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Kirk es el jefe del cotarro espacial

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El Capitán James Kirk en apuros, rodeado de entrañables y voraces Tribbles en uno de los capítulos de la serie original de Star Trek
El Capitán James Kirk en apuros, rodeado de entrañables y voraces Tribbles en uno de los capítulos de la serie original de Star Trek

El actor canadiense William Shatner, el popular Capitán Kirk de la legendaria nave estelar Enterprise de la serie de Star Trek, cuenta en el libro «Star Trek. Las películas» jugosas anécdotas de las mismas, cómo se convirtió en una estrella e incluso como vendía a los fans objetos del rodaje firmados por él.

Publicado por la editorial Alberto Santos Editor, el libro arranca explicando cómo se convirtió en una auténtica estrella, primero en los Estados Unidos y luego en el resto del mundo, a raíz del éxito de la serie televisiva que posteriormente se convirtió en otra saga de largometrajes.

«La NASA llegó a organizar una recepción en su honor, como si fuera un auténtico héroe de la carrera espacial, junto a astronautas de verdad y otros técnicos especializados de la Agencia norteamericana, fascinados por el comandante encargado de dirigir a la tripulación destinada a recorrer el espacio, la última frontera», explica el editor Alberto Santos.

Sin embargo, no todo fueron éxitos y homenajes. El propio Shatner, ayudado por el escritor Chris Kreski, reconoce en el libro que sus papeles cinematográficos, más allá de Star Trek, fueron pocos y «simplemente deplorables», pese a que en los últimos años ha cosechado algunos galardones televisivos por su intervención en la serie «Boston Legal».

El actor relata la frustración que sufrió durante muchos años por no poder escapar al éxito que le confirió el Capitán Kirk, papel que sólo la edad le obligó a abandonar definitivamente.

Santos recuerda el comentario malicioso de una actriz con la que compartía rodaje y que, tras sufrir Shatner un accidente en el plató, le recomendó que tuviera más cuidado: «a tu edad, podías haberte roto la cadera en esa caída».

Además el actor reconoce que, al igual que otros compañeros de la serie, no supo administrar los beneficios económicos obtenidos, hasta el punto de que para completar sus ingresos cuando se terminaba una película recogía todos los materiales originales que podía (cartelería, metraje extra, complementos para los uniformes) para posteriormente venderlos firmados a sus admiradores en las convenciones de aficionados de Ciencia Ficción.

«Star Trek. Las películas» también recoge los enfrentamientos con el creador de la serie Gene Roddenberry, que planteó sucesivas demandas contra los productores porque, según Santos, «su idea de la serie se había quedado anticuada y no estaba de acuerdo con la forma en la que se estaba llevando a cabo».

Su editorial, que tiene la franquicia para España de los libros de Star Trek, también publica las memorias del otro actor fetiche de la serie, Leonard Nimoy, bajo el título de «Soy Spock».

La mítica historia de aventuras espaciales se ha puesto de moda otra vez a nivel mundial gracias al las nuevas películas, que reúnen a una tripulación completamente renovada, integrada por actores distintos de los que protagonizaron las series televisivas y los largometrajes cinematográficos rodados hasta ahora.

Disputa contra Star wars

William Shatner, uno de los rostros míticos de Star Trek, echa más leña al fuego de la eterna disputa entre la saga y la otra franquicia galáctica, Star Wars. El Capitán Kirk del Enterprise original se posiciona en favor de sus ‘rivales’ afirmando que Star Trek le debe su éxito a Star Wars.

«Antes que nada, Star Wars creó Star Trek. ¿Lo sabíais?». Así comienza Shatner su intervención. En realidad, la serie que protagonizó se emitió de 1966 a 1969, y la primera película de Star Wars no llegó a los cines hasta 1977.

Pero a lo que se refiere Shatner es que el éxito cosechado por la cinta de George Lucas devolvió a la vida a Star Trek. «Cada año existía la amenaza de que la serie fuera cancelada. El tercer año nos cancelaron, y todo el mundo lo aceptó», afirma el actor. Tras el taquillazo que supuso Una nueva esperanza, con 775 millones de dólares de recaudación, la competencia tenía que hacer algo.

«En los estudios Paramount iban correteando de un lado para otro. ‘¡¿Qué tenemos?! ¿Qué tenemos que pueda igualar a Star Wars?’ Es algo grande. Estaba esa otra cosa que cancelamos, ¿que se llamaba Star… Trek? ¡Resucitémoslo!», explica Shatner

Sin embargo, el salto a la gran pantalla de Star Trek, Star Trek: La película (1979) no tuvo el éxito que se esperaba, comparada con Star Wars. El antaño capitán Kirk es consciente de la poca acogida que tuvo la cinta, y afirma que Paramount comenzó corriendo con la producción. «Star Trek se hizo con tanta prisa… No había tiempo para editar los efectos especiales, y por eso la película era defectuosa y no generó mucho dinero», señala.

«Fue Star Wars la que hizo que Star Trek se abriera camino en las mentes de la gente de Paramount», defiende Shatner. Que un miembro de Star Trek reconozca tales méritos a la competencia es un tanto desconcertante. Para defender su postura, Shatner describe ambos universos, que no tienen por qué ser mejores o peores.

«Star Trek cuenta historias humanas. Es filosófica. Hay humanidad. Hay un principio implicado. Y está bien hecho. Trata sobre las personas», dice sobre su saga. «Star Wars fue magnífica, como una ópera. Era enorme, con grandes efectos especiales. Era una película maravillosamente entretenida, pero no trataba específicamente de las personas de la forma en que lo hacía Star Trek», sentencia.

El creador al borde de la eternidad

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Harlan Ellison, flanqueado por Leonard Nimoy y William Shatner, en el rodaje de uno de los capítulos de la serie Star Trek
Harlan Ellison, flanqueado por Leonard Nimoy y William Shatner, en el rodaje de uno de los capítulos de la serie Star Trek

Harlan Ellison, nacido el 27 de mayo de 1934 en Cleveland (Ohio), publicó por primera vez en 1956 un relato titulado «Glowworm» (Luciérnaga) en la revista Infinity Science Fiction.

Tras colocar varios cuentos más, fue reclutado por el ejército de EE.UU. pero a su vuelta retomó la máquina de escribir y ya no la abandonó hasta que pudo sustituirla por los procesadores de texto con los que ha regado de ideas y personajes asombrosos el panorama del fantástico estadounidense durante los últimos decenios.

Lo fértil de su imaginación se demuestra en la abundancia de versiones sobre sus avatares vitales, con multitud de anécdotas que a menudo dejan al lector con la sensación de que le están tomando el pelo porque nunca llegaron a suceder de verdad.

Sus relatos más famosos, al menos en España, son «No tengo boca y debo gritar» y «¡Arrepiéntete, Arlequín!, dijo el señor Tic-tac».

El primero, que recibió un premio Hugo, es la historia de una inteligencia artificial llamada «AM» (procede del clásico “pienso luego existo” en inglés: “I think, therefore I AM”) que, tras llegar a la conclusión de la prescindibilidad de la raza humana, la destruye con un holocausto nuclear aunque salva a cinco personas para torturarles mientras vivan como venganza contra toda la humanidad por haber sido creada.

Ellison opinaba que la inteligencia artificial de la serie de «Terminator» que toma conciencia de sí misma y declara la guerra a los humanos liderando el ataque de las máquinas, está basada en su «AM».

Él mismo escribió el guión adaptado y prestó su propia voz a «AM» en el videojuego basado en su obra que fue desarrollado hace años.

El segundo relato, que obtuvo un premio Nébula además del correspondiente Hugo, nos sitúa en un futuro dictatorial donde toda la actividad está medida literalmente al segundo y controlada por el Maestro Custodio del Tiempo o Señor Tic-Tac quien, a través de cardioplacas personales, castiga a las personas que se retrasan en sus quehaceres restándoles el tiempo de vida equivalente al retraso que provocaron.

En este escenario aparece el Arlequín, un individuo ataviado como tal que boicotea el sistema provocando grandes retrasos con medidas tan originales como arrojar ciento cincuenta mil dólares en pastillas de goma sobre la maquinaria de las calles.

Otros textos suyos conocidos son «Un muchacho y su perro», «La bestia que gritaba amor en el corazón del universo» y «Jeffty tiene cinco años».

En 1962 se mudó a California y triunfó también en el mundo de la televisión escribiendo guiones o colaborando como consultor en auténticos clásicos de las series de ciencia ficción, desde «The Outer Limits» hasta «Babylon 5», pasando por los episodios originales de «Star Trek» o «La fuga de Logan».

Sin embargo, tal vez su aportación más popular sea como editor y antologista de una de las colecciones de relatos más conocidas del siglo XX: «Visiones peligrosas».

El objetivo de esta antología, publicada en 1967, era definir y lanzar el movimiento conocido como «New wave» (Nueva ola) con temas hasta entonces tabú para las revistas de la época, desde los límites sexuales a las relaciones interracionales.

En ella publicaron autores clave del género, como Philip K. Dick, Fritz Leiber, Philip José Farmer, Samuel R. Delany, Robert Silverberg, Theodore Sturgeon, Isaac Asimov…, y él mismo.

Pese a que la calidad de algunos cuentos no estuvo a la altura de sus firmantes, el gran éxito de la antología situó definitivamente a Ellison como uno de los grandes en la literatura de ciencia ficción tanto en EE.UU. como fuera de ellos y propició la aparición de secuelas.