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Lionel Hampton, el rey de las buenas vibraciones

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Lionel Hampton, (1909-2002), demostró  a lo largo de ocho décadas, ser un verdadero grande del jazz, un músico excepcional dotado de una arrolladora energía para convertir en swing todo lo que su mente creaba. Preñado de vitalidad, con un espíritu siempre inquieto y creativo, elegante y vigoroso al mismo tiempo, Lionel Hampton, fue mientras vivió un músico de extraordinaria calidad. Además su legado al jazz es imperecedero. Fue el primero en aportar a esta música de un nuevo instrumento nunca usado en el jazz antes de que el lo hiciera y este instrumento fue el vibráfono.
Lionel Hampton, (1909-2002), demostró a lo largo de ocho décadas, ser un verdadero grande del jazz, un músico excepcional dotado de una arrolladora energía para convertir en swing todo lo que su mente creaba. Preñado de vitalidad, con un espíritu siempre inquieto y creativo, elegante y vigoroso al mismo tiempo, Lionel Hampton, fue mientras vivió un músico de extraordinaria calidad. Además su legado al jazz es imperecedero. Fue el primero en aportar a esta música de un nuevo instrumento nunca usado en el jazz antes de que el lo hiciera y este instrumento fue el vibráfono

Un año antes de la muerte de Bessie Smith -sobresaliente cantante de blues-, ocurrida en 1937, debuta Lionel Hampton con la orquesta de jazz de Benny Goodman. Este estreno le situó entre los primeros músicos negros en tocar en una banda blanca. La eclosión de Lionel Hampton se dio en el momento en que se producía la transición entre el jazz de baile de gran orquesta, al jazz de espectáculo y de concierto, del que se desprendería de la revolución originada del genio creador de Charlie Parker.

Arranca su vida en Louisville, Kentucky, el 12 de abril de 1913, iniciándose musicalmente en la batería para cambiar y adaptarse desde los 17 años al instrumento que lo ubicaría entre los solistas sobresalientes de la época del swing: el vibráfono.

Su juventud no fue lo apacible que él hubiera querido y después de deambular junto a su familia por varias ciudades, llegó a Chicago en 1916 y su instrumento entonces era la batería. En la ciudad del viento, se integró en la banda de Jimmy Bertrand, denominada: «Chicago Defender Newsboy’s Band». Profundizó su interés por el jazz y por la música y comenzó a trabajar en varias locales de segunda categoría y en bandas de escaso renombre como la de Curtis Mosby o Paul Howard pero le sirvieron para ganar experiencia y madurez.

Con esta última formación se trasladó a California en 1928 y allí se unió a la formación de Les Hite, durante el tiempo que esta banda actuaba de telonera de la orquesta del gran Louis Armstrong en Los Ángeles. Fue en uno de esos encuentros con Louis Armstrong, cuando este le animó a que tocara en uno de sus conciertos el vibráfono y desde entonces y dado el gran éxito que tuvo, Hampton, abandonó para siempre la batería y adopto el vibráfono, el instrumento con el que pasaría a la historia del jazz.

En el verano de 1936, el recientemente proclamado «Rey del swing», el clarinetista y director de orquesta, Benny Goodman, presenció una actuación en directo de la banda de Hampton en un local de Los Ángeles y le convenció para que se uniera al pequeño grupo que había formado. Hampton formó desde entonces en las históricas formaciones en trío y cuarteto de Benny Goodman, junto al pianista, Teddy Wilson y el batería, Gene Krupa, que Goodman inmortalizó en sus conciertos en directo , en las emisoras de radio y en las giras por todos los Estados Unidos. Con Goodman estuvo cuatro años hasta que decidió, ya con un reconocimiento internacional por su música, formar su propia banda de jazz, una formación que siempre estuvo entre las mejores de su tiempo y por la que pasaron enormes instrumentistas que hicieron historia a lo largo del tiempo: Clifford Brown, Charles Mingus, Dinah Washington, Illinois Jacquet o Dexter Gordon, entre otros.

Su banda se mantuvo unida y en activo a lo largo de varias generaciones, sus visitas y giras por los festivales y clubes de jazz de todo el mundo eran siempre garantía de éxito y de swing y tiene el honor de haber sido la orquesta de jazz que ha permanecido mas tiempo en activo de toda la historia del jazz. Desde el punto de vista de la música, son imperecederos algunos temas que se han convertido en standars clásicos de esta música y cabe destacar: «Flyng Home» «Hots Mallets» o «Hamp’s Boogie Woogie». Lionel Hampton, falleció a finales del verano de 2002, y con él se fue uno de los grandes creadores del jazz de todos los tiempos.

Hampton sigue siendo la historia viva de estilos que hicieron su época. Y que a la hora de apreciarlo y escucharlo detenidamente, es innegable la transmisión de energía y vitalidad que aún lo embarga.

Su estilo radica, además de la gran vitalidad, en la atmósfera que puede establecer entre el manejo de su instrumento y la situación de tener detrás de sí una gran banda con secciones de saxofones, trombones y trompetas y que es la única manera de soltar toda su fogosidad: dar rienda desatada a una larga sesión de solos llena de ideas.

En una exhibición en la Casa Blanca fue invitado por el presidente Ronald Reagan a una presentación de media hora y su espectáculo se extendió más allá de los sesenta minutos.

Su estilo se impuso por la constante tensión que aumenta. Arranca tranquilo, su rostro se va cubriendo de sudor, se contorsiona en balanceos fuertes, para alcanzar en el clímax de su vitalidad una comunicación con el público lanzando gritos guturales, buscando de esa forma su participación. En una de sus composiciones que realizó conjuntamente con Benny Goodman, Flyin Home («Volando a casa») que grabara en vivo en el auditorio cívico de Pasadena, se percibe claramente el estilo volcánico de Hampton. El mismo Art Tatum -pianista clásico del jazz- grabó dicha versión dos veces respetando la intensidad rítmica, integrándole la maestría técnica y la virtuosidad que poseía en el piano.

En las obras de intenso ritmo como «Volando a casa» maneja constantemente los sonidos agudos del vibráfono, para manejar los tonos gruesos en aquellas interpretaciones más lentas y suaves, como en las grabaciones de «Yo solamente tengo ojos para ti», en su versión de Start-dust o en «Ese es mi deseo».

Algunos historiadores del jazz como Leroi Jones han criticado dentro del desarrollo del jazz la utilización de patrones de músicos como Hampton, Charlie Christian y Teddy Wilson -guitarrista y pianistas negros- que hicieron las bandas blancas en el afán de instituir el género, pero alejados de los cordones umbilicales afronorteamericanos. Hoy en día la discusión en este terreno ha avanzado; sin embargo, llama la atención que en las notas escritas sobre el concierto en la Casa Blanca, así como la promoción para algunas giras, Lionel Hampton fuese presentado como el «Rey del vibráfono» en algunos lados y en otros como «El príncipe», siendo esto la consecuencia de que el jazz se reconoció como norteamericano a partir de Benny Goodman .

Muy a pesar de esto, la aportación de Hampton, sobre todo en su instrumento, es bastante marcado. En la historia se puede hablar de Hampton como representante de la época de las grandes bandas y la apertura a explorar otras posibilidades del vibráfono en el jazz moderno realizadas por Milt Jackson, del también importante «Modern Jazz Quartet».

Después de ellos, la influencia se ha sentido en otras expresiones musicales como la salsa, permitiendo durante mucho tiempo -años cincuenta y sesenta- la combinación de frases jazzisticas con los ritmos afrocubanos desarrollados por Machito, Louie Ramírez, Cal Tjader, Eddie Costa, Mongo Santamaría o Ray Barretto.

Atómico Basie

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William Basie, mas conocido como Count (“El Conde”) Basie. Inventor de una fórmula y un sonido que sirven de ejemplo a casi todas las orquestas del mundo
William Basie, mas conocido como Count (“El Conde”) Basie. Inventor de una fórmula y un sonido que sirven de ejemplo a casi todas las orquestas del mundo

Wlliam Basie, el hombre que pasaría a la historia del jazz como Count Basie y se convertiría en paradigma del swing, nació en Red Bank, Nueva Jersey, el 21 de agosto de 1904.

Aprendió a tocar el piano de niño gracias a las clases que le daba su propia madre, Lillian, pianista y melómana al igual que su padre, Harvie Basie. Con 19 años Basie se traslada a Nueva York y conoce de primera mano la música de algunos de los grandes pianistas de los años veinte: Fats Waller, James P. Johnson y Willie «The Lion» Smith.

Su primer contrato relevante llega en 1925 cuando se integra en el grupo que acompañaba a la cantante Katie Krippen y poco después participa en el famoso «circuito TOBA», la serie de conciertos que organizaba el sindicato norteamericano de empresarios de música negra.

Después de trabajar como pinaista para una productora de películas mudas, entra a formar parte de los Walter Page’s Blue Devils en 1928 y un año después, ya establecido en Kansas City, se integra en la orquesta del pianista, Bennie Moten, en la que rápidamente se convertiría en estrella de la formación gracias a la cual comenzaría a grabar sus primeros solos. A la muerte de Moten el grupo se disuelve y Count Basie forma su propia big band, Barons of Rhythm, que comienza a actuar en el Club Reno, con una formación en la que destacaban nombres como Walter Page, Freddie Green, Jo Jones, Lester Young y Jimmy Rushing.

Las actuaciones del Reno eran, en ocasiones, transmitidas por la radio al resto del país y fue así como el prestigioso periodista y productor neoyorkino John Hammond, escuchó en la radio de su coche la música de Basie una noche de 1935. Hammond quedó absolutamente fascinado con el pianista que poco despés firmaba el contrato con la compañía discográfica DECCA Records y comenzaba a realizar una serie de grabaciones que le catapultarían hacia la fama como sucedió con «One O’Clock Jump» que se convirtió en su tema más popular y al que pronto se sumarían clásicos como «Stop Beatin’ Round the Mulberry Bush», «Red Bank Blues», «Rusty Dusty Blues», «Jimmy’s Blues», «Blue Skies», Free Eats», «I Ain’t Mad at You», «One O’Clock Boogie» o «Open the Door, Richard!».

Durante la segunda Guerra mundial, la orquesta de Count Basie continúa con sus actuaciones y cuenta con músicos tan espectaculares como Lester Young, Hershel Evans, Buck Clayton o Harry Edison. En esos años, el músico da el salto a la gran pantalla y junto a su banda participa en cinco películas: «Hit Parade of 1943», «Reveille with Beverly», «Stage Door Canteen», «Top Man» y «Crazy House».

Tras el fin del conflicto, el pianista firma un nuevo contrato discográfico, en esta ocasión con el sello Verve, con el que graba al frente de una nueva formación en la que destacan la inclusión de más trompetas, trombones, saxos que consiguen un nuevo sonido, mucho más potente, en el que tenían un destacado papel solistas de la categoría de Freddie Green o Joe Williams.

Gracias a esta nueva formación, el swing de Count Basie se apodera del panorama jazzistico de las big bands de los años cincuenta como ya lo había hecho en los cuarenta. Ya en los sesenta firma con la compañía de Sinatra, Reprise Records, y graba «Sinatra- Basie», un disco que rápidamente se convirtió en un rotundo éxito en las listas de ventas.

Para entonces la época dorada de las grandes bandas tocaba a su fin y durante un tiempo Bassie se distanció su estilo clásico para acercarse más a una serie de temas de éxito más popular hasta que en los últimos años de los sesenta y primeros setenta volvió a la senda anterior para grabar una serie de discos con nombres tan importantes como Ella Fitzgerald, Sammy Davis Jr., Mills Brothers o Jackie Wilson.

Ya en los años setenta centró su actividad en las giras con constantes actuaciones por todo el mundo y en las grabaciones, siempre galardonadas, que realizó para la que sería su última discográfica, Pablo Records.

Instalado por derecho propio junto a Duke Ellington en el Olimpo de los más grandes líderes de big band de la historia del Jazz, sin lugar a dudas, Count Basie fue uno de los más queridos y populares músicos de jazz hasta su muerte en Hollywood, por culpa de un cáncer, el 26 de abril de 1984.