orson welles
Orfebres del cine para adultos

Orson Welles es más famoso por la escalera de Los Magníficos Amberson, el plano secuencia de Sed de mal o la excepcional totalidad de su obra maestra Ciudadano Kane, cuyos entresijos aún mantienen despierta a cada generacion de cineastas, críticos y fanáticos del séptimo arte. Hoy le recordamos por su breve incursión en un género inesperado; el porno. En 1975, Welles rodó una escena pornográfica de explícito contenido lésbico para el filme 3 A.M. La hora del amor. Al parecer como favor para dar un empujón a su último e inacabado filme, «Al otro lado del viento», según desvela un libro.
Lo cuenta Josh Karp en su libro Orson Welles’s Last Movie (La última película de Orson Welles), donde recorre la creación de aquella película maldita en la que participaron otros directores como John Huston o Peter Bogdanovich. El director de fotografía de la película de Welles, Gary Graver, no se centraba y llegaba tarde a los rodajes porque estaba ocupado dirigíendo bajo seudónimo esta película erótica. Welles le ayudó a montar una de las escenas para quitarle trabajo de encima y a cambio de que le ayudara a terminar el que sería ser su canto del cisne.
«Welles acabaría editando una escena de ducha lésbica harcore que no pudo evitar cortar cortar al estilo Welles, con ángulos de cámara bajos y otros de sus trucos habituales». En lo que se dice un clásico encuentro aleatorio entre una mujer cualquiera y una vecina en la ducha, se pueden ver algunos planos más elaborados, como contrapicados, escorzos o tomas a través de la mampara que exceden los recursos habituales del cine porno. Juzgue si no el lector, advirtiendo previamente que se trata de una escena no apta para menores, jefes o subalternos.
La película, aseguran, es excelente y apropiadamente sucia. Elaine y Mark son un matrimonio con dos hijos que comparten su casa con la hermana de Kate, que resulta ser Georgina Spelvin, protagonista inolvidable de El Diablo y la sra. Jones y de algunos de los mejores momentos de El Otro Hollywood, la increíble historia oral del porno de Leigs McNeil. Según los entendidos de Vulture, todo el mundo pilla cacho, incluyendo los niños y un vecino curioso.
La última mitad de los 70 fue la explosión y la edad dorada del porno, antes de que el VHS lo convirtiera en un fenómeno de masas y lo relegara a un arte menor. Durante estos años, Graver dirigió varios títulos para adultos que han acabado siendo clásicos. Orson Welles, sin embargo, falleció cinco años más tarde dejando inacabada su adaptación de Don Quijote de La Mancha y sin mencionar el que había sido su debut como director de cine, Too Much Johnson, un antecedente de Ciudadano Kane que fue redescubierto en 2013 en Italia.
Damiano, porno con guión
El periodista valenciano especialista en cine porno Paco Gisbert ha publicado la primera biografía sobre el director estadounidense Gerard Damiano, autor de algunas de las mejores películas del género, como «Garganta profunda», filme mítico de principios de los años 70.
Así lo considera Gisbert en la biografía de Damiano, publicada por la editorial Cocó y el Festival Internacional de Cortos y Cine Alternativo de Benalmádena (FICCAB).
La publicación, titulada «Gerard Damiano: El pornógrafo indie», repasa la vida y la obra de este cineasta, nacido en 1928 en Nueva York y fallecido a los 80 años en 2008 en Florida, cuya filmografía se caracterizó porque siempre estuvo al margen de la industria convencional.

Damiano fue uno de los personajes más populares de la cultura estadounidense en los primeros años setenta y su película «Garganta profunda» (1972) trascendió los circuitos de exhibición del cine porno para erigirse en paradigma del llamado «porno chic», un tipo de cine que popularizó en todo el país las películas con sexo explícito.
Entre 1969 y 1992, Damiano dirigió medio centenar de películas, alguna de las cuales forman parte de la historia del género como «El diablo en la señorita Jones», «Historia de Joanna» o «Consenting adults», todas ellas realizadas con presupuestos independientes.
El libro retrata la vida del director a través de sus películas y explica cómo éstas marcaron la trayectoria vital y profesional del único director del género que ha trascendido los circuitos marginales del porno, ya que sus filmes tienen estructuras convencionales, aunque en ellas haya escenas de sexo explícito.
Paco Gisbert trabaja como periodista especializado en cine, deportes, cultura y porno, y ha sido colaborador de diferentes medios de comunicación tanto valencianos como de repercusión nacional, en prensa escrita y en televisión.
Esta publicación llega tras haber escrito con anterioridad sobre otros aspectos del cine porno y sobre otros géneros, ya que ha editado una guía para ver y analizar la película «Pulp Fiction», de Quentin Tarantino.
Un mal siempre sediento

En 1958 Orson Welles regaló posiblemente el mejor plano secuencia de la historia del cine. El comienzo de la barroca y asfixiante ‘Sed de mal’ es una joya del más puro expresionismo. Esta obra cumbre del cine negro es un análisis de la moralidad y la corrupción. Su impresionante fotografía en blanco y negro, obra de Russel Metty, inspirada en el expresionismo alemán, cuadra a la perfección con el ambiente opresivo de Tijuana, donde se desarrolla la historia.
La partitura del italiano Henry Mancini, considerada una pieza maestra aunque menos popular que otras de sus bandas sonoras, mezcla el jazz con la percusión afrocubana, el ‘honky-tong’ instrumental y el rock and roll. Las interpretaciones memorables empezaban por un angustiado y honrado policía mexicano, Charlton Heston (Mike Vargas), que trata de demostrar que su mujer, Janet Leigh (Susie Vargas), que no ha cometido un asesinato. El mismo Welles (Capitán Quinlan) hizo el papel de policía estadounidense corrupto y xenófobo.
Marlene Dietricht colaboró en un papel corto pero esencial. La actriz alemana es la dueña de un tugurio, un personaje que nos permite conocer que Quinlan era posiblemente un buen hombre al que la violenta muerte de su esposa convierte en una especie de monstruo huraño y retorcido. El expresivo «adiós» de Dietrich, en español en la versión original, queda en la memoria para siempre mientras la pantalla se funde a negro.
En dos semanas
La película se rodó en California sobre un guión escrito en apenas dos semanas (las prisas son evidentes en algunos diálogos), basado en una novela de Whit Masterson. Cuenta la historia de un policía mexicano que investiga la muerte por una explosión de un importante empresario y se topa con la corrupción del capitán de policía estadounidense Hank Quinlan.
Para iniciar la historia, Welles rodó el que, en opinión de muchos expertos, es el mejor plano secuencia de la historia del cine. Una imagen de las manos del asesino colocando la bomba en el coche del empresario, un automóvil que cruza la escena, mientras la cámara subida en grúas sigue de forma magistral a Heston y Leight hasta el momento de la explosión.
Ese primer plano es sólo el primer indicio de la excelente planificación de cámara diseñada por Orson Welles, con movimientos y ubicaciones que deforman la realidad y las caras de los personajes, ayudado por la sofocante oscuridad que reina durante toda la película. Puro expresionismo pictórico en movimiento. Frente a esas cualidades técnicas hay una historia un poco manida, unos diálogos a veces engolados y unos decorados poco adecuados. Todo ello forma sin embargo un conjunto brillante y con fuerza, algo que quizás sólo Welles pudo lograr teniendo en cuenta el material de base del que partía.
En el momento de su estreno, ‘Sed de mal’, la quinta y última película que Orson Welles rodó en Hollywood, fue un fracaso comercial y fue calificada en Estados Unidos de «pretenciosa», «amanerada», «sórdida», «basura», «folletín», además de ser clasificada directamente como cinta de serie B. Más favorable fue la acogida en Europa, donde obtuvo elogios y ganó el premio de mejor película en el Festival de Cine de Bruselas, con un jurado en el que estaban Jean-Luc Godard y François Truffaut.
Con el paso del tiempo, la película ha recuperado su valor y ha sido incluida en la lista de mejores filmes de la historia. De hecho, el director Paul Schrader, guionista de ‘Taxi Driver’, calificó a ‘Sed de mal’ como «el último gran vestigio del cine negro».
Nunca es demasiado para Orson Welles

Una de las obras pioneras de Orson Welles, “Too Much Johnson”, recuperada en 2013 y ya disponible en DVD, fue rescatada de manera insólita en unos almacenes en la localidad italiana de Pordenone, para sorpresa de los historiadores que creían que la cinta había ardido en el incendio de su casa en Madrid.
Orson Welles (1915-1985) pensaba que era imposible hacer una buena película “sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”. Ahora, a su reconocida cinematografía se suma “Too Much Johnson”, que se daba por perdida.
Esta película muda de 1938 es una comedia alocada (en el argot cinematográfico, “slapstick”) que el director americano habría rodado tres años antes de su magnífica obra “Ciudadano Kane” (1941), con lo que sería su primer trabajo detrás de la cámara con permiso del corto que rodó con 19 años, “The Hearts of Age”.
La historia que envuelve a la cinta resulta alambicada, propia de una narración al más puro estilo Welles.
Se trata de una adaptación al cine de la obra de teatro escrita por el actor William Gillette, de la que se perdió la pista al declarar el propio Orwell que se había perdido en un incendio de su casa madrileña, en 1970.
Sin embargo, una copia de aquella película, o más bien unos rollos en mal estado, se hallaba olvidada entre otras, en una vieja caja de madera, en Pordenone, precisamente una ciudad que es conocida por su festival de cine dedicado solo a películas mudas.
El italiano Ciro Giorgini, experto en Welles, determinó, una vez consultado, que la autoría de los 40 minutos que dura la cinta era del autor de “Macbeth“.
Lo supo gracias a algunos fotogramas distintivos, como por ejemplo el gorro de paja que lleva el protagonista, interpretado por un Joseph Cotten muy joven: “Me emocioné y supe que lo que acababan de encontrar era una de las diez películas perdidas más buscadas por los historiadores del mundo”, explica el investigador.
Además, la maestría de un joven Welles se entrevé en los planos cortos, en sus habituales picados y en el uso irónico del conocido como “ángulo heróico”, según destacan los que han tenido un primer acceso a las valiosas imágenes.
El guión relata la historia de un hombre muy mujeriego (interpretado por Cotten) que, para ocultar sus devaneos amorosos fuera del matrimonio, adopta una nueva identidad, sin percatarse de que la persona de la que toma el nombre existe en realidad y es el dueño de una plantación en Cuba.
«De entre todos los lugares donde se podría haber encontrado esta película, que fuera hallada en Pordenone es extraordinario, porque es precisamente una ciudad donde se celebra un gran festival de cine mudo desde 1982», dice todavía incrédulo el experto en cine Cherchi Usai, quien no se explica cómo llegó hasta allí.
Welles filmó en 1938 esta comedia de situación o slapstick en tres partes, que debían ser proyectadas en forma de prólogo para cada uno de los actos de su adaptación de la obra teatral del mismo nombre, pero finalmente no terminó su edición y nunca fue proyectada al público. Ese mismo año, el estadounidense saborearía la fama con la difusión radial de La guerra de los mundos y, tres años después, con su obra maestra, Ciudadano Kane, una de las obras creativas más memorables del siglo XX y que se alzó con el Óscar a mejor guión original.

El elenco de actores que protagoniza el film inacabado formaban parte en su mayoría a la compañía Mercury Theatre a la que pertenecía Welles. Joseph Cotten, Arlene Francis, Howard Smith, Edgar Barrier, Mary Wickes y la esposa de Welles por aquel entonces, Virginia Nicholson, fueron parte del elenco.
Cherchi Usai afirma que, desde un punto de vista narrativo, «no hay mucho que decir» sobre la película, porque Welles nunca acabó su edición, pero, desde un punto de vista visual, «sabes inmediatamente que es suya» porque «la colocación de la cámara es básicamente la misma que en Ciudadano Kane y The magnificent ambersons».
«De hecho, hay una secuencia en la que se ven cientos de contenedores en la calle, que es muy similar a la secuencia final de Ciudadano Kane, con esas miles de cajas en el almacén al final de la película. Casi parece un ensayo de esa secuencia», manifiesta el experto.
El Universo de Orson Welles

La Editorial Notorious acaba de llevar a las librerías un volumen bajo el título ‘El universo de Orson Welles’. La obra, que coincide con el centenario del nacimiento del director y actor, es un compendio en el que se reúne toda la filmografía del creador de ‘Ciudadano Kane’.
José Luis Garci dedica su apasionado prólogo al amigo y colaborador de Welles, Juan Cobos. Hasta 22 autores escriben con detalle sobre cada una de las películas de Welles, tanto como director como actor, como hombre de teatro, o gran renovador de radio. Entre las firmas, figuran las de Luis Alberto de Cuenca, Fernando R. Lafuente, Eduardo Torres-Dulce, Oti Rodríguez Marchante, Víctor Arribas, Guillermo Balmori y Juan Carlos Laviana.
Este volumen de casi 450 páginas, lujosamente encuadernado, es una obra de obligada consulta para todos los amantes del personaje Welles y de su cine: sus películas buenas,, sus películas buenas, sus proyectos inacabados, sus films recuperados, sus grandes colaboradores, sus amigos, sus esposas, sus filias, sus fobias…
El lector podrá encontrar los carteles de todas su películas; centenares de fotografías, algunas nunca vistas en nuestro país; una lista con las películas preferidas para el director de ‘Sed de mal’; una encuesta con las películas favoritas de los críticos… En suma, todo lo imprescindible para acercarse a uno de los personajes clave del cine en el siglo XX.