the clash

Vómito en el país de ‘Su Graciosa Majestad’

Posted on

La segunda formación de los Sex Pistols. De izq. a der.: Johnny Rotten, Sid Vicious, Steve Jones, Paul Cook
La segunda formación de los Sex Pistols. De izq. a der.: Johnny Rotten, Sid Vicious, Steve Jones, Paul Cook

Significativo resulta que la manipulación que en los primeros 60 hizo de los Rolling su manager Andrew Loog Oldham, se repitiera después con el montaje comercial de Malcolm McLaren con Sex Pistols, emblema punk de finales de los 70. Así se comprueba en England’s Dreaming. Los Sex Pistols y el punk rock, minucioso examen del británico Jon Savage. Disección sociológica, ideológica, político-económica de Inglaterra en la era Thatcher. Con fotos de protagonistas de aquellos espídicos años, más carteles, fanzines, portadas…

Con muchas entrevistas que detallan lo sucedido en Londres, Inglaterra y USA. Sólo un británico es capaz de marcarse 813 páginas sobre un grupo de garrulos y sus amigos, lo que la mayoría de la humanidad considerará una vulgar anécdota. Pero England’s Dreaming interesará a quien quiera conocer las tripas de una Inglaterra que de tanto mirarse su propio ombligo ha conseguido exportarlo en forma de discos, merchandising, películas, o en este caso libros, sobre su siempre descolocada y airada juventud.

Clarividente es comparar el desparpajo de Johnny Rotten y colegas contra los padres del rock británico, una suerte de freudiana obsesión de amor y odio. Quien seguramente se quedó más con el culo al aire fue el Clash Joe Strummer, disfrazado de punk o cockney, que años después reconoció antes de morir que siempre había sido un hippy.

Los paralelismos son obvios entre «padres» e «hijos». A Keith Richards ya le escupían en 1964, en Blackpool, gamberros escoceses a quienes se enfrentó. El propio Jagger anunció en el mismísimo 1977, «la próxima gran revolución musical saldrá de la nada y arrasará con todo. Será tan nuevo, inesperado y chocante como lo éramos nosotros».

Rotten lo pillo al vuelo: «Grupos como los Stones son repugnantes». Y añadió Sid Vicious: «No me mearía encima de Keith Richards si estuviera ardiendo». ¿Y qué dijo Keith? «El punk poseía cierto espíritu, pero musicalmente no ofrecía nada nuevo. Era más importante vomitar encima de alguien. Eso también lo heredaron de nosotros. Así que déjame en paz, mejora lo que yo he hecho, provócame».

El peinado del punk

Posted on Actualizado enn

Un periodista escribió que el punk murió el día en el que The Clash firmó por Columbia, pero lo cierto es que su contrato otorgó credibilidad al punk en el pérfido negocio internacional de la música.
Un periodista escribió que el punk murió el día en el que The Clash firmó por Columbia, pero lo cierto es que su contrato otorgó credibilidad al punk en el pérfido negocio internacional de la música.

The Clash, la banda de punk rock británica que legó a la historia de la música el ácido ‘London Calling’, resucita en las librerías y tiendas de música con la publicación del directo que ofrecieron en el Shea Stadium de Nueva York en 1982 junto a The Who y una autobiografía cargada de recuerdos personales.

Este testimonio vital en fotografías, texto y pistas de música de lo que fueron los siete primeros años de su carrera como grupo se recopilan, de forma complementaria, en un álbum de 400 páginas publicado por Global Rythm Press y en un disco donde suenan desde los clásicos ‘Spanish bombs’ y ‘Tommy gun’ hasta los temas más corrosivos, como ‘Should I stay or should I go’ o ‘London Calling’.

Joe Strummer, Paul Simonon, Mick Jones y Nicky Topper Headon -la formación original de la banda- crean en el libro, a través de sus vivencias, una memoria coral de las giras, los conciertos, las grabaciones, los documentales, las películas y los movimientos sociales punk, mod y skin, de los que fueron protagonistas a finales de los 70.

«No recuerdo haber tenido unas vacaciones mientras existió el grupo», dice Jones en el libro, en el que se construye un relato de los años más intensos de la banda a través de conversaciones entre Strummer, Simonon, Jones y Topper.

Insurgentes e iconoclastas, los miembros de The Clash han rescatado de sus archivos todo tipo de fotos, carteles, ropa, entradas de los conciertos, imágenes de sus giras, críticas de la prensa, libretos de todas partes del mundo y cortes de los documentales y las películas en las que participaron, desde ‘Rude boy’, al film de Scorsese ‘El rey de la comedia’.

En el directo más grande que dieron como banda -llenaron el Shea Stadium de Nueva York con 50.000 personas- The Clash compartió escenario con The Who y David Johansen y backstage con Andy Warhol y David Bowie. Fue el último gran concierto en el que tocaron juntos.

Demasiadas fricciones en la banda

Bob Gruen, uno de los fotógrafos de rock más respetados, prologa el libreto del disco y explica la separación: «me sorprendió cuando rompieron unas semanas después del concierto, pero entendí el porqué: no querían ser tan grandes que no pudieran llegar al público». Topper, en el libro, alega otras razones. «En la gira por Extremo Oriente perdí la cabeza -cuenta-. Estaba con Joe (Strummer) en un ascensor y me dijo: ¿Cómo puedo cantar todas esas canciones contra la droga, contigo completamente colocado detrás de mí? Se estaban acumulando muchas fricciones», desvela el batería.

Sin embargo, el propio Strummer, que murió en 2002 por un ataque cardiaco, también recurría a las drogas para componer, narra en el álbum. «El búnker de la marihuana -que construyó en el estudio con cajas de cartón durante la grabación de ‘Sandinista!’- era fantástico», afirmó el cantante antes de morir.

«Inventé el búnker de la marihuana, en el que podías fumar, pasar el rato y charlar en el estudio, pero estaba apartado geográficamente de la sala de control, que era el lugar donde tenía que reinar la cordura», escribe Strummer en la autobiografía.

Pero la historia no ahonda sólo en los recuerdos más morbosos de los músicos y su relación con las drogas, también destapa sus rutinas y los quehaceres más alejados de su imagen autodestructiva, como las postales que el propio Topper enviaba a su familia -e incluso a su perro- cuando estaban de gira, o las bromas que gastaban los artistas.

«En la gira ‘Anarchy in the UK’ (encabezada por Sex Pistols) aprendimos muchas cosas de los Heartbreakers, como la manera de dar un botellazo a la gente cuando mira hacia otra parte», dice Mick Jones.

The Clash salió del movimiento underground casi al mismo tiempo que Sex Pistols. Mientras los chicos de Johnny Rotten firmaron por EMI, Strummer, Jones, Topper y Simonon ficharon por CBS.

«Un periodista escribió que el punk murió el día en el que The Clash firmó por Columbia», recuerda Joe Strummer, pero lo cierto es que su contrato «otorgó credibilidad al punk en el pérfido negocio internacional de la música».