narcotrafico
El sistema contra el negocio de la evasión

El libro «Narcohistoria» recoge cien años de erróneas políticas antidroga en México y Estados Unidos con un relato minucioso que apunta que el «baño de sangre» mexicano en esta lucha tiene un claro cómplice, su vecino del norte, explican sus autores.
Con el subtítulo «Cómo Estados Unidos y México crearon la guerra contra las drogas», esta obra narra el origen de «este baño de sangre», que involucra tanto a jugadores mexicanos como estadunidenses, señala la escritora Carmen Boullosa, autora de la pieza junto al académico Mike Wallace.
La novelista y poetisa identifica que el libro no apunta directamente a los ex presidentes mexicanos Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) como los responsables directos de la guerra contra las drogas.
Va mas allá para descubrir «las raíces» de un pasado que no es «solamente mexicano» y arranca con la prohibición del consumo de drogas como el opio, el alcohol o la mariguana en Estados Unidos y México, nación que en varios momentos de la historia fue presionada para endurecer sus leyes.
Tal y como explica Wallace, coautor de este libro publicado por Penguim Random House, se buscó ante todo contar a los estadunidenses esta situación mexicana que ha causado decenas de miles de muertos y desaparecidos en los últimos lustros.
«Conocen pedacitos aislados de la historia y han oído hablar del Chapo (…) pero no tienen idea de la dimensión del problema. La mente se les obnubila al conocerla», relata el académico, que califica a EE.UU de «socio fundador» de la crisis que se vive a lado y lado del río Bravo.
Además, el escrito denuncia el «vínculo imprescindible» entre crimen organizado y política, que en México cambió cuando el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) dejó el poder luego de siete décadas de control en el 2000.
La situación no mejoró con el enfrentamiento frontal al tráfico de estupefacientes de Fox y Calderón, donde se gestó «un cóctel peligroso» que causó más muertos.
Cronológicamente, el libro llega hasta unos meses más allá de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, que empujó a una revisión del sistema y también a evaluar el actual régimen de criminalización de drogas.
Proponen despenalizar el uso y producción de las drogas para que sea tratado como «un asunto de salud que ayude a salir de este embrollo espantoso», de este «desastre binacional», espeta Boullosa.
En este sentido, ambos expertos valoran positivamente los avances en torno a la despenalización de la mariguana en México, donde el presidente, con iniciativas para permitir el uso medicinal de la planta y aumentar el gramaje para consumo, y en algunos estados de EE.UU, donde su cultivo legal ya ha mermado la fuerza económica de los cárteles.
No obstante, remarcan que este es el inicio de un largo camino y alertaron del peligro que supone Donald Trump, que aboga por construir un muro que impida la entrada de ilegales y el tráfico de drogas, mientras impulsa la venta de armas y cuenta con el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle.
«Trump tiene sus precedentes», indica Wallace en referencia a una persecución masiva de mexicanos que arrancó bajo una falsa amenaza de que eran causantes del aumento del consumo de mariguana en los años 1930. Ello sirvió de pretexto para la expulsión de un millón de ellos durante la Gran Depresión, algunos incluso de naturalizados.