante. Investigar su efectividad para integrarlo en la práctica clínica podría reducir los costes y mejorar la calidad de vida de los pacientes

A día de hoy, podemos asegurar que la existencia del efecto placebo es objetivamente demostrable. Las técnicas de neuroimagen utilizadas en múltiples estudios han concretado las áreas cerebrales implicadas en el proceso. Sin embargo, la respuesta varía en función de las particularidades del individuo.

El efecto placebo se define como la reacción que provoca una sustancia que, aunque carece de poder curativo, tiene un resultado terapéutico sobre el paciente. A nivel neurobiológico, la respuesta del efecto placebo parece estar condicionada por el aprendizaje previo y por claves verbales y sociales.

Si bien los patrones neurofisiológicos están establecidos, este mecanismo aún se considera inespecífico. La subjetividad y la diversidad del efecto lo descarta como posible alternativa terapéutica en la práctica clínica actualmente.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) y la neurocientífica Crisal Rodríguez coinciden en que este aspecto es uno de los menos estudiados y destacan la necesidad de seguir investigando.

En los últimos años se han investigado las bases neurobiológicas del efecto placebo. “La mayoría de los estudios están basados en técnicas de neuroimagen avanzada, como resonancia magnética cerebral y PET (tomografía por emisión de positrones)”, declara el doctor Juan Carlos Portilla, vocal de la SEN.

Estos estudios, realizados fundamentalmente en personas con dolor y patologías neurológicas como la enfermedad de Parkinson, han demostrado que el efecto placebo viene mediado por respuestas neurológicas en áreas concretas (corteza cingulada anterior, ínsula, amígdala, corteza prefrontal derecha y tálamo).

Todas estas estructuras forman parte del sistema límbico. “La amígdala, al activarse, genera reacciones emocionales intensas como el miedo”, explica Crisal Rodríguez. Además, podría haber relación con los sistemas serotoninérgico, dopaminérgico, opioides y endocanabinoides.

Esto sugiere una transición en el concepto general del placebo, desde la sugestión y el poder de la mente, a una fisiología real del efecto placebo. Sin embargo, la respuesta individual del efecto ha llevado a considerar que no exista un único efecto placebo, sino muchos, cada uno con distinto mecanismo en función de la patología y de la intervención terapéutica.

Una de las áreas menos estudiadas es por qué no todos respondemos igual ante el efecto placebo. “Hay variables genéticas que generan mejores respuestas en unas personas que en otras”, comenta la neurocientífica.

Por su parte, el neurológo Juan Carlos Portillo coincide en que los estudios de neuroimagen de los que disponen, aunque son escasos, indican que la influencia genética condiciona la variabilidad individual.

Según el especialista, los estudios indican que el efecto placebo está condicionado tanto por aspectos cognitivos como emocionales. Al mismo tiempo, otros aspectos psicológicos que influyen en la respuesta del paciente son las expectativas del enfermo y el condicionamiento reflejo.

El Boletín INFAC (Información Farmacoterapéutica de la Comarca) interpreta la perspectiva psicológica y asocia el condicionamiento seguido de expectativa: cuanto mayor es la expectativa del individuo, mayor es el efecto placebo, y mayor será el condicionamiento asociado al futuro.

Posibles aplicaciones terapéuticas

Uno de los artículos más completos sobre los avances biológicos, clínicos y éticos del efecto placebo se publicó en 2011 en la revista The Lancet. Posteriormente, se ha estudiado el efecto placebo mediante numerosos ensayos clínicos. Por ejemplo, en 2015 se divulgó un artículo en la revista de Medicina Psicosomática sobre cómo mejoraban los sofocos menopáusicos, y la revista JAMA Psychiatry publicó un análisis sobre cómo mejoraba la respuesta a los antidepresivos en los casos de depresión mayor.

Actualmente, no es habitual que en la práctica clínica se utilice el efecto placebo como alternativa terapéutica, tal y como declara el doctor Portilla. El neurólogo reconoce que “puede emplearse para estudiar algunos síntomas, fundamentalmente aquellos que plantean tener un origen psicológico”, y explica que hay evidencia de que el efecto no se anula del todo aunque el paciente sepa que se trata de un placebo.

No obstante, según los datos de la INFAC, “entre un 45% y un 97% de los médicos reconocen haber utilizado placebos, en la mayoría de los casos placebos impuros, como antibióticos para infecciones virales, analgésicos, fármacos a dosis subterapéuticas o vitaminas”. Las razones aducidas más frecuentes eran demanda injustificada de medicamentos por parte del paciente y/o agotamiento de otras opciones terapéuticas.

Desde la Sociedad Española de Neurología enumeran como patologías con mayor perspectiva clínica el dolor, tanto agudo como crónico, los trastornos de ansiedad, y las patologías neurológicas como la enfermedad de Parkinson.

De hecho, aunque el placebo figura como posible tratamiento para el dolor recomendado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, advierte de que la sustancia no actúa sobre las causas de la patología.

Además, diversos estudios han demostrado la intervención de diversos factores en la intervención del efecto placebo. Existe evidencia de que el precio, el color, ser de marca o genérico, el tamaño de los comprimidos o la vía de administración influyen en la eficacia de administración.

Arroz contra el VIH

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Investigadores de varias instituciones catalanas han obtenido por primera vez tres proteínas diferentes de una única planta de arroz transgénico, cuyos extractos han demostrado evitar la entrada del VIH en células humanas en experimentos in vitro. Los componentes del arroz producen además un efecto potenciador, lo que ayuda a bloquear la infección
Investigadores de varias instituciones catalanas han obtenido por primera vez tres proteínas diferentes de una única planta de arroz transgénico, cuyos extractos han demostrado evitar la entrada del VIH en células humanas en experimentos in vitro. Los componentes del arroz producen además un efecto potenciador, lo que ayuda a bloquear la infección

Cada año se producen 1,8 millones de nuevas infecciones por VIH en el mundo, la mayoría de ellas en África. En ausencia de una vacuna efectiva, la investigación para parar la pandemia no se centra solo en tratamientos contra el virus, sino también en medidas de prevención para reducir su transmisión.

En este sentido, los microbicidas tópicos podrían ser una opción asequible para los países de escasos recursos, que tienen dificultad de acceso a las terapias antirretrovirales y a métodos de barrera, como los preservativos.

Expertos de la Universidad de Lleida-Centro Agrotecnio y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, impulsado conjuntamente por la Obra Social “la Caixa” y la Generalitat de Catalunya, han demostrado que tres proteínas producidas simultáneamente en semillas de arroz transgénico son extremadamente efectivas contra diferentes variantes del VIH-1 in vitro.

Los resultados, publicados hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences, podrían traducirse en un nuevo procedimiento para la producción de geles microbicidas a un coste suficientemente bajo para los países empobrecidos.

Así, parte de las infecciones podrían evitarse mediante la aplicación en la vagina o el recto de dichos geles, de manera previa a la relación sexual. Estos fármacos, que todavía no se comercializan, pueden bloquear la infección uniéndose a unas proteínas del virus que desempeñan un papel clave en su entrada en las células.

Producción a bajo coste

Las plataformas tradicionales de producción de proteínas, que normalmente utilizan células de mamíferos o bacterias en cultivo en el laboratorio, son demasiado caras y no tienen la capacidad de producción suficiente para abastecer a los países de recursos escasos, que son los más afectados por la pandemia.

Por este motivo, la estrategia de producción basada en arroz representa una alternativa excelente que, además, proporciona una actividad microbicida más potente.

De hecho, las pruebas preliminares de las tres proteínas producidas en este estudio han mostrado que los componentes del arroz potencian in vitro la unión de las tres moléculas a una proteína del VIH llamada gp120, necesaria para que el virus pueda introducirse en las células.

Los investigadores también han observado que los componentes del arroz incrementan la potencia contra diversas variantes del virus. “La producción a partir de arroz no solo reduciría costes en comparación con las plataformas tradicionales, sino que proporcionaría beneficios en términos de potencia microbicida”, explica Julià Blanco, uno de los autores.

Blanco subraya que “en algunos casos, los microbicidas pueden ser la única opción para las mujeres para prevenir la infección por el VIH, ya que a menudo los hombres son reacios al uso del preservativo”. Según datos de UNAIDS, las mujeres jóvenes tienen el doble de posibilidades de infectarse que los hombres de su edad.

“Esta estrategia innovadora es, siendo realistas, la única manera en que los cócteles microbicidas pueden ser producidos a un coste suficientemente bajo para los países que más necesitan los tratamientos de prevención del VIH”, apunta Paul Christou, investigador ICREA en la Universidad de Lleida y líder del estudio.

“Además, proporciona una prueba de la seguridad y utilidad de las plantas transgénicas para afrontar uno de los problemas de salud global más importantes hoy en día”, añade.

Beneficios como plataforma de producción

Las plantas transgénicas ofrecen múltiples ventajas como plataforma de producción de microbicidas. En primer lugar, tienen la capacidad de producir diversos componentes en una sola planta. Esto es importante porque, al igual que ocurre con la terapia antirretroviral estándar, un microbicida efectivo requiere de tres o más componentes para evitar la aparición de variantes de virus resistentes a los medicamentos.

Además, la expresión simultánea de las tres proteínas en la misma planta reduce el coste del procesamiento hasta el producto final. En segundo lugar, los extractos de las plantas pueden emplearse directamente, evitando los costes asociados a la purificación de moléculas producidas en las plataformas tradicionales.

Finalmente, las semillas de cereales serían la plataforma de producción más adecuada para los países de escasos recursos, ya que las infraestructuras de cultivo ya están disponibles y las semillas pueden almacenarse a largo plazo a temperatura ambiente.

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Mediante una serie de pruebas bioquímicas y biofísicas en sangre y orina se determina la edad biológica del paciente para confrontarla con su edad cronológica. Si se establece un envejecimiento fisiológico se realiza un tratamiento preventivo y, por el contrario, si sufre de un envejecimiento patológico se programa un tratamiento de choque para resincronizar las dos edades
Mediante una serie de pruebas bioquímicas y biofísicas en sangre y orina se determina la edad biológica del paciente para confrontarla con su edad cronológica. Si se establece un envejecimiento fisiológico se realiza un tratamiento preventivo y, por el contrario, si sufre de un envejecimiento patológico se programa un tratamiento de choque para resincronizar las dos edades

Los seres humanos pueden vivir entre 100 y 120 años, siempre y cuando corrijan a tiempo los procesos de envejecimiento prematuro del organismo. La diferencia entre el siglo que podríamos alcanzar a vivir y la edad a la que llegamos finalmente está determinada en gran parte por los hábitos de vida.

Esto significa que, aunque el DNI de una persona señale que tiene 60 años, su organismo puede corresponder al de una persona 20 años más vieja o, por el contrario, al de un adulto vital y energético de 40.

La medicina antienvejecimiento estudia el proceso evolutivo natural de las personas, descarta los factores perjudiciales que producen un deterioro prematuro, corrige los síntomas orgánicos de decaimiento y previene la aparición de los signos de desgaste prematuro.

El médico realiza una serie de pruebas para determinar cuáles son los marcadores biológicos de cada paciente (biomarcadores) a nivel bioquímico, biofísico y funcional. “También estudiamos genéticamente a la persona para que, sabiendo sus necesidades, podamos cubrirlas nutricionalmente y conservar así un proceso de envejecimiento regulado”, explica el doctor Mariano Bueno, director del centro especializado en antienvejecimiento, Biosalud, con sede en Zaragoza.

La genética condiciona un 25% de la longevidad del ser humano, mientras que el 75% restante está determinada por el estilo de vida. El presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), José Serres, sostiene que ese 75% se puede modificar en función de cómo se trata al organismo. “Si fumamos, si no hacemos ejercicio y si comemos mal se va a disminuir nuestra esperanza de vida”.

Las diferencias entre la edad biológica y la cronológica se determinan —de acuerdo con el presidente de la SEMAL, José Serrás— con pruebas de analítica clínica, valoración de funciones en el organismo , estatus hormonal, medición de ácidos grasos del organismo, medición de antioxidantes, pruebas bioquímicas, cálculo de la elasticidad de la arteria carótida y otras pruebas de flexibilidad.

Las pruebas previas sirven para conocer el estado en el que llega el paciente, programar un tratamiento personalizado y luego repetir algunos de los análisis para comparar las mejoras conseguidas. “Me satisface — declara Bueno— que la gente diga que está mucho mejor pero a mí lo que me vale es que, si antes el paciente tenía altos índices de acidez, luego aparezca en las analíticas que se ha corregido porque “esa es la prueba evidente y objetiva de que efectivamente así es”.

Lo ideal, según el doctor Serrás, es iniciar este tipo de tratamiento desde que se está en el vientre materno y controlar que la madre no fume, no beba y no esté en contacto con sustancias tóxicas. Desde niños es necesario tomar una alimentación saludable, “lo que en España no se cumple”, y entre los 30 y 40 años iniciar un tratamiento.

Mariano Bueno explica que las personas llegan a consulta a partir de los 50 años y cuanto más tarde vienen “menos cosas podemos hacer”; sin embargo, de acuerdo con su experiencia, todos los pacientes que se han hecho el tratamiento han concluido que merece la pena y “de hecho siguen viniendo”.

Cuando un paciente se pone en las manos de la medicina antienvejecimiento lo primero que nota son cambios internos que incrementan la sensación de rejuvenecimiento como una mayor vitalidad y una mejora en la capacidad de memorización. La piel también presenta mejoras considerables aunque como lo enfatiza Bueno “esto no tiene nada que ver con la estética”.

El especialista comenta que cuando se habla de medicina antienvejecimiento usualmente se relaciona con tratamientos estéticos y, al contrario, los cambios que se producen siempre son “de dentro hacia afuera” que sí se pueden complementar con cirugía o procedimientos externos pero “nuestro fin es solucionar las cosas de adentro para que se exterioricen de forma saludable”.

Al hablar de precios, el doctor Serres afirma que no es un tratamiento caro y depende, en gran medida, de las pruebas a las que el paciente se quiera someter y al programa de cuidados que se establezca. “Planteándolo como una medicina preventiva no es un tratamiento costoso, al contrario te permite ahorrar dinero a futuro”.

Mensajes sanadores en la cuna de la civilización

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Con los sumerios apareció lo que llamamos Civilización, con ellos aparecieron los rasgos tanto positivos como negativos de nuestra especie en sociedad. Cerca del año 3.000 AEC también aparecieron otras civilizaciones renombradas como la egipcia, la china o la cultura del Indo
Con los sumerios apareció lo que llamamos Civilización, con ellos aparecieron los rasgos tanto positivos como negativos de nuestra especie en sociedad. Cerca del año 3.000 AEC también aparecieron otras civilizaciones renombradas como la egipcia, la china o la cultura del Indo

«Vete, sal de aquí, parálisis/ como la ventosidad que el ano suelta/ como la orina que de la entrepierna gotea». Ese es uno de los conjuros con los que hace 4.000 años se «sanaba» la paraplejia, según una investigación de una filóloga del CSIC, Bárbara Böck, que los ha traducido por primera vez.

Böck lleva trabajando en la traducción de tablillas de arcilla sumerias y acadias con «recetas» conservadas en los museos Británico de Londres y el Vorderasiatisches de Berlín desde finales de los 90, según explica.

En ese tiempo Böck, de nacionalidad alemana, ha trabajado con 30 tablillas ya conocidas y 50 cuyo contenido era inédito: «es como hacer un puzzle del que desconoces el número de piezas que tiene».

En algunas tablillas se proporcionaba al paciente información sobre su enfermedad, pero en otras solo se proporcionaba el conjuro tipo de masaje que iba a «sanarle» porque iba a provocar la expulsión del cuerpo del «demonio» que producía el mal.

En el conjuro para la parálisis, que nunca había sido traducido, se da órdenes al demonio, que en este caso tenía que salir del cuerpo como un fluido corporal impuro.

Quizá por eso hace referencia a todas las «posibilidades»: «sal de aquí, como la leche materna que de la mama emana/ como el sudor que el cuerpo transpira/ como las gotas de sudor que en la frente se forman/ como la ventosidad que el ano suelta/como la orina que de la entrepierna gotea/, como el eructo que la garganta expele/ como el moco que la nariz produce y como el cerumen que el oído segrega».

Los «sanadores» se vestían de pez porque ese era el símbolo de Ea, el dios de la magia, y recitaban o aplicaban su «tratamiento», preferiblemente a finales en dos fechas de finales del actual agosto, porque creían que era en esas fechas cuando se podía entrar en contacto con el más allá.

Si el tratamiento consistía en masajes, que se daban desde el torso hacia las extremidades, al final se colocaban amuletos en las muñecas y los tobillos, para evitar que el «demonio» entrase de nuevo en los pacientes a través de los miembros.

Así se trataba, por ejemplo, la «mano del espíritu de la muerte», un mal al que hacían responsable de las migrañas, la parálisis, la locura y los problemas gastrointestinales.

Böck no tiene «ninguna constancia» de que los masajes o los conjuros tuvieran efecto, pero cree que debieron «tener algún éxito porque la palabra curativa tiene efectos calmantes».

Además de conjuros, hay tablillas con información precisa de cómo hacer masajes para aliviar migrañas, facilitar el parto o combatir el agotamiento, y en todos ellos se empleaban aceites de plantas medicinales y aromáticas.

«Son iguales, exactamente, que las terapias que se emplean actualmente, sólo el concepto que hay detrás ha cambiado totalmente y ya no son demonios a los que hay que exorcizar», señaló la investigadora.

Las tablillas con los signos cuneiformes se hallaron en yacimientos de la antigua Mesopotamia: Ur, Uruk, Babilonia y Sippar, en el sur, o Asur, Nínive, Nimrud o Sultantepe (actual Turquía).

Las copias más antiguas están fechadas en el principio del segundo milenio a.C y el más reciente es del siglo III a.C.

Además de las tablillas, Böck ha tenido como principal fuente de investigación un libro de encantamientos escrito en sumerio y acadio, titulado ‘Mushu’u’ (masajes en castellano), donde hay más de 50 conjuros que acompañan el tratamiento.

También ha encontrado otras técnicas terapéuticas en un libro en lengua acadia, con 45 textos médicos.