rock años 70

El peinado del punk

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Un periodista escribió que el punk murió el día en el que The Clash firmó por Columbia, pero lo cierto es que su contrato otorgó credibilidad al punk en el pérfido negocio internacional de la música.
Un periodista escribió que el punk murió el día en el que The Clash firmó por Columbia, pero lo cierto es que su contrato otorgó credibilidad al punk en el pérfido negocio internacional de la música.

The Clash, la banda de punk rock británica que legó a la historia de la música el ácido ‘London Calling’, resucita en las librerías y tiendas de música con la publicación del directo que ofrecieron en el Shea Stadium de Nueva York en 1982 junto a The Who y una autobiografía cargada de recuerdos personales.

Este testimonio vital en fotografías, texto y pistas de música de lo que fueron los siete primeros años de su carrera como grupo se recopilan, de forma complementaria, en un álbum de 400 páginas publicado por Global Rythm Press y en un disco donde suenan desde los clásicos ‘Spanish bombs’ y ‘Tommy gun’ hasta los temas más corrosivos, como ‘Should I stay or should I go’ o ‘London Calling’.

Joe Strummer, Paul Simonon, Mick Jones y Nicky Topper Headon -la formación original de la banda- crean en el libro, a través de sus vivencias, una memoria coral de las giras, los conciertos, las grabaciones, los documentales, las películas y los movimientos sociales punk, mod y skin, de los que fueron protagonistas a finales de los 70.

«No recuerdo haber tenido unas vacaciones mientras existió el grupo», dice Jones en el libro, en el que se construye un relato de los años más intensos de la banda a través de conversaciones entre Strummer, Simonon, Jones y Topper.

Insurgentes e iconoclastas, los miembros de The Clash han rescatado de sus archivos todo tipo de fotos, carteles, ropa, entradas de los conciertos, imágenes de sus giras, críticas de la prensa, libretos de todas partes del mundo y cortes de los documentales y las películas en las que participaron, desde ‘Rude boy’, al film de Scorsese ‘El rey de la comedia’.

En el directo más grande que dieron como banda -llenaron el Shea Stadium de Nueva York con 50.000 personas- The Clash compartió escenario con The Who y David Johansen y backstage con Andy Warhol y David Bowie. Fue el último gran concierto en el que tocaron juntos.

Demasiadas fricciones en la banda

Bob Gruen, uno de los fotógrafos de rock más respetados, prologa el libreto del disco y explica la separación: «me sorprendió cuando rompieron unas semanas después del concierto, pero entendí el porqué: no querían ser tan grandes que no pudieran llegar al público». Topper, en el libro, alega otras razones. «En la gira por Extremo Oriente perdí la cabeza -cuenta-. Estaba con Joe (Strummer) en un ascensor y me dijo: ¿Cómo puedo cantar todas esas canciones contra la droga, contigo completamente colocado detrás de mí? Se estaban acumulando muchas fricciones», desvela el batería.

Sin embargo, el propio Strummer, que murió en 2002 por un ataque cardiaco, también recurría a las drogas para componer, narra en el álbum. «El búnker de la marihuana -que construyó en el estudio con cajas de cartón durante la grabación de ‘Sandinista!’- era fantástico», afirmó el cantante antes de morir.

«Inventé el búnker de la marihuana, en el que podías fumar, pasar el rato y charlar en el estudio, pero estaba apartado geográficamente de la sala de control, que era el lugar donde tenía que reinar la cordura», escribe Strummer en la autobiografía.

Pero la historia no ahonda sólo en los recuerdos más morbosos de los músicos y su relación con las drogas, también destapa sus rutinas y los quehaceres más alejados de su imagen autodestructiva, como las postales que el propio Topper enviaba a su familia -e incluso a su perro- cuando estaban de gira, o las bromas que gastaban los artistas.

«En la gira ‘Anarchy in the UK’ (encabezada por Sex Pistols) aprendimos muchas cosas de los Heartbreakers, como la manera de dar un botellazo a la gente cuando mira hacia otra parte», dice Mick Jones.

The Clash salió del movimiento underground casi al mismo tiempo que Sex Pistols. Mientras los chicos de Johnny Rotten firmaron por EMI, Strummer, Jones, Topper y Simonon ficharon por CBS.

«Un periodista escribió que el punk murió el día en el que The Clash firmó por Columbia», recuerda Joe Strummer, pero lo cierto es que su contrato «otorgó credibilidad al punk en el pérfido negocio internacional de la música».

Águilas sin garras, vuelo plácido

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The Eagles llegaron en un momento propicio, cuando el movimiento hippie vivía horas bajas, y supieron además recoger y explotar el legado country-rock de grupos como The Byrds o The Flying Burrito Brothers
The Eagles (en la imagen, Glenn Frey) llegaron en un momento propicio, cuando el movimiento hippie vivía horas bajas, y supieron además recoger y explotar el legado country-rock de grupos como The Byrds o The Flying Burrito Brothers

Glenn Frey era de Detroit y su compañero de aventuras Don Henley nació en Texas, pero sus orígenes no importan porque los líderes de The Eagles exportaron a todo el mundo los aromas y ecos cálidos de California y reventaron las listas de ventas en los años 70 con su mezcla de rock y country.

«Siempre quise ir a California. Y fui y quedé sorprendido. La vegetación, yo nunca había visto palmeras… Era como un sueño hecho realidad», contó en el documental «History of The Eagles» Glenn Frey, guitarrista y cantante de The Eagles.

Nacido en Detroit en 1948 e hijo de un trabajador de la industria del automóvil, Frey comenzó de niño tocando el piano y como adolescente formó parte de bandas como The Mushrooms o The Subterraneans.

Pero frente al estilo Motown que arrasaba en la ciudad o el sonido sucio y visceral de grupos como MC5, Frey se interesó por los cruces entre rock y country y las perfectas armonías vocales de bandas californianas como The Byrds, Buffalo Springfield o The Beach Boys.

A finales de los años 60 se mudó a Los Ángeles, donde conoció a su posterior camarada, batería y vocalista en The Eagles, Don Henley, entró en contacto con artistas como Jackson Browne, y empezó a frecuentar el circuito musical que orbitaba en torno a la sala de conciertos Troubadour.

Junto a Henley, Frey formó parte de la banda de acompañamiento de la cantante de country Linda Ronstadt, con la cual mostraron sus mejores bazas: rock transparente y soleado, coros inmaculados y esencias de la música tradicional norteamericana.

Con el bajista Randy Meisner y el guitarrista Bernie Leadon dieron forma a la primera alineación de The Eagles, que publicó su disco debut homónimo en 1972.

The Eagles llegaron en un momento propicio, cuando el movimiento hippie vivía horas bajas, y supieron además recoger y explotar el legado country-rock de grupos como The Byrds o The Flying Burrito Brothers.

El grupo ganó una gran popularidad durante la primera mitad de los años 70 con los discos «Desperado» (1973), «On The Border» (1974) y «One of These Nights» (1975) y exitosas canciones como «Take It Easy», «Lyin’ Eyes», «Tequila Sunrise» o «Take It To The Limit».

También desplazó progresivamente su foco del country-rock hacia el soft-rock y sonidos de mayor acogida entre el público, un hecho que facilitó la salida de la formación de Randy Meisner y Bernie Leadon mientras que entraron en The Eagles los guitarristas Don Felder y Joe Walsh además del bajista Timothy B. Schmit.

El año 1976 marcó el gran pelotazo de la banda, que arrancó el año con «Their Greatest Hits 1971-1975», álbum recopilatorio que solo en Estados Unidos ha vendido 29 millones de copias, antes de que el disco «Hotel California» eclipsara todo lo que hubiera hecho antes The Eagles.

La canción que abría el álbum se convirtió en el gran éxito de la banda, todavía muy radiado cuarenta años después de su edición, y alimentó toda clase de leyendas e historias sobre el famoso hotel, desde que estaba situado en Baja California (México) hasta que se refería a un centro psiquiátrico de Los Ángeles.

La misteriosa letra de «Hotel California» se interpretó como una metáfora de los excesos de la vida de los artistas, también como una mirada crepuscular al sueño americano, pero hubo quien incluso señaló que incluía mensajes satánicos.

«Hotel California» marcaría el punto álgido de una banda de ventas astronómicas, y blanco perfecto a la vez de los jóvenes roqueros que les acusaban de vendidos o aburridos, pero que también comenzaba a desgastarse y que en 1979 lanzaría su último álbum «The Long Run» antes de separarse.

Glenn Frey lanzó entonces su carrera en solitario con el disco «No Fun Aloud», en 1982, y se mantuvo en el éxito gracias a temas tan populares como «The Heat Is On» (1985).

También tuvo tiempo para adentrarse en el mundo de la actuación, con papeles en la serie «Miami Vice» o la película «Jerry Maguire» (1996).

A Frey se le atribuyó la cita que afirmaba que The Eagles se reunirían «cuando el infierno se congelara», por lo que cuando el grupo volvió a la actividad en 1994 lo hizo con el álbum titulado «Hell Freezes Over».

En las dos décadas siguientes el grupo saldría a la carretera en varias ocasiones y publicaría su último trabajo en 2007, «Long Road Out of Eden».

«Nos propusimos convertirnos en la banda de nuestro tiempo. Pero a veces, si haces una tarea lo suficientemente bien, te conviertes en una banda para todas las épocas», dijo Frey en el documental «History of The Eagles».