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La ola perfecta de Brian Wilson

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Sincero y conmovedor, Yo soy Brian Wilson y tú no nos invita a sumergirnos en el sinuoso vertedero de los recuerdos de Brian Wilson; cerebro de los Beach Boys, una de las bandas de música más emblemáticas de la década de 1960, y compositor de su mítico álbum Pet sounds. Wilson nos comparte lo que es vivir dentro de su cabeza; escuchar las voces que lo aconsejan, las crisis nerviosas que lo acechan y el sufrimiento que le provocó su padre. Un libro irresistiblemente duro, auténtico y esperanzador con observaciones deslumbrantes sobre la creatividad, el significado de hacer música, producirla e interpretarla en público...
Sincero y conmovedor, Yo soy Brian Wilson y tú no nos invita a sumergirnos en el sinuoso vertedero de los recuerdos de Brian Wilson; cerebro de los Beach Boys, una de las bandas de música más emblemáticas de la década de 1960, y compositor de su mítico álbum Pet sounds. Wilson nos comparte lo que es vivir dentro de su cabeza; escuchar las voces que lo aconsejan, las crisis nerviosas que lo acechan y el sufrimiento que le provocó su padre. Un libro irresistiblemente duro, auténtico y esperanzador con observaciones deslumbrantes sobre la creatividad, el significado de hacer música, producirla e interpretarla en público…

La editorial Malpaso publica en castellano la autobiografía Yo soy Brian Wilson … y tú no, aparecida originalmente en inglés en 2016. Este libro de memorias del genio de los Beach Boys, escrito con la colaboración de Ben Greenman, sustituye el fallido Would not it be nice: My own story, de 1991, desautorizado por Wilson cuando se supo que la mayor parte del volumen había sido plagiado de biografías anteriores. Además, glorificaba sospechosamente la figura del doctor Landy, que durante una década le chupó la vida (y el dinero), aunque el terapeuta aseguraba no haber tenido nada que ver con el texto.

Yo soy Brian Wilson … y tú no es un libro sobre uno de los grandes compositores del siglo XX, pero también es un libro sobre la enfermedad mental con la que el músico ha tenido que lidiar toda la vida y de la que el doctor Eugene Landy se aprovechó para controlarle todos los movimientos y sacar provecho personal. Los años con Landy, explica Wilson, fueron un infierno. El tenía confinado en su casa sin poder ver a sus amigos, le cargaba las facturas de las vacaciones de su familia, ponía su nombre en los créditos de las canciones, la obligaba a trabajar sin parar y el regañaba constantemente, y lo hacía sentir como una piltrafa. No es la única persona que lo traumatizó. Su padre, que al principio se involucró en la carrera de los Beach Boys, también podía ser un ogro, pero Wilson -quizás arrepentido por haberlo hecho fuera del proyecto- la acaba redimiendo.

La historia de los Beach Boys se ha explicado muchas veces, pero Brian Wilson aún no había dicho la última palabra. Sus recuerdos están llenos de ternura hacia sus hermanos Carl y Dennis, ambos fallecidos prematuramente, y también hacia Al Jardine. Es más ambivalente en relación a su primo Mike Love, con quien se ha visto en una sala de juicios más de una vez, y quien pasea el nombre del grupo por el mundo con una gira interminable que exprime los hits de la banda cuando él es el único miembro original. Una especie de grupo de homenaje para bodas, bautizos y comuniones. De todos modos, Wilson no suena rencoroso. Por coincidencia o estrategia editorial, Love también publicó sus memorias en 2016, Good vibrations: My life as a beach boy. Algunos críticos han apuntado que la historia que cuenta Love podría estar más ajustada a la realidad y que quien hay detrás del libro de Wilson es en realidad su mujer, Melinda.

En cualquier caso, Love no es uno de los mejores músicos de la historia del rock, y Wilson sí. Obras como Pet Sounds (1966) y Smile (completado en 2004) son auténticos hitos, no sólo de la música pop sino de la música del siglo XX. Wilson ha sido sordo de un oído desde que un niño le dio un golpe con una barra metálica y ha sufrido una enfermedad mental casi toda su vida. Pero nada de eso le impidió crear canciones maravillosas como God only knows, Heroes and villains y Good vibrations. Sentía voces dentro de sí, pero a la vez trabajaba con las voces de sus compañeros, trenzando polifonías casi espirituales que todavía hoy suenan prodigiosas. Era la sublimación de la música pop.

«Casi nunca había ido a la playa, de pequeño», explica. «Tampoco era aficionado al surf. Una vez lo intenté y la tabla me golpeó en la cabeza «, se sincera, en una de las muchas anécdotas que cuenta de forma no cronológica. No era un chico de la playa, era un cantante y compositor genial y se emociona cuando explica las canciones que aún le conmueven: Be my baby de las Ronettes con Phil Spector; A beautiful morning, de los Rascals;  y Tenderly, de Rosemary Clooney.

Hay una cierta tristeza que acompaña toda la lectura. Desde aquel vuelo a Houston en 1964 en que se colapsó y decidió que no tocaría más en directo, Wilson ha sido una persona frágil y lo que explica sobre los últimos años sirve para entender mejor sus últimas actuaciones con los Beach Boys, en las que, en ocasiones, hacía sufrir a quienes le acompañaban. El mejor homenaje que se le puede hacer es volver a escuchar sus creaciones en el lugar donde sí ha sido uno de los mejores de la historia: el estudio de grabación.

Los años dorados

En I am Brian Wilson, sus memorias, el líder de The Beach Boys reflexiona sobre su genuina admiración por los fab four. En el texto,  el cantante confiesa detalles de su relación con los de Liverpool.

“1964. El rock and roll estaba ganando control y lo estaba haciendo rápido. Una de las partes más importantes en este proceso fueron The Beatles”, escribe Brian Wilson, la mente tras los éxitos de The Beach Boys.

“Se dijo que éramos el siguiente mejor grupo después de ellos. Incluso que éramos mejores, que nuestras canciones eran más interesantes o sofisticadas o que creaban más energía positiva”.

Rivalidad: The Beatles v/s The Beach Boys

“Rivalidad. Esa es una palabra equivocada. Intercambiamos mensajes trasatlánticos. Ellos hacían algo, yo lo escuchaba y quería hacer algo igualmente bueno”.

De hecho, Wilson admite que escribió algunas canciones pensando en los “Fab four”, como el caso de “Girl Don’t Tell Me” (1965). “Era un sonido diferente, porque la escribí pensando en John Lennon. Hasta pensé en dársela a ellos”.

“Decían que se parecía a ‘Ticket to Ride’, pero no era mi intención que se pareciera a ninguna canción suya en particular. Sólo tenía el aire”, explica. “Era difícil llegar más lejos a causa de los Beatles. Estuvieron en el show de Ed Sullivan en febrero de 1964, y en abril ya ocupaban los cinco primeros lugares del Billboard”.

Más de treinta años más tarde, en 1997, Wilson recibe en su estudio al histórico productor de The Beatles, George Martin. Para sellar ese encuentro, Martin pidió escuchar la mezcla original de “God Only Knows”, la canción más famosa de Wilson.

“Mezcló algunas otras partes y me quedé maravillado con cuánto mejor lo hacía sonar. Le dije que había logrado una mezcla mejor que la que yo había hecho en el original. Fue la lección de un hombre y la de un productor brillante. Me encantaba lo que había hecho con los Beatles”. La reunión quedó registrada en un documental.

“Cuando murió en marzo de 2016 me sentí muy destrozado. Era uno de los grandes”, acota. Antes, Martin lo había dicho. “Sin Pet sounds, nuestro Sgt. Pepper’s no hubiera ocurrido: fue el intento de igualar el disco de The Beach Boys”.

George y John, que en paz descansen

Las memorias de Wilson también alcanzan para recordar a John Lennon y George Harrison, los Beatles que ya no están.

“Lennon me llamó después de Pet Sounds («phone me up», creo que dicen los británicos) para decirme cuánto le había gustado el disco”, rememora.

Además, admite que su muerte caló hondo en el grupo. “Empezamos a tocar un cover de “Imagine” porque habían asesinado a John unos años antes. Él no estaba y no iba a volver, eso convertía una canción de esperanza en una canción triste”.

En cuanto a George, dice que nunca lo llegó a conocer en persona pero “fue importante para mí. Era muy espiritual. Tenía un modo de simplificar las cosas”, aunque “durante los primeros años era difícil considerarlo un compositor aparte, después de ‘Here Comes the Sun’ empecé a ponerle atención”.

“Quizás cualquier grupo necesitaba eso, una presencia profundamente conmovedora que no estuviera en medio de todo. Nosotros teníamos a Carl”, reflexiona.

Muchos años después Olivia, la viuda de Harrison, lo llamó para pedirle que se presentara en un festival tributo a George en Hollywood. “Tocamos ‘My Sweet Lord’, pero pudo ser cualquier otra. Escribía canciones hermosas”.

Paul Only Knows: mi amigo McCartney

“Conocí a Paul McCartney a finales de los sesenta, en un estudio. Pasó a Colombia Square cuando estábamos trabajando en algunos overdubs vocales y platicamos un poco sobre música”.

Tras cincuenta años de ese encuentro y cuando McCartney se ha encargado de declarar en innumerables ocasiones que “God Only Knows” es su canción favorita, la visión de Wilson al respecto toma particular valor.

“Ahora todo el mundo sabe que es la canción favorita de Paul, y no sólo su favorita de The Beach Boys, sino de sus favoritas y punto. Es el tipo de cosas que la gente escribe en los cuadernillos de los discos o dice en la televisión. Cuando los leen, miran esa primera oración y luego continúan. Pero para mí fue muy importante la primera vez que lo escuché”.

Su primer pensamiento, dice, fue de halago. “Ahí estaba otra persona, la persona que escribió ‘Yesterday’ y ‘And I Love Her’ y tantas otras, diciendo que era su favorita. Me voló la cabeza”.

Paul fue el único de los Beatles que logró una relación más personal con un retraído Brian, ese que dejó las giras en pleno apogeo de los sesenta y se encerró en su estudio para llevar a la realidad todas esas melodías que escuchaba en su cabeza.

“Paul vino a mi casa y me contó sobre la nueva música en la que estaba trabajando. ‘Quiero que escuches esta canción’, me dijo, ‘creo que tiene una buena melodía’. Puso el casete y era ‘She’s Leaving Home’. Mi esposa estaba ahí y se puso a llorar. Escucharlo tocar una canción nueva me permitió ver las mías claramente. Era difícil para mí ver el efecto que mi música tenía en los demás, pero era fácil verlo cuando se trataba de alguien más”.

Brian Wilson, el actor Gary Busey y Paul McCartney
Brian Wilson, el actor Gary Busey y Paul McCartney

Después de treinta años y con Wilson recuperado de sus problemas de alcohol, drogas y abusos por parte de su ex médico Eugene Landy, los compositores se volvieron a encontrar.

La voz de The Beach Boys oficiaba como telonero de un concierto de Paul Simon y lo estaba pasando mal. “Me gustaba tocar con él pero el público eran personas mayores y cuando cantaba aún la gente se estaba acomodando en sus lugares”, recuerda.

Pero en el Teatro Griego de Los Ángeles, con las butacas a menos de la mitad, ocurrió el milagro. Tras tocar éxitos como “California Girls”, “Wouldn’t It Be Nice” y “I Get Around”, Wilson cerraba todo con “God Only Knows”, la favorita de Paul.

“Justo en ese momento la puerta lateral se abrió y McCartney entró al escenario. Todos lo vieron. Se desataron los aplausos y gritos en el teatro y todo el mundo se puso de pie. Era un momento de ‘¡Ay, Dios!’. Lo saludé desde el piano, pero no fue suficiente. Estábamos en lo versos finales y cambié la letra de último momento por ‘God only knows what I’d be without Paul’”.

Ya en camarines y con “Pablo” como visita estelar -”Así le llamaba algunas veces”, aclara-, el fanatismo de McCartney salió al descubierto. Tenía una pregunta sobre la intro de “You Still Believe in Me”, otra de las pistas del Pet Sound.

“Había un teclado en el camerino, así que la toqué para él. Hicimos armonías. Fue increíble, Paul y yo armonizando la intro de ‘You Still Believe in Me’, ¿Puedes creerlo?”.

Rubber Soul, el mejor disco de la historia

“Rubber Soul fue el que de verdad impresionó”, dice el compositor oriundo de California sobre el álbum que salió a finales de 1965, “es probablemente el mejor disco de la historia. Me mandó directo al piano”.

“Es un álbum donde todo fluye y todo funciona. Recuerdo que me impresionaron ‘You Won’t See Me’, ‘I’m Looking Through You’ y ‘Girl’. No eran sólo las letras y las melodías, sino también la producción y sus armonías. Eran tan únicas”

“Podías escuchar sus ideas muy claramente a través de su música. No estaban posando como otras bandas ni intentando meter demasiado significado en su canciones. Eran grandes poetas de las cosas simples, pero eso también era fácil escucharlos. Nada de lo que hacían era torpe, el tono perfecto duraba la canción entera y todo aterrizaba bien”.

Para ejemplificar una teoría que probablemente no dejó muy contentos a los fanáticos de su propia banda, toma como muestra “You Won’t See Me”, una canción de aquel álbum.

“¿Sabes? Paul canta en tonos bajos y George y John en altos. Hay un órgano tipo drone por ahí, una nota que permanece baja durante la última parte de la canción, más o menos. Esos eran los detalles artísticos que iban intentando”.

Punk primigenio en tierra de incas

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El nombre original del grupo era Sádicos, pero por autocensura le quitaron la d, con lo que además sonaba como el inglés Psycho, es decir psicótico. Al menos esa es una de las versiones que circulan
El nombre original del grupo era Sádicos, pero por autocensura le quitaron la d, con lo que además sonaba como el inglés Psycho, es decir psicótico. Al menos esa es una de las versiones que circulan

El documental Saicomanía aborda los mitos y leyendas que rodean a ‘Los Saicos’, grupo cuya fulgurante trayectoria en la Lima de 1965 ha mantenido durante décadas una pregunta: ¿Realmente el primer grupo punk es peruano?

Antes de que los MC5 de Detroit grabaran su primer sencillo y de que James Newell se convirtiera en Iggy Pop, cantante y líder de ‘The Stooges’, cuatro jóvenes hacían temblar los teatros de Lima en las matinales de los domingos al ritmo de canciones como Demolición, Cementerio, Fugitivo de Alcatráz o Salvaje. Pero, ¿por qué este grupo, con un sonido directo, espontáneo y adelantado a su tiempo fue olvidado al poco de disolverse y ha pasado desapercibido para la historia de la música mundial?

Hector Chávez, director de Saicomanía, tuvo su primer contacto con el grupo cuando en una tienda de vinilos del centro de Lima el vendedor le ofreció un antiguo sencillo de una banda peruana al exagerado precio de 100 soles (39 dólares o 28 euros). Por supuesto, se trataba de ‘Los Saicos’. La novedad impulsó a Chávez a interesarse por aquel grupo para descubrir más tarde que aquellos cuatro peruanos eran todo un fenómeno entre los coleccionistas. De esto surge la idea del documental, un proyecto «autofinanciado» que le ha llevado a entrevistar a personajes que van desde Adam Renshaw, fundador y director de la revista «Punk» al propio Iggy Pop.

Trayectoria fulgurante

El origen del grupo se remonta a 1964, cuando Pacho Guevara, Edwin Flores, Rolando Carpio y César Castrillón decidieron en el barrio limeño de Lince, donde hoy existe una placa para celebrar aquella decisión, que la mejor forma de divertirse y conocer chicas era crear un grupo de rock.

«Nosotros nunca intentamos proyectarnos, hacer algo nuevo. Nosotros hacíamos lo que sentíamos, sin ninguna intención futura», señala Pancho Guevara, batería de ‘Los Saicos’.

La trayectoria del grupo fue tan fulgurante como breve. Fue terminar su primer concierto, bajar del escenario y recibir ofertas para tocar en televisión y grabar su primer sencillo. Sin embargo, algo más de un año y seis discos después, la banda se disolvía, justo en el momento en que aparecían ofertas para tocar en Argentina y México. Los integrantes del grupo decidieron que ya era hora de terminar la universidad y comenzar a trabajar. Tuvieron que pasar 30 años y una cinta de casete fue todo lo necesario para que finalmente el grupo fuera escuchado lejos de Perú.

Cuenta Guevara que a finales de los años 90 alguien llevó una cinta del grupo a Radio Nacional de España, donde programaron una de las canciones. El éxito fue tan grande que poco tiempo después se editaba en ese país una recopilación de todos sus discos. «No me lo explico, no tengo forma de explicármelo, pero me parece asombroso lo que ha ocurrido», asegura entre risas Guevara.

‘Demolición’ como himno

El músico Gonzalo Alcalde, uno de los mayores expertos en la obra de ‘Los Saicos’, explicó que la reivindicación del grupo en Perú data de la escena punk de los años 80, cuando Demolición pasó a convertirse en himno y el grupo reclamado como el primero punk (o «protopunk») de la historia.

«En Perú hubo mucho rollo en los años 80 de reivindicar esa canción porque se vio en ella un tema revolucionario», recuerda Alcalde, pero el músico lo considera un error, ya que el grupo carecía de toda intención política. En su opinión, para los integrantes del grupo «era algo adolescente, divertirse y mandar el mundo a la mierda. Pero eso, los hace aún más sorprendentes, un grupo que escuchaba la música más normal de entonces, Elvis, ‘The Beatles’, y que sin embargo logró hacer algo tan salvaje y particular».

Chávez coincide: «Lo del año es crucial, importantísimo, si hablamos de ‘Los Saicos’ es por eso, si la música la hubieran hecho a finales de los 60 no estaríamos conversando ahora».

Para Alcalde, calificar al grupo de precursores de la música punk es «una tontería», ya que a pesar de su particular sonido es imposible que llegaran a influir a otros grupos por la sencilla razón de que «nadie los conoció entonces fuera de Perú». Sin embargo, hoy en día su «long play» es una pieza de colección, fueron el primer grupo de Latinoamérica en grabar sólo temas propios y en castellano y las entradas para la presentación del documental en Lima se vendieron en 20 minutos. Quizá no iniciaron el punk, pero para Chávez y Alcalde, ‘Los Saicos’ son el grupo más importante de la historia del rock peruano.

Un surfero de parranda con el loco Manson

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Dennis Wilson coqueteó con la familia Manson y quedó estigmatizado por ello hasta su muerte
Dennis Wilson coqueteó con la Familia Manson y quedó estigmatizado por ello hasta su muerte

Más de 47 años después de ocurridos, los macabros crímenes de Charles Manson y su secta continúan siendo motivo de investigación y de confesiones en los Estados Unidos. Esta vez, la revelación viene de la mano de uno de los miembros de la banda norteamericana Beach Boys.

Mike Love, uno de los integrantes del grupo formado en 1961, ha escrito un libro en el cual cuenta detalles de los años en que formó parte del popular conjunto de California. En Good Vibrations, my life as a Beach Boy, Love explica la relación que tuvo otro miembro de la banda, Dennis Wilson, con Manson.

Ex compañero de habitación de Manson, la vida del baterista Wilson se convirtió en un infierno interior luego de los múltiples crímenes ocurridos en el verano de 1969 en Los Ángeles, donde siete personas fueron asesinadas. «Ni Dennis, ni yo, ni nadie asociado con los Beach Boys tenía idea de que Manson estuviera involucrado en estos asesinatos», revela el artista en su nuevo libro.

Pero cuando Wilson descubrió quién estaba detrás de los asesinatos de Sharon Tate, embaraza y esposa del reconocido director de cine Roman Polanski, y de otras seis víctimas, quedó devastado. «La culpa fue devastadora. Dennis quedó conmovido hasta el núcleo», describe su ex compañero Love.

Wilson mantuvo una relación intensa con la Familia Manson. Participaba en algunas de sus reuniones desde mediados de 1968. Incluso, existe una historia que indica que ambos llegaron a grabar canciones juntos, algo que fue negado constantemente por la banda.

La relación entre ambos se inició de manera fortuita. Fue durante un viaje en automóvil que el músico de los Beach Boys realizó en Sunset Strip, California. Allí, Wilson recogió a dos mochileras, que le hablaron durante todo el trayecto sobre su gurú, un tal Charles Manson.

La Familia Manson les ofreció a él y a la banda una orgía de mujeres y drogas. Ambas, debilidades del baterista, según recuerda en su nuevo libro Love. Las mujeres y Manson comenzaron a mudarse a su mansión, lentamente.

La ruptura de la relación entre ambos llegó cuando Wilson vio cómo Manson mataba a un hombre en Spahn Ranch. Pero nunca quiso decir nada al respecto a las autoridades. Temía de forma extrema al «gurú». «Acabo de ver a Charlie tomar su M16 y volar a ese gato negro (hombre) a la mitad y ponerlo en un pozo», le habría dicho Wilson a Love. «Dennis estaba demasiado atemorizado para ir a la policía. Creo que sólo deseaba que Manson y su familia desaparecieran», añadió.

«Nunca habló a las autoridades acerca de la muerte de ese ‘gato negro’ en Spahn Ranch, y ciertamente no podría haber testificado ante la corte, donde él tendría que haber mirado a los ojos a Manson», concluye. Ese homicidio nunca fue reportado. El fiscal de Los Ángeles desmintió que ese hecho hubiera ocurrido: «Nunca escuché nada sobre esa historia antes».

A partir de entonces, el baterista de The Beach Boys padeció «una gran carga» por los crímenes. De hecho fue él quien le presentó a Manson a Terry Melcher, el productor musical al que el jefe de la banda quiso matar. Al no encontrarlo —el empresario alquilaba su casa a los Polanski— masacró al resto de los miembros. «Dennis cargó con esa culpa los últimos 14 años de su vida», concluye Love.