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Sanar gracias al gen perezoso

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La proteína NEMURI promueve el descanso en situaciones en las que el sueño es vital
La proteína NEMURI promueve el descanso en situaciones en las que el sueño es vital

El ser humano pasa de media un tercio de su vida durmiendo. Para saber más sobre los factores genéticos involucrados en el sueño, un equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania (EE UU) ha analizado el genoma de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), que tiene similaridades con el de los mamíferos.

En el estudio, publicado en la revista Science, los científicos identificaron un gen, llamado nemuri, que aumenta la necesidad de dormir de estos insectos cuando están enfermos. En concreto, este gen, que codifica una proteína antibacteriana, se activa para combatir a los gérmenes durante una infección. Su sobreexpresión en el cerebro adormece y prolonga el sueño.

“La proteína NEMURI promueve el descanso en situaciones en las que el sueño es vital como cuando estamos enfermos”, señala el experto en neurociencia Hirofumi Toda, autor principal del trabajo.

“Aunque ya se sabía que dormir está estrechamente relacionado con el proceso de curación, nuestro estudio vincula directamente el sueño con el sistema inmunitario y proporciona una posible explicación de cómo aumenta la necesidad de descansar durante una enfermedad”, precisa Amita Sehgal, directora del Programa de Cronobiología de Penn de la Universidad de Pensilvania.

En el año 2000 se secuenció el genoma completo de la mosca de la fruta. Desde entonces, se conoce que más del 70 % de los genes relacionados con enfermedades descritas en humanos tienen correspondencia en el código genético de la Drosophila y un 50 % de las secuencias proteínicas de la mosca tiene análogos en los humanos.

Asimismo, comparten todas las características fundamentales del sueño de los mamíferos. “Este insecto es un gran modelo genético que se utilizan para comprender el sueño humano. En nuestro caso, lo más relevante es que tienen un reloj biológico cirdardiano de 24 horas parecido al de los humanos”, declara a Sinc Sehgal.

En los ensayos, los expertos privaron a las moscas de la muestra de su descanso diario. Al hacerlo, observaron que el gen nemuri se estimulaba y se sobreexpresaba en un conjunto de neuronas situado cerca de una región del cerebro implicada en el sueño. En consecuencia, los animales se volvían más somnolientos. Por el contrario, sin el gen se despertaban con mayor facilidad.

Según los autores del estudio, aunque se han detectado péptidos (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) similares en ciertos vertebrados, como peces y ranas, aún no se han identificado en mamíferos.

“En la próxima fase de nuestro trabajo, planeamos investigar el mecanismo por el cual nemuri promueve el sueño”, concluyen los investigadores.

El latido del sueño

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Las personas que duermen menos de seis horas tienen una probabilidad de un 27% mayor de tener aterosclerosis en todo el organismo
Las personas que duermen menos de seis horas tienen una probabilidad de un 27% mayor de tener aterosclerosis en todo el organismo

Las personas que duermen menos de seis horas pueden tener un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en comparación con aquellas que lo hacen entre siete y ocho horas, según sugieren los resultados del estudio PESA CNIC-Santander, publicado en el Journal of American College of Cardiology (JACC).

Según la investigación, el sueño de ‘mala calidad’ aumenta el riesgo de aterosclerosis (acumulación de placas en las arterias de todo el cuerpo). “Hasta ahora hemos tratado de entender las enfermedades cardiovasculares pero, gracias a estudios como este, estamos comenzando a entender la salud”, señala Valentin Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

“Hay dos cosas que hacemos todos los días: comer y dormir. Desde hace años conocemos la relación entre una buena nutrición y la salud cardiovascular; sin embargo, no tenemos tanta información acerca de la relación entre el sueño y la salud cardiovascular”, afirma el autor principal del estudio, José M. Ordovás, investigador del CNIC y director de Nutrición y Genómica en el Centro de Investigación de Nutrición sobre el Envejecimiento Jean Mayer Human-USDA en la Universidad de Tufts (EE UU).

“Las enfermedades cardiovasculares son un gran problema mundial. Actualmente estamos previniendo y tratando a las personas afectadas con diferentes métodos –fármacos, actividad física y dieta–. No obstante, estos resultados enfatizan que debemos incluir al sueño como una ‘herramienta’ más para combatirlas”, subraya Ordovás.

“Este es el primer estudio que muestra que el sueño medido objetivamente está asociado de manera independiente con la aterosclerosis en todo el organismo, no solo en el corazón”, añade.

Trabajos previos ya han demostrado que la falta de sueño aumenta el riesgo de patología cardiovascular al incrementar los factores de riesgo de la enfermedad cardíaca, como los niveles de glucosa, la presión arterial, la inflamación y la obesidad.

“En nuestra investigación, que incluye a casi 4.000 participantes, hemos evaluado el impacto de la duración del sueño o la fragmentación del mismo en la aterosclerosis. Así, hemos visto que los participantes que dormían menos de 6 horas al día o tenían un sueño muy fragmentado y de mala calidad tenían más placas de colesterol, en comparación con aquellos que dormían más horas o tenían un sueño menos fragmentado”, subraya Fernando Domínguez, primer autor del artículo. “La duración y la calidad del sueño son de vital importancia para la salud cardiovascular”.

Un trabajo que mejora los anteriores

El estudio utilizó técnicas de imagen para detectar la prevalencia y la tasa de progresión de las lesiones vasculares subclínicas en una población con una edad media de 46 años. Todos los participantes estaban libres de enfermedad cardíaca conocida y dos tercios eran varones. Todos los voluntarios usaron durante siete días un actígrafo, un pequeño dispositivo que mide de forma continua la actividad o el movimiento, para medir las características del sueño.

Se dividieron en cuatro grupos: los que dormían menos de seis horas, de seis a siete horas, de siete a ocho horas y los que dormían más de ocho horas. Los participantes se sometieron a ecografías cardíacas en 3D y tomografías computarizadas (TC) para detectar la presencia de enfermedades cardíacas.

La investigación descubrió, después de considerar los factores de riesgo tradicionales para la enfermedad cardíaca, que los participantes que dormían menos de seis horas tenían una probabilidad de un 27% mayor de tener aterosclerosis en todo el organismo, en comparación con los que lo hacían de siete a ocho horas.

Además, aquellos que tenían una mala calidad de sueño tenían una probabilidad de un 34% mayor de tener aterosclerosis, en comparación con aquellos que tenían una buena calidad de sueño.

La calidad del sueño se definió por la frecuencia con la que una persona se despertaba durante la noche y la frecuencia de sus movimientos durante el sueño, que reflejan sus diferentes fases. Si bien el número de participantes que durmieron más de ocho horas fue pequeño, el estudio también sugirió que el sueño excesivo puede estar asociado con un mayor riesgo de aterosclerosis, especialmente en mujeres.

Para Ordovás, este trabajo es diferente a los estudios previos que se han llevado a cabo sobre sueño y salud del corazón. En primer lugar, es más grande y se enfoca en una población saludable. Además, muchos de los trabajos anteriores han incluido personas con apnea del sueño u otros problemas de salud o se han basado en cuestionarios para determinar cuánto dormían los participantes. Sin embargo, en este caso se han utilizado actígrafos para obtener medidas objetivas del sueño. “Lo que las personas informan sobre su sueño difiere muchas veces de la realidad”, concluye Ordovás.

El cerebro pide acción para no olvidar

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Pasar hambre durante unas horas puede mejora el resultado de la memoria,
Pasar hambre durante unas horas puede mejorar el resultado de la memoria,

Ingerir menos calorías, dormir la siesta, caminar a diario, mantenerse bien hidratado, seguir la dieta mediterránea y estudiar las cosas antes de comer, son algunas estrategias naturales para conservar la retentiva, a pesar del paso de los años.

El ejercicio físico de forma regular, explorar nuevas actividades en vez de anclarse en la rutina, completar crucigramas y otros pasatiempos que requieran actividad mental, atender diversas informaciones, como pueden ser las noticias o el parte meteorológico de la televisión, o la publicidad de una revista, para intentar recordar sus datos unos minutos después y preservar la memoria.

Son algunas de las recomendaciones y gimnasias convencionales destinadas a oxigenar el cerebro y mantener activas las neuronas, para así preservar y mejorar la retentiva. Además de estas “recetas clásicas”, las últimas investigaciones desvelan otras formas inéditas para ayudar a que nuestra memoria se mantenga más próxima a la de un elefante y alejada de la de un pez.

Mantener una hidratación adecuada es un factor decisivo para memorizar y recordar, ya que perder más de un dos por ciento de agua corporal basta para disminuir la capacidad de memoria a corto plazo, según una revisión de estudios científicos, dirigida por la doctora Ana Adan, de la Universidad de Barcelona (noreste de España), y publicada en ‘Journal of the American College of Nutrition’.

Según explica la doctora Adan en su estudio, algunas de las tareas en las que se aplica la memoria inmediata son hacer listas de dígitos o palabras, mientras que la memoria a corto plazo o de trabajo se emplea para trabajos de aritmética, razonamiento y comprensión.

Por muy leve que sea la deshidratación, implica un desequilibrio del medio interno que puede repercutir negativamente en la capacidad cognitiva e interferir en la correcta realización de actividades laborales o académicas que requieran la utilización de habilidades mentales concretas, según esta psicóloga experta en Psicobiología.

Según la doctora Adan “los cambios en la cantidad de sales y electrolitos corporales producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y el correcto funcionamiento de diversos sistemas de neurotransmisión, que intervienen en el procesamiento cognitivo favoreciendo la pérdida de concentración y menor rendimiento”.

Para mantener un estado de hidratación óptimo, Adan recomienda consumir aproximadamente entre 2 y 2,5 litros de líquido al día, de los que entre un 20 y 25 por ciento tiene que proceder de alimentos, y entre un 75 y 80 por ciento de las bebidas.

Otro estudio de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) sugiere que caminar al menos 9,5 kilómetros a la semana podría ayudar a preservar el tamaño del cerebro, que disminuye en la edad avanzada y, por consiguiente, a atajar los problemas de memoria, que dicha reducción cerebral puede acarrear en la gente mayor.

En la investigación, dirigida por el investigador Kirk I. Erickson y publicada en la revista ‘Neurology’, participaron 299 personas sanas que registraron la distancia que caminaban en una semana, durante nueve años. Al finalizar dicho lapso fueron sometidas a escáneres craneales para medir el tamaño de sus cerebros.

El estudio descubrió que las personas que caminaban entre 9,5 y 14,5 kilómetros semanales tenían un mayor volumen de materia gris comparado con quienes no caminaban tanto.

Después de cuatro años más, los participantes fueron evaluados nuevamente y se comprobó que el 40 por ciento de ellos había desarrollado algún grado de deterioro cognitivo o demencia, pero aquellos que caminaban más kilómetros veían reducido su riesgo de desarrollar problemas de memoria a la mitad.

Al llegar a una cierta edad las conexiones neuronales se van debilitando provocando que “ciertas partes del cerebro se vayan desconectando y produzcan la aparición de ciertos tipos de demencia que, a veces, conllevan una pérdida de memoria”, según la neuropsicóloga Gema Mejuto.

Entre los olvidos más frecuentes se encuentran los del tipo ‘lo tengo en la punta de lengua’, que ocurren cuando “no nos salen” las palabras más comunes, nos olvidamos los nombres de personas, tenemos dificultad para aprender una nueva habilidad o no recodamos lo que acabamos de decir.

Además de mantener relaciones sociales, para mejorar la memoria la doctora Mejuto destaca los beneficios que aporta al cerebro la dieta mediterránea basada en el pescado azul, en las frutas y en las verduras.

Asimismo, una dieta baja en calorías puede mejorar la memoria en las personas mayores de edad, según se desprende de un trabajo de investigadores germanos, dirigidos por la doctora
Agnes Floel.

Los científicos de la Universidad de Münster (Renania, Alemania) seleccionaron a 50 personas con un promedio de edad de 60 años, los dividieron en tres grupos y a los integrantes de uno de dichos grupos les redujeron el consumo de calorías en cerca de 30 por ciento.

Al cabo de tres meses de comenzada la dieta, sometieron a todos los participantes a una prueba de memorización, constatando que los pertenecientes al grupo de consumo restringido de calorías mostraron un aumento en sus niveles de memoria verbal, comparados con los otros dos grupos, que no tuvieron limitaciones alimenticias.

Por otra parte, expertos del Centro para la Investigación del Cerebro y el Comportamiento de la Universidad de Haifa, en Israel, han encontrado que echar una siesta a media tarde ayuda a mejorar la fijación de los recuerdos y la destreza mental.

Los investigadores han estudiado la habilidad de una serie de personas para repetir una secuencia de movimientos con los dedos. Los participantes fueron divididos en dos grupos, uno de los cuales pudo dormir durante una hora y media tras aprender la secuencia, en tanto que los demás permanecían despiertos.

Los expertos de Haifa descubrieron que aquellos que habían echado una cabezadita vespertina mejoraron significativamente su habilidad para repetir el ejercicio, lo que para Avi Karni, responsable del estudio, demuestra que disfrutar de “una siesta diurna acelera y mejora la destreza del cerebro”.

Pasar hambre durante unas horas puede mejorar el resultado de la memoria, según otra investigación realizada por un grupo de científicos japoneses y expertos del Instituto Metropolitano de Ciencias Médicas de Tokio.

Las pruebas, realizadas con dos grupos de moscas de la fruta, uno sin alimentar y otro debidamente alimentado, han demostrado que el hambre despierta una hormona que reduce el azúcar en el organismo y activa una proteína en el cerebro capaz de mejorar la memoria, según la cadena NHK.

El estudio también ha revelado que en los casos en los que las moscas pasaron hasta 20 horas sin comer el resultado es inverso y se produce una reducción de la memoria.

Según el equipo japonés, los resultados pueden ser extrapolados a los seres humanos ya que cuentan con esa misma proteína en el cerebro y apuntan a que las personas podrían recordar las cosas mejor si las estudiaran antes de las comidas.

El sueño eterno de Kalachi

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El sueño ha embargado de uno u otro modo a los habitantes de Kalachi
El sueño ha embargado de uno u otro modo a los habitantes de Kalachi

Uno de cada diez habitantes de Kalachi ha sufrido narcolepsia, durmió varios días seguidos y tuvo alucinaciones. Expertos no consiguen hallar una explicación, aunque sospechan del uranio soviético.

No hay nadie ajeno al fenómeno. Todos en Kalachi, Kazajistán, reportan tener parientes o amigos a los que «el mal del sueño» ha atacado de una u otra forma. Y en ocasiones lo hace en forma grupal, como en septiembre de 2014, cuando ocho niños se quedaron dormidos en el primer día de clases.

Un documental de la cadena rusa RT relata otros casos inexplicables: 20 personas que «se desmayaron y durmieron durante varios días» y unos «60 aldeanos que se durmieron a la vez en 2013».

Las investigaciones sobre estos misteriosos casos involucran ya a diversos científicos y médicos, especialistas en toxicología, expertos en el estudio de virus extraños y eruditos en radiaciones. Nada. Ningún resultado.

La preocupación crece entre los habitantes, que temen que tarde o temprano les llegue su turno y que no se puedan despertar. Además, las consecuencias del sueño prolongado o repentino ya se han hecho sentir: reportan «alucinaciones, pérdida de memoria, mareos y náuseas», señala el medio ruso.

«Primero se sienten débiles, se quejan de reacciones lentas y, por fin, se adormecen. Cuando se despiertan, es como si hubieran vivido en otro planeta», dice el doctor Kabdrashit Almagambetov, que trató el caso de Alexander Pavlyuchenvo en el hospital de Esil, la capital del distrito. El hombre sufrió narcolepsia y luego aseguraba haberse ido de pesca, cuando en realidad estaba en un cementerio.

Posibles razones

Se han realizado más de 20 mil análisis, se han estudiado las fuentes de agua, la composición del suelo y la vegetación presente en toda la zona. Cero resultados.

Pero la cercana mina de uranio de Krasnogorsk, cerrada en 1991, es la principal sospecha que tienen los médicos. La hipótesis sostiene que los vientos que soplan desde ese sector coinciden con el sueño profundo y repentino que afecta a la población.

Los viejos mineros descreen de esa postura: «La gente trabajó en las minas durante muchos años y nadie se quedaba dormido», objetan. Aunque los análisis en diversos sectores del pueblo dan resultados «normales» de radiación, afirma que en zonas «abandonadas» de los alrededores de la excavación en desuso se registran valores alarmantes.

Melatonina en las tinieblas

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La melatonina, según las investigaciones realizadas, es una señal para inducir al sueño y su dosis externa no afecta al sistema nervioso
La melatonina, según las investigaciones realizadas, es una señal para inducir al sueño y su dosis externa no afecta al sistema nervioso

Madrugador, trasnochador o intermedio. Cada persona pertenece a alguno de estos cronotipos en función del sueño. Y este hábito lo regula la melatonina, una hormona que se libera en la oscuridad y que se encarga de sincronizar las funciones de nuestro organismo, de nuestro reloj biológico. Por ello es muy importante saber qué es la melatonina.

El cambio de la noche al día y viceversa incide en nuestro reloj biológico que, a su vez, envía una señal a la glándula pineal, situada en el cerebro, para que produzca melatonina cada 24 horas, explica el doctor Darío Acuña Castroviejo, pionero en España en el estudio de la melatonina y director del Instituto Internacional de la Melatonina (IiMEL) de la Universidad de Granada.

La producción de melatonina empieza a aumentar cuando se inicia la disminución de luz ambiental y alcanza un pico máximo entre las 2.00 y las 4.00 horas. Es lo que se denomina ritmo circadiano de la melatonina.

Melatonina, la hormona de la oscuridad

En función de la hora a la que se produce el nivel máximo de melatonina así se dividen los cronotipos humanos:

Cronotipo intermedio: El pico de melatonina se da sobre las 3.00 horas en un horario nocturno entre las 00.00 y 08.00 horas. El 50 % de la población pertenece a este grupo .

Cronotipo matutino: El pico de melatonina se adelanta a la medianoche. Corresponde a una persona que necesita ir pronto a dormir y las primeras horas de la mañana es su momento más activo. Duerme entre las 22.00 y las 06.00. El 25% de la población.

Cronotipo vespertino: El pico de melatonina es a las 6.00 horas. Es aquella persona que rinde mejor por la noche pero que durante la mañana duerme hasta tarde. Su horario de sueño es de las 3.00 a las 11.00 horas. El otro 25% de la población.

“Ahora muchas empresas de trabajo a turnos están conociendo el cronotipo de cada trabajador, a través de cuestionarios, para que rindan más, sean más efectivos y haya menos riesgo de accidente”, señala el doctor Acuña.

La melatonina que libera la glándula pineal, en especial en el pico cada 24 horas, se dirige a la circulación sanguínea y a todas las células y tejidos.

Cuando la producción de melatonina desciende puede ser el origen de trastornos del sueño, pero también del envejecimiento y de las enfermedades inflamatorias.

A partir de los 35 años, como ocurre con otras hormonas, el nivel de melatonina decrece de forma natural con la edad, aunque también algunos medicamentos como los antibloqueantes, hipnóticos o ansiolíticos son causantes de una producción menor.

La Agencia Europea del Medicamento autorizó en 2007 un medicamento de 2 miligramos por cápsula de melatonina con receta médica. “Es una concentración de melatonina muy baja para tratar el insomnio”, apunta el doctor. Las dosis más altas la pueden consegiur los facultativos con una receta de formulación magistral en farmacias.

También hay formulaciones de melatonina de menos de 2 miligramos por cápsula que se venden sin receta en las farmacias. “No hace mal pero el efecto es mínimo o nada. Hay quien dice que duerme mejor, podemos hablar de un cierto efecto o de efecto placebo”, advierte el especialista.

A los trastornos del ritmo del sueño (personas que tardan en dormirse, las que se despiertan y no vuelven a conciliar el sueño o las que se despiertan varias veces en la noche) responde eficazmente la melatonina.

“Hay un consenso internacional que estableció hace unos años la Sociedad Británica de Psicofarmacología que incide en que el tratamiento del insomnio debe empezar con melatonina, no con ningún otro medicamento, y en caso de que falle hay que recurrir a la benzodiazepina (hipnóticos y ansiolíticos) en función de cada caso. Pero nunca empezar con benzodiazepina que obliga a dormir al producir una depresión del sistema nervioso central y tienen efectos secundarios”.

La melatonina, según las investigaciones realizadas, es una señal para inducir al sueño y su dosis externa no afecta al sistema nervioso.

La cantidad de melatonina en sangre cada 30 minutos se reduce a la mitad, parte porque se metaboliza y parte porque se va al espacio intercelular. Por eso la melatonina no se acumula, razón por la que no provoca adicción y no genera tolerancia (habituarse a la dosis hasta perder efecto).

“Se puede notar que vuelven los problemas de sueño si se deja de tomar, pero no ocasiona síndrome de abstinencia como sí hacen los hipnóticos”, señala Acuña Castroviejo.

La contaminación lumínica de nuestras ciudades afecta a nuestra salud. “El ciclo de producción de melatonina se retrasa porque en todas nuestras ciudades tenemos una iluminación brutal. En la calle, en casa, tener la televisión encendida hasta tarde…todo eso bloquea la producción de melatonina”.

Generar menos y más tarde de lo que debemos provoca que se desajuste nuestro reloj biológico y por tanto la sincronización en el funcionamiento de nuestro organismo.

“Se calcula que tenemos un déficit de unas dos horas de sueño desde hace unos 50 años. Dormimos poco, nos acostamos tarde, tenemos un trastorno de melatonina y eso se manifiesta lentamente en la aparición de una gran cantidad de enfermedades que antes no eran tan frecuentes”, apunta el director del Instituto Internacional de Melatonina, centro con más de 30 años de experiencia en el campo del mecanismo de acción de esta hormona.

Sin embargo, la melatonina no se utiliza habitualmente en los diferentes tratamientos de la práctica clínica. “En primer lugar porque es poco conocida y en segundo porque faltan ensayos clínicos en pacientes para evaluar dosis eficaces, entre otras cosas. Pero en los próximos 20 años se dará un vuelco en el uso de la melatonina”, pronostica el investigador.

Dime cómo duermes y te diré quién eres

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DORMIRUn buen descanso es sinónimo de bienestar, de salud y de buen humor. Elegir bien la almohada y el colchón es fundamental para conseguirlo, algo en lo que influye también la postura para dormir.

El profesor Chris Idzikowski, director del Servicio de Evaluación del Sueño, analizó seis posturas de sueño comunes y descubrió que cada una de ellas está ligada a un tipo particular de personalidad. Esta es la clasificación de dormilones.

1. “Al que se le pegan las sábanas”. Si eres de los que te acurrucas nada más sonar el despertador a la espera de cinco minutos más en la cama, seguramente duermes en la postura más común, la fetal, que adoptan el 40% de las personas. En ese caso, según el profesor Idzikowski estamos ante una persona tímida en un principio, “aunque luego establecen vínculos de confianza fácilmente”. Para esta postura, los responsables de la cadena hotelera Center, y expertos en descanso, recomiendan utilizar una almohada de látex con una estructura de célula abierta que garantice la ventilación y de dureza media.

2. “El de la hora cogida”. Esta es la segunda postura más frecuente, un 15% de la población duerme sobre uno de los lados y deja los brazos a lo largo del cuerpo, en la posición del tronco.

Son personas a los que les da igual el día que sea, tienen cogido el sueño y aunque puedan dormir más se levantan como un reloj porque el cuerpo se ha acostumbrado a la rutina nocturna.

“Suelen tener una personalidad abierta, son fáciles de llevar y son confiados”, comenta el profesor. Sugerencia, una almohada de dureza media y que respete el medio ambiente.

3. “El siestas”. El clásico dormilón que disfruta de cabezadas de 20 minutos o siestas de horas. Suele dormir de lado con los brazos hacia el frente, dibujando un ángulo recto con respecto al cuerpo. Quienes duermen en esta postura del nostálgico (el 13%), son más suspicaces y críticos con las situaciones, y además suelen ser coherentes y consecuentes.

Sugerencia: Una buena almohada para ellos debería ser firme, alta y hueca hipo alergénica.

4. “Con unas horas me vale”. El 8% de la población que duerme en la postura del soldado, boca arriba y con los brazos a lo largo del cuerpo, suele ser tranquilo y reservado, y aunque huye del alboroto y el ruido, provoca bastante al dormir, ya que es la peor posición para los roncadores.

Sugerencia: Lo más recomendable es que opten por una almohada suave, de firmeza baja que además transmite una sensación de frescor.

5. “El fiestas”. El 7% de la población duerme en la postura de “caída libre”, boca abajo y con la cabeza hacia un lado. Normalmente, son personas nocturnas, a las que les cuesta madrugar, pero son activas, dinámicas, sociales y a veces, nerviosas.

Sugerencia: Para evitar los problemas cervicales que puede generar esta postura lo más recomendable es que elijan una almohada suave y muy ligera, rellena de plumas naturales.

6. “El madrugador”. Solo el 5% de las personas duerme en la posición “Estrella de mar”, es decir, sobre la espalda y con los brazos hacia arriba. Suelen ser altruistas, generosos, sinceros y muy amigables y no les cuesta madrugar. Sugerencia: para ellos está recomendada una almohada suave compuesta por fibra siliconada para que sea elástica.