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De polígamos y megalópolis

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Se estima que Joseph Smith pudo tener entre 30 y 40 esposas
Se estima que Joseph Smith pudo tener entre 30 y 40 esposas

La iglesia mormona reconoció por primera vez en su historia que su fundador Joseph Smith, tuvo entre 30 y 40 esposas, entre ellas una de 14 años, según una serie de ensayos oficiales que recogen varios medios estadounidenses.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, como se denomina formalmente esta confesión religiosa con sede en el estado de Utah (EU), publicó la información en un ensayo que entonces pasó desapercibido pero que ahora recuperan varios medios locales y nacionales.

Hasta ahora, la religión mormona solo había reconocido una esposa -llamada Emma- al profeta que la fundó en el siglo XIX, y la revelación encaja con la práctica de poligamia que la iglesia abandonó formalmente en 1890, pero que ha seguido vinculándose con esa confesión en la cultura popular de Estados Unidos.

La difusión de esa información forma parte de un esfuerzo de la iglesia de ser más transparente respecto a su historia debido a las acusaciones que han surgido sobre el tratamiento de mujeres o las minorías dentro de la fe, según un análisis del diario Boston Globe.

Smith tuvo entre 30 y 40 esposas, de edades comprendidas entre los 14 y 56 años, aunque la mayoría de ellas estaban entre los 20 y los 40; y algunas estaban también casadas con amigos del profeta, según el ensayo.

Es probable que Smith no mantuviera relaciones con todas las mujeres porque muchas estaban «reservadas» para su esperado disfrute en el cielo, pero esa poligamia causaba un «sufrimiento insoportable» a su primera esposa, Emma, de acuerdo con el ensayo.

Smith se inclinó hacia la poligamia durante sus lecturas del Antiguo Testamento en 1831, cuando descubrió que muchas figuras bíblicas, como Abraham, David y Salomón, tenían más de una esposa.

«La misma revelación que le enseñaba sobre el matrimonio plural formaba parte de una revelación más amplia dada a Joseph Smith. El Matrimonio podía durar más allá de la muerte y ese matrimonio eterno era esencial para heredar la plenitud que Dios desea para sus hijos», sostiene el ensayo.

Se estima que unos 40 mil residentes de Utah mantienen hoy matrimonios polígamos, si bien la iglesia mormona insiste en que no son miembros de su confesión, que en 1890 rechazó la poligamia bajo presión del Gobierno estadounidense y desde entonces excomulga a quienes la practiquen.

Ciudades mormonas del futuro

Buscando documentos referidos a su religión para aprender más sobre ella, el empresario David Hall acabó encontrando unos textos de Joseph Smith, fundador de los mormones, en los que se describe detalladamente la creación de una ciudad. Tomándolos como referencia, y convencido de que ofrecen una solución a los problemas medioambientales del planeta, el empresario ha comenzado a adquirir tierras en distintos estados norteamericanos –principalmente en Vermont y Utah– y a invertir millones de dólares en desarrollar la tecnología necesaria para fundar comunidades que sigan el modelo detallado en los papeles.

“El proyecto empezó hace muchos años al descubrir los documentos de 1833. Cuando los estudié, vi que había muchas cosas que se pueden aplicar en nuestros días para intentar reducir nuestra huella de carbono”, concreta a Teknautas el magnate, que ha cimentado su fortuna en el negocio de los combustibles fósiles con su compañía Novatek, que capitaneó durante cuarenta años antes de venderla.

Los papeles con los que se topó el empresario, y que ha estudiado al detalle y de forma obsesiva durante los citadas cuatro décadas, relatan la visión que Joseph Smith y dos de sus colaboradores tenían para la creación de la llamada Ciudad de Sión. Según Hall, las especificaciones que aparecen en el texto ya fueron empleadas por el fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días –la iglesia mormona– para construir algunos edificios y mejorar algunas comunidades, aunque no con el nivel de detalle con el que él lo está haciendo.

Las comunidades diseñadas por este mormón de cuarta generación, siguiendo los preceptos de su líder, se construirán en forma de diamante, albergarán a 20.000 personas y funcionarán de manera autónoma. Incorporarán espacio industrial, agrícola, residencial y comercial y aprovecharán al máximo el territorio construido. Las azoteas de los edificios tendrán huertos y granjas urbanas y se empleará en ellas “la última tecnología”, para aumentar las ganancias y de paso evitar la expansión de enfermedades e insectos.

Los negocios se situarán en las plantas bajas y en los sótanos y los edificios estarán conectados por espacio peatonal por el que, además, discurrirán “cápsulas” encargadas de transportar a las personas mayores o con problemas de movilidad. Además, según sus planes, habrá instalaciones multiusos que se emplearán como escuelas, centros de conferencias y recintos deportivos.

Los documentos originales especificaban que el espacio necesario para cada persona serían 0.1 acres (unos 404 metros cuadrados). Hall, después de realizar sus propios cálculos, los ha reducido a 200 metros cuadrados por residente, solo 16 de los cuales corresponderán a la vivienda. “Nuestro trabajo es conseguir que esos metros no parezcan un espacio pequeño. Además, hay que tener en cuenta que, por ejemplo, una familia de cuatro miembros dispondrá de cuatro veces ese espacio. El objetivo es que las distintas áreas de la vivienda se transformen muy fácilmente: de cocina a espacio de trabajo, de espacio de trabajo a comedor”, concreta.

Con este objetivo, los muebles que no se estén utilizando se almacenarán en trasteros de 4 por 4 metros que descenderán para quedar bajo el suelo, hasta que se vuelvan a necesitar y asciendan de nuevo hasta el apartamento. Además, toda la ciudad estará rodeada por bosques y naturaleza (“no controlada”, en palabras de Hall) que actuarán como barrera para evitar el crecimiento descontrolado. El ganado también se mantendrá en el exterior.

El sueño de Hall de crear una red de pueblos, comunidades y megalópolis sostenibles social y medioambientalmente pasa por desarrollar nueva tecnología que le ayude a rentabilizar el espacio y la actividad económica, a contaminar menos y a hacer un uso responsable de los recursos. Por ello ha fundado lo que él mismo denomina “un laboratorio de Edison moderno”, un centro de I+D en el que más de 25 empresas organizadas como una cooperativa trabajan en distintos proyectos y procuran producir las innovaciones necesarias para constuir los primeros distritos.

“Creamos rápidamente, fallamos y lo seguimos intentando hasta que tenemos éxito: ese es el método que estamos siguiendo para innovar rápidamente. Y al final conseguimos cosas que merecen la pena”, afirma Hall.

Nuevos tipos de plataformas elevadoras, que permitirán subir y bajar los muebles, paredes capaces de desplazarse, incubadoras de alimentos, sistemas de producción de energía que capturen el dióxido de carbono para que no llegue a la atmósfera, nuevos espacios de almacenamiento, persianas inteligentes e incluso un nuevo sistema wifi para mejorar las comunicaciones son solo algunas de las ideas que están desarrollando los más de 200 empleados del centro. “Tenemos montones de iniciativas en el laboratorio de Edison”, remarca el multimillonario mormón.

Pero la tecnología no es lo único en lo que invierten su tiempo y sus energías. Hall y su equipo han desarrollado un sistema económico que permitirá mantener a estas comunidades, que también tendrán su propio modelo organizativo, subordinado, eso sí, a las leyes federales y de cada condado y estado.

“Tendrán una estructura corporativa. En cada comunidad entrarán unos 100 negocios, que tendrán que emplear a una media de diez personas”, explica Hall. Respecto a la organización, cada comunidad estará gestionada por una junta en la que habrá una pareja casada, una mujer soltera y un hombre soltero, para representar, según el empresario, los distintos modos de vida de la sociedad.

En la ciudad del futuro planeada por Hall cada persona dispondrá de 16 metros cuadrados
En la ciudad del futuro planeada por Hall cada persona dispondrá de 16 metros cuadrados

Canalizando sus esfuerzos a través de la fundación New Vista y armado con la fortuna que ha amasado durante su larga trayectoria empresarial, Hall ya ha invertido 100 millones de dólares (88 millones de euros) en el proyecto, y planea gastar al menos otros 150 millones de dólares (132 millones de euros) antes de lanzarse a conseguir que contribuyentes, empresas y particulares le ayuden a financiar los 3.000 millones que costaría desarrollar una comunidad completa de 20.000 personas.

“Todavía no hemos construído ninguna comunidad”, aclara. “Espero que en los próximos cinco años tengamos prototipos de edificios por los que la gente pueda pasearse. De aquí a siete o diez años espero haber construido el espacio necesario para 100 personas, en lo que yo llamo un distrito, y en quince años quiero que ya haya una comunidad completa en alguna parte”, especifica.

Aunque Hall se centra en la lucha contra el cambio climático y en la necesidad de reducir la huella de carbono cuando habla del proyecto, el origen religioso de su propuesta ha alarmado a los residentes de las zonas en las que su fundación, de forma silenciosa pero constante, ha ido adquiriendo tierras. Los pobladores de Sharon (Vermont), lugar de nacimiento de Joseph Smith donde la Fundación New Vista ya ha comprado 900 acres de terreno (más de 360 hectáreas), miran la propuesta con recelo y ya la han criticado abiertamente.

Mientras tanto, el empresario remarca que, aunque los papeles fueron el origen de su idea, las comunidades no están basadas en su religión, y explica que su objetivo es que mormones y no mormones convivan en sus ciudades futuristas. De momento, pese a lo alocadas que puedan sonar sus ambiciones, su poder económico, su gran convicción y la enorme inversión que está realizando en tecnología hacen que la creación de estas comunidades no se queden solo en un sueño de Joseph Smith o en un puñado de planes idealistas de Hall, sino que tenga posibilidad de materializarse como modelo alternativo.

Las dos caras del otro ángel caído

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Para algunos, los Yazidis son considerados como una clase de adoradores del Diablo, a través del ojo de religiones como la cristiana o la islámica, debido a que Melek Taus de alguna forma se opuso a Dios y su nombre también suele ser el de Shaytan, el mismo nombre que el Corán le da Satanás. Sin embargo, para la religión Yazidí, Melek Taus no es ningún anticristo, sino al contrario, amó tanto a Dios que se opuso a las órdenes que él consideraba injustas a su naturaleza, justamente por ser fruto del poder de la iluminación de Dios
Para algunos, los Yazidis son considerados como una clase de adoradores del Diablo, a través del ojo de religiones como la cristiana o la islámica, debido a que Melek Taus de alguna forma se opuso a Dios y su nombre también suele ser el de Shaytan, el mismo nombre que el Corán le da Satanás. Sin embargo, para la religión Yazidí, Melek Taus no es ningún anticristo, sino al contrario, amó tanto a Dios que se opuso a las órdenes que él consideraba injustas a su naturaleza, justamente por ser fruto del poder de la iluminación de Dios

Como en otras ocasiones sucede, es triste saber de la existencia de algo cuando se encuentra en práctico proceso de desaparición. Eso ocurre con los yazidíes, esa minoría religiosa de la que poco o nada se sabe, situada en el norte de Siria y de Irak, que muy a pesar suyo saltó a la actualidad por las atrocidades cometidas contra ellos.

Desde que a mediados del siglo XVIII comenzaran a ser acusados de “adoradores del diablo” por los turcos, no es la primera vez que los yazidíes son brutalmente atacados. A pesar de un decreto del Imperio Otomano de 1849 que reconoce la existencia de esta religión, han sido intensamente perseguidos, y queda constancia de ello en multitud de razzias hasta el fin del imperio, que en 1918 mandó una expedición punitiva al Yebel Sinyár, aunque por fortuna fallaron en su objetivo. Para protegerse de las incursiones de los poderes de la zona, los yazidíes siempre han habitado en las montañas y lugares poco accesibles desde las rutas principales, a lo que se suma su intenso espíritu animista, pues creen en numerosos espíritus moradores de los valles, y de las grutas.

Uno de los pilares del credo de los yazidíes es Malek Taus, el equivalente al Lucifer creador, al Demiurgo. Él es el gran arcángel de este mosaico de viejas religiones de Oriente Próximo, que se pierden en la noche del tiempo, como son el Zoroastrismo y el Mitraísmo. Los conceptos de Bien y Mal, así como el de la Transformación, están pues en juego. Él es quien gobierna el universo con otros seis ángeles, aun cuando todos ellos estén sometidos a un Dios único, creador inicial del cosmos como espíritu, pero sin interés ni influencia en el mundo de la materia. Con iconografía de pavo real, Malek Taus (ángel-pavo real) constituye tal vez el signo distintivo más particular de esta religión, la originaria de los kurdos, antes de que abrazaran el Islam, y mucho más minoritariamente el Cristianismo.

La religión de los yazidíes (del avéstico Yazáta, “deidad”, Yazdán “Dios” en el persa medio) parece proceder de los antiguos medos, que con el correr del tiempo fue incorporando diversos cultos y personajes sagrados de otras creencias, como los bíblicos Adán y Abraham. Según la tradición yazidí, tras una Creación de siete días, bella y resplandeciente, apareció Malek Taus, para sentenciar: “No hay día sin noche, ni luz sin sombras” ¡Introdujo así el contrapunto al bien en el mundo! Es uno de los motivos por los que ese credo, apenas conocido en Occidente e incluso en su zona de origen, ha sido tildado por los pueblos cercanos como “adoradores del diablo”; pero no de Satán, que representa el mal absoluto, el rey del infierno, sino más próximo a Lucifer, el bello ángel caído de la tradición cristiana.

En esta religión, sin embargo, en absoluto tiene esa figura una naturaleza negativa, sino radiante y poderosa, de ahí la riqueza de los colores que despliegan las plumas de la emblemática ave, símbolo en Oriente de la belleza y la inteligencia supremas. Nada tiene que ver el culto que se le rinde con el “príncipe de las tinieblas” de la demonología occidental, ni siquiera con la primitiva mesopotámica, cargada de espíritus demoniacos a quienes debían ofrecerse cruentos sacrificios.

Malek Taus es pues un equilibrador de los dos principios: del bien y del mal. De él se dice que es como el fuego, que da luz e ilumina, pero que también quema y mata. Malek Taus toma cuerpo en un objeto ritual consistente en una palmatoria (sanyák), por lo común de cobre, en cuyo extremo se encuentra la figura del pavo real. De una altura media no superior al metro, esta se halla en Lalish (norte del Kurdistán iraquí) y es llevada a diversos lugares donde se practica el yazidismo, para así santificarlos, aunque no permanece en ellos, sino que vuelve al santuario primigenio. Este, centro mundial de la espiritualidad yazidí, lo es por estar allí enterrado el jeque Adi (shayj Adi bin Mustafer), apóstol de esta religión sincrética, al tiempo que parte integrante de su particular “Trinidad”, junto a Dios (Azda, Yazdán o Ezid) y Malek Taus.

El shayj Adi, cuya lengua materna era el árabe, nació en la localidad de Beyt Nar (en el actual Líbano, junto a Baalbek) a finales del siglo XI de la era cristiana, y disfrutó a lo largo de su vida de una fama de persona santa, cercana a la mística musulmana. Fue al parecer a una edad ya avanzada, cuando extendió la fe yazidí, de ahí que esta religión se haya confundido a menudo con el sufismo, cuando sólo tiene alguna lejana similitud, como la música ritual y algunas concepciones cósmicas. Este reformador es considerado por la mayoría de los practicantes como la manifestación terrestre de Malek Taus, y se le otorgan poderes divinos, razón por la que uno de los ritos reservados a los iniciados es el giro en torno a su tumba, en una sala del complejo de Lalish, santa santorum del mismo y de visita muy restringida.

El yazidismo es una religión pacífica, y al contrario que el Islam militante, tiene una actitud respetuosa hacia todos los demás credos, pues como ella misma refleja en su carácter sincrético, “todas tienen algo de verdad”. La parte escrita reviste poca importancia entre sus practicantes. No existe un corpus como tal, sino una serie de tabúes concernientes a la pureza, así como creencias transmitidas oralmente y un profundo sentido del misterio ante la creación, que despierta la devoción del creyente.

Para el yazidí, el alma nunca muere sino que de forma cercana a la transmigración oriental de las almas, sufre un proceso de perfección a lo largo de sucesivas existencias hasta unirse finalmente a Dios. Este carácter permisivo del yazidismo tiene seguramente relación con el que nunca se haya impuesto por la fuerza ni reinado, como otras religiones mayoritarias, aunque tal retraimiento y falta de relación con el poder político, como medio para su propia supervivencia, le ha hecho ser en extremo hermética, aún más que la religión de los drusos, también antiproselitista, mistérica, y creyente en la reencarnación del alma.

Reforma y tortura

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Miguel Servet se equivocó de camino, pensaba que la tolerancia y el respeto al hombre estarían por encima de cualquier otra consideración en la ciudad de Ginebra, pero se equivocaba. El español había oído de los avances sociales en la ciudad, el cuidado de los pobres, huérfanos y desvalidos, pero no podía imaginar que el celo religioso de Calvino podría llevarla hasta la muerte.
Miguel Servet se equivocó de camino, pensaba que la tolerancia y el respeto al hombre estarían por encima de cualquier otra consideración en la ciudad de Ginebra, pero se equivocaba. El español había oído de los avances sociales en la ciudad, el cuidado de los pobres, huérfanos y desvalidos, pero no podía imaginar que el celo religioso de Calvino podría llevarle hasta la muerte.

El 27 de octubre de 1553 Miguel Servet, teólogo reformista y médico español, fue quemado vivo junto a sus libros en Champel, extramuros de Ginebra, acusado de hereje por Juan Calvino, reformador protestante, y repudiado también por la Iglesia católica.

Servet, originario del Reino de Aragón, fue condenado por su concepción de la Santísima Trinidad, a la que comparaba con Cerbero, el monstruo mitológico de tres cabezas, por oponerse al bautismo infantil -ya que consideraba que éste debía ser un acto maduro y consciente- y por otras horribles herejías y execrables blasfemias, en palabras del Consejo de la Inquisición.

El teólogo español -como ocurriría con Giordano Bruno 47 años después- fue quemado en la hoguera por negarse a abjurar de su doctrina. Servet y Bruno murieron como mártires, víctimas de la intolerancia religiosa del siglo XVI.

Durante la adolescencia, Miguel Servet abandonó su población natal, que pudo ser Tudela, en Navarra, o Villanueva de Sigena, en Huesca. En esta última población se ubica la sede del Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet. A lo largo de su vida residió en Toulouse, Basilea, Estrasburgo, Lyon o París. En la plaza del Aspirant Dunand, en la capital de Francia, se erige una imponente estatua de Servet: la mirada impasible y el cuerpo firme, sujeto a una estaca y maniatado, a punto de ser sentenciado y reducido a cenizas.

Un monolito en la avenida de Beau-Séjour, en Ginebra, recuerda el lugar aproximado en el que sufrió el suplicio y reza: Hijos respetuosos y reconocedores de Calvino, nuestro gran reformador, pero condenando un error, que fue el de su siglo, y firmemente apegados a la libertad de consciencia según los verdaderos principios de la Reforma y del Evangelio, hemos erigido este monumento expiatorio el XXVII de octubre de 1903.

El lado oscuro

Por otro lado, con afán desmitificador y provocativo, la escritora María Elvira Roca Barea repasa en ‘Seis relatos ejemplares, seis’ figuras esenciales de la historia y reparte críticas y algunos elogios.

Sobre Calvino, Roca apostilló en el diario El País lo siguiente: “Calvino, que nunca pudo distinguir lo literal de lo figurado, ni orientarse en el vergel de las metáforas, se ha tomado al pie de la letra el poder purificador del fuego”, dice un personaje de uno de los relatos. Pero Roca no se queda atrás. “La Ginebra del Consejo de los 200 es el Afganistán de los talibanes. La clase de cafre que era Calvino cuesta trabajo imaginarla. Que matara a Miguel Servet, por ejemplo, es lo de menos. Lo que le hizo antes de matarlo es lo que hay que tener en cuenta. Es el gusto en la destrucción del ser humano, la complacencia en la tortura, tenerlo durante meses en esa celda de confinamiento, sin agua ni para su aseo personal y obligar a ese hombre a atravesar Ginebra rebozado en su propia mierda, sobre la que tenía que dormir… ¡es muy heavy!».

«Y este tipo» continúa «tiene un monumento de cuatro metros en el parque de los Bastiones en Ginebra, pagado por el Ayuntamiento de la ciudad. Era un psicópata, un enfermo mental. Hay que estar mal de la cabeza para hacer lo que hizo, no solo a Servet. Se hartó de torturar a la gente. Lo grave es que se le hagan monumentos y que nadie se sienta avergonzado de él sino al revés, orgullosos de ese enfermo mental patológico».

El reformista

La Iglesia Reformada celebra cada 10 de julio, los 500 años del nacimiento de Juan Calvino, pensador y líder de una de las corrientes más importantes del protestantismo, cuya huella perdura en la sociedad occidental del siglo XXI.

Calvino (Noyon, Francia) nació en 1509 y aunque su vida fue corta (murió a los cincuenta años) su figura y su prédica se impusieron en Ginebra, donde desarrolló lo esencial de su doctrina y que fue la ciudad-laboratorio en la que puso en práctica sus ideas.

Personaje poco popular y hasta antipático en ciertos círculos por la rigidez de su carácter, su extrema austeridad y la severidad con la que buscaba imponer sus ideas, fue un pensador que marcó de manera decisiva la historia de Occidente.

Aparte de la manera de entender y aproximarse a Dios, Calvino influyó en la relación de la sociedad con el dinero, en la separación de la Iglesia y el Estado, en el acceso a la educación y en la democracia.

Así, el impacto de su pensamiento se reflejó particularmente en la concepción y organización de las instituciones políticas suizas, basadas en el principio de que los representantes de los poderes públicos deben permanecer al margen de cualquier posición de poder en la Iglesia.

Otra innovación fue la defensa del derecho del ciudadano de a pie a participar en las decisiones políticas a todos los niveles, desde el local hasta el nacional.

Diferentes estudiosos suizos del legado del líder protestante siempre han coincidido en señalar que Suiza, y particularmente Ginebra, serían muy diferentes a lo que son hoy si no se hubiesen impregnado y adoptado el pensamiento «calvinista».

«Sin esa emancipación del pueblo lograda por Calvino, creo que simplemente no tendríamos democracia directa», opina a ese respecto el intelectual Xavier Comtesse.

Suiza es, efectivamente, un país muy único a nivel político: los ciudadanos votan para refrendar u oponerse a decisiones de sus ayuntamientos, cantones y del gobierno central, que se caracteriza por que sus decisiones son tomadas por sus siete miembros.

Ellos, además, se turnan cada año la presidencia del país, de modo que el apego al poder y la ambición política se atenuan sensiblemente.

Pero la influencia de Calvino no se limitó en absoluto a Suiza y fue también importante en países como Alemania, Francia, Holanda y hasta en Estados Unidos, donde unos 15 millones de personas se consideran calvinistas, aunque se les conozca como presbiterianos, según Comtesse.

Calvino luchó contra la usura y logró un acuerdo para establecer una tasa de interés general del 7,6 por ciento al año, impulsó la creación de la Universidad de Ginebra y promovió un mayor acceso a la educación, de modo que la población -mayoritariamente analfabeta- pudiese leer la Biblia.

Estos son apenas algunos de los aportes perdurables del reformador y que son muy bien reflejados en «Calvin, Genève en Flammes», una obra de teatro sobre la vida de Calvino.

El escenario tiene como telón de fondo el «Muro de los Reformadores», donde están esculpidas cuatro estatuas de gran tamaño de quienes fueron los pioneros y defensores de la Reforma religiosa: Guillaume Farel, Teodoro de Beza y John Knox y el propio Calvino.

En ese emplazamiento, que permite que la pieza termine con un diálogo entre el actor que representa a Calvino y su estatua, transcurre la obra, de gran valor pedagógico y que busca aclarar ciertos malentendidos históricos sobre el personaje, pero que no esconde su lado arisco, severo y en ocasiones implacable.

Sin embargo, ha sido probablemente el paralelo que puede hacerse entre la degeneración social que se vivía en tiempos de Calvino, y a la cual él quería poner coto, y los excesos que han conducido a la actual crisis económica mundial lo que más actualidad ha dado a los 500 años de su nacimiento.

La verdad apócrifa del amigo Judas y la esposa María Magdalena

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Jesús, Judas y María Magdalena
Jesús, Judas y María Magdalena

En los primeros meses de 2006, la National Geographic Society presentó su trabajo de restauración y traducción de un libro llamado «El Evangelio de Judas», además de un documental sobre este mismo manuscrito que se creía perdido, lo que produjo un considerable revuelo en el mundo.

“Su lectura, tras de dieciséis siglos, permite obtener una visión de Jesús de Nazaret y de Judas Iscariote muy distinta a la que trasmiten los Evangelios que contiene el Nuevo Testamento en la Biblia”, señala el doctor en Antropología Social y Cultural, y Máster en Sociología, Fernando Klein Caballero.

Este investigador uruguayo, autor de Los Evangelios Gnósticos, Jesús Apócrifo, La Biblia desnuda, La iglesia de papel y Los Evangelios Prohibidos, entre otros libros, es uno de los grandes conocedores y principales investigadores en español del Evangelio de Judas.

“Esta obra se inscribe en la tradición gnóstica, una de las sectas que componían el universo inicial y fecundo del cristianismo. Estos textos se caracterizan por lo hermético de su lenguaje, por sus alegoría y su difícil comprensión”, asegura Klein quien es miembro de la American Anthropological Association (AAA), de la European Association of Social Anthropologists (EASA) y de la International Sociological Association (ISA),.

El texto, encontrado en Egipto, en una zona situada a orillas del río Nilo, está escrito en lengua copta y se puede datar hacia el año 200 d.C., se trata de un manuscrito formado por trece planchas de papiro, en él el gran traidor que era Judas Iscariote es presentado como el mejor amigo de Jesús y el encargado de iniciar su Pasión, según Klein.

La obra, asegura, ofrece una visión completamente diferente a la establecida sobre el vínculo entre Jesús y Judas.

“El propio Jesús habría pedido a Judas que lo ‘vendiera’ a las autoridades, y le habría dicho que así cumpla, de entre todos los discípulos, la labor más importante: ayudarlo para que se lograra su plan”, señala.

“El Evangelio de Judas dice con toda claridad: ‘Tú los sobrepasarás a todos. Tú sacrificarás al hombre que me recubrió. Es decir, Judas habría ayudado a Jesús a liberar su espíritu del envoltorio carnal, con lo cual se puede transformar la visión clásica de Judas, apunta el antropólogo uruguayo.

Gracias a esa tarea, el cristianismo comenzaría a dar sus primeros pasos: Judas habría ayudado a poner el “punto final” al ministerio de Jesús, para dar lugar al momento de la Pasión, de acuerdo a las investigaciones de Klein.

Según el especialista, “esta visión contradice la imagen que han trasmitido los cuatro Evangelios sobre este discípulo, quien en esos textos traiciona a Jesús y lo entrega a los sacerdotes (Mateos 26:47, Marcos 14:44; Lucas 22:47), y el texto gnóstico lo convierte en el mejor amigo de Jesús, en el único que sabía quién era realmente y en su elegido para ayudarlo a completar su misión”.

El amigo de Jesús

“El Evangelio de Judas ha causado gran polémica en la Iglesia cristiana”, explica el doctor Klein desde El Cairo (Egipto), impulsor de una serie de investigaciones sobre los Evangelios apócrifos y otros elementos relativos a la religión cristiana.

“Judas Iscariote era el único apóstol originario de Judá, pues los demás eran galileos. Jesús sabía de la traición de Judas pues lo anuncia en la comida de Pascua y lo señala en la mesa como el traidor que lo entregará a las autoridades”, señala Klein.

Los Evangelios no concuerdan en el motivo de la traición: si hubo de por medio dinero o no, y el precio de treinta monedas de plata sería una reinterpretación de Zacarías (11:12) “Yo les dije ‘si ustedes quieren, páguenme mi salario: si no, quédense con él’ Y le dieron treinta monedas de plata”, documenta Klein.

“En el Evangelio de Lucas, se indica que la traición ocurrió porque Satanás entró en Judas antes de la cena de Pascua pero, según el Evangelio de Juan, Satanás entró en él en plena cena. Satanás, por otra parte, no es mencionado ni en el Evangelio de Mateo ni en el de Marcos y, finalmente, Mateo dice que Judas se ahorcó, pero Lucas contradice lo anterior, afirmando que Judas se habría despeñado, reventándosele las entrañas”, de acuerdo a Klein.

“La situación de Judas como el compañero y amigo de Jesús contradice plenamente las enseñanzas de los Evangelios canónicos aceptados por la Iglesia cristiana”, según Klein.

“En este caso Judas pasaría a ser amigo de Jesús y ayudarlo a emprender su camino y desarrollar su martirio, sin que Jesús haya muerto necesariamente después de eso”, declara.

Textos intocables

“De la misma época que el de Judas, es el Evangelio gnóstico de Marión o de María, donde María Magdalena se presenta como la novia o la esposa de Jesús”, señala Klein.

“Estamos descubriendo continuamente nuevos materiales que apuntan a una realidad que es muy diversa y distinta a la que ha indicado desde hace varios milenios la Iglesia cristiana”, adelanta.

“La Iglesia cristiana estipula o maneja la idea de que todo esto del Evangelio de Judas es parte de los Evangelios Gnósticos y que se encierra en una percepción del mundo desde el gnosticismo, pero la realidad es que son escritos que datan del 140 al 200 d.C. y no mucho más allá de esos años, y que han permanecido intocables por la mano humana”.

“Por su parte, los Evangelios canónicos, como los de Lucas, Mateo y Marcos, son todos posteriores, y han sido escritos y transcritos una y otra vez, hasta llegar hasta épocas donde su escritura ha quedada fija”, señala.

“Entonces, a la hora de elegir en qué tener fe o en qué creer, ¿optaremos por el escrito más próximo a la vida de Jesús y que no ha sido tocado desde entonces, o por escritos que han sido modificados una y otra vez por motivos de poder o debido a que han sido objeto de falsa transcripción, dificultades o errores?, se pregunta el autor de Los Evangelios Gnósticos.

Canónicos y apócrifos

Es importante distinguir entre lo que son los escritos llamados “canónicos” y aquellos denominados “apócrifos”, indica Fernando Klein.

Usualmente, explica, se consideran como escrituras canónicas esencialmente a aquellas que fueron escritas “inspiradas” por Dios.

“Todas aquellas obras que, presentando una estructura similar tuvieron un origen ‘no Divino’ y que fueron dejadas fuera del canon (listado de libros aceptados), excluidas de la Biblia, tienen el nombre de apócrifas (su significado literal sería ‘oculto’, ‘secreto’)”, prosigue.

Según Klein debemos considerar que, hasta donde se sabe, Jesús no dejó palabra escrita sobre sus acciones o dichos: lo que sabemos de su ministerio, la Pasión y su crucifixión, surge de escritos que son posteriores a Él.

“Por un lado tenemos los Evangelios del Nuevo Testamento (Marcos, Lucas, Mateo y Juan) y, por otro, diversos escritos que luego no fueron aceptados: los apócrifos”, precisa.

“Canónico y apócrifo son el resultado de un proceso histórico que se extendió por varios siglos y durante el cual, obras que inicialmente fueron canónicas, luego pasaron a la categoría de apócrifas y viceversa, señala.

Klein pone como ejemplo de este proceso, el Evangelio de Juan, que es el último que se incorporó como canónico y cuyo contenido muestra muchas diferencias con el de los otros Evangelios.

“Hubo obras que presentaban serias dudas a la Iglesia, pero que finalmente fueron incorporadas al canon cristiano, como la Epístola a los Hebreos, el Libro de Santiago y el Libro de las Revelaciones o Apocalipsis. El Evangelio de San Juan fue el que tomó mayor tiempo en ganar aceptación, de acuerdo a Klein.

Según este antropólogo social, el Evangelio de Judas es producto del movimiento de los gnósticos, que tuvo su mayor auge hacia el siglo II y III d.C. El gnosticismo era un conjunto de doctrinas religiosas que incorporaban enseñanzas de origen iraníes, judeo-cristianas, caldeas, babilónicas, egipcias e hindús.

“Para los gnósticos, Jesús era un hombre corriente que, en el momento de su bautismo recibió una virtud especial del Dios supremo, virtud que lo abandonó antes de su Pasión, para que el Cristo permaneciera impasible y siguiera existiendo espiritualmente (Jesús el hombre, por otra parte, habría muerto en la cruz)”, explica Klein.

“Los gnósticos rechazaron prácticamente todos los sacramentos, en especial, la Eucaristía. Desechaban como posible la resurrección de Jesús y fueron denostados por la Iglesia y perseguidos, finalmente, como herejes”, relata.

Ficciones e interpretaciones en tierra de Dios

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Dios, creador impío, seguidor de la evolución humana y hasta alienígena caprichoso. Todas estas posibilidades aparecen tras una lectura desde el presente del Antiguo Testamento
Dios, creador impío, seguidor de la evolución humana y hasta alienígena caprichoso. Todas estas posibilidades aparecen tras una lectura desde el presente del Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento bíblico es «una gran novela experimental» que tiene «un final abierto» y de cuyo autor o autores no sabemos mucho, sostiene el lingüista hebreo Ioram Melcer.

«La Biblia es una novela muy moderna, y como buen proyecto literario moderno de un autor desconocido (…) mezcló muchos cuentos de muchas fuentes desconocidas», agrega el escritor judío. En su presentación Melcer explicó que la discusión de lo que en México se llama «Biblia» corresponde en realidad al «Antiguo Testamento» de ese libro sagrado y que podía ser leído como literatura desde la modernidad. «También es una novela ideológica de la tensión entre la tendencia popular y la religión oficial, estatal», añade Melcer.

Recordó que el Antiguo Testamento fue escrito «en hebreo», lo cual da ventaja y diferencia a los estudiosos judíos sobre los demás ya que cuentan con «interpretaciones escritas hace más de 2.000 años». ««Interpretar el Antiguo Testamento, estudiar, leer, escribir, contar un cuento, en el mundo hebreo-judío, son sinónimos. Mucha gente, para tener la libertad artística en una época antigua, disfrazaba algo original como interpretación de la Biblia», agrega.

Por su parte el filósofo y escritor Hugo Hiriart basa su razonamiento en los estudios del filólogo Erich Auerbach en su obra Mímesis, en los que compara textos del Antiguo Testamento con los de La Odisea de Homero. Fue ese autor alemán de origen judío quien sostuvo que «los relatos de la Biblia no buscan nuestro favor, no nos halagan a fin de embelesarnos». «Lo que quieren es dominarnos. Estos relatos no son como los de Homero, una realidad meramente contada, no. En ellos se encarna la doctrina y la promesa fundidas indisolublemente en el relato», recuerda Hiriart.

Por ese carácter abierto de la obra, explica el novelista, dramaturgo y ensayista mexicano, «estos relatos velados (…) albergan sentidos ocultos que reclaman nuestro pensamiento y nuestra interpretación». En la discusión ambos autores reflexionan sobre el sentido del sacrificio de Abraham e Isaac, uno de los episodios bíblicos más importantes, que introduce el tema del padre dispuesto a matar al hijo por «una necesidad superior». Hiriart lo conecta con los tiempos actuales y señala que «el terrorista que se hace estallar en un concurrido café para matar a los que allí están sentados pertenece al grupo de los obsesos con deberes éticos superiores».

Influencia en el arte

Entrar a una pinacoteca sin conocer la Biblia es como echarse a la mar sin brújula porque ese texto sagrado es un bien común: sus mitos, cuentos y leyendas trascienden la religión y han forjado nuestra sociedad. Conocerlos es un regalo cultural, según varios autores de literatura juvenil.

¿Cómo entender el mundo sin los relatos del Antiguo y el Nuevo Testamento? ¿Cómo comprenderlo sin saber quiénes son Abraham, Goliat, la reina de Saba o María Magdalena?, se pregunta el escritor francés Philippe Lechermeier en el prefacio de «Una biblia» (Edelvives), ilustrada por su compatriota Rebecca Dautremer.

«Una biblia» no es la Biblia, con mayúscula, precisa Lechermaier, sino una recopilación de las historias que la componen y que, «al margen de que se sea creyente o no», de que «nos gusten o no», han «forjado» nuestras sociedades, se «inmiscuyen» en nuestra vida cotidiana y «circulan» en nuestro inconsciente colectivo.

Sin conocer «los fabulosos cimientos de nuestra sociedad» no se puede «descifrar» el arte, la arquitectura o la literatura, subraya.

Esta es la primera vez que alguien reescribe la Biblia, desde el Génesis hasta resurrección de Jesús, como si fuese una novela, en un proyecto cuya idea nació en la cabeza de Lechermaier hace cinco años y al que se sumó casi desde el principio Dautremer.

La ambición de ambos era hacer «una biblia lo más laica posible, una biblia cultural», pero con un «inmenso respeto» hacia un texto que es «sagrado» para muchos creyentes y con el cuidado de «no herir a nadie», dice a Efe la ilustradora, nacida en el seno de «una familia católica muy piadosa».

Por sus páginas desfilan los personajes más destacados del Antiguo Testamento: Adán y Eva, Caín y Abel, Noé, Judith, Jonás, Moisés, Abraham, Jacob, Isaac y muchos otros. Son historias de familias, de amor, de guerras…

Y también los del Nuevo Testamento, con Jesucristo como protagonista: su vida, sus amigos, sus aventuras, sus ideas.

Lechermeier relata todas esas historias a su manera, con mucha sensibilidad, con un lenguaje muy cuidado, muchas veces poético, con cuentos, con canciones e incluso con una pieza teatral.

El resultado es «un bello objeto», de casi 400 páginas, que sale simultáneamente en varios idiomas, y en el que se ha cuidado «con mimo cada dibujo, cada palabra», subraya Dautremer.

«Las historias de la Biblia han esculpido, moldeado y fabricado nuestra cultura, por tanto no hay razón para darles la espalda, es muy importante conocerlas se sea creyente o no, después cada uno las interpreta como quiere», insiste esta alabada ilustradora, «exhausta» tras el «mayor» trabajo que ha abordado «nunca».

«Apasionante» fue también para Rosa Navarro Durán la adaptación de este «libro maravilloso, uno de los fundacionales de la cultura occidental», subraya a Efe la catedrática, que hizo para edebé en 2012 y que tituló «La Biblia contada a los niños».

Recuerda que sufrió «mucho» durante su elaboración porque el material era «inmenso» y tenía que seleccionar algunos episodios, y además iba con «pies de plomo» porque en sus manos tenía «palabra sagrada» para los creyentes de dos religiones, judíos y cristianos.

«Es un libro esencial en la transmisión de la cultura», subraya esta experta en el Siglo de Oro español, cuya lectura recomienda a «niños, jóvenes y adultos con pocas competencias lingüísticas».

Y es que si leen estas versiones más sencillas y actualizadas de la Biblia acumularan un conocimiento esencial para «ir a museos y entender qué están viendo, leer y entender las alusiones, y no permanecer al margen de nuestra cultura», insiste Navarro.

De la misma opinión en Maite Carranza, premio Cervantes Chico 2014, para quien «las historias de la Biblia, como Adán y Eva o Jonás y la ballena, entre otras, son sumamente necesarias para entender el arte, la historia y el mundo en que vivimos».

Y es que esas historias, al igual de las influencias grecolatinas o árabes, forman parte de «nuestro acervo cultural» y «nos enriquecen muchísimo», apunta, por su parte, Daniel Arboleda, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2014.

Privar a alguien de ese «elemento vertebrador» de la cultura supone, añade, condenarle a una «carencia» importante.

El altruismo no va a misa

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Las sociedades secularizadas son más pacíficas y generalmente más ‘sanas’ que las de aquellos países que se anclan en valores religiosos
Las sociedades secularizadas son más pacíficas y generalmente más ‘sanas’ que las de aquellos países que se anclan en valores religiosos

Un estudio sobre 1.170 niños de seis países podría acabar con la idea de que enseñanza religiosa y valores morales van de la mano. Según el trabajo, los niños criados en entornos familiares religiosos tienden a mostrarse menos generosos que los de familias no creyentes, además de ser más severos a la hora de entender y aplicar los castigos.

Muchos padres que dan a sus hijos una educación religiosa están convencidos de que, gracias a ello, sus niños son más empáticos y justos. No obstante, este estudio revela precisamente lo contrario.

“Normalmente se piensa que la religiosidad está vinculada con el autocontrol y la moralidad. Esta creencia está tan profundamente arraigada en la sociedad que, en algunos ambientes, las personas que no son religiosas se llegan a considerar moralmente sospechosas”, comenta a Sinc Jean Decety, autor principal del trabajo e investigador en el departamento de Psicología de la Universidad de Chicago (Estados Unidos). Por ejemplo, “en Estados Unidos las personas no religiosas tienen pocas posibilidades de ser elegidas para altos cargos políticos”, opina.

“Por lo tanto, está comprobado que la religión influye en los juicios morales de la sociedad y su comportamiento hacia otros, y precisamente es esa relación entre moral y religión la más polémica de todas, aunque no siempre es positiva”, señala Decety.

El equipo de investigadores evaluó el comportamiento de 1.170 niños de entre cinco y doce años procedentes de seis países: Canadá, China, Jordania, Turquía, Estados Unidos y Sudáfrica.

La mayoría de los niños se había criado en ambientes cristianos (23,9%), musulmanes (43%) o no religiosos (27,6%), aunque en el estudio también se incluyeron judíos (2,5%), budistas (1,6%), hindúes (0,4%) y hogares agnósticos (0,2%).

Para el experimento se dieron a los niños varias pegatinas para que las compartiesen con otros compañeros de su escuela y su mismo grupo étnico. Los de mayor edad se mostraban más generosos, pero la religión también se puedo relacionar con su comportamiento.

Los más religiosos se mostraban menos predispuestos a compartir, mientras que los más altruistas eran los que procedían de familias ateas o agnósticas.

Otro descubrimiento es que los niños religiosos juzgaban el daño interpersonal de una manera más severa y consideraban que los castigos debían ser mayores que en el caso de los no religiosos.

Según los investigadores, estos datos concuerdan con estudios realizados previamente en adultos, pero los que se han obtenido ahora muestran cómo se desarrollan las actitudes sociales y culturales en la etapa infantil, un periodo más delicado a la hora de aprender.

Secularización para la moralidad

Teniendo en cuenta los resultados del estudio, los investigadores plantean si la religión es realmente fundamental para el desarrollo de la moralidad.

“Las sociedades secularizadas son más pacíficas y generalmente más ‘sanas’ que las de aquellos países que se anclan en valores religiosos”, opina Jean Decety. “Los países democráticos con poca fe religiosa –como Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Japón, Bélgica o Nueva Zelanda– a día de hoy tienen los niveles más bajos de criminalidad en el mundo y en ellos destaca el bienestar de sus ciudadanos”.

Según sostiene el investigador, algunos estudios sociológicos avalan que los hogares seculares otorgan una buena base moral a los más pequeños. Este tipo de enseñanza aportaría, en opinión de Decety, valores éticos fuertes para las futuras generaciones.

“Espero que la sociedad empiece a entender que la religión no garantiza la moralidad y que comprenda que una y otra son cosas distintas”, resalta.

El autor afirma que seguirá con su investigación y quiere ampliarla incluyendo a niños de edades comprendidas entre cuatro y ocho años, procedentes de 14 países: Canadá, China, Cuba, Colombia, Argentina, Chile, Sudáfrica, Turquía, Jordania, Taiwan, Tanzania, Etiopía, Noruega y México.

Los milagros dantescos de Guadalupe

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Acerca de por qué la Virgen de Guadalupe es negra, Hay una versión rápida y es que el negro viene del humo de las velas y de los años, pero no. versión esotérica, rosolunática : el mito de isis y osiris, la isis negra. hay otras vírgenes negras, las más famosas son Monserrat y Czestokowa (Polonia). La tradición explica que San Lucas era carpintero y las hacía negras. también hay tradiciones precristianas. No hay, sin embargo, ningún elemento iconoclasta o heterodoxo para explicar que sea negra. La virgen la fueron recortando para ponerle corona y 12 mantos. si no, sería más alta, como Monserrat, de madera y con el niño, pero el miño está recortado para poder ponerlo o quitarlo
Acerca de por qué la Virgen de Guadalupe es negra, hay una versión rápida y es que el negro viene del humo de las velas y de los años, pero no. versión esotérica, rosolunática : el mito de Isis y Osiris, la Isis negra. hay otras vírgenes negras, las más famosas son Monserrat y Czestokowa (Polonia). La tradición explica que San Lucas era carpintero y las hacía negras. también hay tradiciones precristianas. No hay, sin embargo, ningún elemento iconoclasta o heterodoxo para explicar que sea negra. La virgen la fueron recortando para ponerle corona y 12 mantos. si no, sería más alta, como Monserrat, de madera y con el niño, pero el miño está recortado para poder ponerlo o quitarlo

De forma minuciosa, con tinta negra, roja y azul, y en letra gótica, los monjes jerónimos del Monasterio de Guadalupe anotaron en un códice 244 milagros de los muchos atribuidos a su virgen entre 1412 y 1503, en uno de los períodos de más fervor peregrino hacia este santuario cacereño.

Hay testimonios de resurrecciones y curaciones y milagros relativos a endemoniados o a cautivos, en los que son protagonistas hombres, mujeres y niños, y personas de toda condición, como el rey Alfonso V de Portugal, que invocó a la virgen morena al verse morir.

«E fecho este voto acaeció cosa maravillosa, que luego -súbitamente e sin entrevalo- fue restituida la salud del rey».

Tras una publicación parcial en una revista del monasterio a principios del siglo XX, a cargo de fray Isidoro Acemel, la investigadora María Eugenia Díaz Tena (Castuera -Badajoz-, 1978) los ha recopilado ahora por primera vez al completo en un libro, que incluye un estudio previo y una amplia bibliografía.

Guadalupe tiene documentados centenares de milagros entre 1412 y 1722, repartidos en nueve códices, pero el libro publicado por la Editora Regional de Extremadura sólo incluye los del primero, al abarcar el período más largo, casi un siglo, y por ser en el que más milagros se escrituraron.

Es también el más interesante por su rica encuadernación, en cuero labrado, y el único totalmente en pergamino, según explica Díaz Tena.

Los textos incluidos en este libro de casi 900 páginas, que parte de la tesis doctoral que hizo para la Universidad de Salamanca, son «documentos-monumentos», según los define, que reflejan la sociedad y el contexto histórico de una época.

A su juicio, son además una muestra de dos formas de vivir la religión: la del pueblo y la de los clérigos, más racional.

Con una prosa directa y dramática, tenían por objeto la predicación, la lectura en el refectorio por su valor ejemplarizante y el entretenimiento de los invitados al monasterio, apunta la investigadora, pero también «propagandístico», para fomentar las peregrinaciones.

«Aumentar la devoción a la Virgen de Guadalupe era, sin duda, una manera de aumentar la expansión jerónima», afirma en el libro.

La fama que Guadalupe adquirió con los jerónimos atrajo a peregrinos de muchos rincones de Europa, se extendió al nuevo continente, y le granjeó el favor real desde Alfonso XI a los Reyes Católicos.

El peregrino Münzer hablaba en su libro de viajes de las «pingües rentas» de Guadalupe y las calculaba en 20.000 ducados anuales.

Tras su curación, el rey de Portugal, que defendía el derecho sucesorio de La Beltraneja a la corona de Castilla, peregrinó a Guadalupe y donó un portapaz de oro con muchas perlas y piedras preciosas que valía 500 castellanos.

La ofrenda habitual era el peso del peregrino en cera, ya que la iluminación del monasterio no era una cuestión baladí.

De los milagros del códice 1 hay «dos versiones», ya que todos, salvo 14, se repiten en los otros tres medievales con un trato «menos dramático», pero coincidentes en lo sustancial, dice Díaz Tena, doctora en Filología Hispánica afincada en Salamanca.

En 70 relatos se aparece la virgen, casi siempre de blanco y muy pocas veces con el niño en brazos; hay conversaciones con un demonio que «començó a dar grandes balidos e aullidos» y en las que participó un «clérigo exorzista»; e intervenciones sobrenaturales de animales, como el león, asociado a la figura de San Jerónimo.

El «milagro de cómo un honbre que dudava si avía paraíso, purgatorio e infierno» y «saliendo desta vida lo vido allá todo» está en la línea de los viajes al más allá de «La Divina Comedia» de Dante, según Díaz Tena, que en otro relato ve muchas similitudes con un episodio del «Libro del Buen Amor» del Arcipreste de Hita.

La transcripción ha sido conservadora con el texto original, pensado en los especialistas que quieran trabajar con él, ya que el códice no está digitalizado y su uso es restringido.

Este trabajo, además, le ha permitido descubrir ocho páginas del «Mammotrectus super Bibliam», muy presente en las bibliotecas monásticas, que no se conservaba en Guadalupe.

La investigadora desvela que las hojas, que podrían corresponder a una copia del libro hecha en el siglo XV, estaban pegadas en las guardas de los otros códices de milagros para reforzar la encuadernación.

Explicación desde Dios o desde la nada

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es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes
La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver qué significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro

Stephen Hawking evidentemente no cree en Dios. En su libro ‘Magnífico Diseño’, el prestigioso astrofísico descarta que una deidad sea la creadora del Universo. A su juicio, el Universo se creó solo. Nació de la nada.

En ‘The Great Design’, Hawking defiende que Dios no fue el creador del Universo, que el Big Bang fue una «consecuencia inevitable» de las leyes de la Física y «se creó de la nada». El libro defiende que la existencia de la ley de la gravedad permite pensar que el Universo «puede y podría crearse por sí mismo de la nada».

«La creación espontánea es la razón por la que es redundante el papel de un creador del mismo», afirma Hawking. El libro está coautorizado por el físico norteamericano Leonard Mlodinow. ‘Magnífico Diseño’ enumera una nueva serie de teorías sobre la creación del Universo. «Porque existe una ley como la gravedad, el Universo puede y podría crearse por sí mismo de la nada», apunta.

Anteriormente a la publicación de este libro, Hawking había escrito que, de acuerdo con las leyes de la Física, no es muy difícil creer que Dios intervino en el Big Bang. «Si desciframos la teoría completa se descubrirá el último triunfo de la razón humana. Hasta entonces debemos tener en cuenta la importancia de Dios», puntualizaba.

En opinión del conocido astrofísico, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.

Para Hawking, la teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, es la teoría unificada con que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica.

Críticas de los religiosos

Como no podía ser de otra forma, el cambio de opinión del astrofísico ha enfurecido a los religiosos. «Creer en Dios no consiste en como taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe», declara el arzobispo de Canterbury, Rowan William.

«La física por sí sola no resolverá la cuestión de por qué existe algo en lugar de nada», agrega Williams.

El rabino jefe, Jonathan Sacks, señala en un artículo publicado hoy por el mismo diario que «la ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar. A la Biblia sencillamente no le interesa cómo se creó el Universo».

«La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver qué significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro», señala Sacks.

El arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dice suscribir totalmente las palabras del rabino jefe sobre la relación entre religión y ciencia.

También el presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Ibrahim Mogra, ataca las tesis de Hawking y explica que «si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen».

Golpe de gracia

En cambio, el biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro «El Espejismo de Dios», declara que «el darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero en la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia».

Por el contrario, para el astrofísico y teólogo David Wilkinson, «el Dios en el que creen los cristianos es un Dios íntimamente involucrado en todo el momento de la historia del universo y no sólo en sus comienzos».

A su vez, el presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia y la Religión, George Ellis, rechaza el argumento expuesto por Hawking en su libro en el sentido de que la filosofía no tiene ya sentido al haber sido suplantada por la ciencia.

«La filosofía no está muerta. Todo punto de vista está imbuido de filosofía. ¿Por qué la misma ciencia merece la pena? La respuesta es filosófica y emocional. La ciencia no puede responder a la pregunta sobre sí misma», explica Ellis.

La digestión estética del principio y el fin

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Conceptos físicos y filosóficos se mezclan en "El Génesis y la muerte" con las ilustraciones del asturiano Alfredo González, quien fuera ilustrador de medios como La Codorniz, El Papus, El Jueves o El País
Conceptos físicos y filosóficos se mezclan en «El Génesis y la muerte» con las ilustraciones del asturiano Alfredo González, quien fuera ilustrador de medios como La Codorniz, El Papus, El Jueves o El País

La religión y la ciencia «dialogan» en «El Génesis y la muerte», «una explosión estética» en forma de libro en el que un poeta, Javier Salvago, un escritor, Juan Bonilla, un ilustrador, Alfredo González, y un científico, Manuel Lozano, indagan en «el origen de todo» y en su fin.

Este es el libro «más difícil» que el editor Pedro Tabernero (Sevilla, 1951) ha realizado en el medio siglo que lleva en el oficio, en el que combina las 180 ilustraciones de Alfredo González con los textos de Bonilla, Lozano y Salvago.

«No es cómic, ni novela gráfica, ni libro de ilustraciones, sino todo», explica el editor de «El Génesis y la muerte» (Colección Osimbo), en el que se desarrolla un mundo de dibujos que cuenta el génesis con una perspectiva «innovadora», desde la comparación del origen de la vida entre Eva y el hallazgo de Lucy al viaje de los reyes magos, la historia del Arca de Noé y otros relatos bíblicos.

Con un dios de cara «escéptica y amenazante» en portada, la obra continúa hasta abordar «la riqueza de la muerte», representada desde el punto de vista de culturas como la del antiguo Egipto, Roma, los aztecas, los mayas, los incas, los chinos, el hinduismo, el islam, el judaísmo, el budismo, los ghaneses o los aborígenes australianos.

Una publicación «atípica», para todos los públicos, en la que la novedad es el diálogo que se da entre ciencia y religión, destaca Tabernero.

El Génesis como un «relato de terror» lleno de violencia es lo que describe Bonilla, premio Mario Vargas Llosa de novela, en su texto; por su parte, sobre «el eterno dilema» de la muerte y su conexión con el Big Bang reflexiona Salvago.

La «guinda» la pone Lozano, que explica el universo desde el punto de vista cuántico, desde la explosión de luz inicial hasta el final de los tiempos, «que ya está calculado», comenta el editor.

Conceptos físicos y filosóficos se mezclan en «El Génesis y la muerte» con las ilustraciones del asturiano Alfredo González, quien fuera ilustrador de medios como La Codorniz, El Papus, El Jueves o El País.

Entre los dibujos más «complicados de abordar», recuerda Tabernero, estuvo la creación de la torre de Babel, que le llevó cerca de una treintena de pruebas.

Sus ilustraciones «cargadas de colores» le dan al volumen «una carga de violencia con un aspecto especialmente dulce», detalla Tabernero sobre el trabajo del ilustrador, que con lápiz y rotuladores de colores remata esta obra.

Hábitos intimísimos

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"La Iglesia no sobrevivirá si no se feminiza", sentencia Ahumada, que piensa que durante siglos "la mujer sólo ha tenido dos opciones: el claustro monástico o el claustro doméstico"
«La Iglesia no sobrevivirá si no se feminiza», sentencia Ahumada, que piensa que durante siglos «la mujer sólo ha tenido dos opciones: el claustro monástico o el claustro doméstico»

Son veinte monjas, veinte mujeres felices que dicen vivir en plenitud porque han encontrado el sentido de su vida y explican sus vivencias en el libro «Monjas» , escrito por la filóloga Laia de Ahumada, con la intención de romper con todos los tópicos y estereotipos que las estigmatizan.

La autora recuerda que únicamente necesitó una pregunta: «¿Cual es tu deseo profundo?», para que las veinte monjas católicas de diferentes congregaciones se sincerasen en un monólogo sobre su experiencia vital que reveló su cultura, su singularidad y sobre todo «la necesidad de que la mujer adquiera más protagonismo dentro de la Iglesia».

«La Iglesia no sobrevivirá si no se feminiza», sentencia Ahumada, que piensa que durante siglos «la mujer sólo ha tenido dos opciones: el claustro monástico o el claustro doméstico».

Las veinte monjas «confiesan intimidades que nunca habían explicado antes», cuenta Ahumada, autora de otros siete libros y coordinadora del Centro Heura para personas sin hogar de Barcelona.

Las monjas que hablan en el libro son carmelitas descalzas, benedictinas – entre ellas la mediática Teresa Forcades- dominicas, vedrunas, damas negras, ermitañas, reparadoras, misioneras, franciscanas y teresianas.

«Todas son monjas veteranas y no las escogí por su congregación, sino porque unas me recomendaban a las otras», relata Ahumada, que ha destacado que entre ellas hay doctoras en medicina, físicas, químicas, maestras, filólogas, sociólogas…

«Las monjas – precisa la autora- han sido veneradas y despreciadas, respetadas y ofendidas, beatificadas y objeto de mofa; sobre ellas se han explicado mil y una historias…todas inventadas por hombres que, además de enclaustrarlas entre muros de monasterios, a veces contra su voluntad, se han arrogado el derecho de despreciarlas».

Ahumada asegura que la vida de estas monjas le impactaron por igual, aunque el lector es posible que se sorprenda más con la vida de Mariàngels Segalés.

Esta monja vedruna, que es enfermera, decidió abandonar su comunidad para vivir y dormir en las calles de Barcelona, comer en los comedores sociales, ducharse en los centros de acogida, vestirse con lo que le dan y dormir entre cartones.

«La historia de las monjas es una parte de la historia descarnada de la historia de las mujeres», cuenta Ahumada, la filóloga que opina que las monjas ocupan la izquierda, ideológica y políticamente hablando, en la Iglesia católica, aunque «más que revolucionarias son evolucionadas, viven la vida de otra manera, más igualitaria».

Laia de Ahumada critica que «las relaciones en la Iglesia católica son un patriarcado, una jerarquía basada en el poder que debe cambiar la relación, ser más femenina, aunque no hace falta que las monjas digan misa o sean curas, ha de haber un cambio de relaciones sin que se dicten las normas desde los tronos».

Ahumada recuerda que las abadesas de Catalunya no fueron invitadas a los actos de consagración como basílica de la Sagrada Família, pese a que en otras épocas «algunas abadesas habían tenido la misma potestad que los obispos».

Faltan vocaciones más que nunca, aunque casi todas las monjas confiesan que se horrorizaron cuando tuvieron el primer pensamiento hacia un noviciado que las convertiría en «personas peculiares».

La autora ha comprobado que las novicias, no como antaño,tienen ahora unos 40 años y entran en las órdenes una vez han tenido una trayectoria vital laica, y casi todas con formación universitaria.

Pese a la sumisión de la mujer en la Iglesia, Ahumada reconoce que los conventos ya no dependen del «visitador masculino, que ahora sólo aparece cuando les ha de llamar la atención por alguna cosa».

El libro destapa 20 vidas de mujeres «en las que cualquier persona puede verse a si misma, son una ventana para ver su realidad, que no es sólo la del hábito porque a la mayoría de ellas no les gusta salir a la calle con hábito».

«Si cuando al acabar de leer el libro, uno piensa: yo les tenía manía a las monjas y ya no les tengo, me daré por satisfecha», concluye esperanzada la autora.