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Príapo, la fimosis de un Dios

Hace siglos, Príapo era considerado por los griegos como una deidad de la fertilidad. Por ello, solía ser representado con un gigantesco pene que, usualmente, estaba erecto. Para los antiguos, era la viva imagen de la fecundidad y la procreación. Sin embargo, un nuevo estudio publicado por la revista «Urology» ha desvelado una incómoda y curiosa verdad sobre este dios: fue representado con fimosis en uno de los frescos de Pompeya (el cual tiene a sus espaldas casi 2.000 años de antigüedad).
El artífice de este descubrimiento ha sido el doctor Francesco Maria Galassi quien, tras observar el susodicho fresco (ubicado en la Casa de los Vetti, una de las pocas que sobrevivió a la erupción del Vesubio) se percató de la «dolencia» de Príapo. «Su gigantesco miembro viril tiene una fimosis patente. Más concretamente, una fimosis cerrada». A su vez, el experto ha señalado lo sumamente extraño que le ha parecido hallar esta característica en una pintura dedicada a una deidad de la fecundidad.
La fimosis, concretamente, se produce cuando el prepucio es demasiado estrecho para descubrir el glande parcial o totalmente (lo cual puede producir problemas a la hora de mantener relaciones sexuales y tener hijos). «Esta condición presenta diferentes grados de gravedad y, en el caso específico de Príapo, parece ser la de mayor gravedad. En él no hay retracción de la piel en el glande», añade el experto.
Pero… ¿Por qué representar a una deidad de la fertilidad de esta forma? «En este caso, el pinto podría haber deseado destacar que este defecto anatómico era habitual en Pompeya mezclándolo con la fertilidad de Príapo», señala Galassi. Y es que, tal y como afirma el experto, se han hallado todo tipo de artefactos de la época destinados a paliar este problema.
A pesar de lo asombroso que es ver este problema en un dios de la fertilidad, lo cierto es que este tipo de defectos del tracto genitourinario se han representado de forma recurrente en las pinturas de la prehistoria con un extraño grado de precisión. En este sentido, la profesora de Historia Clásica Jessica Hughes ha señalado que este tipo de pinturas podrían hacerse por hombres con fimosis como una forma de buscar la curación y la fertilidad a través de los dioses.
Escultura fálica en Barcelona
La famosa estatua del dios romano de la fertilidad, Príapo, el que exhibe un enorme pene de medio metro en plena erección, vuelve a estar a la vista. El Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC) ha decidido rescatar de sus almacenes esta pieza, de más de dos metros de altura, y devolverla a la sala de exposiciones, de donde fue apartada por considerar la dirección del centro de aquel momento que podía ofender a los visitantes. Un buen porcentaje de ellos son escolares.
Tras una cesión a una exposición en Murcia sobre el erotismo y la sexualidad de Roma, que permitió limpiar y restaurar la estatua, el director del MAC, Xavier Llovera, ha decidido colocarla en la sala, al final del recorrido de la época romana, «a ver qué pasa», se pregunta, con interés museográfico. De momento, lo que pasa es que vuelve a ser una de las estrellas de las visitas de los escolares, que se detienen ante tamaño miembro, se fotografían y ríen. La pieza carece por ahora de cualquier cartel explicativo. Esta obra procede del Barcelonès, pero no se tienen demasiados datos de su historia y autoría. Príapo, que suele ser considerado hijo de Dioniso y Afrodita, era un dios menor del panteón romano; se le concedía un carácter rústico y un potencial como generador de fertilidad, tanto vegetal como animal.
Además del rescate de Príapo, el MAC ha instalado en una vitrina algunas piezas que explican la vida íntima en la antigua Roma: se trata de una vasija de cerámica con cuatro escenas eróticas de delicada factura, procedente de la antigua Bílbilis (Calatayud) y un colgante de bronce, hallado en Sasamon (Burgos) que representa un animal con sólo patas traseras, cuyo tórax deviene glande, al igual que sus dos patas y su rabo; lo monta una mujer que sostiene una corona de laurel. De las patas penden sendas campanillas.
En la época romana –anterior a la moral cristiana, por tanto– se afrontaba con cierta normalidad algunos aspectos que hoy son plena actualidad en Barcelona, como la prostitución. Los burdeles estaban perfectamente señalizados. Y las representaciones fálicas no sólo estaban toleradas, sino que se creía que aportaban suerte y protección, además de fertilidad, de manera que la figura que muestra el MAC, que hoy al menos llama la atención, suspendida dentro de la vitrina, llama la atención..
Príapo cruza el charco
Una restauradora brasileña descubrió un detalle camuflado a lo largo del tiempo por capas de pintura en uno de los trabajos del francés Nicolas Poussin (1594-1665): Príapo, el dios griego de la fertilidad, con su pene erecto.

“Escondieron el falo de Príapo. Es lo que llamamos los retoques del pudor, no es poco común”, señala la restauradora Regina Pinto Moreira, quien pasó ocho meses para restaurar “Hymenaeus travestido durante un sacrificio a Príapo”, que data de entre 1634 y 1638.
La pintura estaba rota y tenía agujeros, y la restauradora del Museo del Louvre debió retirar varias capas acumuladas a lo largo de 300 años. El trabajo sobre la obra, de 3,73 m de largo y 1,66 m de alto, costó 150.000 euros, según Folha.
La obra perteneció a la familia real española. Con las guerras napoleónicas el cuadro cayó en manos aristócratas inglesas y fue vendido a un coleccionista francés, Georges Wildenstein, que a su vez lo vendió en 1953 a Francisco Assis Chateaubriand, influyente periodista brasileño y fundador del Museo de Arte Moderno de Sao Paulo (MASP) en 1947.